NA: Hola! He estado obsesionada con esta pareja desde que el sexy capitán Hook apareció y sentí la necesidad de escribir acerca de ellos. Es la primera vez que escribo algo de Once Upon a Time, pensé en un long-fic, luego un one-shot y finalmente me decidí por hacer una serie de one-hots y drabbles, así que pueden ser AU, semi AU o pueden contener spoilers y no necesariamente un capítulo estará relacionado con otro.

Disclaimer: No soy dueña de ninguno de los personajes. (Aunque quisiera ser dueña del capitàn Hook xD).

Advertencia: Contiene spoilers hasta el capitulo 2x06 Tallahassee

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Hooked

Tormenta

Emma se removió incómoda en su cama, mientras un trueno retumbaba en el cielo. Se cubrió la cabeza con su almohada en un intento de alejar el ruido de aquélla horrible tormenta.

No funcionó.

-Estúpido clima- murmuró entre dientes.

Nunca le habían gustado las tormentas, quizá se debía a que, cuando era niña nunca tuvo una mamá o un papá que la abrazara o la hiciera sentir mejor hasta que los horribles ruidos desaparecieran; o que la mayoría de las veces que el clima decidía actuar de esa forma, ella terminaba teniendo pesadillas.

No es que culpara a sus padres (al menos ya no lo hacía), porque después de todo ellos solo habían querido lo mejor para ella, y lo que importaba es que después de 28 años volvían a estar juntos, como una familia, como siempre debió ser.

Claro que ahora era una mujer adulta y no podía ir corriendo hasta el cuarto de sus padres a refugiarse entre ellos como una niña asustada. Porque ¡Por Dios! había matado a un dragón, había sobrevivido a un ogro y a otras criaturas que nunca pensó que fueran reales, así que una tonta tormenta no la mataría. Y también estaba el hecho de que sus padres y Henry estaban en el Granny's celebrando el cumpleaños de Cenicienta y Emma había decidido no acompañarlos porque había tenido una ajetreada semana de trabajo y lo único que quería era dormir, así que les pidió que la disculparan con la princesa. Entonces lo más seguro es que sus padres y su hijo regresarían hasta que pasara la tormenta.

Eso la dejaba sola… O bueno casi sola.

No pudo evitar pensar en su peculiar inquilino: Garfio.

Ese arrogante pirata que la sacaba de quicio con sus incesantes coqueteos e insinuaciones y lo que más le disgustaba es que a pesar de eso no le desagradaba del todo. De hecho se divertía cuando estaba con él.

Aunque so no significaba que le gustara de una forma romántica (¡No claro que no!). Pero tenía que admitir que gracias a él es que habían podido regresar a Storybrooke, a pesar de que ella lo había dejado encadenado en la cima de la planta de frijol, junto al gigante que ahí vivía. Aunque el gigante no tenía intenciones de matarlo, sin embargo, Emma lo había traicionado, a pesar de que gracias a su superpoder sabía que Garfio no le estaba mintiendo cuando decía que podía confiar en él. Así que había esperado que la próxima vez que se vieran, él buscaría venganza, pero para su sorpresa, el pirata le había robado los polvos del armario a Cora y gracias a eso habían obtenido su boleto de regreso a casa.

Por eso cuando regresaron a Storybrooke, sabía que debía mantener a Garfio alejado de el señor Gold, porque a pesar de que el pirata era un hombre inteligente, nunca podría competir contra la magia de Rumpelstillskin.

Y no es que se preocupara por él, pero se lo debía y además era su deber como Sheriff del pueblo proteger a todos los ciudadanos y eso incluía al molesto pirata, por eso es que le había ofrecido que se quedara en la casa que ahora compartía con sus padres y Henry para poder vigilar que no hiciera nada estúpido.

Pero era solo eso y nada más, se repitió la rubia por enésima vez y gruñó hasta que otro trueno retumbo en el cielo.

Estúpido pirata, incluso había hecho que se olvidara de la tormenta.

Se levanto de la cama y decidió ir a prepararse una taza de chocolate caliente, intentando alejar cualquier pensamiento que se relacionara con Garfio.

Pasó frente a la habitación del capitán, no escucho ningún ruido, seguramente el muy maldito estaba durmiendo como bebé mientras ella no podía conciliar el sueño.

Bajó hasta la cocina y sacó lo necesario para prepararse su chocolate, una vez listo se sentó en la mesita que estaba en medio de la cocina.

Dio un sorbo a su bebida, otro trueno retumbo fuera de la casa provocando que las luces se fueran. Escuchó un ruido cerca de donde estaba y se paro de la silla para buscar una linterna.

Otro trueno.

Emma dio un respingo y se aferro con fuerza a lo primero que encontró.

-¿Así que las tormentas son tu nueva excusa para abrazarme, amor?

La rubia se alejo tan rápido que tropezó con la pata de la silla, y se hubiera caído si no hubiera sido por Garfio que la sujeto a tiempo.

El corazón de Emma se aceleró. Tenerlo tan cerca no era bueno para ella.

Se separo teniendo cuidado esta vez.

-Er, gracias-le dijo con incomodidad.

-Te dije que siempre soy un caballero, querida

Y aunque no podía verlo estaba segura, que él tenía una sonrisita de autosuficiencia.

La ojiverde rodó los ojos.

-Lo que tu digas. ¿Qué tal si me ayudas a buscar una linterna?.

-¿Una qué?

-Una linterna, un objeto que… sabes que, olvídalo mejor busquemos una vela.

-¡Ah! Excelente elección amor, eso le dará un toque romántico a la noche.

Emma no dijo nada. Cinco minutos después la rubia estaba sentada en el mismo lugar que había ocupado minutos atrás, con Garfio al lado de ella y la vela en el centro de la mesa.

El pirata tomo la taza de Emma y le dio un sorbo.

-¡Oye! Eso es mío.

El capitán la miró divertido. Hacerla enojar era algo que le resultaba de lo más placentero.

-¿Qué nunca te enseñaron a compartir princesa?

Emma soltó un bufido.

-Deja de llamarme princesa, amor o cualquier otra cosa que se te pueda ocurrir, mi nombre es Emma ¿Entiendes? E-M-M-A. Además ¿Qué haces aquí?

Garfio le dio una sonrisa seductora.

-Bueno vine a buscar venganza contra el cocodrilo, pero tú me has mantenido aquí porque evidentemente no puedes mantenerte lejos de mí y…

-No me refiero a eso- lo interrumpió tajante- Lo que quiero decir es que, no se supone que deberías estar dormido.

-Aww, yo sabía que si te preocupas por mi, amor.-Emma estuvo a punto de interrumpirlo de nuevo pero el pirata siguió- ¿Y no se supone que tu también deberías de estar dormida?- la miró con sus intensos ojos azules- O ¿Es qué te dan miedo las tormentas?

La rubia aparto la mirada del pirata. Ahí estaba otra vez, leyéndola como si fuera un libro abierto.

-Eso es algo que a ti no te importa.- le contestó con un dejo de molestia.

-¿Siempre tienes que estar tan a la defensiva, amor? ¿Qué no te he demostrado que puedes confiar en mí?

El tono de su voz era suave y Emma se mordió el labio inferior con nerviosismo. Era verdad, el apuesto hombre le había demostrado que era digno de confianza… especialmente las últimas semanas que habían convivido diariamente y se habían acercado más…

La madre de Henry sacudió la cabeza, estúpido pirata que no hacía más que confundirla.

Garfio la miro con seriedad y antes de que la rubia se diera cuenta, puso su mano derecha sobre la de ella.

Emma se quedo inmóvil sin saber que hacer, sentía la calidez de la mano del pirata, como si estuviera apoyándola, como si quisiera que compartiera algo más con él, como si… nunca fuera a abandonarla.

No.

Por alguna razón, de una u otra manera todos los hombres a los que les había abierto su corazón la habían abandonado y no podía arriesgarse otra vez. No debía hacerlo.

Se levantó con brusquedad pero la mano de Killian la detuvo y la obligo a quedar frente a él, a pesar de la escasa luz podía ver sus ojos azul brillantes mirándola con un sentimiento que no supo descifrar.

-Emma- usó un tono serio que nunca había usado con ella- ¿Porqué siempre terminas huyendo?

La rubia apartó la mirada de él.

-No se de que estas hablando.- Intentó alejarse pero el pirata la tomo por la cintura con su mano derecha.

-Mírame- le ordeno y ella no tuvo otra opción más que obedecerlo.

Verde y azul se encontraron. Emma quería salir corriendo pero se sentía hipnotizada por la mirada azul del pirata.

-Sabes que algo esta pasando entre nosotros- la ojiverde abrió la boca para decir algo, pero el hombre no la dejo- Y no intentes negarlo.

La mujer abrió y cerró la boca intentando encontrar las palabras para decirle que estaba equivocado y que estaba viendo cosas donde no las había, sin embargo nada salio de su boca.

-¿Lo ves?, no encuentras ningún argumento que diga lo contrario.

Lo maldijo en su mente por enésima vez, mientras otro trueno se hacía presente.

Emma dio un brinco que provocó que estuviera más cerca del pirata. Podía oler su aroma, una mezcla entre agua salada y madera. Sentía la respiración de Killian chocar contra su frente.

No supo si fue ella quien levanto la cabeza o había sido él quien se había agachado pero ahora podía sentir la respiración del hombre peligrosamente cerca de sus labios.

El pirata apartó un mechón rubio de su frente con su garfio y un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Emma al sentir el frío metal contra su piel.

Sin saber como, sus labios se juntaron y la mujer de ojos verdes dejo de pensar. Sabía que eso estaba mal, pero se sentía jodidamete bien. Los expertos y calidos labios del pirata hicieron que se olvidara de todo. Enredó sus brazos en el cuello del capitán, sintió como la apretaba más contra él y supo que ya no podía negar lo obvio.

Le gustaba Killian Jones. Y mucho.

Se separaron tan solo unos centímetros cuando sus pulmones reclamaron por aire. Pudieron haber pasado segundos, minutos u horas, y al parecer la tormenta ya había pasado y la luz había regresado, pero no le importó, la sensación de tenerlo así de cerca, con los brazos de Garfio rodeándole la cintura y su respiraciones agitadas, eran lo único que le importaba.

Mierda hasta cursi se estaba volviendo.

El pirata iba a decir algo cuando unas voces lo interrumpieron.

-Estamos en casa- dijo la alegre voz de su hijo.

Emma y Garfio se separaron como si nada hubiese pasado y en menos de cinco segundos sus padres y Henry estaban en el umbral de la puerta de la cocina mirándolos con curiosidad.

-Emma, cariño creí que estarías dormida. Además tienes las mejillas rojas ¿Te sientes mal?- su madre la miró con preocupación.

Su padre observó con desconfianza al pirata.

La rubia negó con la cabeza.

-Estoy bien, solo que no podía dormir por la tormenta, no te preocupes.

-Es una lástima que no hubieras ido mamá, te perdiste toda la diversión.

Emma le sonrió a Henry con dulzura, el apuesto pirata pasó al lado de ella y le susurró al oído:

-¡Oh! yo creo que nosotros tuvimos nuestra propia diversión.- el ojiazul le dio un guiño.

La blonda le dio un golpe en el brazo y sonrió.

Después de todo, las tormentas no habían resultado ser tan malas.

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NA: Espero que les haya gustado, este capitulo esta dedicado a mi amiga Elizabeth, quien aprobó este capitulo, asì que si algo no les gusto pueden culparla a ella xD. Si les gustó y quieren leer más, hágame feliz y dejen un review, se los agradecería infinitamente .

Otra cosa, alguien sabe si Emma tiene los ojos verdes o azules? Porque según yo los veo verdes hahahaha pero si me equivoque, pues una disculpa.

Sakura Mellark Potter