Capítulo beteado por Sarai GN, Beta FFAD: wwwfacebookcom / groups / betasffaddiction

Bueno aquí estoy de nuevo con otra historia, esta vez la trama es completamente mía, los personajes pertenecen a Stephanie Meyer

CAPÍTULO 1

Iba caminando por la playa, el frío de marzo me calaba los huesos pero mi mente estaba en otras cosas. No comprendía cómo me había metido en semejante lío yo solita y no veía la forma de salir de esto ilesa.

La verdad es que esto me pasa por querer ser lo que no era y abarcar más de lo que podía.

Cuando hace un año llamaron a mi casa preguntando por la señorita "Isabella" para ofrecerle el puesto de secretaria de dirección en una conocida empresa de Madrid, no podía creérmelo, me extrañó un poco, ya que no me sonaba haber dejado mi currículum vitae en esa empresa, pero como me hacía mucha falta el trabajo, decidí no pensar mucho en ello y lo acepté sin preguntar, como decía mi abuela "a caballo regalado no se le mira el dentado".

Me citaron para el lunes a las 8 de la mañana, para una entrevista personal con el director de la empresa. Como era viernes y no tenía nada formal para presentarme a la entrevista, decidí que a pesar del efímero sueldo de camarera y con la esperanza de conseguir el puesto, era hora de salir a comprarme por lo menos un traje decente para presentarme.

Con esa resolución llamé a mi amiga Ángela para que me acompañara al centro comercial.

Dos horas después estaba de regreso en casa, con dos trajes de falda y chaqueta, tres blusas y un juego de zapatos de tacón, además de una reducción considerable de mi presupuesto del mes, pero con la esperanza de una mejora.

El fin de semana pasó con bastante tranquilidad, el sábado hice limpieza general en mi pequeño apartamento, lo cual me ayudó a calmar un poco los nervios.

El domingo lo dediqué a preparar todo lo necesario para la entrevista y a revisar mi coche, un Ford con casi más años que yo, para que no me dejara tirada a la mañana siguiente, preparé la cena pronto y me fui a dormir temprano para poder estar descansada, sabiendo que los nervios me podrían jugar una mala pasada.

El lunes me levanté a las 6 de la mañana, más nerviosa de lo que nunca estuve, intenté relajarme con una ducha larga, el agua caliente me destensó los músculos, un poco más tranquila me dediqué a hacer algo decente con la maraña de rizos sin forma que era mi pelo, con mucha paciencia conseguí que cayera en ondas a mi espalda, me maquillé un poco, sombra de ojos, rímel y un gloss labial, todo muy sutil y bajé a desayunar para irme.

Subí a mi coche y puse rumbo al centro de Madrid, hacia la entrevista que me ayudaría a salir adelante. Desde que mis padres murieron hace más de 3 años en un trágico accidente de coche, las cosas no me han ido muy bien, me tocó aceptar trabajos de poca monta para poder subsistir, llegaba muy justa a fin de mes, a duras penas tenia para pagar las facturas, a pesar de que tenía un título de secretariado y muchas ganas de trabajar y haber dejado más currículum que gente en la cola del paro, nunca me llamaban de ninguna empresa.

La razón que ponían todos era la falta de experiencia, ya que a mis 24 años, todavía no había ejercido mi profesión.

¿Pero cómo esperan que consiga experiencia si nadie se digna a darme la oportunidad?

Cuando llegué al edificio donde estaban las oficinas de la empresa, me quedé con la boca abierta, era absolutamente sobrecogedor, parecía una torre de marfil con sus cristaleras blanquecinas, reflejaba la luz como si brillara con la propia, debía de tener unos 20 pisos.

Una vez pasada la sorpresa inicial me dirigí a la entrada, al puesto de información, para preguntar a dónde debería dirigirme, allí me encontré a una rubia, de esas que parecen barbies de tanto plástico que llevan encima, me dirigió una mirada condescendiente , como si fuese mejor que yo y con una sonrisa de lo más falsa me preguntó:

—Buenos días señorita, mi nombre es Jessica, ¿a dónde se dirige?

—Hola, buenos días, soy Isabella Swan, tengo una entrevista con el jefe de personal para el puesto de secretaria de dirección.

La tipa ésta me lanzó una mirada evacuatoria, como si decidiese que no soy buena para trabajar en ésta empresa.Perra, fue lo que pensé en ese momento, cómo detesto que la gente haga esas cosas.

—Muy bien, diríjase a los ascensores y suba a la planta 17, allí en el mostrador de recepción dé sus datos y le dirán a dónde tenga un buen día

—Gracias, igualmente.

Dejándola allí me dirigí a los ascensores y presioné la tecla de llamada, intentando tranquilizar las náuseas que tenía en ese momento por culpa de los nervios, lo último que necesitaba era vomitar en medio de la entrevista.

Me subí en el ascensor y presioné la tecla 17, mientras ascendía, intentaba mentalizarme qué me encontraría en la entrevista, traté visualizar la imagen de mi futuro jefe, un hombre entrado en años, casado seguramente, me lo imaginé con tripa y calvo, seguro sería un estirado riquillo que no sabe cómo es la vida del trabajador medio, el típico empresario, vamos.

Eso me ayudó bastante a calmar los nervios, cuando llegué a la planta 17, respire hondo antes de salir. Casi se me sale la mandíbula del sitio, si el edificio por fuera es impresionante, las oficinas por dentro no se quedan atrás, la decoración además de funcional y sencilla, era sumamente elegante.

La decoración era básica, en blanco y negro, con un suelo en mármol del mismo color, en el que te podías observar como en un espejo, las paredes blanco marfil, en las cuales los apliques de luz eran también negros con algún detalle en dorado, cuadros con los marcos lacados en negro. El mobiliario de oficina en negro también, que contrastaba bastante con las paredes blancas.

Inhaléprofundo y me dirigí a la mesa de recepción para preguntar, en ella había otra chica de plástico, con la salvedad que ésta era pelirroja y no rubia, su sonrisa también forzada, me acerquépara hablarle.

—Hola buenos días, soy Isabella Swan y tengo una entrevista para dirección.

—Buenos días, siéntese por favor, enseguida la atienden.

—Gracias.

Ubiqué un lugar y esperé a que me llamaran, después de unos diez minutos me dijeron que pasara a la sala de juntas, me alisé nerviosamente las inexistentes arrugas de la falda y fui en esa dirección.

Cuando estaba al frente de la puerta intenté tranquilizarme, ésta era una oportunidad que no se me presentaría nuevamente, tenía que conseguir este trabajo a como diera lugar, respiré hondo y me dispuse a entrar, llamé dos veces y una voz muy suave me dijo que pasara, cuando abrí la puerta,nada, absolutamente nada me había preparado para lo que encontré.