Seis meses habían pasado.

Seis largos, tediosos y solitarios meses, en los que había perdido toda esperanza de amar de nuevo.

Estaba en mi habitación, cuando me di cuenta, después de varias horas de reflexión.

Él no iba a volver. No sabía qué estaba esperando. Cómo no me había dado cuenta antes. Todo este tiempo que había creido estar sola, siempre hubo alguien a mi lado, dándome su apoyo. Y yo lo había ignorado. Pero no lo iba a hacer esperar más. En un acto completamente inesperado viniendo de la tímida Bella, me puse mi abrigo, tomé las llaves de mi aparatosa camioneta, y me dirigí hacia La Push. Llegué a la pequeña casa, llamé a la puerta pero nadie me contestó. Desesperada, corrí hacia el taller. Allí estaba mi mejor amigo,mi sostén, a quien había ignorado. Para ese momento yo ya estaba bañada en lágrimas. -Bella, qué haces aca? Qué te pasa, por qué lloras?- No le contesté simplemente me abalanzé sobre él, y comenzé a besarlo como si se me fuese la vida. Al principio, no supo cómo responderme. Estaba más sorprendido que yo. -Por fin lo entendí Jacob, no se cómo pude estar tan ciega...Te quiero a ti- Esas palabras fueron suficientes como para que él comprendiera que había ganado la batalla. Por fin, yo iba a ser suya. Ya no iba a tener que pelear más por mi, yo estaba dejando atrás definitivamente a Edward para entregarme totalmente a él. Respondió besándome intensamente. Primero se ocupó de mis labios. Los separó bruscamente y empezó a juguetear con mi lengua, Dios, que bien se sentía. Mis manos acariciaban su largo cabello, mientras él acariciaba mi espalda. Nuestras bocas se separaron y empezó a bajar por mi mandíbula, hasta llegar a mi cuello. Yo sólo podía murmurar su nombre. Jacob. Mi verdadero amor.

Se detuvo un momento y me miró a los ojos, como pidiendome permiso pare continuar. Yo respondí desabrochando los pocos botones que le quedaban a la vieja camisa que usaba para trabajar en el taller. Pronto la prenda cayó al suelo, dejando al descubierto sus musculosos pectorales. Enseguida recorrí con mi lengua todo su húmedo y cálido pecho. Volvimos a besarnos mientras mi ropa iba cayendo una por una al piso. Entonces se desencadenó la lucha. Nos besabamos apasionadamente contra la sucia pared del taller. Tiramos todas las herramientas de arriba de la mesa de trabajo y quedé allí acostada mientras él se deshacia de mis pantalones, y los de él, mientras, yo jadeaba tratando de recuperar el aire. Bastaron segundos para que me tomara nuevamente entre sus brazos besándome y acariciandome. No aguantaba que hubiese un milímetro de distancia entre nuestros cuerpos. Su perfecto cuerpo, ahora todo sudado y engrasado por haber estado trabajando todo el día, no hacía más q exitarme. Caímos sobre el capó del auto, y yo ya había perdido mi sostén.Él se había perdido entre mis pechos, los besaba y acariciaba salvajemente. No aguanté más, le bajé los boxers y comenzé a besar su erección, hasta que lo hice gritar de placer. En un segunto hizo desaparecer mi tanga y me miró con ternura. Lo besé dulcemente, como dándole permiso. Él besó mi vientre y bajó hasta cruzarse con mi intimidad, y la besó tan dulcemente, que me volvió loca. Muy despacio fue introduciéndose en mí. Me dolió un poco al principio, pero cuando empezó a acelerar el ritmo, yo nadaba en placer. No quería que se detuviera, quería más. Y así hasta que ambos terminamos. Los dos encima del auto.

-Te amo Bella-

-Yo a ti Jacob-