Un pequeño fic que hice un día de ocio como continuación al cuento "el detective moribundo", espero lo disfruten.
Asociación interrumpida
Aún después de que el caso llegara a buen término aquel día, el doctor Watson decidió permanecer en las habitaciones del 221B de Baker Street a hacer compañía a Holmes, más tarde debería disculparse con Mary pero tenía sus muy buenas razones para permanecer en el piso.
Holmes apenas había disimulado el gusto que le daba la compañía de Watson, aquel matrimonio que arrastraba su querido doctor se había vuelto una barrera infranqueable entre ellos y aunque había deseado la buena fortuna de su matrimonio y la señora Watson era una de las mejores mujeres que había conocido, no dejaba de sentirse ultrajado, Mary era una intrusa en su asociación que le había lo único que en aquel mundo le importaba de verdad.
Sin embargo, la alegría de tener al buen doctor a su lado había pasado a peores términos cuando este decidió mantenerse ceñudo en su sillón frente a la chimenea, al parecer su orgullo seguía herido tras la treta que le había jugado y recapitular el caso para las "románticas" notas que el doctor solía publicar en la Gazette habían avidado el fuego hasta que finalmente ambos habían permanecido en silencio y Holmes se decidió por tomar su violín entre sus manos y arrancarles una agradable melodía.
¿Qué más podía decirle el detective al doctor que no hubiera explicado antes ya? Si le había mentido era por el bien del caso, no porque dudara de sus habilidades como doctor, ¿Acaso no había puesto su vida en sus manos durante años, no lo había compartido en su confidente y le había vuelto su compañero a la hora de resolver sus casos?
Holmes le había entregado todo y Watson aun parecía molesto como la esposa que de repente no se siente complacida con el amor de su esposo.
No era un hombre visceral, pero de repente sentía como el enfado se agolpaba en su garganta hasta volverse un doloroso nudo que le cortaba la voz.
Había dado todo y Watson le había pagado casandose con aquella mujer.
La melodía del detective pronto se volvieron notas bruscas y molestas al oído, Watson levantó la vista hacia él antes de levantarse.
"Se marcha con su esposa", pensó Holmes.
Sin embargo, los pasos de Watson no se encaminaron hacia la puerta, sino hacia el mismo detective que con unos ojos grises gélidos sin expresar los complicados sentimientos que pasaban por un hombre que era más cerebro que corazón.
Watson le arrebató de las manos el arco y el violín y antes de que el detective soltara una réplica le abrazó con tanta fuerza que no habría manera de separarse, si eso hubiera querido.
-Disculpeme, Holmes, no es el caso lo que me molesta, lo que me cuesta es rememorar que por unos instantes casi creí que debía seguir viviendo sin usted, no podría Holmes...no podría- dijo el doctor tan sincero que Holmes no pudo dudarlo.
Holmes no era el único que estaba dando todo en aquella asociación y algún debería disculparse por dudarlo.
