i.

Cada día él hacía lo mismo. Y aunque la vida de Stiles Stilinski no fuera como la de cualquier otro chico de 16 años, ya tenía una rutina bastante bien hecha.

Cada día, al despertar se levantaba casi de inmediato y chequeaba de que su padre estuviera en casa o no, y si es que lo estaba, les hacía desayuno a ambos. Luego se daba una ducha, se arreglaba lo más rápido posible para ir a la escuela, y mensajeaba a Scott avisándole que iba en camino a buscarlo, que no lo hiciera esperar. En la escuela, era el Stiles de siempre. Totalmente aburrido y desconcentrado en clases, pero tomando notas mentales y entendiéndolo todo a su manera (la cual era bastante efectiva porque sacaba sobresalientes casi siempre). Su día escolar era interrumpido por alguna actividad sobre natural la mayoría del tiempo, entonces debía correr para juntarse con Scott y enfrentar los peligros extraños que la vida les daba, sin morir en el intento, claro.

ii.

Erica Reyes no era una chica tan ordenada como lo era Stiles cuando el tema eran las rutinas. Antes de la mordida, su única rutina consistía en 3 pasos: evitar cualquier cosa que atrajera algún ataque, estar pegada a Isaac la mayoría del tiempo y observar a Stiles en secreto.

Luego del mágico regalo dado por Derek, todo había cambiado. En las mañanas despertaba o en su casa, con sus padres y su hermano menor, o en la casa quemada de Derek. Si es que era en su casa, se levantaba temprano con la excusa de pruebas en la mañana, e iba a matar el tiempo libre, para luego volver, desayunar y volar a la escuela. Si era donde Derek, se aseguraba de que las personas a su alrededor estuvieran vivas, y luego se vestía con lo más provocador que pudiera encontrar, para luego llegar a clases. Entre clases trataba de aprender aunque sea un poco, y ser una persona tranquila pero matadora al mismo tiempo, ya que no necesitaba hablar para conseguir atención.

Su día, al igual que el de Stiles, se veía interrumpido por actividad fuera de lo normal, a lo que ella pertenecía, y debía acudir a lo que fuera necesario, pensando que había una posibilidad del 30% de que no volvería viva de donde sea que fuera solicitada.

iii.

En toda persona, hay un momento donde la rutina propia y la de otra persona se juntaban, haciéndola un poco más interesante. Eso pasaba con Erica y Stiles.

Más o menos a media noche, cuando Stiles ya estaba en casa, ella entraba por la ventana y se colaba a la habitación del chico. Casi siempre veían alguna película vieja que el padre de Stiles coleccionaba y compartían botanas. Otras veces, Stiles trataba de meterla a la vida de los video juegos, y resultaba emocionante ver como ella le pateaba el trasero jugando al Black ops sin nunca haberlo hecho antes.

Luego de un par de risas por la película, besos entre medio de ella, o incluso enojos porque Stiles no podía creer que una chica lo venciera en sus video juegos favoritos, ambos se metían a la cama de Stiles. Hablaban de todo, y hay veces de que solo se quedaban disfrutando la compañía del otro. Erica se aseguraba de que su celular le avisara cuando fuesen las 5:30, para despertarse y correr hacia uno de sus hogares. La mayoría del tiempo, se quitaba los pantalones con la excusa de que hacía mucho calor, y se quedaba dormida con una de las dos camisetas que le había robado a Stiles. Stiles se quitaba la suya por lo del calor también. Erica dormía dándole la espalda, y él la volteaba cuando ella ya no era consciente. Y luego de unas horas de sueño, ella sentía la vibración de su teléfono, se vestía y se iba, dándole un beso a un muy dormido Stiles. Ambos estaban acostumbrados a eso, porque después de todo, era una rutina más.