Night In The Moondance.
Suspiró, sintiendo como las piernas le temblaban. Era la tercera vez que se encontraba en ese lugar, y no se sentía comodo. Las dos veces anteriores, aunque no habían sido agradables, había estado acompañado y eso había logrado menguar un poco sus nervios, que ahora no tenía como ocultar.
En realidad, no sabía que estaba haciendo ahí, pues, para empezar, no tenía manera de entrar al club, se sentía intranquilo con la idea de estar ahí siendo que no lo tenía permitido y además si los gorilas de seguridad lo reconocían, seguro que lo echaban a patadas.
Paso saliva con dificultad. Su plan era sencillo, esperar a que una chica, o un grupo, se dirigiera al club y pedirle que fingiera que la acompañaba. Las opciones de fallar eran pocas. Tenía encanto y sabía que podía usarlo a su favor.
Espero en la esquina, pegado contra la pared lateral, para evitar que alguien guardia lo viera antes de poder encontrar ayuda.
—Hola —saludó cuando una pareja se acercaba al lugar —. ¿Van al club?
—Adivinare —respondió la chica con una sonrisa—. Quieres entrar y eres menor de edad. —Alexy asintió con la cabeza—. ¿Cuántos tienes?
—Diecisiete —respondió sin poder evitar sentirse avergonzado.
La muchacha intercambio una mirada con su novio. Ambos sonrieron, lo que provocó que Alexy sintiera que acababa de meterse en un terrible problema.
No fue así. Ellos lo dejaron acompañarlos, sin decir mucho más. En la puerta el guardia los detuvo clavando, fijamente, su mirada en Alexy, quien esbozó una sonrisa nerviosa, no podía dejar de pensar que lo había reconocido de la noche en la que había sido echado del lugar junto con su hermano mayor y Kentin. Finalmente, luego de segundos interminables, el guardia los dejó pasar.
—¡¿Que fue eso?! —exclamó ella— ¡Te miraba como si quisiera tragarte! ¿Habías estado aquí antes?
—Sí, dos veces —respondió Alexy mientras veía hacia todos lados como si buscara a alguien—. La última vez me echaron a la fuerza. Venía con un par de idiotas que provocaron problemas…
—Ya veo.
—Si, en fin… No quiero arruinar su noche así que me perderé por allí. Gracias por ayudarme.
—De nada —dijo él.
—Divierte.
Alexy asintió con la cabeza y le regaló una pequeña sonrisa antes de comenzar a alejarse para perderse entre la gente.
«Y, ¿ahora que?», se preguntó mientras intentaba llegar a la barra del lugar, aunque sabía que ir hacía alli era mala idea, no podía pedir alcohol y aunque lo hiciera, no sentía ganas de beber. Tenía que admitir que le daba algo de medio beber cualquier cosa de un lugar como ese, podría estar adulterado o tener algo extraño que lo hicieran cometer un par de estupideces.
Llegó a la barra y ocupó un asiento, a los pocos segundos el barman le ofreció algo.
—Cerveza viena, por favor —respondió intentando no sonar como un chiquillo que no tiene ni idea de como beber.
El barman sólo asintió con la cabeza, Alexy suspiró. Se dedicó a mirar a su alrededor, había chicos bastante atractivos, al igual que la última vez que había estado ahí. Sonrió sin poder evitarlo, recordando por fin que era lo que trataba de conseguir yendo al Moondance. Era su noche.
La siguiente hora, la paso bebiendo lentamente la cerveza que había pedido, vigilando a su alrededor y coqueteando con un muchacho que se encontraba en los sofás a unos metros de él. Parecía tener su misma la misma edad, no podía distinguir su color de ojos debido a la luz, pero parecía moreno y tenía el cabello a medio decolorar, señal de le que le faltaban un par de visitas al salón de belleza.
Se había dado cuenta varios minutos atrás que el desconocido lo estaba viendo, y ahora el lo imitaba con discreción. Alexy acabo de voltear y esbozo una sonrisa traviesa, el muchacho le devolvió el gesto y le hizo una señal para invitarlo a acercarse. Alexy negó con la cabeza, haciéndose del rogar, el sujeto le miró con una mueca de falsa sorpresa ambos se rieron. Alexy volvió la vista a su cerveza, fingiendo demencia, tenía la intención de seguir con su flirteo desde donde estaba.
Los minutos seguían pasando y aquel chico aún le estaba siguiendo el juego. Alexy pensó que tal vez debía levantarse y acercarse finalmente para conversar, pero sus planes cambiaron drásticamente de curso cuando alguien más decidió tomar las riendas de la noche.
—Hola, ¿Estas solo? —Alexy dirigió su mirada hacia la voz desconocida que le hablaba, con la intención de decirle que no, aunque al verlo sus intenciones cambiaron.
—Hola —respondió—. Sí, estoy solo.
—¿Te importa si te acompaño? —interrogó el sujeto señalando al asiento. Alexy negó con la cabeza, permitiendo que el desconocido se sentara.
Era bastante alto y esbelto, de tez pálida, cabello negro y brillantes ojos azules. Alexy pensó que podía ser mayor que él mismo, o tal vez era su ropa formal la que lo hacía lucir mayor. Sin lugar a dudas era un tipo bastante apuesto.
—¿Y bien? ¿Cuál es tu nombre?
—Alexy.
—Alexy —repitió, paladeando cada letra del nombre como si se tratara de un dulce—. Soy Damián.
—No eres de aqui ¿cierto? tienes un acento…
—Inglés —interrumpió—. It's because, I'm English. Sólo estoy de visita. —Alexy balbuceo un monosílabo y esbozo una media sonrisa desalentada.
«Era demasiado bueno para ser verdad», pensó mientras clavaba su vista en su cerveza.
—¿Decepcionado? —preguntó Damián, Alexy volteó a verlo nuevamente.
Damián estaba sonriendo. No era de felicidad, más bien se había puesto incómodo y estaba apenado. Se había dado cuenta de que Alexy estaba coqueteando con el muchacho que ahora los veía casi enfadado, pero, se habia sentido tan atraído hacia el muchacho de cabellos azules desde el primer instante en que lo vio, que no había querido perder la oportunidad de hablarle, aunque eso significaba poder arruinarle la noche.
—No. —Se apresuró a responder Alexy—. No, ¿Porque lo crees?
—Tuve esa impresión. Si te molesto, sólo tienes que decirlo.
—Es el lugar, me cole aquí y me pone nervioso.
—No parecías nervioso hace un rato cuando flirteabas con el tipo de alló. —comentó señalando el lugar con su barbilla.
—¡¿Que estas insinuando?! —exclamó Alexy ofendido.
—¡Nada! —Se apresuró a decir —. Escucha, lo siento —agregó despeinandose el cabello —, dije algo estúpido y no es lo que quería. Sólo estoy intentando agradarte, porque… no sé… me pareciste lindo —balbuceo.
Alexy lo miró sorprendido, apretó los labios intentando no sonreír mientras sus mejillas se teñían de carmín. El chico guapo que tenía enfrente creia que era lindo, y no estaba seguro como debía reaccionar.
—Te disculpo sólo porque crees que soy lindo, y porque me pareces atractivo. —Esta vez fue Damián que lo miró sorprendido por unos segundos antes de esbozar una sonrisa taimada, que ocasionó que Alexy sintiera cosquillas en el vientre y el corazón se le acelerara.
—Gracias.
Sin saber porque ambos comenzaron a reírse, tan fuerte que todos a su alrededor los miraron extrañados.
—¿Te parece si salimos de aqui? Yo tambien me cole —dijo Damián levantándose y tendiendole la mano.
Alexy miró la mano que le tendía y luego al rostro. Clavando sus ojos en los de Damián, quien le sonrió amablemente. Le devolvió el gesto y tomó su mano, levantándose y siguiéndolo hacia la salida.
—¿Vives en la ciudad? —preguntó Damián, al salir.
Estaba pensando a dónde podrían ir ahora que estaban fuera del pub, no tenía muchas opciones, ya que no quería asustar a Alexy y en realidad no conocía muy bien el lugar.
—Sí. ¿Y tú?
—También. ¿Quieres que vayamos allá? No se me ocurre otro lugar a donde ir… —Alexy sonrió divertido mientras asentía con la cabeza. Damián le estaba comenzando a parecer muy adorable.
Cruzaron la calle hacia el parking, en donde una motocicleta estaba estacionada. Alexy la observó por un momento, pensando en lo mucho que le gustaría conducir una de esas algún día, antes de percatarse de que el vehículo en cuestión pertenecía a Damián.
—¿Tienes edad para manejar? —cuestionó, esperando que su impresion fuera correcta y Damián fuera mayor.
—Tengo 17, asi que no. Aún no tengo edad para manejar, ni aquí ni en Inglaterra. —Alexy volteo a verlo, sin saber que pensar o decir.
Por un lado le agradaba que tuvieran la misma edad, realmente no se veía saliendo con alguien mayor, y por otro lado le causaba cierto temor tener que subir a la motocicleta, siendo que ninguno tenía edad para conducir.
—Se manejarla bien. Mi abuelo me deja usarla mientras respete los señalamientos, no arrolle a nadie y, lo más importante, que mi madre no se entere —señalo con la intención de animarlo a subirse.
—¿Seguro que sabes manejar? —Damián asintió—. ¿Ha llevado a alguien antes?
—A mi abuela —respondió, mientras le tendía el casco—. Es cien por ciento segura y yo soy cien por ciento confiable. —añadió mientras le guiñaba un ojo y encendía el motor.
El gemelo sonrió de nuevo, y se abofeteo mentalmente por no poder dejar de sonreir así desde que comenzó a hablar con Damián. Tomó el casco y se lo colocó, para después subir a la motocicleta, aferrando sus brazos a la cintura de Damián para evitar caerse. Damián sonrió, sintiendose victorioso al sentir el agarre del muchacho y arrancó.
Llegaron a la ciudad en pocos minutos. Alexy se puso alerta en cuanto Damián comenzó a tomar una ruta similar a la que él habría tomado para ir a su casa. Intentó tranquilizarse, acababa de conocerlo, era imposible que supiera donde vivía, así que debía tratarse de una coincidencia muy grande.
Se detuvieron a varias cuadras de su casa. Alexy miró a su alrededor, había estado pocas veces de ese lado de la ciudad, y de noche el lugar era un tanto irreconocible.
—¿Vives aquí? —preguntó mientras bajaba del vehículo y se quitaba el casco.
—Es casa de mis abuelos. Como te dije, estoy de visita. —Alexy asintió con la cabeza mientras Damián abría la puerta —. ¿Quieres pasar?
—Si no te molesta, preferiría que nos quedáramos aquí a fuera.
Damián asintió con la cabeza, entendiendo que Alexy se sentía seguro estando fuera. Era algo contradictorio pero no iba a contradecirlo. El inglés entró a la casa a dejar el casco y a encender las luces de la calle para evitar estar en completa oscuridad. Al volver se sentó en los escalones frente a la puerta e invitó a Alexy a hacer lo mismo.
—¿No están tus abuelos? —preguntó curioso.
—Dejaron una nota. Dice que fueron de compras. Volverán y podrás ver que no miento.
—Quiero hacer constar que yo no dije nada que insinuara que mientes —sentenció con voz solemne.
Damián bufó, y chistó la lengua intentando fingir molestia, pero si en algo era malo, era en fingir, por lo que acaba riéndose y observando al gemelo, que al sentir la mirada azulada sobre sí, se sintió cohibido.
—Tus ojos… ¿Es su color natural? —preguntó Damián después de varios segundos en silencio.
—Si. Son de familia —respondió —. De pequeño algunos se burlaban de mi por su color, no es muy común.
—Los niños son crueles, aunque no lo parezca —comentó—. A mí me gustan. Son muy hermosos.
Alexy se sonrojo violentamente y apartó la mirada de Damián, el chico era demasiado sincero. No estaba seguro si eso le gustaba o no.
—Lo siento. No quería ponerte incómodo.
—No, está bien —balbuceo—. Gracias…
Damián asintió con la cabeza y se atrevió a acercar su mano y acariciar los cabellos azules de Alexy. El gemelo aunque sorprendido, se dejó hacer. La caricia le resultaba muy grata.
Alexy lo observó con atención, como si de esa manera la valentía del extranjero se le pudiera pegar para poder hacer lo que quería. No funcionó y nuevamente fue Damián quien anuló el espacio personal y lo besó. Un beso corto y suave, tan efímero que Alexy dudaba que hubiera pasado. Pero había pasado y lo sabía porque ambos estaban sonrojados.
Un auto se detuvo al frente, y Alexy supo que los abuelos de Damián habían vuelto. Los ancianos saludaron afectuosamente a su nieto antes de reparar en él y saludarlo también.
Alexy se ofreció a ayudarlos a llevar las bolsas de compras del maletero a la alacena, pero el señor se negó, alegando que aún era joven y fuerte y podía con las bolsas. La señora por otro lado, insistió en hacerlo pasar, estaba totalmente emocionada pues su niño al fin había hecho un amigo del lugar, pero a pesar de la insistencia Alexy se negó, diciendo que sus padres lo esperaban. Algo decepcionada la anciana lo dejo ir.
—Lo siento. Mi abuela es muy entusiasta —se disculpó Damián —. ¿Vives muy lejos? Puedo llevarte si quieres.
—No. Descuida, puedo caminar. Gracias por no dejarme hacer una tontería en el pub —bromeo.
—Un placer —respondió—. ¿Me das tu número? Me quedaré todo el verano, me gustaría volver a verte.
—Seguro —respondio y espero a que Damián sacará su móvil antes de dictarle su número.
—Te llamaré.
—Mas te vale, Dam. No querrás que venga a buscarte y hacer un drama —amenazó golpeándole el pecho con su dedo índice.
Damián aprovechó la cercanía y lo abrazó contra su pecho, Alexy correspondió el abrazo, sintiendo una calidez inundando su pecho.
Podía augurar que ese sería un verano inolvidable.
Bueno pues aquí una historia que se me ocurrió mientras revisaba mis capturas del episodio 38. Alexy dice que le había "echado el ojo" a un par de chicos guapos y me dije a mi misma: ¡Hey! Yo tengo un par de chicos guapos para ti. Quise explorar otro lado de la personalidad de Damián, que no se pudo apreciar en el otro fic pero que ahi estaba. Es un chico guapo y lo sabe, aunque no sabe exactamente como usarlo a su favor xD.
Y pues este es el resultado, espero que haya sido de su agrado.
Quiero informar que, como lo prometí, estoy trabajando en One-shots y la secuela de Único y especial. Mañana vuelvo a la escuela, pero tratare de cumplir por todos lado. No desesperen, que yo no me desaparezco.
Y pues eso es todo. Gracias por leer.
Besos y nos leemos, pequeñas noob.
pd: Síi alguien hace un dibujo de Dam y Alex en la motocicleta, voy a amarlas.
pd2: Si llegaste aqui y no sabes quien es Damián, te recomiendo leer mi fic: Único y especial, en donde podrás conocerlo mejor :3
