» Back.

Esperaba algo que no sabía que era, pero tenía toda la paciencia del mundo.


Muchas cosas

«Ya lo tienes todo de mi,

siempre lo tuviste»

Te puedo decir muchas cosas, Sakura. Muchas cosas. Cosas como que te quiero, cosas como que dejo de respirar si me tocas. Cosas como que en realidad no quiero correr si me abrazas, cosas como que quiero matar a todo chico que se te acerca. Cosas como que sueño contigo, cosas como que me conformo con mirarte. Cosas como que yo sabía que había alguna razón para que me gustara tanto el verde, cosas como que el olor de tu pelo me marea de felicidad. Cosas como que cuando te toco la punta de la nariz desearía bajar mi mano para tocarte la boca, cosas como que mi corazón va a mil por hora cuando me saludas en la mañana con besos en la mejilla. Cosas como que te tengo en la memoria a toda hora, siempre. Latente, presente.

Pero no quiero decirte nada de eso porque se que tu no sientes lo mismo, porque no te quiero incómoda a mi lado, porque no voy a arriesgar lo que conseguí —lo que tu me has dado—.

Prefiero apretar los labios, apartar las manos, echar a correr, dejar de respirar. Prefiero hacer como que no siento por ti nada más de lo normal, disimular mis sonrojos bajando la mirada, mordiéndome la lengua para no soltar miles de veces aquello que puja por salir —«Te quiero, Sakura. Te quiero»— que a veces casi me gana. Sólo a veces.

Y es que no lo entiendo. Mi único deber era quitarte las cartas y ser el mejor hechicero. Y entonces, entonces tu me sonreíste y ya nada fue igual. Sé que no lo hiciste con intención, que ni siquiera te haz dado cuenta de lo que haces conmigo, de que vivo para ti. De que, con sólo ladear la cabeza cuando no entiendes algo yo me quedaría hasta el fin del tiempo explicándote; de que me encantan tus manías, como cuando te muertes los labios —pequeños, rosas, adorables—en un problema de matemáticas que a mi me parece tan fácil. Me encanta verte llegar con las mejillas rojas todas las mañanas, a un paso de que toquen el timbre. Adoro que des saltitos cuando estás feliz, que te sonrojes tan fácilmente, me encanta ver como peinas tu cabello.

Te quiero tanto, Sakura.

¿Te puedo besar el alma? Sólo una vez. Con cuidado. Sólo un roce. Y luego te dejaré en paz si quieres, lo acepto. No soy lo suficientemente bueno para ti. ¿Pero que podría hacer? Nadie es lo suficientemente bueno para ti, porque tú eres perfecta. Simple y llanamente, eres perfecta.

—¿Shaoran? Oye, Shaoran... —Mi nombre se oye raro en tus labios, pero me gusta. Todo lo que haces me gusta. — Shaoran, ¿quieres tomar un helado después de clases conmigo? Tengo que decirte algo... a-algo importante... —Tomoyo suelta una risita detrás de ti y te da un pequeño golpe de apoyo. No entiendo, pero no importa. Aguanto el calor en mi cara sin moverme, y asiento lentamente.

—Claro, Sakura.

Iría contigo a la luna.