-Título: Día especial

-Personajes: Noruega y Dinamarca

-Advertencias: Pairing DinamarcaxNoruega, narración en segunda persona... ¿Habrá algo más que advertir?

-Notas: Ah, hola! Gracias por tomarte la molestia de abrir este fic! Te diré que es algo muy cortito e incluso se diría que cursi...pero en ocasiones tengo esos arrebatos, y un dulce de vez en cuando no sienta mal.

~ ¡Hola! ¡Soy un disclaimer y te informo de que los personajes de esta narración le pertenecen a Hidekaz Himaruya! ~


Solo es su mano, recorriendo tu piel con tanta delicadeza. La tranquilidad que es capaz de irradiar cuando quiere. Sus ojos azul cielo, mirando calmos un punto fijo. Y una sonrisa pequeña pero permantente que se ancla en su rostro, iluminado ténuemente por las danzarinas llamas del fuego.

Eres incapaz de retirar la mirada, sin saber por qué, sin razón aparente.

Es tu momento preferido, el día deseado, los domingos que tanto anelas. Porque esas noches son como puntos muertos en el tiempo, junto a él. Todas las tensiones desaparecen cuando la televisión de su salón empieza a brillar con colores intensos, y su brazo, fuerte, protector, te arropa por encima de tus hombros. En ese momento no te quejas, ni siquiera suspiras ofuscado, porque no te hace falta mentir. Solo sentir el roce de sus yemas por encima de la ropa te despeja la mente, y te lamentas de no poder estar así para siempre, siendo sincero, mirándole sin verguenza ni reparos.

Llega un momento en la noche en el que te inclinas, poco a poco, sobre él, hasta quedar tu cabeza sobre su pecho. Y así sientes sus latidos y su respiración acompasada y serena. Él acaricia tus cabellos y no dice nada. Ni una broma estúpida, ni una risa burlona, nada. Aunque le muestres tu debilidad ese día él no intentará ponerte en ridículo para luego gimotear por perdón y besarte a traición. No es que no te gusten esos momentos, que en el fondo sabes que los adoras, pero es mucho mas tranquilo cuando el silencio es mútuo y puedes demostrarle lo que sientes sin prejuicios.

Como siempre, cuando la película a terminado, él te pregunta si te ha gustado, y tú asientes. Aunque en realidad no has prestado atención a la pantalla en ningún momento. Tampoco te interesaba. Él se ríe, porque sabe que es así, y ha sentido tus ojos azul noche sobre su persona todo el tiempo. Agradeces, sin palabras, que te dé esos momentos para observarle.

Y esos días no pasa nada más.

Ni siquiera intercambiáis más que un simple "buenas noches", entes de acostaros y dormir, uno junto al otro. No te toca, no te besa, no intenta nada, porque ese es tu día y él lo respeta. Dos simples palabras antes del silencio total, que inundará la habitación hasta el día siguiente. Ese es otro asunto, porque al día siguiente no tendrás esa tranquilidad. Volverán los gritos, los apodos cursis, los besos robados, las palabras que sobran y de más detalles propios de él para contigo. Lo piensas, mirando la oscuridad, sin ver, y esa mueca que raramente sueles mostrar surge de tus labios. Relamente es un estúpido, pero, ¿quién lo será más; el estúpido o el que está enamorado de uno? Que tonto, piensas, ocultando el dulce y pasajero gesto, para luego cerrar definitivamente tus ojos esperando ansioso el nuevo día.


Y así, en muy poquito tiempo, ya estamos aquí de nuevo! Es cortito, lo sé. Te agradezco el haber llegado aquí y pido perdón si no te gustó y perdiste el tiempo. De todas formas, como siempre, ya sabes. Si te gustó, tienes la posibilidad de hacérmelo saber! (Tú ya sabes cómo!)

Hasta la próxima!