N.A. Hola a todos, una nueva historia, ubicada justo después del final del primer libro, un breve pensamiento desde la perspectiva de Peeta, espero les guste. Saludos a todos.
Se equivocaban
Aquellos que decían que el amor estaba en la libertad, que si amas a alguien déjalo libre, que si amas lo importante es que el otro sea feliz, se equivocaban, todos ellos se equivocaban rotundamente, decían viles cobardías. Peeta lo sabía muy bien en ese momento.
¿Qué pasaba con su corazón?, ¿acaso no importaba que se le hubiera roto?... ¿no le quedaría más que sonreír y fingir que no importaba nada de eso?, ¿qué no le dolía?... era tan injusto, tan cruel, tan inhumano, ella había mentido, ella y sus sonrisas y sus miradas y sus palabras y sus besos, todo había sido mentira, engaños, ilusión, todo había sido un teatro muy bien montado para la arena... ¿por qué no debía dolerle eso?, ¿por qué debería ser feliz?
Sentía un hueco en el estomago y un nudo en la garganta, pero se obligó a no gritar. Katniss sonreía y se regodeaba de su felicidad con alguien más, era feliz de volver a casa donde estaba Gale, y se suponía que todo debía estar bien y todos debían sonreír y seguir fingiendo una mentira nada más, pero ¿y si no estaba bien?
Él se quedaría con los recuerdos, con los secretos, con las miradas, con las noches en la arena, los besos y las palabras, Peeta sería el guardián de todo eso... pero no era suficiente, nunca lo sería, porque ella no lo había elegido, pero... ¿qué más podía hacer? Ni llorar ni gritar iban a cambiar las cosas ya.
Tal vez a eso se referían todas las frases, no a que fuera realmente feliz por ello, si no a que ya no quedaba más remedio que aceptarlo, a que no podía cambiarlo ya y bien valía entenderlo de una vez. Su dolor no podía cambiarlo porque la decisión la había tomado ella...
Y él se había quedado con los recuerdos y las palabras, y esperaba que ella decidiera algún día volver a buscarlas.
