Cuando era pequeña tenía muchas pesadillas. Ahora ya no las recuerdo bien pero, una de ellas en especial se quedó grabada en mi memoria. Podría decirse que no me daba miedo ese sueño, aunque… era extraño.
Estaba en un lugar cubierto de sombras, la luz era escasa y frente a mí había un espejo. Me acerqué y vi mi figura proyectada. Sin embargo, por alguna razón, por alguna razón que no podía entender; esa imagen, a pesar de la similitud… no era mía, esos ojos que me miraban de vuelta no eran míos.
Esa persona no era yo.
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REFLEXION
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—¡Qué aburrido! —me quejé por enésima vez. No sabía cuántas horas estaba sentada en ese maldito asiento. —¡Ya no siento las nalgas! —me quejé.
—No digas esas cosas, no es propio de una señorita —susurró mi madre con molestia mientras conducía, obviamente ella también estaba cansada por el viaje.
—Pero, mamá… ¿realmente teníamos que venir aquí?
—¿De qué hablas? ¡Es un lugar hermoso! —sonrió.
—Sí, sí… hermoso y en medio de ninguna parte —gruñí.
—Sé que te va a gustar Rin —aseguró. —La casa es un poco vieja, pero para fin de año tendré dinero suficiente para remodelarla.
—Ah —suspiré- a veces eres demasiado optimista.
—Vamos, anímate un poco —aceleró un poco— además, ya vamos a llegar.
Mi madre y yo nos estamos mudando. "Para comenzar de nuevo" según ella. Hace un tiempo mi bisabuela nos heredó una casona en un pueblo a las afueras de Londres. "Es una casa grande con un bellísimo jardín" me aseguró. Pero, yo no estoy muy animada. Supongo que es porque no me gusta la idea de vivir en un pueblo pequeño ya que estoy acostumbrada al bullicio de la ciudad.
Mi madre me dijo que estaba harta de su trabajo y de vivir en un lugar tan pequeño y con vecinos tan molestos (aunque para mi vivir en un departamento en el tercer piso de un edificio estaba bien); así que hizo el papeleo para reclamar su herencia, consiguió un trabajo cerca al pueblo y empacó las maletas para que nos fuéramos (obviamente todo esto sin preguntarme).
—¡Aquí es! —exclamó mientras estacionaba el auto sacándome de mis pensamientos.
-Así que en ese vejestorio es donde vas a tortur— hablé bajándome del auto hasta que mis palabras fueron interrumpidas al ver la casa por primera vez.
—Es bonita ¿no? —rió mi madre saliendo del carro.
—B-Bueno… quizás…
—¡Es muchísimo mejor que la ratonera de departamento donde vivimos con esa horrorosa vecina chismosa!
—¡¿Ah?! ¡Y dices que yo tengo mal vocabulario!
—¡Ven Rin, ven a ver esto! —Me llamó mientras abría la puerta de la casa- ¡mira el jardín, es precioso!
—Oh, es verdad… —dije mientras atravesaba el jardín exterior rumbo a la puerta de entrada.
—Y hay otro más grande en la parte de atrás…
—¿Y cómo es que está tan bien cuidado? ¿No se supone que no vivía nadie aquí?
—Oh, bueno… es que antes que la bisabuela muriera le pidió a la familia de un jardinero que trabajaba para ella que cuidase su jardín hasta que alguien re-habitase la casa. A cambio ella les heredó la mayoría de sus joyas.
—El jardín debió ser algo muy preciado para la bisabuela.
—Así es.
Tenía que admitir que la casa era muy bonita. Se veía inmensa. Tenía ese estilo de casa antigua europea. Tenía tres pisos. Las ventanas era enormes y las del segundo piso tenían balcón. El techo estaba recubierto de tejas rojizas y al lado izquierdo tenía una especie de torre que terminaba en un asta. Supongo que no debí pensar que era un adefesio a punto de caerse.
—Pero igual está un poco vieja —susurré.
—Ya te dije que la remodelaré cuando tenga el dinero —mi madre me escuchó.
—Uhm…
—Bien —se iluminó- ahora lo más divertido de la mudanza. ¿Y qué es? —pregunté.
—¡Buscar cuarto! —Se entusiasmó— vamos Rin, búscate uno grande, el que tú quieras, aquí hay muchos.
—Bien —corrí. Tengo que admitir que ella me contagia su entusiasmo. Subí directamente al segundo piso, sabía exactamente que habitación quería. Una de las que tenía balcón, definitivamente quería mi habitación con un balcón.
—¿Ya elegiste Rin? —me preguntó minutos después mientras desempacaba.
—El jardín de atrás es muy bello.
—¿Lo viste? Sí, es muy hermoso.
—Quiero la habitación con el balcón que da para el jardín de atrás.
—¿Esa? —mi madre se sorprendió— pero, ¿no es demasiado tétrica para ti? Mejor elije una de las que dan para el jardín de adelante.
—Quiero esa —hice un puchero como si fuese una niña pequeña.
—Ya ya… —suspiró— pero después no te quejes con que te quieres cambiar.
Toda la tarde que nos quedó de ese día nos la pasamos desempacado. Por suerte no teníamos muchas cosas. Los muebles que quedaron en el departamento nos los traería el camión de mudanza mañana temprano.
—Oye Rin, ¿qué te parece si después vamos a dar un paseo por los alrededores?
—Está bien. Por cierto, mamá —recordé algo— ¿aún hay cosas de la bisabuela en la casa?
—Bueno, sí… fuera de los muebles que ves… creo que hay más cosas en el ático.
—¿Tú crees que pueda verlas?
—Uhm… supongo que sí.
Mi mamá me acompañó hasta el ático, al cual solo se podía acceder a través de una escalera deslizable que se jalaba desde el techo (algo que era bastante común en este tipo de casas antiguas). Ahí, me encontré con algunas cosas que me interesaron. Por ejemplo, un viejo baúl con una cerradura.
—¿Tienes la llave de esto?
—No.
—Buuu –chillé.
De pronto algo llamó mi atención. Estaba cubierto con una tela oscura para protegerlo del polvo (como todas las demás cosas que estaba aquí). Removí la tela.
—Vaya… que… hermoso… —quedé estupefacta.
—Uhm… no recuerdo eso —susurró mi madre.
Era un bellísimo espejo de cuerpo completo. Era medio ovalado, con un marco en madera caoba con finísimos acabados estilo barroco. Simplemente me enamoré de ese espejo.
—¿Puedo tenerlo? —pregunté esperanzada.
—Uhm…
—¿Puedo?
—Déjame pensar… no.
—Pero mamá, siempre he querido uno así. Por favor.
—¡Ah, no! ¡No me pongas esa cara de perrito con hambre!
—Por favor…
—¡Arrgghh! ¡Está bien! —Bufó— pero yo no voy a bajarlo, cuando vengan los de la mudanza mañana les pides que lo pongan e tu cuarto.
—Está bien— sonreí.
Luego de eso fuimos a pasear. Este lugar me estaba empezando a gustar más de lo que creí.
—¡Te voy a enseñar donde voy a trabajar también! —dijo emocionada mientras conducía por nuestro nuevo vecindario. Yo accedí.
Esa noche ella y yo tuvimos que dormir en un hotel cercano, ya que la mudanza con nuestros muebles recién llegarían mañana.
—Buenas noches, Rin.
—Buenas noches.
Cerré los ojos, feliz de lo que había pasado en ese día. Tal vez lo de la mudanza no había sido mala idea después de todo. Ingenua yo, queriendo de una vez dormir en mi nueva habitación. Pero, más que nada, deseaba tener ese espejo que de alguna manera (por muy extraña que parezca) me hacía sentir que estuvo esperando por mí. Solo por mí, por muchos años.
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Disclaimer: Vocaloid pertenece a Yamaha Co.
En fin, primer capítulo de esta historia, ojalá les guste : D
PD: Este fic es uno antiguo que estoy volviendo a retomar :) estuvo online por un tiempo bajo el mismo nombre (yo tenía otro username: Darushe).
