Disclaimer Harry Potter y todos sus personajes son propiedad de J.K.Rowling.

Advertencias Slash.

Prólogo

¡Imposible! -exclamó Minerva con una graciosa arruga en torno a su ceño, rodeando un poco sus cejas y haciendo ver su rostro más severo que de costumbre, si es que eso era posible. -¡Siempre he estado de acuerdo con tus métodos correctivos, Albus, pero esta situación sobrepasa lo tolerable!

Quiz�, Minerva hable de esa inexplicable forma en que nuestra "celebridad" logró involucrar a más alumnos en su ridícula muestra de fama.

No fue sólo el trabajo de Harry -señaló ella con firmeza, no por ello más molestia. - No puedes defender a tu chico por esto, Severus.

No pudo provocarlo...

¡Ja! -la mujer dejó ver un gesto agrio. -¡Todos saben que Malfoy es quien suele provocar!

Y hasta ahora no has enseñado a tu protegido a reaccionar de manera inteligente, Minerva.

El tono de Severus no le gustó a la profesora de transfiguraciones. Aunque jamás había sido algo agradable de escuchar, así que no lo tomó muy a pecho y volvió a acomodar su túnica, perdiendo las veces que lo había hecho, casi sin darse cuenta, para su total disgusto.

Me queda claro -continuó Severus -que el culpable sólo es el señor Potter.

Albus Dumbledore enarcó ambas cejas e hizo un ademán afirmativo, absolutamente tranquilo, para exasperación de ambos brujos.

Pienso, sin embargo, que ambos deben recibir un castigo ejemplar -dijo el director sin exaltarse.

Los ojos de Minerva brillaron ante eso.

¡De igual magnitud! -exigió ella.

No están en la misma situación -insistió Severus.

Al contrario -intervino Albus -Ambos tienen igual culpa.

¡Potter lanzó el primer hechizo! -exclamó el profesor de pociones.

¡Tras una provocación imperdonable! -refutó la mujer.

Es más culpable aquél que responde a una provocación –siseó Severus enarcado una ceja –Además, Minerva, No fue Potter quien resultó con una pierna rota.

¡Eso es! –exclamó Albus y se levantó encaminándose hacia la chimenea donde lanzó un puño de polvos fluvociferando un claro nombre –Oh, Pomfrey –sonrió – Lamento interrumpirte, pero necesito que detengas la curación del señor Malfoy.

¿Qué? –tres voces confundidas se dejaron escuchar ante la petición.

Con todo respeto, señor director –comenzó la ocupada enfermera –, tengo la poción en las manos, déjeme hacer mi trabajo y podrá seguir con el suyo.

Intento hacer mi trabajo también –dijo Albus con absoluta calma –El señor Malfoy no sanará de la forma convencional.

Creo que no entiendo, Albus –dijo Minerva con un novedoso tic encima de su ceja.

Eras tu quien exigía una sanción justa, Minerva.

No me refería a una tortura en sí –espetó ella -¿Qué invaluable lección va a aprender ese chico?

Me parece notar que tu castigo se limita a mi protegido –comentó Severus con algo de comprensión.

Ambos serán castigados, pero veo que los castigos por separado no han sido relevantes a nuestros jóvenes.

¿Juntos? –Minerva se sobresaltó -¿Quieres otro muro derrumbado?

Sin varitas –aclaró Albus.

Son adolescentes –dijo Severus –Tienen suficiente fuerza para estrangularse uno al otro.

No si uno no puede caminar.

Ambos profesores enmudecieron.

¡Eso es absolutamente carente de justicia! –bramó Severus –Ese Potter tendrá toda la ventaja en este castigo.

No estamos hablando de su frívolo y voluble alumno – defendió Minerva al instante –Y de todas maneras, Albus, no entiendo tu intención.

Simple, Minerva –Albus sonrió con suavidad -: convivencia y aceptación.