Nota de autor: Bueno aquí traigo una nueva historia, he de decirles que la historia llego a mi cabeza en un momento bastante extraño (y doloroso) y que está inspirada en un manga que leí una vez y del cual lamentablemente no recuerdo el nombre, sin embargo y pese a que me inspiré en el he cambiado mucho las cosas… ahora sería una versión del manga bastante desfigurada xD nunca me puedo apegar demasiado a las ideas de otros x.X pero intentó hacerlo lo mejor posible.
La historia empieza bastante liviana pero rápidamente comenzara a mostrar sus colores más oscuros. Espero les guste.
Desde que comencé a amarte
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Sentada ahí, en clase de Matemáticas lo único en lo que podía pensar era en el perfecto perfil de Li. Su nariz recta, sus facciones filosas, sus labios llenos lo justo y necesario, el color oscuro de sus pestañas abultadas; Sus hombros anchos; sus grandes manos sosteniendo el lápiz y esa expresión seria que embriagaba sus ojos… ojos hermosos, ojos enigmáticos.
Desde hacía meses estaba enamorada de él… desde hacía meses, en deportes en ciencias en lengua, lo único que era capaz de hacer era mirarlo.
Su embelesadora forma… sus ojos siempre misteriosos y tristes, contrastando con esa sonrisa fresca que llenaba todo los espacios cada vez que estaba cerca.
El timbre sonó y se levanto de su asiento para caminar hasta donde estaba Tomoyo.
Hoy saldrían de compras.
A metros de ella pudo verlo, quizás por última vez ese día. Estaba con Yamasaki y Takeru, los tres reían, los tres parecían realmente felices pero los ojos de Shaoran eran diferentes, los ojos de él parecían llorar lágrimas invisibles.
Llevó su mano al pecho.
Pese a que Shaoran era feliz, pese a que siempre tenía una sonrisa en la boca, era exitoso con las chicas, en clases y en los deportes, había comenzado a observarlo porque había algo que no concordaba en su rostro, su sonrisa y sus ojos no decían las mismas cosas.
-¿Qué miras Sakurita? –Le dijo Tomoyo.
-Nada, sólo… no veo nada… -se apresuro a decir nerviosa.
Pero antes de que pudiera apartar su vista de él. La insidiosa mirada castaña de Li penetró su cuerpo.
Descendió rápidamente los ojos al suelo.
Está no era la primera vez que Shaoran la miraba, lo había hecho otras dos veces, siempre igual, ese ceño fruncido arrugando su frente.
-¡Saku! ¡Estás completamente roja!
Se apresuró a correr hasta Tomoyo y taparle la boca.
No quería que él la llegase a escuchar. Ella no quería que se enterara de que ella se había enamorado de él antes de conocerlo siquiera.
Tomoyo se calló apenas ella hizo un ademan de soltarla y no le preguntó nada más hasta que estuvieron fuera del colegio.
-Siento haber sido tan estúpida hoy…
- De que hablas Tomoyo, he sido yo la que ha intentado casi ahogarte.
-Generalmente percibo muchas cosas, entiendo lo que pasa a mi alrededor pero yo… -Sus ojos tenían ríos de agua escurriendo por ellos.
Una gotita asomó en su cabeza inmediatamente.
Tomoyo siempre, siempre exageraba.
Suspiró desalentada.
-No me di cuenta de lo que te pasaba… tú… tú ¿Te has fijado en Li?
!Que que! Como es que con solo una mirada Tomoyo se había dado cuenta de todo. Tantos meses de ser extremadamente cautelosa no habían servido para nada.
La miro. ¡Demonios! Y encima, no le podía mentir.
Asintió sin decir nada. Sabía que Tomoyo sonreía alegremente. Siempre lo hacía cuando pasaban este tipo de cosas que tenían que ver con él amor. Para ella esas cosas siempre resultaban ser un tanto peligrosas.
-¡Por qué no me lo dijiste!
-Yo no… nadie debe saber esto Tomoyo. Yo… no fui hecha para un tipo como Li
-Pero que dices Sakura ¡Eres perfecta! –Le grito ella entusiasmada.
¿Perfecta… ella? No, para nada, Tomoyo era la perfecta. Ella solo era una chica estúpida que se había enamorado del chico más lindo de la clase como tantas otras, completamente normal.
-No resultará Tomo, Li es Li y yo soy yo, somos de distintos mundos. Tu encajas mucho mejor con el que yo en estos momentos –Descendió su cabeza y la trenza que se había hecho en la cabeza para que sus mechones de cabello no limitasen su visión cayó sobre sus hombros.
–El nunca me miraría… soy patosa, no se me dan muy bien las clases, lo único en lo que realmente destaco es en deporte… Li en cambio lo hace todo bien…
Pero a pesar de que sabía eso, no podía si quiera intentar estar cerca de Li. No podía dejar de mirarlo.
-.-.-.-
Mañana del día siguiente.
Iba llegando tarde a clases para variar. Completa y absolutamente tarde. Antes de entrar escucho el sonido de la voz de Li… a unos metros de ella y su cuerpo paro su caminata involuntariamente.
-Deberías estar feliz entonces…
-No seas malo Shao, sabes que de verdad quería ir a tu casa.
Se acercó a la esquina de la pared. No quería ser una fisgona pero ¿les había mencionado que estaba perdidamente e irremediablemente enamorada de Li?
-Le daré esto a Yamasaki después de clases, quizás otro día pueda ir, deseo hablar con tía Irean también.
-No te preocupes Takeru, ya habrá tiempo para eso ahora lo más importante es que le entregues ese presente a Yamasaki.
-Eres tan bueno –chillo ella y se lanzó con los brazos abiertos.
Él la frenó amorosamente con la palma de su mano en la cabeza.
-No deberías tocar a alguien que no es el chico que te gusta...
Ella inflo los cachetes.
-¡Pero si eres mi mejor amigo Shao! Siempre te he abrazado.
-Pero ahora tienes novio Takeru –Nunca, desde que había comenzado a mirar a Shaoran lo había visto sonreír de esa manera.
Takeru, era un año menor que ellos y siempre revoloteaba alegre alrededor de Shaoran. Hace unos meses había comenzado a salir con uno de los mejores amigos de él, Yamasaki.
Así que Li también podía ser así de tierno… es que acaso él no tenía ninguna imperfección.
-.-.-.-.
Tarde en los comedores
-Verás, he pensado sobre lo que me dijiste el día de ayer
-¿Que fue lo que te dije? –Preguntó sin mucha atención mirando la mesa de enfrente Y sorbiendo un poco de leche por el popote.
La mesa de Li estaba rodeada de las chicas más lindas de todo el colegio.
-Acerca de Li… y..
Escuchar eso hizo que escupiera toda la leche que tenía en la boca. Sólo imaginarse lo que seguía a continuación la mataba de los nervios.
-Deberías haber apuntado a otro lado Sakura. –Le dijo Tomoyo en reprimenda, medio divertida medio preocupada por su uniforme.
-Lo siento, de verdad lo siento. Aún no me acostumbro a que lo sepas.
-Lo sé… pero estoy agradecida que me lo contaras –Dijo mientras se limpiaba una de sus mangas con una servilleta.
–Oh de haberme descubierto. –Le reprochó mientras le pasaba las servilletas que le habían sobrado.
-Te decía que aunque Li es muy popular, jamás ha tenido alguna novia. Estuve haciendo muchas averiguaciones el día de ayer y…
Ahí estaba otra vez… su amiga volvía a exagerar.
Plantó su cabeza sobre la mesa del comedor, hablar de Li la ponía nerviosa, no quería ser descubierta.
-Nada, ni una sola novia, ni siquiera en el kínder.
-¿Y que con eso? –Dijo despegándose de la mesa para mirarla.
-Veras, de acuerdo a esto tengo dos ideas, pero he de decirte que ambas son funestas.
-Te escucho –Le dijo con atención. Sabía desde antes que cualquier idea que involucrase su nombre y el de Shaoran en una frase sería funesta incluso antes de ser pensada.
-Se me hace que o es gay, o está enamorado de alguien.
Enamorado de alguien… ¿Por eso sus ojos a veces mostraban luces tan tristes?
Ese día había transcurrido sin mayores emociones, había estado con Tomoyo en el almuerzo, habían estudiado para los próximos exámenes, la había acompañado a hacer unos pedidos de su ama de llaves y ahí estaba ahora encerrada en su habitación, sobre su cobertor de colores.
A veces deseaba que su vida no fuese tan monótona…
No había ruido en esa casa… desde hace mucho tiempo que nada pasaba ahí.
A veces desearía que le pasaran cosas… un poco más interesantes.
-.-.-.-.-
Día miércoles por la mañana/ Oficina del director.
Ahora, justo donde estaba pensaba que los dioses la habían escuchado, pero que se reían de ella descaradamente.
Miró a su lado y aún no podía creer lo cerca que estaba de él. Su estomago se comprimía de sólo pensar en ello.
Hoy como siempre llegaba retrasado a clases. Su trabajo de artes aún no estaba terminado y lo traía encima con un montón de pintura para cemento, había olvidado cerrar las tapas antes de salir de casa, se había percatado de eso en el camino pero se dijo a si misma que sería muy cuidadosa.
Si como no, engañarse a ella misma era uno de sus más comunes defectos. Pero lo olvidaba continuamente.
Los minutos habían avanzado demasiado rápido y necesitaba correr, perderse otra clase de matemáticas sería su suicidio educacional.
Y así sin más, mientras corría en los pasillos de la escuela, un cuerpo fuerte había chocado contra ella y había tirado al suelo tanto a su trabajo como a las pinturas.
El alma se le fue del cuerpo cuando descubrió que era él mismísimo Li Shaoran al que había embarrado con pintura desde la cintura hacia abajo.
El profesor sólo había alcanzado a ver el desorden.
-No lo puedo creer señor Li, de usted señorita Kinomoto –le dijo mirándola –creo que podría esperar cualquier cosa, pero de usted… nunca nos ha dado problemas.
-La verdad es que no hemos hecho nada profesor. –Dijo ella temerosa, jamás en toda su vida había sido castigada, tenía malas notas y siempre era citada por lo mismo, pero de ahí a castigarla por sus actos, jamás.
-De alguna manera tendrán que cumplir horas de castigo, Kinomoto, la pintura que llevabas no sale con nada, has hecho que la escuela gaste mucho dinero en esto… ¿Lo entiendes no es verdad? –Le pregunto sin escucharla, tan amable como si le estuviera haciendo un favor
Su sangre ardió de rabia. De rabia y frustración por la incomprensión.
-¡Ella, le ha dicho que no hemos hecho nada!
Li se había exasperado y había dicho lo que ella no había podido. Se sintió agradecida y avergonzada.
La emoción pudo más que la vergüenza y sus mejillas rápidamente se volvieron sonrosadas. Pero porque tenía que estar cerca de él en estas circunstancias en las que podía hablar con Li.
-¡Basta!
¡Que le pasaba a ese profesor! ¡No entendía razones por Dios!
-He decidido que deben tener un castigo. El taller de teatro necesita ayudantes, desde mañana y hasta que termine este semestre tendrán que realizar todos los trabajos que sean necesarios en el taller de Teatro.
-¿Qué QUE? –Había gritado Shaoran pero ella no había podido decir nada. Que tuviesen que hacer labores en el teatro sólo le permitía pasar más tiempo viendo a Shaoran y eso para ella era casi una bendición.
Luego de eso el profesor se molesto y los sacó a los dos de la oficina. Definitivamente debía tener algún problema con el abuso de poder.
Shaoran caminaba rápido. Por cada paso de él ella tenía que dar dos.
Se apresuró para alcanzarlo. Quería decirle algo, cualquier cosa.
-Lo siento.
-¿Por qué? –Le dijo él sin mirarla y sin detenerse. Era seguramente la tercera vez que él le hablaba. Más pronto que tarde los nervios la embargaron.
-Por haber tropezado, es decir yo me pase por tu camino y entonces él profesor… y tu ropa… yo…
Pero de pronto escucho la risa de él, la risa armoniosa y suave de él.
Su corazón se aceleró rápidamente y sus mejillas se volvieron sonrosadas. Nunca había escuchado esa sonrisa desde tan cerca.
-Eres graciosa, no puedes disculparte por haber tropezado, fue un accidente. El profesor es el estúpido en esta historia.
Le dijo el mirándola por fin y entonces por primera vez descubrió que Li no sólo podía mirarla con el seño fruncido, que la mirada de Li era realmente bonita.
Y así comenzaron sus días con Li.
¿Parece divertido no? La verdad en esos momentos, su corazón feliz y animado no esperaba todos los dolores y sufrimientos que tendría en el futuro, no pensaba en agonías… por hoy ella vivía feliz sin saber lo que le deparaban sus días junto a Li.
