Ese hombre… Soy yo
Los años han pasado para la vida de un par de rubios, ellos han unido sus vidas, y están pronto a casarse, pero hay algo que atormenta la mente de Albert, él está cerca y eso lo altera, no es que desconfíe del amor que ella le profesa, mas le aterra que él no entienda eso y quiera vengarse de una traición que no se ha cometido. El debería decirle lo que Candy y el hablaron antes de hacerse novios, para que pueda entender la verdad.
Eran ya las 10 de la noche, la Mansión Andrew estaba casi desierta, a pesar de ser sábado, todos habían preferido acostarse temprano para salir mañana temprano a Lakewood; bajo esas circunstancias una silueta cruzó el gran hall de la entrada a zancadas largas y presurosas que hicieron eco en la deshabitada primera planta, una delicada figura apareció de entre las sombras para interceptar al hombre alto y de gallarda figura que se disponía a salir.
Así que nos pides no salir y tú si te dispones a hacerlo – mencionó la pequeña dama que se acercaba.
¡Oh! Mi amor pensé que dormías ya.
Estaba en la cocina buscando a Dorothy, necesito que me de algo que le di a guardar. Pero ¿no me vas a decir a donde vas?
Sólo voy a salir un momento, tengo algo urgente que hacer, es una sorpresa para la fiesta de compromiso.
Pero a esta hora.
No quiero que nadie sepa que es.
Y no me puedes dar una pista.
No pequeña curiosa, te prometo no tardar; además ya deberías acostarte mañana salimos temprano y no deseo sacarte de la cama dormida y llevarte en camisón en el coche hasta Lakewood.
Me has dicho dormilona, sepa señor Andrew que yo no soy una dormilona – mencionó la pecosa con falsa indignación y un gracioso puchero.
Creo señorita Andrew que debería demostrarme eso – luego de decirle eso le dio un beso cargado de amor y se despidió.
En un bar algo escondido de Chicago, un joven de cabellos castaños recibía a un guapo rubio que llegaba algo retrasado a su reunión.
Demoraste algo.
Tuve un imprevisto que atender antes de salir.
Albert voy a ir al grano, tú sabes lo que significa Candy, sin su amor me volví loco, perdí mi camino; por eso deseo que me digas la verdad. En verdad ya hay otro hombre en su vida.
Si, Terry. Ella se ha vuelto a enamorar.
Tan rápido me olvidó, no eso no, el debe haberla engañado, seducido, ella es tan pura tan inocente.
Terry, Ese hombre no quiso hacerte daño,
no le guardes rencor compréndelo,
ese hombre solo vino a ocupar,
el enorme vacío que en ella tu amor dejo.
Cometí mil errores
descuide tantas cosas
pero ella sabia que yo no podía vivir
sin su amor.
Tienes que olvidarla
aunque te haga daño
tal vez a su lado ahora sea feliz compréndelo
se muy bien lo que sientes
pero voy a decirte lo que ella me hablo.
Cuéntale que estoy muy bien
que fueron muchos años de soledad
que ya nunca podría volver con él.
Convéncela.
No lo puedo hacer.
Convéncela.
Dile que así es mejor
que al fin ahora hay alguien
que piensa en mi
que tiene tiempo y me demuestra amor.
Se que él le mintió.
Porque hablas así.
Se que él le mintió.
Ese hombre se nota
que la quiere
se encuentra tan cambiada
esta mucho mejor
tu lo sabes
y por eso te duele
él ha puesto en su vida
una ilusión.
Si pudiera hablarle
se que él comprendería
yo le haría saber que ella esta junto a él
por dolor.
Ya no te engañes
ella lo quiere
la vida da solo una oportunidad
acéptalo
aunque se lo que sientes
yo tengo que decirte
lo que ella me hablo.
Cuéntale que soy feliz
que a veces me da pena mirar atrás
pero no tengo miedo quiero vivir.
Como pudo cambiar.
Se ha cansado de ti.
Como pudo cambiar.
Dile que hoy he vuelto a creer
que alguien necesita por fin mi amor
que con pequeñas cosas
me ha hecho bien.
Ese hombre robo.
No fue culpa de él.
Ese hombre robo.
Ese hombre
no quiso hacerte daño
no le guardes rencor
compréndelo.
No lo dudes es tu amigo
y te quiere
porque ese hombre ese hombre
soy yo...
Así el joven de ojos azul verdosos aún en estado de shock se retiró del bar, mientras Albert pedía una última copa antes de retirarse a la mansión a descansar, su único deseo ahora era que Terry pudiera comprender que Candy y él se amaban y que no había nada que hacer en eso.
El tiempo transcurrió, luego del encuentro, tranquilo y rápido; ya sólo faltaban dos días para que se anuncie el compromiso del magnate Andrew y la mansión de Chicago estaba siendo preparada para el acontecimiento. Albert deseaba que esto acabara pronto pues esa tarea era demasiado pesada, por lo que se ocultaba en su despacho o trabajaba con George o leían con Candy, pero por motivos ajenos a su voluntad se encontraba sólo revisando la correspondencia, tranquilo, hasta que un sobre llamó su atención, pues el remitente era Terry, abrió con desesperación el sobre y lo que leyó en un primer momento lo sorprendió pero luego le agradó.
Por lo que decidió compartir con Candy esa noticia, sabía que a ella le agradaría la noticia así que la esperó hasta que llegó con una gran sonrisa.
Hola mi amor.
Hola pequeña, te tengo una sorpresa.
¿Cuál? Nos vamos a fugar y olvidar de esta fiesta.
No corazón es con respecto a Terry.
Está bien.
Si, muy bien mira – para esto los dos ya se encontraban en su sillón favorito, abrazados.
Hola Albert
Espero que estés bien y cuidando de tarzán pecosa, se por las noticias que se van a comprometer, les deseo todos los parabienes posibles, se que van a ser muy felices.
Voy a respetar su felicidad por que ahora los entiendo, saber libre a Candy me daba la esperanza de poder volver a estar con ella, y de no ver la maravillosa mujer que tenía a mi lado, Susana no me ha reprochado mi actitud, muy a pesar de no ser alguien muy dado a la comunicación ella me ha respetado y ha empezado a entender mis silencios y los respeta.
Saluda a Candy y dile que cumpla con su promesa que yo cumpliré con mi deber.
Terry
Que bueno, ojala el y Susana sean felices.
Yo también lo espero pequeña – luego la hizo girar quedando muy juntos y en una posición bastante incomoda si abrían la puerta en ese momento, pero Albert no desaprovechó el momento y la besó – Te amo Princesa.
Y yo a ti, mi príncipe.
