Habíamos decidido montar unas vacaciones a la playa, pero nada de Los Hamptons, necesitábamos estar entre más gente, pasar desapercibidos y continuar con nuestra vida especial sin que nadie se diera cuenta. No quería que montara nada espectacular para mí, tan solo unas vacaciones como cualquier otras, con nuestras cenas románticas en restaurantes turísticos, noches de amor en un hotel de cuatro estrellas y poco más, solo nos necesitábamos el uno al otro.
Me costó convencerlo de que me dejara montar el viaje junto a él, porque quería algo desmesurado diciéndome que quería darme lo mejor, y no le importaba cuando se gastase. Pero finalmente conseguí que accediera a irnos a pasar una semana en una pequeña playa del mediterráneo, en España. Me decanté por la opción de un pueblo pescador cerca ya de la frontera con Francia, llamado "Empúries". Por lo que leí tenía una historia milenaria, y por allí habían pasado griegos y romanos, debido a la riqueza natural que habitaba por esas tierras.
Así que en cuanto estuvieron todas las maletas listas, nos dirigimos al aeropuerto donde cogeríamos un avión para hacer escala en Madrid y luego llegar a Barcelona. Desde allí cogeríamos un coche de alquiler y al cabo de hora y media ya estaríamos en la puerta del hotel listos para empezar nuestras vacaciones tan deseadas y esperadas.
No llevábamos ni dos meses juntos, pero se nos hizo imposible separarnos para nada. Después de haber renunciado, Gates me había llamado diciéndome que me iba a arrepentir, y que me dejaba 4 meses para recapacitar y que en cuanto llegara setiembre sabía que iba a volver.
Y ahí me encontraba yo, junto a Rick, esperando a que nos atendieran en la entrada del hotel mientras él me abrazaba por detrás muy emocionado por nuestra nueva aventura.
-Kate, debes saber que la verdad me alegro de haberte escuchado, esto es mucho más diferente de lo que me podría haber imaginado nunca, y es perfecto porque lo hemos elegido entre los dos, y … y…te quiero. Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.
-Rick, yo también me alegro de poder compartir esto contigo, nunca me lo hubiera imaginado, es genial!- Le decía yo mientras me giraba para besarle dulcemente.
Una tos incomoda nos despertó de nuestro mundo de fantasía y carantoñas.
-Buenos días, bienvenidos al "Hotel Resort Empúries", que desean?
-Hola buenos días, mire habíamos reservado una suite para dos personas durante dos semanas.
-Sí, claro, a que nombre estaba la reserva?
-A nombre de Richard Castle.- La mujer empezó a buscar en el ordenador y sonrió cuando al fin encontró la reserva.
-Aquí está, miren les hemos asignado nuestra mejor suite, ya que para dos semanas van a necesitar estar cómodos. Así que aquí tienen la llave de la habitación 214. Espero que sea de su agrado y cualquier duda o problema háganmelo saber.
-Muchísimas gracias.- Dijimos los dos al unísono, recibiendo una cálida sonrisa de la señora.
En cuanto entramos en el ascensor Castle enseguida me cogió de la mano, mientras con la otra sujetaba la inmensa maleta. Nos miramos durante unos segundos, que parecieron horas, hasta que al fin llegamos a la segunda planta. Nuestras manos no se separaron ni un momento, hasta que tuvo que abrir la puerta.
Encendí las luces con la tarjeta, y me quedé maravillada de lo que había ante mis ojos. Era perfecto, nada exagerado para mi gusto, tan solo perfecto. Noté sus manos rodeando mi cintura, y me dijo:
-Kate, estas van a ser las mejores vacaciones de tu vida, y debes saber que para mí también, no lo dudes. Te quiero.
-Yo también te quiero Rick.
