"Los personajes no me pertenecen son de Hiro Mashima , y este fic Participa en el evento: "Juvia no soporta el dolor de su Gray-sama, pero lo bueno es que YO NO soy Juvia" del grupo en facebook: Gruvia en Fanfiction"
Soy yo.
"I dreamed about you coming back so many times, that I'm no sure if I will recognize you when that actually happen."
Pequeña y frágil, esas eran las palabras que se hacían paso por su mente cada vez que observaba a la inconsciente chica sobre las sábanas.
Sus hermosos ojos color zafiro, alguna vez repletos de intenso brillo, se encontraban ahora cerrados, mientras unas inmensas bolsas oscuras se hacían visibles tras sus largas pestañas; su piel, se notaba aún más pálida de lo que alguna vez había sido, y la delgadez de su cuerpo dejaba en completa evidencia las consecuencias de una descuidada alimentación. Esa chica, no se parecía en absoluto a la chica con la que meses atrás había compartido aquella pequeña cabaña, no la reconocía, no quería hacerlo, aceptar que esa chica frente a sus ojos era la misma que alguna vez había alegrado sus días con su mera presencia y una de sus cálidas sonrisas, era aceptar a su vez que todo había cambiado.
Lo había hecho, y en el fondo, él lo sabía perfectamente.
Con delicadeza, alejó un pequeño mechón de cabello del rostro de la chica, y dejó su mano reposar un instante sobre su pálida mejilla.
-Su fiebre aún no baja.- comentó para si mismo.
Acarició con su pulgar suavemente el pequeño pómulo de su afiebrado rostro, y pudo notar como una pequeña lágrima se deslizaba desde su ojo. Ella estaba sufriendo, y eso era algo que él también sabía.
-Gray.- llamó una voz desde su espalda.
-Lucy..- respondió sin voltear.
-Deberías descansar, yo me quedaré con Juvia hasta que Wendy se recupere.-
-Estoy bien.- le respondió el chico.
La maga estelar permaneció en silencio un instante, observando con pesar la triste escena frente a ella. El Devil Slayer no se había apartado del lado de la maga de agua en ningún momento desde que habían regresado, incluso había insistido en permanecer con ella durante las horas en que la Dragon Slayer se había dedicado a aplicarle magia de sanación, no había comido o dormido desde que habían llegado, aún cuando cargaba sobre sus hombros las repercusiones del enfrentamiento contra Avatar. Él jamás se había apartado de allí.
Ella llevaba esperando seis meses por su regreso, y él definitivamente esperaría el tiempo que fuera necesario hasta que ella recobrara el sentido.
-Natsu y Erza volverán pronto con Polyushka.- comentó la rubia. -Wendy está segura de que ella podrá restablecer el poder mágico de Juvia, incluso Natsu comentó que haría una pequeña escala personalmente en Lamia Scale para traer también a Chelia por si acaso.-
El mago permaneció en silencio.
En su mente, aún podía recordar los acontecimientos de las horas pasadas, podía recordar como la alegría de reunirse con sus amigos, y la satisfacción de haber detenido aquel absurdo ritual se desmoronaban una vez escuchó la realidad que lo esperaba una vez llegara a su antiguo hogar. Una parte de él, siempre supo que Juvia lo esperaría, esa misma parte, también sabía que ella sufriría su ausencia más de lo que nadie más podría haber sufrido, sin embargo, jamás había imaginado que las cosas llegarían tan lejos.
Jamás deseo abandonarla, pero tampoco cuestionó sus razones al hacerlo. Protegerla, mantenerla lejos del peligro y su plan de infiltración, Erza tenía razón, era la mejor idea.. al menos, eso había creído hasta entonces. Le había intrigado el porque Juvia no había acompañado a Natsu y Lucy a buscarlo, conociéndola como lo hacía, sabía que ella habría ido en su búsqueda sin dudarlo de saber sabido donde se encontraba, pero una parte de él simplemente supuso que el Dragon Slayer se lo había impedido de algún modo, una vez más prefirió ignorar el creciente dolor que se había instalado en su pecho desde la noche en la que se había marchado. No fue hasta que Mary habló, que todo cobró sentido. Esa chica retorcida y su maldita magia, ella lo había sabido todo el tiempo, había sabido de Juvia desde el principio. Ella se había encargado de lastimar a Juvia, y él jamás lo había sospechado.
Uno a uno, aquellos que fingió ser sus compañeros por casi medio año, fueron cayendo a manos del equipo más fuerte de Fairy Tail y de algunos rostros conocidos que sorpresivamente se hicieron presentes junto a las fuerzas del consejo, incluso Crime Sociere había hecho su aparición.
Hizo honor a las palabras que le había dedicado a la maga de agua el día que se conocieron, no le importó si Mary había sido una chica o no, esa arpía no volvería a lastimar a uno de sus amigos jamás.
Una vez terminada la batalla se dirigió a Natsu en busca de respuestas, y escuchó finalmente lo que definitivamente no había querido tener que escuchar, Juvia estaba enferma, había estado sola buscándolo bajo la lluvia durante casi seis meses y su cuerpo se había dado finalmente por vencido ante la enfermedad. Una parte de él al igual que los demás, supuso que sin la interferencia de Mary, la salud de la maga de agua no tardaría en recomponerse, aunque le doliera recordarlo, Juvia había sido la mujer de la lluvia durante toda su vida, esta era en parte, algo a lo que estaba ambientada, así que sin la presencia de la magia oscura que se había encargado de deteriorar su salud, y finalmente el regreso del Devil Slayer, ya no habría nada que temer. Gran error.
Se habían encaminado con gran rapidez de regreso al pequeño pueblo, incluso Erza había comentado la evidente ansiedad del mago de hielo por regresar, y este por primera vez, no se había molestado negarlo, pero sintió aquel incómodo vacío en su pecho una vez avistó la lluvia que azotaba aquel abandonado lugar. Había sido advertido de la situación por sus amigos, pero verlo de cerca era algo completamente distinto. Las calles desiertas, sin risas o niños corriendo sobre ellas; las humildes construcciones una vez habitadas por las amables personas del pueblo, reflejaban ahora las consecuencias del abandono, acompañadas únicamente por el intenso caer de la lluvia.
La realidad golpeo su corazón como un centenar de alfileres, Juvia había estado sufriendo sola, en la lluvia, durante unos largos e insoportables seis meses.
Aún podía recordar el temblor que se hizo paso por su cuerpo una vez sintió las primeras gotas golpear contra su piel, y también el dolor que tomó cuenta de su pecho una vez ingresó a la pequeña cabaña, sin que la hermosa peliazul se acercara a recibirlo como acostumbraba hacer. Recordaba aún más vivamente, la mirada de alivio en los ojos de la Dragon Slayer al verlo llegar, y como esta se desvaneció en un instante, al informar que no había sido capaz de sanar a la maga de agua.
Es como si su propia magia la estuviera consumiendo. Esas habían sido las palabras de la joven. El cuerpo de Juvia estaba demasiado débil, por demasiado tiempo había resistido los efectos de la magia de la maga oscura, y lo había hecho expuesta a esa continua lluvia y las pésimas condiciones de cuidado personal que podía estar seguro, había mantenido.
El poder de Juvia radica en sus sentimientos, y gracias a nosotros su corazón está roto.- había comentado con enojo la maga de re-equipo tras golpear con furia su puño en la pared, incluso se había disculpado incontables veces con el Devil Slayer por haberle solicitado ayudarla con la infiltración, pero él no la culpaba, él se culpaba únicamente a sí mismo.
Los niveles de energía mágica de la maga elemental eran alarmantes, luego de haberse visto libre de la lluvia por tanto tiempo, su cuerpo en tal estado de debilidad no se encontraba en condiciones de soportarla, su fiebre no se detendría hasta que lograran estabilizarla, y eso era algo que Wendy no sería capaz de hacer. Recordó haberse dispuesto a marchar en dirección a la casa de Polyushka, una vez escuchó que ella probablemente fuera la única persona capaz de ayudar a Juvia en esta situación, pero había sido detenido por Natsu y Erza. Ellos habían decido marchar en su lugar, y a decir verdad estaba agradecido por ello, no quería alejarse de ella, quería permanecer a su lado hasta que abriera sus ojos y una vez más pudiera ser testigo del momento en el que aquel oscuro cielo, se volviera a despejar.
Pero la ayuda estaba tardando en venir, y con cada agitada respiración de la maga de agua, con cada quejido de dolor, su corazón se estrujaba con más fuerza dentro de su pecho, y la desesperación comenzaba a consumirlo.
Estaba tan concentrado recordando los sucesos de ese día, que no percibió el momento en el que la maga estelar abandonó la habitación, sabía que su amiga estaba preocupada, pero nada más podía importarle en ese momento, no cuando la más grande consecuencia de sus acciones se encontraba tendida inconsciente en esa cama frente a él.
Volvió a acariciar con delicadeza su cabello, algo que se había dedicado hacer durante las últimas horas y volvió a secar el sudor que caía por su frente. Utilizó sus poderes un instante, como le había recomendado hacer la Dragon Slayer para ayudar a bajar su temperatura una vez más, y una leve mueca se hizo presente en su rostro al escuchar el pequeño suspiro que escapó de los labios de la peliazul.
-Juvia despierta.- le susurró tomando fuertemente su pequeña mano, pero no obtuvo respuesta.
Dejó caer su cabeza sobre la cama, manteniendo aún sus dedos entrelazados, y se sorprendió al sentir como las lágrimas finalmente comenzaban a brotar desde sus ojos, las lágrimas que había estado conteniendo desde el momento en que había ingresado a aquella habitación y había observado a la chica que amaba tendida sin fuerzas, sobre la cama que alguna, vez habían imaginado compartir.
La chica que amaba. Finalmente podía admitir lo que por tanto tiempo se había empeñado en negar, Gray Fullbuster amaba a Juvia Loxar.
Un sorpresivo jadeo lo apartó una vez más de sus pensamientos, y levanto su mirada para encontrarse con unos enormes e indescifrables ojos azules que lo observaban sin siquiera pestañear. Ninguno expresó palabra alguna, permanecieron observándose en silencio por un largo rato hasta que la chica por impulso acercó su mano libre en dirección al rostro del Devil Slayer, pero sin concretar el contacto.
-¿G-gray-sama?- cuestionó con voz ronca y titubeante.
Cómo había extrañado oír su voz.
-¿E-eres tú?-
El chico asintió, e intensificó el agarre sobre su otra mano.
-¿Realmente eres tú? ¿Eres real?- cuestionó aún incrédula. Sus ojos ahora, llenos de una mezcla abrumadora de sentimientos.
Antes de que pudiera responder, la chica había depositado su delicada mano sobre su mejilla limpiando los rastros de sus lágrimas, y se sorprendió a si mismo dejándose perder un instante en la cálida sensación de su piel sobre la misma.
-Juvia..- intentó hablar, pero se vio cortado al escuchar los sollozos que comenzaban a escapar de la chica.
-¿Gray-sama es real?- las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. -Juvia ha esperado tanto tiempo.. ella alucinó tantas veces que Gray-sama volvía por ella.. J-juvia no quiere seguir engañándose a si misma, Juvia no quiere sufrir otra vez..-
Si hasta entonces algo en su pecho había restado sin romper, definitivamente se había hecho pedazos tras esas palabras. Alguien alguna vez había mencionado que las lágrimas de una chica eran su debilidad, sin embargo, eso no se aplicaba a esa situación, no eran las lágrimas el problema entonces, el problema era que esas lágrimas no pertenecían a cualquier chica, le pertenecían a Juvia, y él se había jurado hace mucho que jamás se permitiría volver a ser la razón de las lágrimas de Juvia, que él la protegería de toda tristeza, y había fallado, una vez más.
-Juvia soy yo, he vuelto, estoy.. estoy en casa.- alcanzó a decir antes de que su cuerpo se moviera casi instintivamente y la rodeara con sus brazos. La maga de agua temblaba desesperadamente entre sus brazos, y lloraba tan intensamente como el cielo fuera de su ventana. -Juvia, debes detener la lluvia, vas a estar bien, pero estas muy débil.. debes..-
-A-aléjate de Juvia..-
En un principio, creyó haber escuchado mal, pero supo que no lo había hecho una vez pudo sentir como la chica débilmente comenzaba a luchar para alejarse de su agarre.
-¿Ju..?-
-Gray-sama se marchó pero Gray-sama volverá.. por favor deja de confundir a Juvia..- susurraba entre su llanto la maga de agua.
-Juvia soy yo, Gray..- intentó aferrarla a su cuerpo con mayor firmeza, pero eso solo pareció alterar aún más a la chica que frenéticamente luchaba para alejarlo de ella.
-¡No! no.. por favor ya no lastimes a Juvia.. Juvia solo quiere que Gray-sama vuelva a casa..- continuaba llorando a medida que cerraba con fuerza sus ojos.
El Devil Slayer no supo como reaccionar, sobretodo cuando observó a la peliazul alejarse desesperadamente de él sobre cama, su rostro asustado y sus brazos situados frente a ella de manera defensiva como si realmente le temiera. Las dos magas y la exeed que se encontraban fuera de la habitación ingresaron inmediatamente al escuchar los gritos de la maga elemental, y corrieron en su dirección en un intento de calmarla, justo antes de que volviera a perder el conocimiento.
Ayudo a acomodarla sobre la cama una vez más, y se quedo en la habitación mientras Wendy volvía a hacer uso de su magia. Sintió la mano de la maga estelar sobre su hombro, y podría jurar que esta había hablado con él, probablemente para preguntarle que había sucedido, pero se sentía demasiado desorientado como para responder.. sentía que de hacerlo aquel nudo sofocante que se apoderaba de su estómago en ese entonces lo obligaría a vomitar.
Todo se sentía como una horrible pesadilla, pero la tormenta que se intensificaba fuera de la casa, le recordaban que todo era real.
-Juvia.. soy yo.-
