Primera parte: Ingreso a Hogwarts
Capítulo 1: Decisión
Sirius observaba completamente asombrado el castillo que tenía enfrente. Recordaba perfectamente todas las cosas que sus primas le habían dicho, a las cuales odiaba considerablemente por lo molestosas que eran; bueno, la excepción estaba con Andrómeda, la chica a la cual tenía un gran afecto. Según él, era la única del trío de hermanas Black, que era simpática.
Metió sus manos a sus bolsillos en cuanto descendió del bote, mirando curiosamente los rostros de quienes serían sus compañeros de curso. Ya tenía un amigo, James Potter, el cual le había dado una amistosa palmada para indicarle que lo siguiera. Sirius pasó su mano en su túnica para poder alisarla un poco más y notó a la distancia cómo Quejicus seguía intentando hacer que la pelirroja quedara en Slytherin.
Entraron al Gran salón y él ya iba completamente decidido. No le interesaba seguir la tradición familiar, sabía lo desagradable que eran los Slytherin y no quería estar en esa casa. Envió una mirada desafiante a Bellatrix, pero sonrió amablemente en cuanto notó la mirada de Andrómeda sobre él. Quizás ella era la única Slytherin que valía la pena. Miró a James y a los demás al detenerse frente al sombrero.
Tras unos pocos nombres, se sobresaltó ante el llamado de la profesora.
—¿Black, Sirius?
El aludido tragó saliva, pero caminó decididamente a enfrentar su futuro. Rió en cuanto sintió el peso del Sombrero seleccionador sobre su cabeza. Éste estaba dudoso, pero Sirius no temía la reacción de su familia, sólo pensaba en que los enfrentaría orgullosamente si quedaba en Gryffindor. Escuchó las palabras del sobrero atentamente.
—Vaya —susurró éste en su cabeza—. Un Black deseando ser Gryffindor. Esto es interesante. Sabiendo que arriesgas mucho, prefieres enfrentar a tus padres a ser una persona que no eres, pero veo ambición, veo astucia dentro de ti, Black. ¿No es Slytherin tu camino, entonces? Yo creo que lo es.
—No lo es —masculló fuertemente, llamando la atención de los presentes.
—No puedes cambiar mi decisión, ya está tomada—escuchó las risas dentro de sí, por lo que Sirius apretó los dientes—. Quedas en… ¡GRYFFINDOR! —exclamó la última palabra para todos los presentes.
Claramente muchos se sorprendieron ante aquello, pero la sonrisa de Sirius era radiante. La mirada de triunfo enviada hacia Bellatrix y Narcissa era clara. Caminó lo más erguido posible hacia la mesa de su nueva casa, demostrando altanería. Saludó a los prefectos que lo saludaban, saludó a los alumnos, y su corazón parecía arder de felicidad. Se sentó ansioso por ver la selección de James Potter.
Sin embargo, ya estando allí, entre tanto escarlata, le tenía demasiado contento como para poder alegrarse aún más por la elección de James. Vio a la pelirroja ir hacia su mesa, a un chico llamado Remus y a otro Peter, a quienes saludó animadamente. Finalmente se unió James, quien no perdió oportunidad de felicitar a Sirius por su resultado.
Esa selección era el comienzo de una incomparable amistad.
