Disclaimer: Bleach no me pertenece, es todo obra de Kubo Tite-sama

Nota: ¡Hola! ¿Cómo les va? Yo algo enferma jeje. Bueno, yo sigo aquí con los fics IchiRuki y este es un three-shots, que espero sea de su agrado. Es muy curiosa la historia de como se me ocurrió, una noche, estaba acostada en mi cama sin poder dormir, pensando en la escaza que es mi vida amorosa y que nunca he tenido una relación de novios con alguien por muchas razones, entre ellas mi obvio miedo al compromiso, ha ser herida de nuevo y que soy pésima para estas cosas, de verdad, cuando no me gusta alguien en verdad flirteo mucho, pero cuando me gusta demasiado ya ni sé que decir. Bueno, el punto es que se me vino a la mente la idea de adaptar esta situación a mi Rukia-chan, porque en algunas cosas nos parecemos. En fin, los primeros capis de este fic son narrados en segunda persona del singular, el primero es acerca de Rukia, el segundo de Ichigo y el tercero, el cual será relatado en tercera persona, es la resolución jeje. Además, estos tres shots son de corte alterno, por lo que muchas cosas no coinciden con la trama y dejare otras cosas como un misterio. Sin más, los dejo disfrutar.

Canciones recomendadas mientras al leer (Play List):

~ Hate that I love you: Rihanna feat. Ne-Yo (primer parrafo)

~ Who knew?: Pink (segundo parrafo al sexto)

~ Be mine: Robyn (septimo parrafo)

~ Hate that I love you (octavo al décimo)

~ Can't help falling in love with you: A-TEENS version (onceavo hasta el final)

Capítulo 1: No me quiero enamorar

Te miras al espejo y das un suspiro de frustración, no logras comprender por qué quieres verte especialmente linda el día de hoy y, sin embargo, sabes perfectamente cuál es la razón de esto. Hoy quieres verte distinta, especial y mucho más bonita que de costumbre, porque te citaste con él en el parque. Por puro enojo, avientas tu cepillo de cabello y ves como se pierde entre los confines de tu habitación; te sientes frustrada, avergonzada, confundida y, sobretodo, furiosa contigo misma. Hay una buena razón para tus actitudes, después de todo, has roto una promesa contigo misma y has roto las reglas que te autoimpusiste; tenía mucha razón tu padre aquel día que te dijo que no tenías remedio y que eras un caos, no debiste enojarte con él, pues tenía toda la razón del mundo al decirte esto. Tu problema, o mejor dicho dilema, en cuestión es que, muy a tu pesar, te has vuelto a enamorar.

Todavía recuerdas la primera vez que te enamoraste, tenías apenas catorce años y el afortunado del que te enamoraste, fue tu mejor amigo de aquella época: Abarai Renji. Él tenía casi todas las cualidades que te gustaban en el sexo opuesto y, aun así, no tenías ni idea de por qué te enamoraste de él en primer lugar. Compartían prácticamente todo y lo conocías tanto como la palma de tu mano, aunque, por increíble que parezca, cada día descubrías algo diferente sobre él; fue la primera persona que, con todo y sus defectos y virtudes, fuiste capaz de amar tal y como era. Solo había un problema, no sabías si él correspondía este sentimiento o si solo te veía como una hermana; tú querías saber sus sentimientos, pero tenías miedo de salir lastimada y no podías decirle.

Pasó un año en el que te guardaste tus sentimientos y todo seguía igual entre ustedes, o casi, pues él se había vuelto popular y tenía a un montón de chicas detrás de él; aun así, el pelirrojo te insistía en que no quería salir con ninguna de ellas y te decía que tú eras la única en la que pensaba. Había veces en las que creías que te correspondía y otras veces pensabas que solo te veía como una hermana, lo único que sabías con certeza era que, cada día que pasaba, te ibas enamorando más y más de él; sus actitudes hacia a ti, la forma en la que te miraba, la manera en la que bromeaba contigo y tomaba tu mano, te hacían sentir especial. Él era único y tú deseabas con todo el corazón que llegara el día en el que se diera cuenta que tú eras la chica para él

Lamentablemente, llegó el día en el que él también se enamoró, pero no de ti, sino de otra chica, quien era, a tu parecer, muchísimo más bonita que tú y con mejor personalidad; como eras su mejor amiga, no podías dejar de escuchar sus comentarios acerca de ella y tenías que darle consejos de cuál era la mejor manera en la que él se podía acercar a aquella chica. Un día, ya no lo pudiste soportar más y le gritaste porque ya no pasaba tiempo a tu lado, a lo que él respondió "Escucha, no me importa si estás o no enamorada de mí, pero yo no lo estoy de ti y quiero estar con mi nueva novia"; sus palabras te sorprendieron, no solo porque no sabías que esa chica era tu novia, pero porque él se había dado cuenta de tus sentimientos y no le había importado que esa no era la mejor manera de rechazarte.

Enojada, no le hablaste en dos semanas completas, en las que te sentiste totalmente desdichada y destruida por dentro; sin embargo, lo que más te dolía no era tu corazón herido ni el hecho de que quizás habías perdido a tu mejor amigo, no, lo que dolía y hacía que te enojaras más era tu orgullo herido; eres una Kuchiki, después de todo, no podías evitar ser orgullosa, mucho menos, dejar de encabronarte al saber que alguien había jugado de esa manera con tus sentimientos inocentes. Poco después, volvieron a ser amigos, pero ya no era lo mismo que antes. Como eres una mujer, en tu complicación, quisiste que él luchara por ti, que te demostrara que valías la pena; le dijiste que tu padre te estaba obligando a irte a una preparatoria lejos de la ciudad, pensaste que si Renji te dijera que no quería estar alejado de ti, tú podrías convencer a tu padre de quedarte, pero el idiota de tu amigo te deseó buena suerte y te convenció de ir a esa escuela, diciéndote que era una oportunidad única en la vida. Ese día, Abarai Renji te perdió para siempre y te dijiste a ti misma que estar enamorada era la peor cosa que te pudo haber pasado en la vida.

Pronto, entraste a preparatoria, te encantó el ambiente de tu nueva escuela e hiciste amigos rápidamente; te ocupaste en muchas cosas y te sentías bastante plena. Aun no estabas del todo curada del mal de amor y todavía pensabas en tu amigo y frecuentemente te preguntabas si él pensaba en ti tanto como tú pensabas en él; seguiste en contacto con él por un tiempo con ayuda de la famosa red social Facebook, pero, un buen día, él dejó de mantener la comunicación contigo, por un instante pensaste que estaba muy ocupado por la escuela, pero, al pasar dos semanas y notando que ya estaba de vacaciones, te diste por vencida en seguirlo esperando y lo llamaste idiota por una última vez. Hasta la fecha, no sabes qué ha sido de él.

Seguiste con tus años de preparatoria y, cuando apenas habías cumplido diecisiete años, nuevamente un chico llamó tu atención. Él sujeto en cuestión era un año mayor que tú y frecuentaban tu mismo círculo de amigos; tal vez no eran los mejores amigos del mundo, pero sí tenían muchas cosas en común y, esta vez, sabías exactamente la razón por la que te habías enamorado de él. Shiba Kaien era alto, guapo, tenía unos hermosos ojos entre verdes y azules, buen sentido del humor, era encantador y tenía un aura especial que atraía a la gente hacia él, era buen líder, te hacía reír y te había enseñado muchas cosas; en fin, Kaien era todo con lo que habías soñado. Pero, parecía que no tenías suerte en el amor, pues justo cuando ibas a hacer tu movimiento, él anunció que tenía novia; ella se llamaba Miyako y era hermosa, inteligente, amable y valiente, en fin, todo lo que alguien espera de una chica; todos decían que ellos dos eran una hermosa pareja y, aunque te doliera, no podías evitar estar de acuerdo con esta opinión, pues esa chica que tu envidiabas, era la mujer ideal para él. Dolida y enojada contigo misma, juraste que no querías volverte a enamorar.

Ha pasado más de un año y medio desde ese momento y ahora tienes dieciocho años y eres una estudiante universitaria; has entrado a una de las mejores universidades que hay en Japón y eres extremadamente brillante en la carrera que estás estudiando, todos tus maestros están fascinados contigo y tu padre no podría estar más orgulloso de ti. Por primera vez en tu vida, sientes que estás haciendo lo correcto y eres muy feliz. En este ambiente, lo conociste a él; al principio, no podías verlo ni en puntura y lo insultabas diciéndole que era un "idiota insensible y sin modales" y él te llamaba "enana mandona y sin gracia". Pronto, de alguna manera extraña, se volvió tu mejor amigo y empezaste a confiar en él más de lo que has confiado en alguien en toda tu vida.

Quizás te comenzante a sentir en confianza con él por su manera de ser, tan parecida a la tuya; los dos son orgullosos, tercos, malhumorados, cerrados, tímidos, huraños, honorables, con un sentido de la responsabilidad y de proteger bastante fuertes; los dos perdieron a su madre al ser muy niños y no tienen la mejor de las relaciones con sus padres; los dos son valientes, pero también tienen sus momentos de debilidad y tienden a deprimirse con facilidad. Y entre este mar de similitudes que tienen, con el tiempo te has dado cuenta que también son muy diferentes; él es bastante alto y tú eres muy pequeña, él tiene el cabello de un extravagante tono naranja y tú lo tienes negro como la noche, él tiene los ojos marrones y tú violetas; él prefiere comer cosas dulces y tú saladas, él es amante de Shakespeare y de la Literatura Clásica y tú eres fanática de leer manga shojou y de misterio; aunque te gusta dibujar, él insiste en que tus dibujos son horribles y tú le dices que canta pésimo.

Son tan similares y a la vez tan diferentes que asusta, tanto, que muchos de tus conocidos y amigos les han insinuado que deberían ser algo más, pero esto nunca te había importado, claro, hasta ahora. Sucede que, un buen día te despertaste y te diste cuenta que estabas de mejor humor que de costumbre sin saber la razón, peor aún, sentiste que tu cara completamente se iluminó cuando cierto peli-naranja apareció en tu campo de visión; pronto, te encontraste a ti misma sonriendo como una idiota cada vez que estaba a tu lado y sonrojándote cada vez que te acariciaba la cabeza o tomaba de la mano. Definitivamente, tú, Kuchiki Rukia, te has enamorado de nuevo.

Y ¿cómo no enamorarte de él? Seguro, el hombre es un bruto, testarudo, un completo despistado, con pésimo sentido del humor y, además, tiene una manía por molestarte, pero, también es la única persona que realmente te conoce y te comprende, sabe respetar tu espacio personal y te consuela siempre que estás triste, aunque tú no quieras. Sin duda alguna, este chico se ha ganado tú corazón de la manera más extraña que hay; entre discusiones sin sentido, gritos y apodos extraños se hizo un espacio en ese orgulloso y voluble corazón que tienes.

Suspiras al darte cuenta de todas las virtudes de tu amigo y en la manera que te hace sentir, tan diferente a las veces anteriores, pues ya no estás enamorada de él como una niña caprichosa, no, ahora te enamoraste de él como toda una mujer. El único detalle que te sigue molestando, es tu propia traición a tu propio juramento y el hecho de que es muy probable que él termine rechazándote. ¿Por qué hicieron los dioses del amor algo tan difícil? Aunque, te dices a ti misma, si fuera tan sencillo, no tendría chiste ni sería un reto.

Te miras al espejo y te dices a ti misma que te ves hermosa, hoy te has puesto algo de maquillaje, no mucho, solo delineador negro, mascara, y brillo labial; estas usando un vestido violeta con tonos en blanco y unos zapatos también violetas sin mucho tacón. Mientras pensabas en toda tu vida romántica te diste cuenta que no tuviste suerte con tus otros amores, porque no estabas destinada a estar con ello, ¿cómo supiste esto? Fácil, si hubiera sido el destino, si de verdad hubieras querido estar con ellos, no hubieras tenido miedo, se los habrías dicho; en cambio, tú situación actual es muy diferente, pues has decidido que hoy se lo dirás, le dirás al cabeza hueca de Kurosaki Ichigo todo lo que sientes por él y, si no corresponde tus sentimientos, no te vas a sentir deprimida, pues sabrás que luchaste hasta el final y arriesgaste todo por tu amor.

Un sonido familiar te saca de tus pensamientos, es tu celular, al parecer te ha llegado un mensaje; lo ves y te das cuenta que te lo ha enviado nadie más y nadie menos que Ichigo, preguntándote dónde carajos estás. Sonríes inadvertidamente al notar su grosería y te dices mentalmente que este chico nunca cambiara, pero bueno, esa parte ruda también te gusta de él, ¿no es así? Le contestas diciendo que se te hizo tarde y que ya vas en camino, luego, tomas tu bolso y un suéter y sales de tu departamento, viendo por última vez tu reflejo en el espejo, te guiñas a ti misma el ojo y sonríes, no sabes por qué, pero tienes un buen presentimiento de que este día será magnífico…


Jo, ¡Gracias por leer! ¿Quedó OOC? ¿O si suena como algo que le pasaría a Rukia? Bueno, de cualquier manera mañana subiré el segundo capi que ya tengo listo. Críticas constructivas son aceptadas. Ja ne!