Capítulo 1
Primero de todo quiero aclarar que es fic es un fic muy diferente sobre Castle. Conceptos que habéis de tener claro, ya no son ni escritor ni detective, ahora son adolescentes, ejerciendo de espías. Lógicamente Alexis no existe, ni Martha (más adelante comprenderéis por qué). Toda la relación que tienen desaparece.
Casi son nuevos personajes, pero no cambia todo ni sus sentimientos y su química al estar juntos. Puede llegar a ser muy largo, pero eso dependerá de los reviews.
Bueno no me enrollo más y que disfruten de este fic.
Tener ese agobio al saber que no llegas a clase, es insufrible. Kate siempre tiene los minutos y segundos para llegar súper justa. Le encetaba poder aprovechar esas dos horas que tenía que comer al máximo. Comía rápido, y luego tenía más de una hora y media para ella sola. Salía ha y cincuenta. Y tardaba exactamente llegar al cole seis minutos y veinte segundos (si los semáforos se portaban bien con ella).
Así que iba mirando los edificios altos que había por su alrededor. Le encantaba vivir en Manhttan. Miraba al cielo y veía edificios que llegaban a cubrir el sol. Se sentía como un grano de arena en una playa. Y eso le encantaba, ser un más, no la diferente. Disfrutaba de las hermosas vistas de la punta del Crycler. Con la cabeza hacia arriba, y pensando en el siguiente…
¡Pum! Al suelo. Se acaba de chocar contra un niño de su edad, rubio y con los ojos marrones.
-Hay, perdona. Ha sido mi culpa.- se disculpaba el chico levantándola del suelo.
-No te preocupes. Yo también iba distraída.
-Pregunta: tú eres el conejo blanco de Alicia. Respuesta: no, yo soy el conejo blanco. Soy el conejo negro. Mañana, en media hora menos, justo aquí. Tú esperame.
-Perdona creo que te estás equivocando.- no entendía lo que estaba diciendo ¿Qué era eso del conejo blanco…O negro? ¿Pero que estaba diciendo?
-No, estoy muy seguro- Kate se le quedó mirando con una expresión de sorpresa y de mucha confusión.- Estoy convencido de que esto no saldrá de entre nosotros ¿No? Si no podría haber un problema- tenía una sonrisa leve en la cara. ¿Acaso era una amenaza?- Bueno no quiero que llegues tarde.- Dijo yéndose por donde había venido.
¿Pero qué estaba pasando? Era eso acaso una broma. Comenzó a pensar en palabras exactas que acaba de decir con el chico que había chocado. No tenía pinta de ser un jueguecito. Pero si no era un jueguecito ¿que era? Estaba más que segura que era algún niñato graciosillo que se intentaba hacer el listo.
Ya se había retrasado suficiente como para llegar tarde. Entro con la puerta con el aliento cortado y con los pelos un poco movidos. El profesor estaba conectado en los ordenadores así que todavía se podía hablar. Su compañera de delante se giró.
-¿Qué te ha pasado?-dijo mirándola de arriba abajo. Kate se estaba muriendo de ganas por contarle lo que acaba de pasar, seguramente era la cosa más extraña que le había pasado en su vida. Sería un buen cotilleo.
-Nada. He tenido que volver corriendo a casa.- su amiga hizo un ah con la boca, y se giró. ¿Y si lo que le acaba de pasar era enserio?
Eran la dos y cuarto, y esperaba exactamente donde le habían dicho el día anterior, se sentó en el banco. Habían quedado a y veinte. Pero es que no se querría retrasar. Se estaba fijando en todo lo que la rodeaba, no querría perderse ni un segundo de lo que pudiera ocurrir. Miraba a la derecha y a la izquierda repetidamente. Las dos y dieciocho, dos minutos. Comenzaba a disminuir el movimiento de su cabeza, tendría que ser al revés, pero no quería llamar la atención a lo que podría venir. Dos y diecinueve. Decidió contar de sesenta hasta atrás. En la calle no reconocía al chico de ayer. Solo había cinco señores y una mujer. Todos adultos menos dos chico, que iban por separados, aunque iban para la misma dirección. Es decir hacia ella. Se fijó mejor, uno era el de ayer. Estaba mirando hacia atrás para ver al chico, pero se giró para hacerse la interesante. Los dos chicos pasaron delante de él, su chico iba más lento. Pero ella solo se fijaba en el de los ojos marrones. Estaba pasando por delante de ella, cuando notó que alguien se sentaba. Era el otro chico, el de los ojos azules que tenía la zapatilla descordada. Pero ella ni giró la cabeza, el su chico estaba pasando por delante y sabía que ahora se iba a sentar a su lado. Un dos tres, pero paso de largo ¿Qué? Pero si… No entendía nada.
-Pareces nerviosa- le dijo con un tono muy pausado el chico de los ojos azules, que seguía sentado en el banco.
-No es que estoy esperando a alguien que parece que no viene.
-Claro, el conejo blanco de Alicia no se hace esperar ¿No?- Kate se giró de golpe, el chico tenía una ceja levantada. ¿Que estaba pasado? Si ese no era el chico de ayer. ¿Cómo era posible?
-N…No, no soy el conejo blanco de Alicia, soy el conejo negro.- Es la dichosa frase que se había estado repitiendo toda la noche. Se a sabía de memoria, incluso la podía decir del revés.
-Vamos-dijo él levantado- Nos esperan.
-¿Quién nos espera?
-Mi jefe, en su todoterreno a la vuelta de la esquina. Nos tenemos que ir ya.
-¿Cómo que tienes jefes? Si tienes, cuantos, ¿unos quince años?-el asintió- Y además no me pienso ir con un desconocido ¿Quién eres tú? No mejor rectifico quiénes soy vostros?
-Todo a su debido tiempo. Mira no tengo tiempo de explicarte todo, si nos vamos a donde tenemos que ir, te lo explicaré quién soy, bueno quienes somos. Mira si te quedas más tranquila escribe un mensaje a alguien, y si crees que estás en peligro se lo envías.- Su madre le había estado advirtiendo de todo esto. De no irse con extraños, pero al mirarle a los ojos no parecía haber maldad. Era un chico con ojos azules. Era lo máximo que podía describir de él. Porqué todo lo demás iba tapado con un gorro y una bufanda negra. Era invierno y hacía frio, pero no el suficiente para taparse de esa manera. Sabía que intentaba esconder su cara. -Escríbelo y nos vamos.
-Ya lo había hecho antes de venir.- dijo enseñándoselo. No lo podía ver, pero sabía que le había provocado una sonrisa.
-Venga vamos. No le gusta que le tengamos que hacer esperar.
Giraron la esquina que estaba a diez pasos contados, y vio un todoterreno negros, con los cristales tintados delante suyo. El motor estaba en marcha. El chico picó tres veces en la ventanilla del conductor, y un sonido sonó. Le habían quitado la seguridad a las puertas. Entraron dentro del coche. En la parte trasera no había nadie. Sola había un conductor, no hacía falta preguntar para saber que él no era el jefe. Comenzó a salir de su aparcamiento improvisado en medio de la calle.
-¡Eh, eh! ¿Pero qué haces?- dijo casi chillando.
-Llevarte ante mi jefe.
-Tengo clase en menos de media hora.
-Lo sabemos- tenía un tono de creído- Tendrás que ir al dentista para una revisión del dentista. No creo que llegues en toda la tarde. Alguien llamara a las tres para justificarte.
-¿Quienes soy para tenerlo todo organizado?
-Dame veinte minutos y lo sabrás.- esta vez no solo tenía tono de creído, también con intriga.
Comenzó a sacarse todas las capas que tenía en la cara. Ya no solo dejaba ver esos ojos azules, también se podía ver que tenía una cara simétrica y bien definida. Un pelo marrón, peinado hacía un lado y un poco hacía arriba. No tenía ningún rasgo característico, aunque esos ojos eran únicos. La verdad que estaba bueno, muy bueno.
-Al menos dime tu nombre.
-Richard. Richard Castle.
-Ni de coña es verdadero.
-Ni de coña- volvió a repetir, dejando una sonrisa para ambos- ¿Y el tuyo?
-Ya lo sabes. Al igual que sabía dónde estaría y que contraseña utilizar.
-Chica lista. Eso me gusta. Pero quiero decírtelo oír.
-Kate. Kate Beckett.
-Ni de coña es falso.
Ni de coña.-está vez rieron más.
-Tú no eres el de ayer.
-¿Y eso cómo lo sabes?
-Porque el de ayer tenía ojos marrones corrientes, tú lo tienes únicos.
-Lógicamente no iba a venir el mismo. Hemos tenido que cambiar de persona. Eas fueron las últimas palabras que pronunciaron.
El viaje no duro más de diez minutos. Ella intentaba hacerse a la idea de que podía ser, no lo sabía del todo. Aunque no se imaginaba algo ilegal. Pero al bajar del coche los dejo en medio de un descampado. Kate iba a abrir la boca para soltar algo cuando él abrió una trampilla del suelo. Eso era demasiado estilo película.
-Creo que ya está todo listo.- En ningún momento Kate sintió medio, no sabe porque pero sabía que no le iba a suceder nada.
Bajo por las escaleras esperando encontrar una sala oscura y cutre. Pero al bajar se encontró en un sitio muy diferente, parecía un hotel. Había diferentes salas, todos con cristales transparentes, en casi todos los sitios había chicos y chicas de su edad. Castle iba saludado a todos con la cabeza. Al final del pasillo, había una sala más grande dónde había un hombre trajeado. Ese era el jefe. Entraron por la puerta y se sentaron en una mesa que parecía típica de una reunión, aunque solo tres asientos estaban ocupados.
-Roy Montgomery- dijo extendiéndole la mano.
-Supongo que también falso- dijo también acercándole su mano. Roy levanto ambas cejas.
-Creo que le debemos una explicación de todo esto.
-Creo que me la merezco, después de este secuestro.
-Vale, pero necito que no me interrumpa- Kate asintió- Somos un grupo de gente que trabaja para el gobierno- la cabeza de Kate comenzó a pensar- Hacemos trabajos importantes pero no están reconocidos. No sé si me va captando.- no es que Kate fuera tonta, ni mucho menos, pero estaba en shock. No hizo ningún gesto- No sé si sabe lo que es la CIA. –Kate asintió- Nosotros somos casi iguales.
-¿Soy espías?- dijo con un susurro.
-Todos los que estamos los somos, no es un secreto, no hace falta que susurres.- dijo Montgomery.- Sí, somos espías. Pero somos la ACIE.
-¿Perdón, el qué?
-Agencia Central de Inteligencia Española.
-Venga, vamos. Las mismas siglas que la CIA pero en español.
- Eso es lo que no ha hecho que te queramos. Tú inteligencia. Tienes un coeficiente altísimo. Aparte de tú carácter domínate y de tú manera de ser. Destacas por tú inteligencia, por tu astucia, y tú sentido común. Por eso te querremos dentro de la agencia.
-No sé si se esteran equivocando de persona. Soy hay chicas lista, sí. Pero en mi clase hay veinte chicas que me superan, que son más listas que yo. ¿Por qué me iban a querer a mí?
-Puede que en notas te ganen. Pero solos son eso unas notas. Donde de verdades e ves es en otras cosas, y tú destacas, en tu perseverancia y tu manera de hacerlo.
-No digo que no me interese. Pero no se supone que te ocupa muchas horas.
-Y así es.
-¿Tengo familia, sabes?
-Ya. Lo tenemos todo pensado. No eres la única en la agencia que tiene familia. Tenemos una escusa perfecta.-Kate puso cara de morirse de ganas por saber la excusa- Aprovecharnos lo de que te dispararon para decirle que te han cogido en un centro especial de rehabilitación.-Simplemente la palabra dispara le provocaba un dolor en el pecho- Donde podrás asistir de vez en cuando. Se estudiaría aquí y vivirás aquí algunos periodos. Cuando pases la prueba, también diremos que etas en el centro, pero en verdad estarás de misiones. Las pruebas duran tres mese. No podrás dejar el centro en esos tres meses. Tú instructor será Rick, y también tú compañero de habitación. Tú sueldo inicial es de sesenta mil al año, pero puedes ir aumentando si mejoras. Tendrás que firmar un contrato que durará hasta los dieciocho, después de los dieciocho podrás renovarlo o finalizarlo, y solo tendrás una clausula de confidencialidad. Creo que ya está todo explicado, solo falta tú sí. ¿Qué nos dices?
Sabes perfectamente la respuesta que te conviene, pero por algún extraño motivo dices la contraria- Sí.
-Bien. Ahora solo tendrás que firmar el contrato. Donde pone tú sueldo, riesgos de ser espía, y tú clausula de confidencialidad, y alguna que otra más.- Puso un montón de papeles sobre la mesa, y me extendió un bolígrafo- Firma en todos los papeles en la parte inferior izquierda.
No tardó mucho en rellenarlos. Había unos cien. Debería habérselos leído, pero era su oportunidad. No la iba a desaprovechar para nada, iba a decir que sí a todo lo que le pusieran por delante, daba igual que pusiera en uno estúpidos papeles. Sentía la necesidad de vivir esa experiencia, de cambiar.
Castle le enseñó las instalaciones. Era el sitio más lujoso donde jamás había estado. Tenía de todo, como gimnasio, hasta un espacio con una "tienda" de cafetería, SPA, piscina…
-Bueno ahora toca las habitaciones. Todas están en el primer piso. No somos muchos per eso nos apañamos en una planta.
-¿Castle y desde…? No así no te voy a llamar.
-Sí prefieres me puedes llamar Rick.
-No porque no es tú nombre autentico. Es como si no te estuviera llamando de verdad. Y eso no me gusta. Yo te he dicho el mí, lo justo es que tú me dijeras cómo es el tuyo.
-No lo puedo decir.
-Pues a partir de ahora te llamare el chico de los ojos azules.-Se abrió el ascensor y caminamos hacia la derecha.
-Como quieras, pero cuando conozcas gente no creo que me quieras llamar así. -dijo ya desde un principio con una sonrisa en la cara.
-Como quiera. Pero me enseñas ya las habitaciones, chico de los ojos azules.
-Es la 81.
Abrió la puerta y vio una habitación moderna. El suelo era negro, y las paredes de blanco. Había un par de cuadros con imágenes bonitas de paisajes. Había un espejo que ocupaba casi toda una pared. El baño se encontraba a la derecha. Y los colores eran casi idénticos. Había un puf, y dos butacas. Todo de color negro. Y una mesa con una silla, la mesa marrón oscuro y la silla negra.
-¡Alaa!-dejar caer por la preciosidad de el cuarto- Es muy bonito.- Pero Kate solo se podía fijar en la cama. Una cama pegada la pared del espejo, una cama de matrimonio.- ¿Así que dormiremos juntos?
-Todas la habitaciones son iguales- dijo con una sonrisa que no le cabía.
Espero que os haya gustado. En el siguiente capítulo saldrá el royo más espía y más charla entre esto dos. La habitación es la 81 porqué el ochenta y uno es el episodio de Always. Dejar Reviews, que cuantos más antes subiré el siguiente capítulo. Gracias por leer!
