Los Popo. La familia de mi novia
Día 21 del mes de Athena. Quedan 9. ¿Podré lograrlo? ¿Me alcanzaran las ideas para completar todos los días? ¿Me dejará la facultad lo suficientemente tranquila como para retomar el ritmo?
Sí. Vi mucho las peliculas de La familia de mi novia y Los Fuckers, la familia de mi esposo. ¿Y qué?
Disclamer: Saint Seiya es propiedad de Kurumada. Los Popo y Phoebe son míos.
Buscando opiniones
―Tranquilo, Alde. Todo estará bien ―dijo la joven dándole en un suave apretón a la mano del caballero, que acomodaba su ropa por quinta vez en los últimos tres minutos.
Estaban frente a la casa de los padres de la joven, la "adorable" pareja de ancianos obsesionada con Kanon que había causado desastres en el santuario. Aldebarán no se había relacionado mucho con ellos. No estaba en el santuario cuando la pareja estuvo de visita, pero los comentarios de sus compañeros no habían sido para nada positivos.
Tres días antes...
Templo de Tauro
El caballero de Tauro se paseaba ida y vuelta por su templo, refregaba sus manos una contra la otra y balbuceaba en su idioma natal.
― ¿Algo anda mal, amigo mío? ―dijo Mu desde la entrada. Llevaba quince minutos parado ahí y su compañero no había notado su presencia.
― ¿Recuerdas a los Popo?
El cuerpo de Mu se sacudió con fuerza ante la mención de la pareja.
―Demasiado bien ―dijo con voz temblorosa.
―Phoebe quiere presentarme formalmente.
―No está en mi naturaleza decir este tipo de cosas, Aldebarán, y tú lo sabes. Pero esos ancianos están locos y preferiría no tener que volver a verlos jamás en mi vida.
―Pero Mu…
―Es suficiente. No quiero volver a escuchar nada sobre ellos. Te deseo buena suerte.
Y con eso desapareció, olvidando por completo a qué había ido a Tauro en primer lugar.
Templo de Géminis
Saga y Kanon desayunaban en silencio. Lo que era extraño en ese templo desde que los gemelos vivían juntos y tenían dos alumnos.
―Buenos días ―dijo Aldebarán entrando en la cocina y encontrándose con los mayores bebiendo café y no peleando por las tostadas.
―Buenos días ―contestó Kanon.
― ¿Y sus alumnos?
―Shh ―Saga saltó de su silla y cubrió la boca del caballero. ―Siguen dormidos. No los llames. Por fin puedo tener un desayuno tranquilo.
―Lo siento.
― ¿y qué te trae a nuestro templo?
―Es mi templo, Kanon. Solo eres un invitado.
―Te acusaré con Shion si sigues diciendo eso. El templo es de los dos.
―Ni se te ocurra-
―Quería que me dijeran sobre los Popo.
Ante la mención de la pareja, los gemelos dejaron de discutir y se pusieron más blancos que el papel.
Kanon empezó a temblar y a retroceder hasta chocar contra una pared, donde se dejó caer al piso, atrayendo sus piernas hasta su pecho y murmurando palabras inentendibles.
Saga se apresuró a abrazar a su hermano y le dedicó a Aldebarán una mirada furiosa.
―Lárgate de mi templo y no vuelvas a hablar de esos demonios.
Aldebarán dejó a Saga asegurándole a Kanon que estaba a salvo mientras el menor repetía las palabras "hongo gordo y feo" una y otra vez.
Templo de Cáncer
―Máscara ―murmuró el caballero intentando despertar a su compañero que dormía la siesta en el sillón. ―Máscara.
El italiano movió la mano intentando alejarlo y siguió durmiendo.
Aldebarán suspiró y se rindió.
―Sólo quería saber su opinión de los Popo.
Ante las palabras del taurino, el dueño del templo salió disparado del sillón y recorrió el templo asegurándose de que sus cosas estuvieran donde pertenecían. Regadas por todo el piso y acumulándose en rincones.
― ¿Esa harpía no regresó o sí?
―No.
―Mejor, esa mujer es una loca, arruina hogares, asaltante…
Máscara siguió despotricando, cambiando a su lengua materna y liberando una sarta de palabras de las cuales Aldebarán no queria saber el significado.
Templo de Leo
Era uno de esos extraños momentos en que Aioria estaba solo. Marín estaba ocupada con Seiya y Shaka por fin se estaba haciendo cargo de su alumno.
―Buenos días, Aioria.
―Alde, hola ― contestó el leonino desde la cocina.
― ¿Sería posible que me dieras tu opinión sobre los Popo? Todos los demás no han reaccionado muy bien.
Aioria soltó una carcajada y se acercó a su amigo, dándole una palmada en la espalda.
―No me sorprende. Por mi parte no me parecieron tan malos. La mujer está un poco obsesionada con los padres responsables pero no es mala. Te recomiendo que no le preguntes nada a Shaka, no se lo va a tomar muy bien.
―Gracias Aioria.
―Una cosa antes de que te vayas. El viejo es otra historia. No sé que le hizo a Kanon pero lo aterra más que la idea de ser encerrado en Cabo Sunion de nuevo.
Aldebarán tragó saliva mientras el quinto guardián desaparecía silbando una canción con una sonrisa en la cara.
Templo de Virgo
Aldebarán encontró a los dos hindúes meditando. Recordó las palabras de Aioria pero decidió intentarlo de todos modos.
Abrió la boca para saludar y poder hacer su pregunta pero Shaka abrió un ojo y lo clavó en él.
―No. Lo que sea que vayas a pedir o preguntar la respuesta es no. Estoy ocupado.
Shaka cerró los ojos y siguió meditando. Ignorando la presencia de Aldebarán que salió del templo sin decir una palabra.
―Buda dice que no debió ser tan grosero con el señor Aldebarán ―dijo Akir a su maestro.
―Medita.
En su camino de subida encontró los templos de Libra, Escorpio y Sagitario vacíos. Lo que en realidad no era sorpresa.
Todos sabían que Dohko y Shion pasaban mucho tiempo recordando sus años de juventud y poniéndose al corriente de todo lo sucedido en sus vidas. Milo nunca tenía comida decente en su casa, por lo que iba a comer a lo de Camus, quien -por mucho que lo negara- no sería capaz de dejar que su amigo muriera de hambre. Y Aioros solía pasar su tiempo en Capricornio, por insistencia de Lía, o en Leo con su hermano.
Al llegar a Capricornio encontró a Aioros y Lía comiendo mientras Shura limpiaba la cocina.
―Ya te dije que te sientes a comer y luego limpiamos, Shura.
―Y ya te dije que quiero limpiar ahora. ¿Cómo puedo comer tranquilo si estoy rodeado de mugre?
―Muchachos ―llamó Aldebarán. Tres pares de ojos se posaron sobre él esperando a que siguiera hablando ― ¿Podría preguntarles sobre los Popo?
En una réplica de lo sucedido en Leo, Aioros empezó a reír y se acercó a él para darle una palmada en la espalda.
En su lugar, Shura frunció el seño y siguió limpiando, con tanta fuerza que parecía a punto de romper la mesada.
―La abuela Elena es linda ―, dijo Lía desde su silla ― un poco loca, pero linda.
En vista de que sus compañeros no parecían querer hablar sobre el asunto, y que la cocina de Shura sufría gran riesgo de ser destruida por su propio dueño, Aldebarán no dudo en dejar el lugar.
Templo de Acuario
―Milo, deja de hacer un enchastre, eres peor que los niños ―dijo Camus señalando el lugar donde escorpio estaba sentado y después a los lugares de sus alumnos.
La zona de la mesa de Milo parecía un campo de batalla. Estaba lleno de migas que se ahogaban en pequeños charcos de café. Lo que fuera que estaba comiendo era irreconocible tras haber sido empapado en la mitad del líquido de la taza.
Por otra parte, los espacios que ocupaban Camus y los dos niños parecían tan limpios como las habitaciones de los caballeros cuando les agarraba el síndrome de "Shion va a darme trabajo extra si encuentra una sola mota de polvo".
― ¡Alde! ―gritó el pequeño alumno de Milo lanzándose a los brazos del segundo guardián, que no tardo en levantar al niño sobre sus hombros.
― ¿No desayunas con Mu?
―No se sentía muy bien ―dijo recordando la forma en que Mu había temblado ante la mención de los Popo.
―¿ ieres esyunar? ―preguntó Milo con la boca llena.
―Milo, modales.
―Lo siento, ¿quieres desayunar?
―No, está bien. Quería preguntarles sobre los Popo.
Ambos caballeros cesaron en sus movimientos y reaccionaron segundos después con un escalofrío.
―La mujer está loca ―dijo Camus.
―El viejo todavía más ―agregó Milo.
―Ten cuidado ―dijeron los dos y volvieron a su típica conversación (Camus regañando a Milo) ignorando su presencia.
Templo de Piscis
―Alde, querido. ¿Qué te trae a mi templo?
―Afro. ¿Llegaste a conocer a los Popos?
― ¿La mujer que me trató de madre irresponsable y abandonadora a pesar de que le dije que no era mujer y que no tenía hijos?
Aldebarán vio como las rosas que decoraban la cocina se marchitaban ante la ira del caballero de Piscis.
Abrió la boca para decir algo pero Afrodita lo interrumpió antes de que pudiera dejar salir alguna palabra.
― ¿La misma que me dijo que solo me preocupo por mi mismo y que no soy capaz de pensar en otras personas. La que me juzgo por mi apariencia sin escuchar una sola de las palabras que le dije?
Para ese momento, todas las flores que decoraban el templo se había marchitado al punto en que la menor brisa las reducía a polvo.
― ¿Cuyo esposo se atrevió a creerse con el poder de dictar como llevamos nuestro cabello y me obligo a prestar mi hermosa colección de sombreros que nadie excepto Mu se preocupo en cuidar y regresó llena de agujeros, desgarros y tierra?
Aldebarán empezó a retroceder hacia la salida que lo conectaba con el templo de Athena. En el jardín los arbustos de rosas se volvían tan negros como el aura de la persona que los mantenía con vida.
―Sí, los conozco ―dijo Afrodita calmándose de golpe y volviendo a su actitud de siempre, como si no estuviera rodeado de flores muertas ―No me agradan.
―Err… gracias por la información ―Aldebarán no tardo en salir corriendo escaleras arriba.
Ahora entiendo porque es amigo de Máscara.
―De nada ―dijo el caballero saludando con la mano, se volteó y quedó frente a una rosa muerta. ―Pobrecita. Me preguntó que te habrá pasado.
Templo de Athena. Sala del Patriarca.
Aldebarán se encontró con los veteranos de la orden bebiendo té y conversando en chino.
―Disculpen, maestros ―dijo el brasilero interrumpiendo a los mayores.
―Por favor no me digas que Saga intentó matar a Kanon de nuevo ―dijo Shion.
―No, en realidad…
― ¿Kanon intentó matar a Saga?
―No…
―Ambos intentaron matarse.
―No tiene nada que ver con los gemelos.
― ¿Camus congeló a Milo? ¿Máscara atacó a Afrodita? ¿Aioros le prestó su arco a Seiya de nuevo? ¿Cuántos heridos hay? ¿Cuánto me saldrán las reparaciones del santuario?
―En realidad solo quería preguntarles algo.
―Uff, menos mal. No creo poder lidiar con las locuras de esos muchachitos por más tiempo.
―Deja de preocuparte Shion, siempre puedes enviarlos una temporada a Asgard.
―Dudo que la señorita Hilda me permita enviarles tantos al mismo tiempo.
―Maestros ―llamó el menor.
―Lo siento, Alde. ¿Qué querías preguntarnos? ― dijo Shion, mucho más tranquilo al saber que sus "hijos" no estaban causando problemas.
― ¿Que pueden decirme de los Popo?
―Elena no es mala. Se esfuerza demasiado pero siempre arruina las cosas ―dijo Dohko.
―Andros es un tema aparte. Está obsesionado con el cabello y es muy obstinado. Tuve que soportar que me diera un sermón. ¡Tengo más de dos siglos de edad y un niño viene a darme una lección sobre cómo debo llevar mi cabello! ¡Inaudito! ―agregó Shion.
―Atacó al pobre de Shiryu. Lo dejó con el cabello desnivelado y un gran trauma. Aun le cuesta dormir y desarrolló una fobia a las cosas filosas.
―Entiendo, gracias.
Actualidad...
―Alde ―llamó la joven al caballero que se había quedado mirando a la nada.
―No creo que pueda hacerlo, Phoebs.
―Tonterías, claro que puedes. Solo haz lo que yo. Respira hondo e ignora lo que digan.
―Si tu lo dices…
Gracias por leer…
Regresé. Sigo viva. Lamento mucho haber desaparecido, pero le di a Hermes unas vacaciones y el muy aprovechado pensó que eran permanentes. Tuve que hacer casting en busca de una musa pero ninguna era lo suficientemente buena. Así que me armé con mi equipo especial (revistas de chismes y una red) y salí a la cacería del traidor.
Me tomó tiempo pero logré atraparlo. Y esta vez no se me va a escapar. Esta encadenado al piso y confisque sus sandalias aladas.
Adelanto del próximo capítulo:
Aldebarán, el guardián del segundo templo. El caballero al que nadie podía mover. Estaba siendo arrastrado por una mujer menuda a la que parecía no costarle nada llevar su gran peso con una sola mano.
