Y llegó el cordero y enamoró al lobo.

Lyserg no estaba seguro de lo que iba a hacer.

Se encontraba siguiendo al shaman del fuego, mejor conocido como Hao Asakura, rumbo un avión que partiría a Japón. No hace más de dos horas se encontraba con su padre, Liam Diethel, intentando resolver un caso que le estaba quebrando la cabeza a Lyserg por más de una semana; la sonrisa confiada de su padre le decía que él ya tenía la respuesta con argumentos lógicos que le pediría al responderle quién era el culpable, no deseaba escuchar a Liam ni mucho menos que este le acariciara la cabeza en un gesto de cariño por acertar. La verdad le daba mucha vergüenza que sus compañeros de instituto lo vieran tan pegado a su padre, aunque la mayoría de ellos lo admiraban, por ende, se esperaba lo mismo de su hijo. Pese a que Lyserg no se consideraba ni por debajo de sus talones.

—Piensas muy alto, Lyserg Diethel. —dijo Hao con su tono calmo de siempre. El nombrado regresó rápidamente su mirada, esperando no haberle faltado al respeto por andar en sus pensamientos; según su padre, a pesar de que el tipo delante de él tan solo tenía un año más, le debía mostrar respeto.

O eso intentaba al menos.

—Lo siento, Hao. —pidió apresurando su paso hasta colocarse a su lado. —Me quede pensando.

—Deberías ser más considerado con tus padres, podrías no tenerlos. —sonrió mostrando su perfecta dentadura. Lyserg bajó la cara, avergonzado.

—Espera, ¿cómo sabes eso? —preguntó al darse cuenta de que era de sus pensamientos de los cuales estaba hablando. Lamentablemente el shaman del fuego ya iba más adelante, acercándose a una de las partes escondidas del aeropuerto. Lyserg de nuevo corrió a alcanzarlo, preocupado de que se hubiese desorientado. —No podemos estar aquí, Hao, tenemos que entregar los boletos por allá. —señaló detrás de su hombro, remarcando el hecho.

—No tengo boletos de avión. —confesó Hao, encogiéndose de hombros. —Iremos en el espíritu del fuego.

— ¿Hasta ahora lo dices? —exclamó Lyserg, molesto.

—Si hablas muy fuerte terminaran encontrándonos. —sonrió él, impasible. —Además, nunca dije que usáramos los recursos de los humanos para transportarnos, han sido imaginaciones tuyas.

—Bueno, en primer lugar, no puedes culparme. Es lo que cualquier persona normal hubiera pensado. —murmuró sin cohibirse, siguiéndolo de cerca por el laberinto que era ese lugar. —Y en segundo, no tenía ni idea de que pudieras usar tu posesión para hacer eso.

—Es verdad, será tu primera vez en el espíritu del fuego. —recordó Hao, sin importarle realmente. —La primera vez estabas buscando a tu hada.

—Se llama Morphin. —Lyserg frunció la boca en cuanto notó que al otro le daba lo mismo. Morphin se materializó en el hombro de su amigo, inflando las mejillas enojada por el insulto.

—En fin. Ya llegamos.

— ¡Estamos en la explanada de los aviones! —gritó Lyserg, golpeándose la cabeza por haber estado siguiendo sin sospechar nada.

—Por supuesto, —continuó Hao como si fuese lo más natural del mundo, como si cualquiera pudiera estar ahí y nadie le reprochara o lo multara. — ¿Dónde más podría invocar al espíritu del fuego? Si lo materializo en un lugar muy pequeño, su cuerpo se comprime y eso no le gusta.

—Hay un montón de turistas, nativos y cámaras de seguridad. ¿No te importa que lo vean?

—Puedes tapar tu rostro si te molestan, Lys.

—Cierra la boca. —gruñó ofendido, Lyserg se cruzó de brazos esperando a que su compañero hiciera lo que se le viniera en gana. Hao, que en ese punto el inglés pensaba que no podía poner otro gesto, sonrió. Le gustaba sacar de sus casillas al hijo de Liam Diethel, le resultaba interesante ver cada cambio de sus facetas y como intentaba no maldecirlo sólo por seguir las ordenes de su padre.

Materializó al espíritu del fuego, subiendo a su mano con toda la tranquilidad del mundo, ofreció después a Lyserg una mano que ese rechazó con mala cara. El espíritu del fuego era tan o más grandioso de lo que había imaginado, Morphin se molestó un poco con Lyserg por quedarse embobado con el espíritu y desapareció en un instante. Al lado del joven inglés, Hao parecía bastante satisfecho con la cara de impacto de su reciente adquisición; convencer a Liam fue todo un caos, principalmente por la preocupación de que muriera -que, pensándolo bien, no debió mencionarlo-, y que la madre del británico estaba preocupada por los estudios de este. Al final terminó convenciéndolos de alguna u otra forma, por lo que incluso fue por él a Inglaterra.

—Recuerda no volar tan alto, la presión del aire podría causarnos un paro respiratorio. —comentó él, una vez que se tranquilizó y volvió a su expresión arisca de siempre.

Hao tuvo la oportunidad de reír gustoso por primera vez con Lyserg. En cambio, él pareció confundido por su risa espontanea.

—No he dicho nada gracioso.

—Sabía que era buena idea tenerte a mi lado, Verde. —tal y como lo haría Liam, Hao acarició su cabeza, revolviéndole los cabellos.

— ¡Q-Qué apodo…! —chilló Lyserg, sonrojado. Luego, de un manotazo, apartó la mano de Hao. —No soy un niño pequeño para que hagas esto.

—Comparado conmigo eres un bebé todavía.

—Hao, eres un maldito año más grande que yo. —bufó el inglés, con mirada perdida.

—Es bueno que creas eso, —sonrió, tomándolo de la barbilla, Lyserg entreabrió la boca sin saber que hacer traspilló con sus pies y casi cae del espíritu del fuego si no fuera porque Hao lo sostuvo de los brazos, atrayéndolo a él. —así no me sentiré culpable por lo que pasará después.

— ¿P-Pasar? ¿Qué va a pasar?

—Todavía no debes de saberlo. —dijo soltándolo. Lyserg se estabilizó de nuevo, más nervioso de lo que intentaba aparentar. El shaman del fuego se sentó a su lado después de unas horas, el sol estaba en su apogeo por lo que tuvieron que bajar un par de veces en busca de agua para ambos y comida. Tardaron unas cuantas horas más que en un avión, pero al final de cuenta lograron su mismo objetivo.

A suerte de Lyserg, Hao no parecía interesado en volver a repetir la escena dada en el espíritu del fuego.

Y para su mala suerte, tampoco estuvo más tiempo solo con Hao, pues este lo llevó, al llegar a Japón, con sus demás seguidores, presentándolo como el sustituto de Liam. Fue recibido amablemente, sobre todo por la niña llamada Opacho y el Hana-Gumi, por otro lado, conoció a Luchist Lasso, al cual su padre había llamado para que lo mantuviera bajo su tutela mientras estuviera con Hao. En cuanto a este último, se paseaba por la casa que uno de sus seguidores prestó para quedarse en ella, con una despreocupación que le ponía de los nervios; por cierto, Hao era el único que tenía una habitación propia y eso lo ponía de malas, sobre todo porque algunos tenían la mala costumbre de dormir sin consideración a los demás.

Los exámenes por los comisarios de la tribu Apache tardaron una semana a partir de que llegaron a Japón. Cada uno de los seguidores paso el examen, aunque Lyserg estuvo a punto de perderlo; una vez en la ceremonia de apertura, se colocó en una esquina recluida, pues Hao parecía querer estar solo y los demás miembros del equipo estaban ocupados en sus asuntos. Entre tanta multitud pudo ver a un sujeto con corte de cabello extraño, más un montón de sujetos con los mismos trajes, color blanco y un ataúd. Prefirió no prestar atención a su alrededor, y se concentró sólo en platicar con Morphin.

Al final anunciaron que tendrían tres meses de libertad, en la cual se tendrían que despedir de sus familias. Lyserg no estaba seguro si Hao le permitiría ir de nuevo a Inglaterra, ya que él ya se había despedido de sus padres al partir a Japón. Y no se equivocó, todo el equipo de Hao se quedó en la casa de Kouji Yamada, un fotógrafo de la naturaleza, hasta que llegó el día de abordar el avión.

—Has estado muy callado estos días, Verde.

—Deja de llamarme así, es vergonzoso. —reprochó Lyserg, volviéndose a él. El equipo se encontraba disperso y Hao era su único acompañante en esos momentos.

— ¿Qué es lo que te pasa? ¿Extrañas a tu familia?

—Me despedí bien de ellos, así que tengo mi conciencia tranquila ante eso. —respondió con una sonrisa. —Llegué a la conclusión de que mi padre creyó lo suficiente en mí para ponerme a tu lado. Creé que soy capaz de hacerlo.

— ¿Hacer qué? —preguntó Hao.

—Protegerte. —esta vez Lyserg le sonrió con calidez, causando un destello fugaz en los ojos de Hao.


¡Hace mucho que no estoy por aquí con una historia larga!

Desde febrero me estoy proponiendo en hacerla, quise regresar a mis orígenes en FF y que mejor con un HaoLys :')

Aclaro que acá los padres de Lys, como se habrán dado cuenta, se unieron a Hao. En fin, quiero relacionar un poco las cosas con el manga, pero de eso ya se darán cuenta conforme vayan avanzando los capítulos.

Con cariño,

MimiChibi-Diethel.