Capítulo 1. ¿La sangre sucia?
En una habitación oscura, dos hombre se encontraban hablando, ambos llevaban una capucha negra que los cubría por completo, razón por la cual no se lograba apreciar bien quienes era. La habitación estaba prácticamente a oscuras, de no haber sido por la escasa iluminación que les proporcionaba la chimenea.
Hacía escasos segundos que un silencios sepulcral se había adueñado de aquél lugar. Cada uno estaba absorto en sus pensamientos y miraban el fuego de la chimenea que amenazaba con apagarse de un momento a otro. Uno de ellos no pudo aguantar más y aún con la mirada en la chimenea, le preguntó…
-¿Cuándo la traeremos, señor?
El otro aún con la mirada puesta en la chimenea le dijo con una voz fría que le erizaba la piel a cualquiera.
-Mañana mismo, Colagusano.
-Pero señor… ¿No es muy pronto?
-No. -dijo de manera cortante- Mientras más pronto se acostumbrare a su nueva vida, será mejor para ella y más pronto llevaremos el plan a cabo.
-¿Y está seguro de que es ella, mi señor?
-Por supuesto.
-Pero…
-Pero nada… ¿Acaso dudas de lo que digo?
-Por supuesto que no mi señor… Jamás lo haría…
-Bla… bla… Me aburres Colagusano. Llama a Lucius.
-Si señor… -poco a poco el hombre llamado Colagusano se fue alejando en dirección a la puerta y mientras estúpidas reverencias decía- enseguida señor… lo que usted diga mi señor…
De pronto el hombre dejó de escuchar la voz de Colagusano, entendiendo que se había marchado y lo había dejado sólo. Por fin. Algo de soledad para poder pensar. Al fin había encontrado a la chica de su misma sangre… su heredera…
Desde su "regresó" había hecho todo lo que estaba a su alcance para encontrar a aquella chica. Mucho de los mortífagos se habían tomado como algo personal averiguar el paradero de ella, claro todo por complacerlo a él.
Pero algo estaba en claro, estaba como obsesionado por averiguar tantas cosas de ella como le fuera posible, que ya no era el mismo de antes. Se podría decir que estaba más sensible, se le encontraba muchas veces en algún lugar, muy pensativo, y muchos podían asegurar que las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.
Estaba absorto en sus pensamientos cuando un individuo alto, con el cabello rubio y lacio, y el rostro pálido y anguloso entró en la habitación, a pesar de llevar una capucha, él lo reconoció. Sin duda alguna, era Lucius Malfoy. El hombre se volvió al oír los pasos, entrecerró los ojos grises y de fría mirada y los clavó en la mirada de Lucius.
-Vaya, vaya… Lucius Malfoy -dijo el hombre con descaro.
Lucius se quedó sin aliento, como si el aire se hubiera solidificado. Había visto por última vez aquellos ojos de mirada gélida y había escuchado, también por última vez, aquella voz burlándose de Potter en un oscuro cementerio, mientras lo torturaba
-Colagusano me ha comentado que tu hijo, el joven Draco, se ha librado de una buena, Lucius. -comentó el hombre mientras arrastraba las palabras- Es asombroso como se las ingenian los Malfoy para escabullirse de las situaciones comprometedoras. ¿No crees?
- Sí -afirmó Lucius- Es verdad mi señor.
- Bueno, me alegró por tu familia, deben de estar muy orgullosos de él. Pero, de cualquier modo, no te llamé para hablarte de tu hijo… Necesito que le avises a hijo de Zabini, Blaise, que lo estaré esperando en tu casa ma…
- ¿Qué? -dejó escapar Lucius. El hombre lo miró sorprendido ¿Cómo osaba a interrogarlo?- ¿Y se podría saber porque motivo, mi señor?
- Claro que se puede -dijo el hombre, Lucius notó que hablaba con cierto orgullo- Recordarás que hacía tiempo veníamos buscando información que nos revelara el paradero de mi hija… Pues me complace anunciarte que ya hemos dado con ella…
- Es una fantástica noticia, mi señor. Pero ¿Qué tiene que ver Blaise con esto?
- Bueno, sé que Blaise la conoce y deseaba que me pudiese hablar sobre ella… no sé darme una información de antemano para saber que esperar... después de todo no hemos averiguado gran cosa de ella, o al menos, no lo que yo esperaba.
- ¿Está seguro que Blaise la conoce, mi señor?
- Absolutamente.
- Pero ¿Si la conoce, cómo es posible que tardáramos tanto en ubicarla?
- La razón es muy simple. Sé que te acuerdas de su madre… ella es una bruja muy astuta… pues al llevársela la dejó con unos muggles para que no diésemos con ella, y bueno, ellos la tomaron como si fueran suya y le dieron un nombre y su apellido. A pesar de que me imagino que la chica ha de parecerse mucho a su madre, no han dado con ella antes pues pensaban que era una "sangre-sucia", pero no lo es.
- ¿Y podría saber quien es, mi señor?
- Por supuesto, Lucius. Su nombre… o más bien, el nombre con que es conocida por la sociedad mágica y la muggle es… Hermione Jane Granger
Lucius palideció con una rapidez asombrosa, no podía dar crédito a sus oídos… ¿En serio había oído Hermione Granger? ¿O había sido una mala pasada que le estaban dando sus sentidos? Si, seguramente sería eso, no podía, ni quería creer que Granger era la hija de su señor. Su cerebro actuó de manera instintiva, inmediatamente comenzó a recordar, como su hijo, Blaise Zabini, Theodore Nott, Pansy Parkinson y el resto de los Slytherin, se habían encargado personalmente de hacerle la vida de cuadritos a la chica… no podía ser…
- …la sangre sucia -para su desgracia, aquellas palabras, a pesar de haberlas pronunciado más para sí que para su señor, este las había escuchado y le dijo:
- Más respeto Lucius -le dijo gélidamente- Que puede que pronto estarás siguiendo sus órdenes no las mías… -Lucius asintió con la cabeza, su señora estaba loco, la chica jamás sería uno de ellos, y eso él lo sabía, es decir, si es la mejor amiga de Potter- Ah, y avísale a Blaise que me reuniré con él a eso de las 15:30 en tu casa.
- Claro mi señor… -se dio media vuelta para marcharse y se encaminó hacia la puerta, ya estaba punto de marcharse cuando se volvió y dijo- ¡Que tenga buen día! -y sin más se marchó.
Voldemort volvió a perderse en sus pensamientos, estaba más que feliz, pronto tendría junto a él a su hija, sangre de su sangre… su heredera… una Ryddle… ¡Maldición! ¡Cómo odiaba aquél apellido!
- Hermione Jane Ryddle -dijo en voz alta- ¡No suena mal!
