En verano
Hacía calor, ¡Claro que hacía calor! Te encontrabas a mitad del verano, no había mañana en la que despertaras con las cobijas pegabas a tu bien torneado cuerpo. No importaba la hora del día siempre hacia calor. Mucho calor.
El verano no era tu época favorita del año. Odiabas el calor y el dolor que este te provocaba en tu rubia cabeza. Estúpido calor. Estúpido sol. Estúpido cuerpo. Pero más que el calor, odiabas el verano por que, de un tiempo a la fecha, no podías quitarte esa imagen de tu cabeza. ¿Qué imagen? Vamos, tú sabes cual imagen, esa imagen que incluye a tu tierna y pura novia desnuda y mojada.
¿Desde cuándo piensas en ella así? Ella siempre fue la tímida y amable Hinata que te seguía a todos lados y preparaba onigiris con tu rostro. ¿Cuándo dejo de ser tierna y pasó a ser un sexy y provocativa mujer? Estúpido verano. El calor no solo inundaba el ambiente, si no, también tu cuerpo.
En todos tus 19 años de vida jamás, jamás (y hacemos énfasis en el jamás por que es cierto) habías sentido atracción sexual por alguien. Ni siquiera los libros de ero senin provocaban tal reacción en tus pantalones como la imagen de Hinata bañándose. Desnuda, con su suave y blanca piel mojada y sus mejillas sonrosadas debido al vapor.
¡No! ¡NO! Ella es tu tímida, pura, tierna Hinata. No la joven que se te insinúa en sueños. No la mujer que te masajea la espalda provocadoramente. Sus manos solo han tomados las tuyas en un par de ocasiones. ¿Qué te hace pensar que querría acariciar tu palpitante miembro hasta la locura? ¿Quién te asegura que ella también piensa en ti de esa forma? Vamos, es solo tu imaginación, nada más. Una ilusión que llega en una tarde de verano calurosa y sofocante, eso solo eso y nada más.
Cierras los ojos. Recostado sobre tu cama, semidesnudo pones tu antebrazo sobre tus ojos. Hinata (Habías notado que bien le queda ese traje ninja) Hinata (La silueta de sus senos, grandes, suaves, redondos, sobresale perfectamente en su blusa) Hinata (¿Y sus pantalones cortos? Son demasiado cortos ¿no? ¡Qué bien se le ven sus muslos!) Hinata…
Abres los ojos con sorpresa, sientes una suave presión en tu entrepierna. Levantas tu cabeza solo para confirmar de qué se trata. "¡Maldita sea!", murmuras, "Solo son las 5 de la tarde". Observas tu erección, la sientes. Es de esas que no se quitara en unos minutos. Esta tan dura, esta tan grande. Hinata…
Si no se iba a quitar en unos minutos… que mas daba que te ayudaras tu solo. Cierras los ojos. Tratas de no pensar en nada, pero no puedes. Recuerdas con una sonrisa la primera vez que tuviste un sueño húmedo. Ingenuamente pensase que habías orinado el futon.
Temeroso de una burla por parte de ero senin te levantaste temprano y aprovechaste los primeros rayos del sol para secarlo, pero al no ser orina, dejó una horrible mancha dura al tacto.
Y ero senin supo que era aquello y fue por eso que tuvieron "La charla".
Pero no era tempo de pensar en aquello. El evocar recuerdos de la infancia no ayudaría a venirte.
Tomaste tu miembro con firmeza. Moviendo la mano de arriba hacia abajo sintiendo diminutas descargas recorrer tu cuerpo. Te muerdes los labios, aprietas con fuerza la sabana. ¡Que darías por que ella estuviera allí!
Nunca has estado con una mujer. Con trabajo si has dado tu primer beso (Beso que no se había repetido debido a la timidez de ambos). ¡Pero por Kami en ese momento que darías por estarlo! No cualquier mujer, claro está, solo con ella. Solo con Hinata.
Hinata, lindo nombre y singularmente adecuado para el lugar en el que te encuentras. Aumentas la velocidad de tu mano. Tu respiración se agita. Aprietas con fuerza la sabana. Lo sientes, estas apunto de venirte. Más rápido, mas… en tan solo unos segundos tu desbordante excitación será táctil y mojara tu cama. Solo un poco más… un poco…
Toc Toc.
Llaman a la puerta. "¡Qué demonios!" pero ya es demasiado tarde, ha salido todo (y valla que es mucho) y ha mojado la cama y tus bóxer. Con la respiración agitada, descansas. "Quien sea que fuera se podía ir al carajo" piensas imaginando a Sasuke o Shikamaru. Hoy no estabas de buen humor como para soportar su presencia. Sobre todo Sasuke, quien se la pasaba restregándote en la cara su recién adquirida vida sexual.
Toc Toc
Tocan nuevamente. "Joder" te volteas hacia el otro lado de la cama dispuesto a ignorarlos. No había nada más molesto que visitas inesperadas en una tarde calurosa.
Toc Toc
La tercera llamada. No puedes seguir ignorándolos. Te levantas sin ganas. Sin cambiarte el calzoncillo mojado, poniéndote sobre el unas bermudas que encuentras en el suelo y una camisa sucia. Abres la puerta con resignación.
A la vida definitivamente no le caes bien.
-Hi..Hinata-murmuras, la chica estaba para justo en frente de tu puerta con un ligero vestido de gasa rosa. Con las mejillas sonrojadas. Con la piel mojada debido al sudor. No tienes más alternativa que dejarla pasar.
Comienzas a hiperventilar. ¿Por qué ella? ¿Por qué ahora? ¡Desgraciado destino y su manera de castigarte! ¡¿Pero qué carajos habías hecho?!
La invitas a sentarse en tu cama. Caminas histérico por toda la habitación recogiendo ropa sucia y envases de ramen instantáneo, pidiendo disculpas, justificando que no sabías que iba a venir.
Ella solo sonríe, ofreciéndose a ayudar. Pero ella no sabe que lo único que no quieres es tenerla cerca. Porque aunque solo fuera el rose de su mano con la tuya bastaría para desencadenar una nueva y poderosa erección difícil de ocultar.
Terminas de medio arreglar tu casa, te sientas a su lado a una distancia prudente. El silencio los invade. "Ha que has venido" planeas preguntar, pero suena demasiado rudo. Se sonríen, miran hacia otro lado. "No ahora" piensas al sentir un cosquilleo en tu entrepierna.
-He venido a traerte esto-dijo, poniendo una canasta de paja sobre su regazo. Te sorprendes por que no habías notado aquel artefacto. Pensé que no habías comido nada y yo quise venir a verte.- te ofrece la canasta, la tomas con cuidado.
-Wow ¡Gracias!- te levantas rápidamente, dirigiéndote hacia la cocina adyacente a la recamara. "Entre más rápido se vaya Hinata mejor" piensas. No quieres lastimarla. Pero tu ansiedad crece rápidamente en forma dura y alargada debajo de tu pantalón.
Necesitas refrescarte un poco, eso es todo. Tomas un vaso y lo llenas de agua. Te lo tomas de un jalón. Una gota de sudor cae de tu mejilla. El nivel de autocontrol que posees merece un premio, de haber sido cualquier otro se habría lanzado sobre ella en cuanto entró.
Sirves un segundo vaso.
-Necesitas ayuda-Hinata acaba de entrar en la habitación. Pegándote un susto de muerte das un respingo vaciando todo el contenido de agua sobre tu chica. Vaya que eres torpe.
-Lo siento, lo siento, lo siento-repites sin cesar mientras observas como es que ha dado de lleno en los pechos de ella. Se transparenta su brassier. Es blanco de encaje. Giras frenéticamente la cabeza, te ofreces a ir por toallas. Sin darte cuenta Hinata te sigue hasta el cuarto de baño.
-Si me lo quito y lo cuelgo en el baño se secara pronto, hace calor, no necesitas ensuciar toallas.- La miras, está demasiado cerca de ti. Se ve tan hermosa la nívea piel de sus hombros. Temblorosamente pones una mano sobre ellos. Sin dejarla de verla a los ojos, la empujas lentamente hasta chocar contra la pared. Sus mejillas están arreboladas. Su rostro parece relajado. Están tan cerca que puedes ver a la perfección sus labios rosas y aquel pliegue en el que deja de ser labio y se continua con su barbilla. Deseas pasar tu lengua por ese sitio… ¡Por toda ella!
Apoyas tu mano contra la pared. La tienes totalmente arrinconada. Tu mirada se afila. Ella traga saliva poniendo su mano sobre su pecho a modo de defensa. Sus ojos reflejan ¿Miedo?
Te alejas rápidamente de ella. Colocas tus manos en tu cabeza, sujetándola. No quieres hacerle daño. No quieres obligarla a nada, pero el tenerla cerca saca lo peor de ti. "Lo mejor sería que te vayas…"
-Naruto-kun-te siguió nuevamente a la cocina. La miras. Su rostro esta acongojado.
-No te preocupes, estoy bien. Lo mejor sería que fueras a casa…-No logras terminar ya que sientes su pequeño y frágil cuerpo presionando contra el tuyo.
-Yo quiero estar con Naruto-kun-dice, enrollándote con sus delgados brazos.-Soy una mentirosa-suelta de repente. Te separas de ella y la miras confundido.
-¿Qué?
-Yo quiero estar con Naruto-kun-repite con firmeza-Pero no vine solo para traerle la cena- Toma tu mano, la enrolla en la tuya, dándote un tímido beso en la mejilla.
Si que eres lento.
Te da un beso en la otra mejilla, luego en la frente y otro más en la nariz. Con los ojos abiertos desmesuradamente y rostro atónito solo eres capaz de sentir el contacto de sus labios con tu piel. Era como sentir el suave tacto de una pluma.
Te toma del rostro y te besa con pasión. Vuelvo a repetirlo, si que eres lento. La tomas de la cintura y la traes hacia ti. Sientes calor en todo tu cuerpo, un calor que no tiene nada que ver con la temperatura ambiental. Profundizas más el beso. La abrazas con más fuerza. Tus manos pasan de su cintura a sus muslos. El vestido impone una barrera que deslizas con suavidad, acariciando con tu temblorosa mano su piel de porcelana.
Ella gime en tus labios. Te asustas, piensas que las estas lastimando y te alejas de ella. Nervioso, te vas a tu habitación recargándote en la pared contraria. Hinata se voltea sorprendida. Lo digo nuevamente… eres demasiado lento.
-No quiero lastimarte Hinata-le dices casi a punto de llorar. Tu cuerpo, que en esos momentos se ha convertido en tu enemigo esta, literalmente, caliente. Tu erección presiona ferozmente en tus pantalones.
-No me vas a lastimar-se acerca lentamente hacia a ti. Toma tu mano vendada, besa tus dedos-Yo quiero estar contigo-Y la pone sobre su pecho. Acabas de entenderlo todo. La miras embelesado y le das un beso largo. Tu mano masajea lentamente su seno, que apenas cabe en tu mano apretandolo suave y delicadamente moviéndolo en círculos. Hinata suspira en tu boca. Con tu brazo libre la atraes hacia ti y la colocas suavemente contra la pared.
La miras, su rostro esta rojo. Su pecho sube y baja con rapidez. Tu boca se dirige a su cuello. Lo succionas, lo lames y lo muerdes con suavidad. Hinata aumenta el número de respiraciones por minuto. Sin soltar su pecho, el cual aun aprietas suavemente, jugueteas con tu lengua en el lóbulo de su oreja. Hinata lanza un pequeño gritito y se aferra a tu espalda sujetándote de la camiseta.
Te encuentras extasiado. Tenerla así, gimiendo en tu oído, aferrándose a tu espalda es algo que solo habías podido ver en sueños. Disfrutas la piel que saboreas bajo tu lengua. Exploras con ella cada relieve se su ojera. Muerdes casa superficie. Tan ensimismado en ello estabas que no te diste cuenta que la mano de Hinata se había dirigido hacia tu parte más sensible, moviéndolo de arriba y abajo, aplicando presión de vez en cuando.
Su otra mano trataba de bajarte las bermudas, hundiéndote en su cuello le ayudas quedando desnudo de la cintura para abajo. Ella lo toma complemente en sus manos, recorre su superfice lentamente. Cada vena, cada pliegue, como si quisiera grabarlo en su memoria.
De repente, se baja al suelo poniéndose en cuclillas enfrente de tu cadera. Tragas saliva. Observas atentamente cada uno de sus movimientos. Lo observa, le da un pequeño beso en la punta para posteriormente meterlo en su boca. Ahogas un suspiro, la sensación es increíble.
Lo observas salir y entrar de su boca una y otra vez. Sus ojos cerrados delicadamente. Apoyas tus manos en la pared. Tus piernas fallarían en cualquier momento. Aprietas los ojos con fuerza. Gemidos diminutos y bajos se escapan de vez en cuando por tu boca. La húmeda sensación que estabas experimentando no era comparable con nada. Su lengua recorría tu glande suavemente, llevándote al delirio.
-Hi…nata-murmura tu boca. Colocas una mano en su nuca. Ella comienza a aumentar la velocidad. Estas a punto de venirte. Lo sientes. ¿Qué pensaría si terminaras en su boca? No quieres hacerlo pero ella te tiene, básicamente, aprisionado. Te muerdes los labios, comienzas a jadear con más fuerza. Estas apunto, estas…
No pudiste sacarlo a tiempo, terminaste de lleno en su boca. Hinata se trago hasta la última gota. Se lavanta, quedando a tu altura. Hiperventilando, te recargaste en su hombro, cansado, tratando de componerte para el segundo round.
Hinata te daba besos tiernos en tu cara, en tus hombros, desasiéndose de tu camiseta. Estabas ahora sí, completamente desnudo ante ella. Pero eso no importa.
La besas con calma mientras desabrochas el vestido que se desliza sin problemas al piso. Pasas tus manos por su abdomen, sus brazos y sus muslos. No quieres perderte ni un solo detalle. Haces que se de media vuelta para que te dé la espalda. Le besas el cuello, la espalda. Le aprietas ligeramente los glúteos, haciendo que de un respingo. Deslizas lentamente sus bragas (Blancas, de encaje, a juego con el brassier).
Luchas por deshacerte de la ultima prenda. La jalas, la tiras, la mueves de un lado a otro. Suspiras, es la cosa más difícil de quitar. Hinata desliza una mano hacia atrás y con solo una presión firme se deshace de ella.
La volteas. Vaya que son grandes. Los besas alrededor, suavemente, antes de llegar al pezón, que rosado, se alzaba majestuoso reflejando el estado de excitación de la chica. Lo tomas entre tus labios, aquel dulce botoncito rosa. Presionas con tus labios un poco, lo muerdes para después succionarlo. Hinata suspira, se muerde los labios… jadea, la sensación es increíble, electriza cada parte de su tórax. A sus costados un cosquilleo sube hacia su clavicula, por atrás, toma parte de la región escapular. Debido a ello, no importaba donde pusieras tu mano, la sensación se maximizaba más de mil veces.
La volteas repentinamente. Besas su espalda. Ella grita. Aprietas su seno izquierdo un poco, bajas por su vientre plano, haces círculos en su ombligo. Sientes que te acercas a tu meta cuando tocas la textura firme y rizada de su vello púbico. Hinata ahoga un suspiro. Esta muy mojada. Deslizas con suavidad tus dedos entre los pliegues que conforman la zona. Vas de arriba hacia abajo. Llenándote se su esencia, queriendo olerla, comerla… la empujas un poco mas contra la pared. Le besas el cuello sin dejar de acariciar su parte más intima. Hinata dirige su mano hacia la tuya, te da la dirección de aquel sitio secreto. Un pequeño botoncillo que desbordara el placer con solo tocarlo. Mueve tu mano en círculos. No tardas en aprender aquello. Su respiración se agita más. Comienza inclusive a gritar. Haz dado en el blanco. No eres tan lento después de todo.
Hinata araña la pared. Grita más fuerte. Aumentas la velocidad de giro. Sientes como se humedece más a cada segundo. Lanza un grito más fuerte, quita tu mano de aquel lugar. Se recarga contra la pared buscando un poco de consuelo en el frio de esta.
La abrazas tiernamente por unos segundos. Escuchas su respiración haciendo coro con el canto de las cigarras.
-Estoy lista-interrumpe su vocecita musical la armonía de sus respiraciones acompasadas. Sabes a que se refiere. Tragas saliva. Hinata hace sus caderas hacia atrás, de tal manera que tu miembro quede a la altura de su entrada.
Te sientes torpe (lo eres). Diriges tu miembro hacia aquel lugar, Hinata aguanta la respiración. No quieres lastimarla, por eso no insistes con fuerza. Tu mano tiembla. La punta ya está en la entrada, pero no quieres insistir. Tienes miedo. Realmente no quieres lastimarla.
-Tranquilo-murmura-Todo estará bien. Dirige su mano hacia ti, te empuja con cuidado. Sientes como su cuerpo opone resistencia, sin embargo, ella no se detiene. Ha entrado la cabeza. Hinata se detiene. Siente dolor y lo sabes.-Continua-te dice con voz suplicante. La sujetas de la cintura abriéndote paso empujando tu cadera hacia ella. Hinata grita. Cierra los ojos con fuerza. También te duele a ti. Aprieta mucho. Ha entrado todo.
Te quedas un momento quieto, esperando que se acostumbre a tu presencia. Diriges tu mano hacia enfrente. No piensas permitir que sufra un minuto más, y como antes, comienzas a mover en círculos sus dedos. Hinata suspiro. Comienzas a mover lentamente tus caderas. Ella grita con cada envestida, su entrada se humedece más. Aumentas la velocidad. Tomas su mano y la aprietas con fuerza.
Más y mas rápido, parece que tu cadera se mueve sola. Una embestida tras otra. Duele, pero también se siente bien. Es un dolor que extrañamente trae consigo placer. Gimes, ella también lo hace. Dejas su zona intima para dirigir tu mano a su cadera, aumentando la profundidad de la penetración. Ella grita mucho, pero tú también lo haces. Sus voces se pierden, mezclándose entre sí en un coro de pasión y lujuria.
La ultima estocada y todos tus jugos se esparcen dentro de ella. Sales casi de inmediato, la abrazas con fuerza ya que sus piernas temblaron amenazadoramente.
Hinata dirige su mano hacia tu ya flácido miembro. "¡¿Pero qué?!" te preguntas, "¿Ella quiere hacerlo de nuevo?". No importa que seas el jodido señor de los Bijus, como todo hombre, necesitas de un periodo refractario. ¡Ya no puedes más! Pero Hinata insiste, insiste con fuerza.
-Basta-dices nervioso, pero ella no se detiene.-Basta-repites ahora asustado. Pero la chica sigue haciendo caso omiso a tus palabras. Comienza a doler…-¡Ya!-gritas.
Escuchando el eco de tu voz, abres los ojos. Miras a tu alrededor, te has quedado dormido. Decepcionado te levantas de la cama, tus bóxer esta húmedos… era obvio, vaya sueño… ¡Que sueño! Pero lástima que solo haya sido aquello.
Toc Toc
Llaman a la puerta, tal como en el sueño. Curioso, te diriges a la puerta sin siquiera preocuparte por tu semidesnudes, la abres al mismo tiempo que tus ojos. No puedes creer lo que ves: Es Hinata, con la misma ropa que en el sueño. Retrocedes unos pasos, Hinata te mira extrañada, no logras visualizar una caja de leche agria en el piso y caes hacia el suelo.
Crac Crac
Escuchas el eco de tu cabeza al golpear el suelo, abres los ojos. Esta totalmente oscura tu habitación. "Qué raro" piensas "Tuve un sueño dentro de un sueño". Te levantas de la cama para encender la luz. Caminas despacio. Tus pies sienten la tibia madera bajo ellos. Tanteas con la mano la pared, sientes el interruptor, lo accionas.
Tus hermosos ojos azules se abren desmesuradamente.
Hinata está totalmente desnuda durmiendo sobre tu cama. Te pellizcas, "Auch, eso dolio". No es un sueño…
Nada fue un sueño…
Notas de la autora:
Este fic está dedicado para Any, ¡Espero que haya cumplido con tus expectativas! ¡Disfrútalo bella!
Sobre el fic: Solo para aclarar, Naruto si hizo de las suyas con Hinata, pero cuando ella se puso insistente... Naruto se desmayo xD.
Soy de las que prefiere imaginarse a Naruto y Hinata tímidos, románticos, tiernos... De esos que van descubriendo las maravillas de una relación poco a poco. Muchos me dirán "¿Entonces por qué le hizo dos hijos?" Que hayan tenido dos hijos no quiere decir que Naruto sea un pervertido rudote ._. El le hizo dos hijos románticamente. Para mí, ellos son la viva encarnación del romance en el fandom del naruto, así que no verán muy seguido de mi parte fics lemonosos con un Naruto adicto sexual y una Hinata ninfómana... bueno si, pero con amor (?)
Por cierto es mi primer fic lemon naruhina, sean gentiles conmigo ... ;)
4.- En verano 28 de febrero del 2015
