Futuro Compromiso
-Nos vemos mañana- susurro al verla subir las escaleras principales de su casa, ya era tarde realmente no le gustaba que estuviera a fuera a estas horas pero no tendrían ninguna otra oportunidad de verse al menos momentáneamente.
- te quiero- declaro la pelinegra con una risilla mientras se devolvía para poder darle otro beso de despedida.
- yo también preciosa, muy pronto no será necesario que te escapes en la noche, ya verás - dijo él mientras hacia una reverencia y le plantaba un beso en la mano. -En dos días vendré a pedirle tu mano a tu padre – declaro causando un sonrojo en ella- y a si serás definitivamente mi mujer.
- Te esperare- y cerró la puerta al verlo partir.
Subió rápidamente por las escaleras de su casa, por nada del mundo podían verla o realmente estaría muerta. Llego a la puerta de su habitación y toco tres veces en forma rítmica, luego de una corta espera la puerta se abrió.
-Hermana ya estás aquí- dijo el pequeño souta- mamá vino hace una hora a ver dónde estabas! Tuve que meter unas almohadas bajo tus sabanas y decirle que estabas durmiendo- murmuro el ya dentro de la habitación.
- Ohh gracias Souta!- dijo Kagome con un brillo en sus ojos y una sonrisa de oreja a oreja- estoy tan feliz!- dicto al danzar por el cuarto con una almohada.
-jeje que bueno, pero hasta cuándo será esto- dijo él con reproche- no soporto mentirle a mamá.
- no te preocupes más, no volverá a suceder- dijo al desatar las cintas del estorboso sombrero color rosa pastel al igual que su vestido.- ahora ven y ayúdame a quitarme el vestido.
-Qué?!?-Exclamo el pequeño de seis años- pero yo soy un hombre, yo no hago esas cosas- declaro cruzándose da brazos.
- ay! Vamos soy tu hermana y no puedo hacerlo sola, así que ven acá y ayúdame Souta.
-Como sea- desamarro ese difícil y fastidioso vestido logrando mostrar el corset volteando inmediatamente por la vergüenza- ahora ve a cambiarte fuera de mi vista
- jejeje claro amor.
Mientras se ponía su ropa de dormir se fijo en el collar que llevaba puesto, no tenía un gran valor monetario, pero uno inmenso hablando sentimentalmente, hace solo dos meses que lo conoció en una fiesta y ahora estaba enamorada, lo quería tanto, su forma de ser, tan respetuoso y posesivo, además no tenia para nada un mal físico. Se sonrojo de solo pensarlo, una señorita de su clase no debería fijarse en eso, suspiro.
¿Qué importa que no tenga dinero? Bueno eso dificultaba las cosas, al menos por parte de su madre, tenía que admitirlo su progenitora era un poco ambiciosa, nunca aceptaría a un yerno sin dinero, ahora más que nunca en este problema económico en el que se encontraban.
Bueno más le valía aceptar, no aceptaría un no por respuesta, sino hablaría con su padre y ya. Sonrío ante esta idea, que malcriada podía llegar a ser.
Salió del baño ya cambiada encontrándose a Souta también listo para dormir- ¿vas a dormir hoy conmigo?- pregunto con un sonrisa, quería mucho a su hermano, mejor dicho lo amaba, era como su hijo y por eso lo malcriaba.
-NOO! Estás loca! Será para después apestar a mujer!- chillo alejándose un metro de ella, no pudo aguantar la risa, ¿de dónde había sacado tal idea?.- yo soy un hombre no puedo olor a rositas.
- jajaja si supieras que muchos hombres desearían despertar oliendo a rositas al lado de una mujer- le informo Kagome- ¿Cómo?- replico el pequeño sin poder creer que un Hombre querría despertar apestando de tal manera- cuando seas mayor entenderás- le contesto su hermana.
-Ven acá- le ordeno mientras se acostaba y le dejaba un espacio entre sus brazos en la mullida cama. Lo vio acercarse pero luego detenerse dudando.- ven aquí de una vez- y lo jalo del brazo dejándolo entre sus brazos- cualquier cosa te bañas mañana bien, pero de igual forma tus amigos te envidiaran cuando seas mayor jejeje- sospechaba que esa idea se la hubiera dado uno de esos niños
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Despertó gracias a su querida tía que como siempre la llamaba a las 7am.
-Kagome, querida apúrate que tu madre quiere hablar contigo- le informa su tía Kaede- ya voy tía- dijo mientras escondía un bostezo con su pequeña mano- ¿no sabes que quiere? Es extraño que quiera hablarme tan temprano- pregunto desarropándose, teniendo cuidado en no despertar a Souta.
-eee, será mejor que sea ella quien te diga- respondió nerviosa la anciana- ya está todo listo para tu baño.
-Gracias tía- observo la pequeña bañera de madera que habían traído hasta su habitación para el baño matutino.
Se terminaba de vestir para desayunar, hace cinco minutos Souta ya había ido a apurarla, cuando de repente la puerta de su cuarto se abrió mostrando el perfil de su madre- que deseas madre, no se preocupe ya bajo a comer.
-no Kagome antes necesito hablar en privado contigo- termino de abrir la puerta entrando y cerrándola tras de sí- Hoy vendrá alguien a conocerte- le informa la Señora Naomi mientras sacaba un abanico y se abanicaba el rostro- llego apenas hace unos días al pueblo, pero es solo de paso acaba de heredar la Hacienda de Don inu no taisho, es joven y muy apuesto, al parecer se graduaba en medicina allá en Inglaterra, ade..
-¿Y a mi que me importa eso?- pregunto desafiante temiendo lo peor- que insolente me saliste jovencita- se quejo su madre- Pues que esta noche en la cena vendrá a pedirle tu mano a tu padre y tu aceptaras gustosa, ¿entendiste?
-Madre! Qué te pasa! Yo no pienso casarme, al menos con ese hombre no, ni lo conozco además!- se detuvo abruptamente, no debía decir lo que venía a continuación- ¿además que… Kagome?- la señora cerró el abanico de un solo golpe y agarro a su hija del mentón obligándola a mirarla a la cara- responde.
- Ma ma madre… estoy enamorada- contesto bajando la cara- como has dicho??- casi grito la dama soltándole la quijada- de quien?!?- exigió saber.
-Se se llama Koga- gagueo Kagome- Yo la amo madre, no tendrá mucho dinero pero..
- no me digas que es ese muerto de hambre que se la pasa rondando la casa uniformado, JA claro es el mayor. No puedo creerlo mi hija con ese señor-
-No le digas así!- ni siquiera lo conocía!, empezaba a sentir como la sangre le hervía de coraje- y no me voy a casar si no es con el mamá.
-Eres una mal agradecida! Todo lo que te he dado, todo el sacrificio y tú me pagas con esto??- la cogió del antebrazo bruscamente mientras la zarandeaba- ¿lo disfrutas cierto? Ver a tu padre enfermo, tu quieres verme trabajando como costurera! Y a tu hermano mendigando- exclamo mientras la apretaba mas fuerte- suéltame por favor- rogo la joven con lagrimas en los ojo.
-Solo nos queda el Honor, El apellido Higurashi, todo lo logrado gracias a tu padre y a mí, eres rica de cuna!, hija de un general, ¿cómo te puedes fijar en eso?- la soltó encima de la cama.- tú deber como la hija mayor es cuidar la reputación de la familia casándote con un hombre que si pueda pagarte.
- ¿me estas vendiendo? Como mi propia madre…- decía mientras se sobaba el futuro morado que seguramente le saldría- alguien se debe sacrificar y la que queda eres tú, además tienes que hacer algo bueno al menos una vez en la vida- dijo con frialdad, dirigiéndose a la puerta.
-antes de irme quiero saber cuántas veces se han visto-
-No se- dijo con voz angustiada- como 10 veces.- ya no quería mentir ni ocultar nada, ya estaba lo muy triste en esos momentos.- diez veces- repitió Naomi lentamente como asimilando la situación- Por eso siempre te acostabas más temprano…- analizo- Para verte con el pobretón ese!- Kagome vio como la cara de su madre agarraba un color rojizo de la rabia y temió por primera vez- Bueno…- soltó un suspiro- no volverá a pasar… ahora, solo tendrás que decir que tendrán que conocerse mejor pero mañana mismo le dices que si, al principio solo será un teatro para tu padre y te quiero aclarar que- se inclino a la cama y le agarro la barbilla- ese hombre no sabe nada, cree que tu quieres y así se quedara- vio los ojos de su hija, eran los más tristes que había visto en ella.- no seas egoísta, piensa en tu padre, tu hermano, tu tía, tu familia- la soltó y camino a paso lento por la habitación- solo nos queda esta casa y la hacienda que lamentablemente no ayuda en nada ya que la peste llego hasta allí, solo nos trae más deudas- Naomi sintió como los ojos se les bañaban en lagrimas así que saco un pañuelo y los seco con una delicadeza propia de una reina.
-hasta tuve que vender todas mis joyas y las de tu tía, ya despedí a dos sirvientas, solo nos queda Sango y solo porque es parte de la familia, tendré que vender las tuyas si queremos comer mañana- no lo soporto, se tapo la cara con el pañuelo conmoviendo a su hija, que se paro y abrazo a su madre- Madre no te preocupes, puedes venderlas todas si quieres- le dijo al oído.
-Kagome, por favor acepta casarte- sollozo.- si… madre- respondió con dolor la primogénita.
Llevaba ya media hora llorando, ¿Cómo haría? No podía hacerle eso a su familia, ¿se sacrificaría? Eso era muy injusto pero tampoco podía dejarlos a su suerte.
Un hombre de edad avanzada se encontraba paseando por los pasillos de su casa que le traían recuerdos tanto tristes pero muchos más felices, su casa le traía paz y le llenaba el alma de amor, adoraba a su familia, no quería dejarlos pero claramente era inevitable, se encontraba enfermo y ya no tenían dinero, lo que más le preocupaba era que todas en la casa eran mujeres, muy capaces pero al fin y al cabo, mujeres, y en el tiempo donde vivían eso era igual a nada, el único hombre aparte de él era su hijo menor Souta de tan solo seis años, ¿qué podría hacer él? Nada.
Por eso pedía todas las noches que su hija se enamorara y trajera a un hombre a la casa para así al menos no dejarlas sola, ¿que importaba si era rico o no? Lo único importante era que su hija fuera feliz.
Al parecer sus plegarias fueron escuchadas porque según su adorada esposa hoy vendría un joven a cenar y quien sabe que mas, podría hasta salir con yerno esa noche, quien sabe.
Casualmente iba pasando por la puerta del cuarto de su hija cuando escucho un pequeño llanto, cuanto odiaba ver a su bebé llorar.
-Hija, Kagome que sucede- pregunto al entre abrir la puerta pero sin ver a dentro respetando la privacidad de su hija.
-Pa padre- balbuceo ella- pase- al entrar la encontró sentándose en la cama mientras se secaba las lagrimas- ¿qué sucede pequeña?- pregunto al sentarse a su lado y abrazarla.- Nada- obtuvo como respuesta- es solo que estoy preocupada- mintió la joven.
-¿Por qué?- pregunto el cabeza de familia- padre, yo se los problemas económicos que tenemos y me siento inútil al no poder hacer nada- confeso, diciendo media verdad.
- tú no debes preocuparte por eso pequeña- la estaba sobando como cuando era pequeña, prácticamente la estaba cargando acurrucándola en su pecho- ahora cambiando de tema, es cierto eso de que hoy viene a cenar un joven?- dijo con un tono de voz juguetón- a ver cuéntame de quien se trata.- la vio sonrojarse, es que para ella, era difícil hablar de esas cosas con su padre.
- papá!- dijo roja como un tomate- hablemos de esto luego, si? En la cena- dijo al separarse del pecho protector- ahora por favor sal padre que tengo que cambiarme.
-jajaja claro hija!, ponte más preciosa de lo que eres hija mía- le dio un beso en la frente y se fue.
Ya solo faltaba una hora para la cena, se había puesto su mejor vestido a petición de su madre, si fuera por ella se pondría el más feo y antiguo y se comportaría de la manera más descortés y mal educada, si no fuera por su padre, por su salud y su reputación…
