Ya había pasado algunas semanas desde que Korra había decidido dejar abierto el portal de los espíritus para que estos puedan vivir libremente con los humanos.
Ahora, que al fin había algo de paz en la ciudad, Korra solo se dedicaba a crímenes menores, y a descansar. Por más loco que sonara, ella odiaba esto. Con tanto tiempo para ella no hacía otra cosa que pensar en Mako y Asami. A pesar de haber terminado en las mejores condiciones posibles, debía admitir que todavía sentía cosas por Mako, y eso le dolía. Le dolía ver que ella todavía lo amaba, que él estaba de nuevo con Asami, pero lo que más le dolió fue cuando Bolín le dijo que Mako y Asami empezaron a verse nuevamente a tan solo horas de su pelea definitiva. Korra estaba derrumbada, sentía que todo su amor hacia Mako era en vano. Evitaba a toda costa pasar tiempo con su equipo ya que no soportaba ver a Mako y Asami, era un golpe a su orgullo, por eso decidió alejarse lo más posible de ellos, aunque eso implicara irse de la ciudad.
Un día, el general Iroh solicita la ayuda del avatar para detener un posible ataque entre manifestantes de la nación del fuego. Ella ve esto, como su oportunidad para alejarse y, sin pensarlo, se embarca directo a su destino. Solo se limito a despedirse de Tenzin y su familia, Naga y sus padres. No quería que nadie supiera que se marchaba. Mientras más rápido saliera de ahí, mejor.