TRUE DETECTIVE: CAMINANDO POR "CARCOSA"

Rust caminaba a través de "Carcosa"... nada parecía tener sentido. Las paredes llenas de palos de punta , los huesos humanos, el olor a muerte... no podía escapar de ese lugar. Llevaba minutos caminando intentando encontrar al "rey". A lo lejos se divisaba la sala de rituales, allí estaba el altar. Sucio, manchado de sangre, se podían observar restos humanos. "El rey amarillo" no podía andar muy lejos, la sangre goteaba aun de las paredes. Pero Rust estaba solo... ¿sería suficiente un hombre para detener a esa bestia sanguinaria? Apretaba con fuerza la empuñadura de su arma, apuntaba en todas direcciones. Se sentía desprotegido, en cualquier momento podía ser atacado por él... Entonces la vio, estaba escondida detrás de una piedra, agazapada como un conejito. Era la presa y el lobo... el lobo no podía andar muy lejos. Sabía que debía protegerla y estaba dispuesto a dar su vida por ella. Corrió hacia la niña que tenía la cabeza entre las rodillas y la cogió entre sus brazos. La bestia apareció, iba armado con un hacha y se enfureció. No le gustó nada que alguien le arrebatara a su presa. Corrió como un poseso a por Rust. Mientras él cargado con la niña esquivaba palos a un lado y a otro... pero el "rey" conocía muy bien el laberinto, él mismo lo había creado. Y de repente le salió al encuentro. Se plantó delante de ellos y alzó su hacha. Rust pudo escuchar el sonido del acero cortando el viento. Era cuestión de décimas de segundo que el hacha les impactase. Ya era demasiado tarde para esquivar el golpe, le había pillado a contra pie. Pero en ese instante el tiempo se hizo infinito y su mente se volvió tan rápida que podía pensar en cientos de cosas a la vez. Quizá fuera eso lo que la gente cuenta cuando dicen que antes de morir tu vida pasa ante tus ojos. Pero él no estaba viendo su vida, estaba viendo el universo y sintiendo el sentido de las cosas. De una forma que nunca antes lo había hecho. Quizá todo esto le llegaba demasiado tarde, iba a morir y lo sabía, el hacha debía estar a pocos centímetros de su cabeza. Pero aún tuvo tiempo, el justo, el suficiente para mirar a la niña a la cara. Era su hija...

Rust Cohle se despertó... una noche más la misma pesadilla.

CONTINUARÁ...