Hetalia le pertenece a HidekazHimaruya
Sentimiento de respuesta
La noche era completamente fría, helada, algunas de las nubes del cielo eran grises y cubrían las pocas estrellas que lograban brillar en medio de la noche. Caían nuevamente con delicadeza y elegancia pequeños copos de nieve ya que hace pocos minutos comenzó a nevar de nuevo, pero anteriormente habían caído dejando rastros de nieve por todas las calles, aceras y casas. El agua de las fuentes y los ríos se encontraban debajo de una gruesa capa de hielo, el invierno de aquella vez fue uno de los más fríos y largos de todos los que Alfred podía recordar.
Él frotaba sus manos y les soplaba aire caliente para mantenerlas con calor; y mientras hacía esto podía ver su aliento cada vez que daba un suspiro o simplemente respiraba, cada dos por tres, se sacaba los anteojos para que estos no se empañaran.
-¿Cuánto tiempo he estado aquí esperándolo? –Se pregunto así mismo mientras sacaba los lentes y limpiaba los cristales con su suave bufanda estadounidense- ¿Qué acaso piensa dejarme plantado aquí? ¿¡Nose supone que es puntual! –Volvió a preguntarse.Una pequeña vena se le formaba en la cien con solo pensarlo. ¿Quién seria capaz de dejarlo plantado a él? ¡Era Alfred.F. Jones! –…God… -Musitó molesto, pero impaciente,verdaderamente impaciente-
-Hey, idiot…
Esas palabras lo hicieron reaccionar, levanto la mirada y observo a la persona que se encontraba frente a él, se coloco los lentes nuevamente viendo que era la persona a la que esperaba ansioso.
-¡Arthur, viniste! –Exclamó feliz, levantándose de golpe y sin miedo de mostrar su brillante sonrisa- ¿Por qué tardaste tanto?
-Tenía cosas más importantes que hacer…
-… -Arqueó una ceja al escuchar una respuesta tan seca; pero sin que le importara demasiado tomo la mano del rubio inglés y le sonrió emocionado- Well, lo bueno es que ya estás aquí ¡Me alegra!
-Ajam… -Lo miro y soltó la mano del norteamericano lentamente- ¿Para que me llamaste Alfred?
-Tenía algo muy importante que decirte…Arthur… -A esto ultimo, un leve rubor ardió en sus mejillas que ya de por si estaban rojas por la espera en el frío, su voz se afino como si se tratara del mismo Matthew y continuó- …es…importante…
-Sea lo que sea dilo ya. –Arthur se acomodo la bufanda inglesa que llevaba y se sentó en aquella fuente donde el americano le había pedido encontrarse, a eso le siguió Alfred, extrañamente nervioso- ¿Qué quieres?
Alfred se acaricio la nuca, miraba a un lugar lejano, lejos lo mas posible de la mirada fría del ojos verdes. Su actitud de "Nada me importa" hacia que todo fuera mas difícil de decir ¿Por qué Arthur tenia que hacerlo todo siempre tan difícil? Pensó.
Trago saliva y acomodó su voz con una leve tos, respiro profundo y luego de tomar valor miro al inglés a los ojos.
Dios, se derretía cada vez que lo miraba, su piel era "blancamente perfecta", si, para él eso lo definía bien. Y sus ojos eran tan oscuros, pero a la vez tan brillantes, sentía que esas esmeraldas brillaban solo para él, que esa boca tan perfecta existía solo para que él y únicamente él fuera quien besara esos labios, su cabello tan rubio y claro, despeinado pero arreglado a la vez, una magia perfecta que solo Arthur lograba conseguir, y esas cejas bien… proporcionadas, bueno, eso era solo un complemento más que agregar a la enorme belleza que se reflejaba en el rostro de su amado inglés ¿Podía alguien ser mas hermoso? Además de él, por supuesto.
-¡Alfred! –El grito de Arthur lo trajo a la realidad ¿Porqué? Era feliz en su mundo de Arthur
-¿Ah? –Fue lo único que dijo al caer en el mundo real, encontrándose con el rostro molesto de su acompañante-
-Back to reality, idiot! –Grito el rubio, ignorando que había sacado al de lentes de su mundo perfecto-
-Oh, yes…I'm sorry –Se disculpó y sacudiendo un poco su cabeza sonrió y miró al inglés- Oye Arthur, tú sabes lo mucho que me importas, ya sabes eres…una persona indispensable en mi vida…but…-Cada vez que se acercaba más a lo que quería decir le dolía la garganta, no podía, quería, pero no se sentía con el poder necesario para decirlo- …yo…-Se sonrojaba cada vez más y miraba de reojo a quien amaba tanto y este lo miraba serio, como si no le interesara estar ahí con él y comenzó a preguntarse mentalmente… ¿Le estaba importando siquiera la razón de este encuentro? ¡No era fácil decir algo tan importante! ¿Cómo podía Arthur tomar tan a la ligera todo el dolor emocional que él estaba sintiendo al tratar de confesarle sus sentimientos? Aunque a decir verdad, Arthur aún no sabía nada sobre eso- yo quisiera que de ahora en más fuéramos más que…tú sabes…amigos… -La cara le ardía ¿Qué tan rojo estaría en este momento? ¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía continuar? ¿Cuáles eran las palabras correctas para aquello que tanto anhelaba decir? Quería que fuera perfecto y siguió–Han pasado años desde que se formo nuestra amistad y debo decir que…hace un tiempo que me di cuenta que tu me…me…me… -Dios, no podía hacerlo. ¡Era imposible! ¿Tan así sufrían los que se confiesan?
Se tomo una pausa y se imagino el momento en el que se lo diga ¿Qué podía pasar? Seguramente lo abrazaría y lo besaría desenfrenadamente si su amor era correspondido, seria feliz, ¡Muy feliz! Su Arthur seria suyo, todo suyo…todo para él. Así que estaba decidido, no podía esperar más, no tenía tiempo para pensar en un no, quería su felicidad ahora, y la iba a conseguir. Infló el pecho y con una sonrisa pensó aquellas palabras para decirlas a todo pulmón- ¡Yo te am…
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Un dedo le tapo la boca de forma rápida y ágil, se sorprendió ante aquello.
-La respuesta es no, Alfred.
… ¿Qué?
-Sé lo que vas a decir, y lamento decirte que yo no siento lo mismo por ti. –Le quitó el dedo de los labios, mirando el rostro atónito del estadounidense- No siento ningún tipo de atracción hacia ti.
¿Qué?
¿Qué dijo?
¿Escuche mal?
¿Acaba de decir que…que no?
¿Me rechazo antes de que me confiese?
¿Arthur me…rechazo?
¿Mi Arthur?
Sin darse cuenta de lo rápido y frío que fue eso, lagrimas se asomaron en aquellos sorprendidos e increíblemente tristes ojos azules. Pero no le importaba, no le importaba que estás cayeran por sus mejillas heladas…no importaba.
-I'm sorry… –El inglés de duro semblante se paró y besó la mejilla izquierda del menor, notando las lagrimas que caían de aquellos ojos que en algún momento brillaban intensamente de deseo y ahora tenían una capa transparente de lagrimas los cubría casi por completo. De alguna forma se sentía culpable, pero bueno, nose puede hacer feliz a todo el mundo en la vida, si él no lo amaba, no lo amaba, y fin de la historia.- No me busques, ni me sigas…Please. –Y dicho esto se dio la vuelta y caminó por un camino que lo llevara directo a casa, pero que a la vez, lo alejara del destrozado americano que aún sentado en la fuente, sin haber cambiado de expresión, hacia un esfuerzo por dejar de llorar, mientras aquellas palabras le taladraban el cerebro como taladros,que no dejaban de doler.-
"Lamento decirte que yo no siento lo mismo por ti."
"No siento ningún tipo de atracción hacia ti."
"No me busques, ni me sigas…"
Sin dudas, las tres peores cosas que pudo haber escuchado en toda su vida.
Tres oraciones que le habían partido el alma en cientos de pedazos, miles, millones. Tantos que no podría contarlos ni volverlos a unir, su alma ahora era un montón de polvo que se iba volando con el viento frío de esa noche.
Se despertó y cuando lo notó, Arthur se había ido…Estaba solo.
Alfred se quedo allí llorando en silencio unos minutos, golpeaba con fuerza el cemento de la fuente en la que estaba sentado, las lágrimas no dejaban de caer, se mezclaban con el agua, la nieve, su ropa, su decepción, todo lo llevaba al mismo lugar, al mismo pensamiento, al mismo dolor de un amor no correspondido…al mismo Arthur.
-¡¿WHY?–Gritó lo más fuerte que podía, quería liberar todo, quería que con un grito todo su dolor terminara, que acabara de una vez ¡Dolía! ¡Su corazón le quemaba! Sentía romperse por dentro, sus brazos, sus piernas, su cara, todo dolía, temblaba y no podía hacer nada para que eso se detenga, solo le quedaba llorar…sabia que así no seria mas feliz, pero era una descarga- …¿Why? –Susurró mientras sentía caer la nieve cada vez más pesada en sus manos algo lastimadas por tanto golpear la piedra-
Secó sus lágrimas y levantó la mirada, estaba solo en medio de la noche. Obvio.
¿Qué más podía hacer? ¿Llorar? Ya lo hizo. ¿Gritar? Lo suficiente ¿Golpear algo para descargar su ira? Si, sus manos demostraban que lo había hecho…ya no quedaba mas nada por hacer.
-Iré a casa… -Dijo melancólico, levantándose y tapándose la boca con la bufanda. Caminó con pasos lentos y carentes de emoción hasta casa, porque en realidad no quería llegar a ninguna parte,en ese momento no le molestaba la idea de que un auto le pasara por encima y lo matara, es más, le parecía tentador.
Al abrir la puerta de casa solo encontró silencio, oscuridad, frío y soledad. De alguna forma sentía que así estaba su corazón ahora… Muerto.
¿Se iría el dolor en algún momento?
¿Qué pasaría de ahora en adelante con al relación que mantenía con Arthur?
¿Su amistad había llegado al fin?
¿Y si se dejan ver? ¿De hablar? ¿Si nunca volvía a verlo?
-Duele… -Susurro para si mismo metiéndose bajo las sabanas cuando ya se encontraba en su habitación y así mismo como llego, vestido, se metió en la cama ¿Para qué cambiarse? No tenía ganas- Duele mucho… -Se tocó el pecho y cerró los ojos, unas ultimas lágrimas cayeron y después se tapó la cara por completo con las sabanas. Si no despertaba mejor para él, ya no tenía ganas ni motivos para seguir viviendo, ya no podría ser feliz con nada. Arthur era la cosa primordial que lo hacia sonreír todos los días y ahora eso se había esfumado. Que alguien le diga como seguir cuando sientes que no te queda más nada. Si, Alfred estaba dramatizando el asunto, pero en verdad estaba deprimido, y se dejaba llevar por esa emoción.
Cerró los ojos, con la esperanza de que el día de mañana encuentre algún otro motivo para sonreír, porque en realidad tenía que hacerlo, con o sin un hueco enorme en su corazón, vacío o lleno, feliz o triste debía seguir…después de todo él era Alfred. F Jones y no se dejaba derrotar tan fácilmente, aunque ahora iba a ser difícil continuar cuando un vacío inmenso inunda tu corazón.
Si, debía seguir sonriendo…para demostrarle al mundo que aún no estaba vencido, y que pese a todo, podía seguir sonriendo, que era feliz sin importar que le pase.
Un pensamiento algo hipócrita pero bueno, algo tenia que distraerlo de no pensar en aquel rubio que lo rechazo… ¿Verdad?
-Te amo… y mucho. –Termino de decir aquella frase que había querido decir hace varios años, aquello que se había guardado y que tanto deseaba contar –Te amo… -De todas formas, no lo hacía sentirse mejor en lo absoluto-
Alfred cerró los ojos y unos minutos después logró quedarse dormido con una sonrisa en los labios, imaginándose como hubiera sido la vida de ahora en adelante con un simple "También yo" que provenga de esa persona tan especial, Arthur.
FIN
