La Emperadora Celestia
La Emperadora Celestia es la gobernante suprema del Imperio de la Humanidad, adorada como la Diosa Emperadora por el Culto Imperial y como la Omnissiah por el Culto Mechanicus. Esta belleza inmortal, nació en la Prehistoria de Terra, y lanzó las Guerras de Unificación y la Gran Cruzada para restablecer los lazos entre las colonias de los hombres aislados por la Era de los Conflictos. Sin embargo, decidió crear a las Primarcas para que la acompañasen en sus campañas de unificación y exterminio de xenos, las Primarcas eran guerreras muy poderosas las cuáles eran estaban dotadas de increíbles habilidades psíquicas y de combate. La Emperadora creó a veinte Primarcas, pero dos se perdieron en el espacio debido a un ataque de los Dioses del Caos, las que sobrevivieron fueron criadas en diferentes mundos a los que ella las envío en un intento de evitar el destino de sus hermanas perdidas. Posteriormente pasaría decenas de años buscándolas en el espacio para que le ayudasen en misión, todas las Primarcas fueron encontradas y una vez que eran evacuadas se les asignaba una Legión de Marines Espaciales, todas fueron muy queridas por Celestia, pero una de ellas era muy especial hasta el punto de convertirse en su favorita, incluso al punto de quererla como a una hermana, La Primarca se llamaba Luna Lupercal La Princesa de la Guerra. Sin embargo cuándo la mitad de las Primarcas que creó se rebelaron contra ella bajo el mando de su hermana, Celestia quedó horrorizada pero se puso al frente de las Primarcas que le eran Leales y combatió a sus hijas traidoras en una devastadora guerra civil, y aunque la guerra conocida como la Herejía de Luna, concluyó con la muerte de la Traidora, La Emperadora quedó físicamente destrozada y hubo de permanecer conectada para siempre a los sistemas de soporte vital del Trono Dorado, sin poder comunicarse ni reaccionar como un ser vivo. Desde entonces han pasado diez mil años, pero su dominio sigue aplicándose a lo largo y ancho de la galaxia por sus sucesores, los Altos Señores de Terra.
La Historia de la Emperadora
Gracias al Culto Imperial, a millones de personas les son familiares las fábulas sobre la Emperadora. Los niños cantan sus alabanzas y escuchan historias sobre su vida. Este es el Emperador que la humanidad conoce: La Emperadora del Culto Imperial. Tal es el poder del culto y tan grande es la necesidad del hombre de creer en su autenticidad que nadie cuestiona su autoridad.
En cuanto a la Emperadora, no ha hablado ni se ha movido en los últimos diez mil años. Así, la verdadera historia de la extraordinaria vida de la Emperadora previa a su encarcelamiento en el preservador Trono Dorado ha sido ahora casi completamente maquillada por la pía doctrina de la Eclesiarquía.
La Emperadora nació en la región de la tierra conocida como Anatolia Central, en el octavo milenio antes de Cristo, un lugar de áridas montañas y fríos arroyos. Celestia no era una humana cualquiera, ya que nació dotada de gran belleza y poderosas habilidades psíquicas, de hecho, los chamanes de la aldea en la que nació la consideraron la encarnación propia de una diosa. Lo que es cierto es que llegó al mundo de los mortales con extraordinarios dones, uno de ellos era la inmortalidad gracias la Disformidad. Con el despertar de la Disformidad, la humanidad yacía desnuda ante sus energías (La disformidad es un universo alternativo compuesto enteramente de energía psíquica generada por los pensamientos, emociones y actividad intelectual de los seres vivientes, pero también es el arma favorita de los Dioses del Caos, con la que buscan expandir su terrorífico reino).
Durante muchos milenios, Celestia vio el surgir y la caída de múltiples imperios y civilizaciones en los territorios de Medio Oriente así como los de Europa. También ha presenciado innumerables guerras y batallas a lo largo de su existencia. Pero jamás intervino, prefirió vivir oculta de todo lo que ocurría a su alrededor, tenía fe en que la humanidad lograría liderarse sola, sin la necesidad de que un ser superior tuviese que gobernarlos y unificarlos, pero en cambio, sí ayudó al progreso científico y tecnológico humano, gracias a las contribuciones que hizo Celestia, la humanidad fue capaz de empezar a conquistar el espacio y colonizar nuevos mundos, el primero de ellos fue Marte.
Pero en el dieciseisavo milenio después de Cristo, la Humanidad demostró no estar lista para ser autosuficiente ya que vino uno de los capítulos más oscuros de su historia, llamada "La Era Oscura de la Tecnología".
La Era Oscura de la Tecnología, fue una época de guerra, en la que millones de seres humanos murieron luchando contra las Inteligencias Artificiales que se sublevaron contra la Humanidad, también las miles de colonias humanas en la galaxia, perdieron contacto con Terra, dejando a miles de billones abandonados a su suerte. Una vez que las IAS fueron vencidas, el Gobierno Central de Terra se fragmentó en pequeños imperios gobernados por los tiránicos Señores Tecnobárbaros. El hambre, la guerra y las masacres se convirtieron en algo muy habitual en Terra. Mientras la Humanidad se sumergía en la anarquía, los Orkos comenzaron a atacar al devastado Imperio humano dejando tras de sí un enorme rastro de muerte y destrucción, también el antaño poderoso imperio Eldar comenzó sus propios ataques contra las colonias que empezaban a hacerse poderosas y así mantener miserable a la raza humana mientras ellos se fortalecían de nuevo. Pero ningún poder era tan siniestro y aterrador como el de Los Dioses del Caos.
Los Dioses del Caos enviaban constantes olas de Disformidad desde el Reino del Caos, para corromper mundos y a las razas mortales que vivían en ellos para hacerlos sus marionetas en su desesperada búsqueda de poder. No pasó mucho desde que terminó la Era Oscura de la Tecnología cuándo los cuatro dioses supremos del Caos (Khorne, Nurgle, Slaanesh y Tzeentch) se fijaran en la humanidad como una potencial marioneta para sus maléficos fines.
Si nadie hacía algo, la humanidad estaría condenada hacia la extinción.
Finalmente Celestia salió de las Sombras y se proclamó la Diosa – Emperadora de la Humanidad, sería ella quién salvaría a los humanos de sí mismos y de la extinción, también levantaría un nuevo ejército con el que reconquistaría Terra y volvería a unificar el Imperio de la Humanidad y expandirlo aún más que en milenios pasados.
Celestia pasó muchos años en Terra reuniendo a millones de voluntarios para su ejército. A partir de una parte de su código genético y base de numerosos experimentos, Celestia logró crear el mejor soldado de ese entonces: Los Guerreros Trueno, los precursores de los Marines Espaciales. Los Guerreros Trueno eran soldados salvajes, más fuertes, grandes y rápidos que un humano promedio. Eran auténticas armas vivientes que llevaban la muerte contra los enemigos de Celestia, por más de tres mil años, la recién nombrada emperadora luchó para liberar a Terra del yugo de los Señores Tecnobárbaros con sus leales Guerreros Trueno. Cuándo finalmente el último bastión de resistencia a Celestia fue sofocado, la emperadora declaró a Terra como el corazón de su nuevo imperio y advirtió a los terranos que esta era solo la primera de muchas más victorias que estarían por venir. Pero esto no sólo marcaría el inicio de la Gran Cruzada, también marcaría el final de los Guerreros Trueno, los cuáles fueron masacrados sin piedad por las tropas de la Guardia Imperial, siguiendo las órdenes de Celestia.
Un año después de que Celestia comenzara a reinar Terra, logró perfeccionar el código genético de los Guerreros Trueno y de ahí nacieron los Marines Espaciales, diez veces mejores soldados de lo que fueron sus antecesores. Sin embargo Celestia sabía que ella sola, no podría unificar de nuevo a la Humanidad y decidió crear a las Primarcas.
Las Primarcas serían las mejores guerreras que la galaxia jamás conocería, dotadas de casi los mismos poderes que su madre, estarían destinadas a llevar una Legión de Marines Espaciales para luchar en su nombre y a su lado. Así que Celestia pasaría diez años encerrada en su palacio, ubicado en los Himalayas en dónde utilizó sus conocimientos en Ingeniería Genética para darles vida a sus hijas a partir de los experimentos que usó para los Marines. Sin embargo, como Celestia quería hacer a sus hijas casi igual de poderosas a ella, les impregnó energía de la Disformidad a través de un portal y así su trabajo rindió sus frutos con veinte bebés únicos en Terra. Pero justo cuándo Celestia veía a sus hijas recién nacidas por primera vez se produjo un desastre, el portal de la Disformidad conectó con el mismísimo Reino del Caos y los cuatro Dioses trataron de apoderarse de las Primarcas recién nacidas, Celestia defendió a sus hijas con una furia sin precedentes, pero los dioses no renunciarían a sus deseos sin luchar, por lo que a través del portal, los Dioses enviaron a sus demonios y Celestia lanzó a sus marines a la batalla, pero debían proteger a los bebés a toda costa, así que Celestia metió a las niñas en cápsulas de escape y las lanzó al espacio, con su rostro lleno de lágrimas les prometió buscarlas y encontrarlas a todas, sin importar nada en lo absoluto. Cuándo Celestia regresó al laboratorio para seguir liderando la batalla, descubrió que todo había quedado en calma y que tanto los demonios como el portal a la disformidad habían desaparecido, solo quedaban los marines en las ruinas del laboratorio. Celestia reunió a todo su ejército de Marines Espaciales, a la Guardia Imperial y la toda la flota para declarar la Guerra al Caos, proclamando su culto como una herejía, y todo aquel que lo adorara sería considerado traidor y ejecutado. A su vez proclamó iniciada la Gran Cruzada, pero ahora su objetivo no era la Humanidad, sería encontrar a sus hijas perdidas. Una tarea que le tomaría décadas.
