Summary: Opción 1: Matar a Dumbledore …y ser culpable de la caída del mundo mágico, Opción 2: No matar a Dumbledore…y su familia pagará. Opción 3: Robarle el giratiempos a Granger y salvarles a todos.

Disclaimer: Nada me pertenece, salvo esta loca idea, olvidada por años en una carpeta.

Cannon: Draco Malfoy y Hermione Granger; Lucius Malfoy y Narcisa Black. (Y un poco de todos los presentes en esa época)


THE LOVE OF A MALFOY

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0. Prólogo

Harry Potter y el Príncipe Mestizo

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- Mi querido muchacho, dejémonos de tener pretensiones acerca de eso. Si fueras a matarme ya lo habrías hecho cuando me desarmaste, y no te hubieras detenido a tener esta agradable charla sobre caminos y significados.

-¡No tengo muchas opciones!- dijo Malfoy, y de repente se puso más blanco que Dumbledore. -¡Tengo que hacerlo! ¡El me matará! ¡Matará a toda mi familia!

- Veo la dificultad de tu posición,- dijo Dumbledore.- ¿Por qué piensas que no te he confrontado antes? Porque sabia que igualmente ibas a ser asesinado por Lord Voldemort si yo hubiera sospechado de ti.

Malfoy se estremeció al escuchar el nombre de Voldemort.

- No osaba a hablar contigo de la misión de la cuál sabía que te había sido confiada, en caso que él usara la legilimancia contra ti,- continuó Dumbledore. -Pero ahora por fin podemos hablar de ello claramente el uno con el otro. No ha habido daños ni nadie ha sido herido, y por suerte tus victimas sobrevivieron. Puedo ayudarte, Draco.

-No, no puede,-dijo Malfoy, la mano que sujetaba su varita se agitaba fuertemente,-nadie puede. Él me dijo que lo hiciera o me mataría. No tengo elección

- Vuelve al lado correcto, Draco, y podremos esconderte más de lo que hubieras podido imaginar. Es más, puedo mandar algunos miembros de la Orden para esconder a tu madre de la misma manera. Tu padre está a salvo en Azkaban... y cuando llegue el momento podremos protegerlo a él también... vuelve al lado correcto, Draco... tu no eres un asesino...

Malfoy miró fijamente a Dumbledore.

- Pero he llegado hasta aquí, ¿no es cierto?- dijo suavemente- Pensaron que moriría en el intento, pero aquí me tiene... y usted está en mi poder... soy el único que tiene una varita... y usted está a mi piedad...

- No Draco,-dijo Dumbledore silenciosamente, -Es mi piedad, no la tuya, la que cuenta ahora.

Malfoy no habló. Su boca permanecía abierta, y la mano que sujetaba la varita seguía temblando


Ahora podía ver la enorme silueta de Hagrid iluminada por la luz de la luna creciente, que apareció de repente desde detrás de las nubes. El mortífago rubio lanzaba una maldición tras otra al guardabosque, pero la inmensa fuerza de Hagrid y la piel dura que había heredado de su madre gigante parecían estar protegiéndole. De todas formas, Snape y Malfoy todavía corrían, pronto estarían más allá de las puertas donde podrían desaparecerse.

Harry se abrió paso hasta más allá de Hagrid y de su adversario, apuntó a la espalda de Snape y gritó –¡Desmaius!–. Falló, el chorro de luz roja flotó por encima de la cabeza del hombre.

Snape gritó –¡Corre, Draco!– y se volvió. A veinte metros de distancia, Harry y él se miraron el uno al otro antes de alzar simultáneamente las varitas.


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1. The Love of a Malfoy

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Ojos que se encuentran de repente, ojos que se miran y se reconocen.

Castaños y grises.

Que dudan:

Una palabra, una historia que contar, una historia que escuchar, un sentimiento fugaz, quizá expresado entre susurros, un pensamiento, un gesto, …un balbuceo, ¿una idea que se niega a ser expresada con palabras?

No. Ojos que se miran y se reconocen, y pasan unos junto a otros en silencio...

…O al menos eso es lo que Draco Malfoy hubiera deseado. Caminaba por el corredor del colegio, el murmullo de voces y risas ajenas rodeándole, sin tocarle, y los gritos, el ruido de las pequeñas pisadas al correr tras de él.

Ella demanda una explicación, le insulta, exige que pare. Le llama por su nombre, y entonces posa una mano y él se gira, igual de calmo, tan contrario al rostro agitado de la chica, esa cara odiada con dos ojos castaños, vivaces, que ya no dudan, dicen:

- ¡Asesino!

Draco podía escuchar la voz de Dumbledore atormentándole en su cabeza "vuelve al lado correcto, Draco... tu no eres un asesino...". Apenas unos minutos, horas. Ya no sabía nada.

"vuelve al lado correcto, Draco"

Esta vez no fallaría, por eso estaba allí.

- Apártate Granger.

Hermione no bajaba su varita, lo apuntaba. Su pulso estaba francamente tembloroso, la vara no se mantenía quieta entre sus dedos.

- Vas a accionar al giratiempos...de nuevo -le ordenó con el ceño hundido.

Contra todo lo que pensaba o hubiera esperado la Gryffindor, el chico dio un paso en su dirección, cerrando la distancia.

- No- Una negativa a su reclamó, a su misma presencia. Nunca entro en sus planes la compañía del ratón de biblioteca, debió ser más cuidadoso cuando robo el objeto que alteraba el tiempo, pero había estado tan concentrado en encontrar la fecha exacta, que no reparo en la presencia de su compañera de viaje. Los dos se vieron arrastrados en el portal temporal – no me iré hasta que termine lo que vine a hacer.

Definitivo. Y lo que le ocurriera a ella, no era su problema.

- ¡Ya has hecho más que suficiente! –tenía miedo. De él. Por Harry. Aún no asimilaba todo lo que acababa de suceder, la marca tenebrosa en el cielo, que Dumbledore, que Dumbledore.

Los labios finos Draco se curvaron en la ya conocida mueca de arrogancia que le caracterizaba, desdeñosa burla.

- Me culpáis por la muerte del viejo, y ellos- los dos sabían que se refería a los mortifagos- me castigaran porque no le mate- y con él a su familia. Una promesa del Señor Oscuro.- Pero tu no me crees ¿Por qué habrías de hacerlo? - Entrecerró los ojos- no existe otra manera, no voy a volver- su decisión fue la de un hombre condenado que no tenía nada que perder.

Echó a caminar de nuevo.

Hermione volvió a cerrar su paso, corriendo hasta ponerse frente a él. Temblaba violentamente, no solo de forma física. Había muchas cosas en Draco que ahora mismo la aterrorizaban; el frío gélido de sus ojos, y la falta de toda ética.

- ¡No puedes cambiar las cosas! -exclamó mientras reunía fuerzas- Si cambias el transcurso de las acciones que pasaron en un pasado del que tú procedes, puedes desatar el Caos. ¡Te juegas tu propia vida!

- Y a ti que te importa asquerosa sangre sucia- espetó cogiéndola por los hombros hasta pegarla a él, que solo ella escuchara sus palabras, los alientos de ambos se entremezclaban chocando uno con otro- Yo no tengo vida en ese Hogwarts que conocemos ¿No lo entiendes? Voy a salvar a vuestro precioso director, voy a lograr lo que Potty no consiguió, acabar con El Lord Tenebroso.

Por encima de todas las cosas, aunque no se lo dijo a ella, iba a salvar a sus padres. Su padre sería liberado del inmundo Azkaban, ocupando el alto lugar en la sociedad que le correspondía por derecho, líder. Y su madre, nadie la haría llorar otra vez, ni bajaría avergonzada la cabeza por el trato que se le daba a su familia. Eran Malfoy. Vencedores. Superior.

Hermione retuvo las lágrimas desoladas que pujaban de sus ojos. Apretó los labios, mientras su cuerpo se volvía rígido por culpa de la histeria que bombeaba frenética sus pensamientos.

- ¿Salvar? -imitó su desdeñoso tono burlón- ¿Tú? ¡Eres uno de los seres más decepcionantes que he conocido en mi corta vida! -chilló- No puedes acabar con el Señor Oscuro, nadie puede hacerlo, ¡solo Harry! Y Me importa, porque por tus rastreras obras todos mis amigos estuvieron en peligro. ¿Pretendes que te crea? ¡No te creo porque solo has luchado por ti! ¡Y ni siquiera eso lo has hecho bien! ¡Cobarde!

Y Draco sonrió. Esa era la repelente Gryffindor, con sus amiguitos, a la que estaba acostumbrado y sabía manejar. Lamentablemente ya no tenía tiempo para eso, mucho había cambiado. Él había cambiado.

- ¿Mate al mago mas poderoso del mundo, no? ¡Al único que el Lord temía!- usó el crimen del que se le acusaba como argumento- pero esto Granger, no es otra de vuestras aventuras rompiendo todas las reglas

Año tras año fue testigo de cómo el Trío Dorado, rescataba al mundo mágico

- No se trata del bien y el mal, o la justicia, ni siquiera se trata de…Voldemort- era mucho más importante, todo giraba torno a sus padres- Así que cállate de una jodida vez y elige, estas aquí atrapada ¿me ayudaras a hacer las cosas bien o tengo que destruirte?- estaba dispuesto a permitir que salvara a la familia de Potter, y al fugado Black, a Dumbledore. Pese a todo le reconocía inteligencia a la mugrosa. Si razonaba y le ayudaba, pagaría gustoso cualquier precio.

Hermione se zafó con brusquedad, y se colocó con rabia el suéter de lana que vestía. Le miró unos segundos. Sus palabras haciendo eco en su conciencia. Y cuando su sistema nervioso eligió asentarse, ella habló de nuevo. Su voz firme.

- Tu no mataste a Albus Dumblendore -su sola concepción de un hombre tan poderoso destruido por un mocoso caprichoso era demasiado... fantástica para ser real. Al captar la afilada mirada de Malfoy entornarse, continuó- ¿Si es más allá de Voldemort -le costaba asimilar que le nombrara- de los lados opuestos de la balanza de esta guerra, que intentas entonces, Malfoy?. Dímelo, y puede que te ayude.

Las manos de Malfoy ya estaban en su cuello, apretando. Asfixiándola.

- Te lo dije Granger, te dije que te destruiría- nadie iba a volver a controlarle, no tendía que rendir cuentas. Menos a ella. ¡A cualquiera menos a ella!- colaboras, o estorbas.- apretó un poco más, arrancando un gemido de sus labios- llevo mucho tiempo queriendo hacer esto- confesó- me daría tanto placer ver como callas para siempre

Mientras se sentía estrangulada, Hermione le había mirado. Sentía los cálidos ríos de lágrimas resbalar por sus mejillas. Draco se vio reflejado en sus ojos, el asesino que le obligaban ser y no quería.

- Pero estamos en el mismo bando- recordó para ella y para él levantando las palmas en son de paz, más tranquilo, controlando y recuperando la compostura – es una tregua.

Estaban solos. Todos habían desaparecido para la selección del año que daba comienzo.

- Mis padres no se unirán a la causa del Lord- más no compartiría con ella- desde este momento soy Draco Yaxley- usó de tapadera uno de los conocidos apellidos de los de su circulo- y tu serás…Burke- eligió otro después de pensarlo detenidamente- nos trasladamos desde Drumstrang por este curso, eso es todo lo que necesitas saber.

Entraron al gran comedor donde nadie se percató de los nuevos desconocidos, el alboroto les protegía de una aparición que llamara la atención.

Cómo una autómata, gracias al shock, Hermione seguía a Draco, y cuando miró a su alrededor, intentando adaptarse a ese nuevo tiempo, sus ojos se encontraron con los afilados grises de Lucius Malfoy, quien a la cabeza de su casa, como premio anual y prefecto presenciaba la cena y selección que daba comienzo al curso.

Hermione apartó la mirada, cohibida, y la llevó hasta la casa de los valientes. Su respiración se entrecortó notablemente cuando reconoció a cuatro muchachos. Uno de cabellos negros desordenados, la copia nutrida de Harry Potter, que miraba con picardía a una orgullosa Lily Evans.

"Es verdad, es como mirar a Harry a los ojos" El pensamiento se coló sin su permiso, pero no pudo detenerse a saborearlo, la vida seguía, el plan seguía, y más información la bombardeaba, más recuerdos.

Sirius Black estaba sentado junto a James, sonreía, era puro arrojo, claramente contrastaba con un cansado Remus Lupin, se acercaría Luna Llena, y...

Los ojos de la joven relampaguearon al ver a un chico regordete de cabello arena que permanecía junto a Sirius, mirándolo con adoración. ¡Traidor!

Draco caminó directo hacía la subdirectora McGonagall. Fingiendo una apariencia externa serena, focalizado en su tarea. Avanzó con pasos firmes, ni muy rápidos, ni muy lentos. Entonces entregó la falsa nota de la que dependía la primera parte de su plan: ingresar a la escuela.

TBC


N/A: Gracias por tomaros el tiempo de llegar hasta aquí. A cambio, puedo prometer que el fic está ya terminado, y cada semana, será añadido un capítulo nuevo.

A diferencia de mis otros trabajos, aquí tendréis dos finales, uno feliz, y otro no tan feliz, para todos los gustos. The love of a Malfoy se sitúa entre el 6º y 7º libro de HP, sin afectar su resultado.