Las miradas furtivas a espaldas de lo demás, las escapadas nocturnas, los secretos, las travesuras, verte entrenar Quidditch a escondidas, el mapa, los días de luna llena en la casa de los gritos, el gramófono, la capa de invisibilidad, la angustia de no verte en verano y los nervios del uno de septiembre. Todo eso duele cuando me doy cuenta que ya no estás aquí.

Tus ojos, que tan pronto podían congelar como derretir a cualquiera; tu sonrisa torcida, tu pelo despeinado, tu camisa mal puesta con los botones desabrochados. No hay nada de ti que no eche de menos.


Gracias por leer ^^