Primer capítulo: Magguie, mi encuentro definitivo.
Siempre me he sentido diferente. No se por que razón, por mas que intento ser una chica normal y tener muchos amigos, hay algo en mi que tiende a aislarme y a no encajar en ningún lado.
Siempre ha sido así.
No he tenido novio, mis amigos son los libros y los rincones donde me gusta sentarme a leer, estudiar y soñar con fantasías imposibles de compartir. Si así lo hiciera creerían que estoy loca. Aunque intento encajar y seguir la corriente para evitar la soledad, yo misma me aburro de sentir que la gente de mi edad es muy inmadura... No me causo ninguna gracia a mi misma, daría cualquier cosa por sentirme parte de cambio el día que lo conocí.Estaba comenzando a lloviznar y venía de la biblioteca donde hago mi servicio social. El atardecer ya caía y con las nubes, mas pronto había oscurecido. Apreté fuertemente mis libros y me dispuse a correr intentando evitar los charcos que crecían conforme la lluvia caía con mas fuerza.
No vi hacia los lados de la calle que iba cruzar por huir del agua, cuando escuché el chirrido de unas llantas, se me fue el aire imaginándome aplastada bajo el peso de un automóvil y cerré mis ojos con todas las fuerzas que me fue posible. Cual fue mi sorpresa que no recibí el golpe esperado, aun así me quedé paralizada en la misma postura y sin despegar pestañas. Cuando una voz melodiosa y masculina me sacó de mi ridículo trance.
-Piensas quedarte ahí parada hasta que te mojes por completo? Abrí un ojo con temor, y lo que vi me dejó sin aliento.
Sobre una hermosa moto Harley-Davidson montado con gallardo desenfado estaba el chico mas divino que yo haya visto en mis 17 años de vida. Su rostro varonil y cincelado parecía el de un galán de cine, incluso mas apuesto, pero lo que me cautivó hasta la locura fueron esos ojos azul oscuro que lanzaban centellas como las que en esos instantes comenzaron a resplandecer en el cielo. Los truenos que siguieron fueron pavorosos y yo me estremecí de temor, y él se acomodó la boina y la chamarra tratando de protegerse del frió, volvió a mirarme con insistencia, y yo creí que quería que me quitara de la calle para dejarlo pasar. Me hice hacia atrás pero a punto estuve de caer con la banqueta y el rápido como liebre me tomó del brazo.
-Eeeepa, tu si que quieres romperte la crisma este día, nena!
Me jaló hacia él y me abrazó fuerte, pero cuidadosamente, nuestros rostros quedaron demasiado cerca para ser unos perfectos desconocidos.
-Ooh, perdóneme, será mejor que me vaya...
Intenté soltarme pero él me retuvo mirándome descaradamente el rostro, como queriéndome reconocer de algún lugar.
-No, preciosa, creo que por hoy tuviste suficiente de caminatas bajo la lluvia, sube, te voy a llevar a casa.
-A-aaa... a casa?
Por la cara de espanto que puse, me imagino que él se imaginó que Yo me imaginaba a SU casa, por lo que soltó una carcajada que a pesar de que me llenó de vergüenza, me encantó escucharlo.
-A TU CASA, obvio! A donde creías que te quería llevar?
Me sonrojé hasta los huesos, y él sonrió iluminando la calle anegada en agua. El me miró con mucha intensidad, con su mano enguantada acarició mi mejilla para limpiar el agua que escurría escandalosamente por ella.
-No, tu no eres de ese tipo... no se por que me late que eres de esas chicas a las que se les debe tratar con mucho respeto... Sube, me vas indicando por donde debo de marchar...
-Pero si yo no le conozco, tengo prohibido hablar con desconocidos!
-Pero si ya nos conocemos, mira nada mas en que situación tan peculiar nos encontramos. Mira, me llamo Terrence, pero mis amigos me dicen Terry, y tu nombre es...
-Maguie...
-Maguie! Lindo nombre, bueno, Meg, no me llames de usted, háblame de tu, por que creo que vamos a ser muy buenos amigos.
En otro momento y en otro lugar (y con otro hombre, obviamente), yo nunca hubiera aceptado subirme a esa moto, pero la forma tan arrobadora con la que me sonrío hizo trizas todas mis reservas y mis prejuicios. No pude mas que corresponder a su amabilidad sonriendole de vuelta. El se sacó la chamarra para ponerla sobre mis hombros y acto seguido brinqué para tomar asiento a horcajadas detrás de él. Acomodó mis manos alrededor de su cintura y salimos rumbo a la dirección que le indiqué. No fue mucho el tiempo y por lo mismo no platicamos mucho. Yo solo gozé la cercanía de su cuerpo y el olor delicioso que este despedía, su melena olorosa a lavanda y tabaco era suave al acariciar mi rostro... y yo no quería que ese viaje se terminara a mi casa, y me ayudo a bajar de su moto.
-No suelo acompañar a la puerta de su casa a mis copilotos, pero Meg, no pienso arriesgarme que de aquí a allá te caiga un rayo o alguna cosa peor te suceda.
-Terry, ya basta de tomarme por una retrasada mental, soy mas inteligente de lo que parezco, estoy en el equipo de deletreo del colegio y soy jefa del departamento de ciencias, por el amor de Dios!
-Ah, entonces eres una genio distraída, bien, genio, apresúrate a entrar a tu casa o tus libros se quedaran sin tinta con tanto remojo.
Los dos nos reímos y un nuevo trueno nos hizo encogernos de hombros. Volvimos a mirarnos y él en un arrebato me dio un beso en lamejilla. Yo me quedé tan sorprendida como él por su acción.
-Lo siento, lo siento... no se que me paso... Adiós Meg.
Se subió a toda prisa a su moto y arrancó mientras yo me dirigí hacia el portal de mi casa caminando como autómata, voltee para verlo alejarse por la calle y por ir volteando no me di cuenta de que el piso de cerámica estaba mojadisimo y resbalé cual alta soy. Salió mi mamá a retarme por lo tarde que era.
-Mas te vale que ese semental sobre moto que se acaba de marchar no vaya a ser el causante de un peor resbalón que el que te acabas de dar,Maguie!
Vaya palabras proféticas de mi santa madre!
