Mimig2 reportándose desde su pisito en Málaga antes de almorzar.
¿Que tal, fans de Lily y James? Aquí vuelvo con una nueva historia. Para los que hayan leído mi perfil, sabrán que dije que subiría unos one-shorts cuando pudiera. Bien, tengo buenas noticias. Iba a hacer un one-short con el argumento de este capi, ya lo sabrán cuando lo lean, que es algo que solo se da en primavera. Y se me fue la cabeza y se me ocurrió también algo para las demás estaciones. Así que no será un one-short sino una mini mini historia de cuatro capis cortitos, donde se mostrará como evoluciona la relación de Lily y James. Cada capi para cada estación.
Besistos y espero que os guste.
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Cuatro Estaciones
Primavera.
El lago estaba en calma. Las únicas ondas que aparecían de vez en cuando tenían que ver con las piedrecitas que tiraban algunos alumnos de primero. En el agua se reflejaba el cielo azul despejado, sólo con pequeñas nubes aisladas, y los rayos del sol, tenues que apenas calentaban pero dejaban atrás el viento frío que había estado soplando hasta hace poco.
Era un día de primavera como cualquier otro en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Agradable, tranquilo y sin muchos problemas… salvo para Lily Evans. Porque para ella la primavera ni era agradable, ni tranquila, y por supuesto le daba más problemas que el mismísimo Potter. Lily Evans… era alérgica al polen.
Lily siempre había sido y siempre sería una enemiga acérrima de la primavera. Lo único bueno que podía encontrarle es que dejaba paso al verano y a las vacaciones.
Si fuera por ella, cuando fue al médico con ronchas de cinco centímetros de radio y estornudos que harían volar a un elefante y le diagnosticaron que era alérgica, se habría mudado a la Antártida o a cualquier otro sitio donde la primavera como estación habia sido sacrificada. Pero esa hubiera sido la salida fácil, se había dicho cuando su padre la miró con cara de loca al proponer la escapada, así que se quedó a plantarle cara a la naturaleza.
-¿Qué tal, Evans? Hoy estás más roja que el culo de un escorbuto.
Ése era el bruto de Black, un crack hiriendo la sensibilidad.
-Tú hoy estás más imbécil que ayer –dijo, no sabiendo quedarse callada.
Le pasaba a menudo con los merodeadores, el grupo de chicos compuesto por Sirius Black, Remus Lupin, Peter Pettegrew y James Potter. En esta ocasión solo estaban Sirius y James. Genial, pensó Lily, no está Remus para llevárselos para aquí. Tampoco es que lo necesitara para librarse de ellos, se dijo.
Haciendo un esfuerzo, Lily no les hizo caso y siguió leyendo su libro de Transformaciones. Se encontraba en los jardines, debajo del haya preferida de los chicos. Qué se le iba a hacer, sería por árboles, y esa era también la preferida de ella. Y claro, ¿cómo es que alguien que tiene alergia no se queda en su habitación en lo alto de la torre donde hay pocas probabilidades de que el polen llegue?
Bueno, para empezar, Lily tenía que ser masoca, pero le encantaba el aire libre sobre todo para estudiar. Era por eso que se aguantaba los picores y la respiración, aunque antes había pasado por enfermería y madame Pomfrey le había dado un jarabe que algo la aliviaba.
Así que estaba ni contigo pero ni sin ti, echando pestes de todo lo verde pero sin evitar salir al exterior. Y tenía unas buenas ronchitas por las mejillas y por los brazos que deseaba olvidar. El gran Black había tenido la amabilidad de recordárselo. Una vez más, porque era casi tradición desde el primer curso. Sí, llevaba seis años en ese panorama. Aún estaban en sexto curso y aún les quedaba más de un año para aguantarlos.
-¡Achús!
-Un poco más y nos llenas de mocos, Evans –se quejó Sirius. James se carcajeó.
-Pues largarse de aquí –a Lily empezaba a picarle el brazo.
Ninguno le hizo caso.
-Parece una gamba, ¿no crees, Cornamenta?
-Y tú un besugo –le espetó Lily.
-A mi me encantan las gambas, Canuto, ¿crees que sabrá tan bien como ellas? –dijo James, una vez que paró de reír.
James Potter era el Enemigo Público número uno, por delante incluso que la propia alergia. James y ella se llevaban a matar desde que el chico había conjurado una corriente de aire que le levantara la falda allá por tercer curso. A Lily no le había engañado la sonrisa inocente ni las mentiras con las que se defendió entonces.
-Tú sí que te vas a poner rojo del puñetazo que te voy a dar –gruñó Lily, cerrando de golpe el libro. Se rascó la muñeca. De la irritación le picaba incluso más.
-Si me dieras un puñetazo, que sé que no se daría el caso, me pondría morado, no rojo, encanto.
Lily sí que lo vio todo rojo. Pero del enfado, se entiende. ¿A qué venía lo de encanto? Ella era encantadora, admitió, pero salido de él parecía más un insulto que otra cosa.
-El morado siempre fue mi color favorito ¿sabes?
-No, no estaba enterado. Gracias por informarme –James sacó una libretita y un bolígrafo del bolsillo de su pantalón para apuntarlo.
-¿De dónde… ¡achús!... has sacado eso? –preguntó Lily, incrédula. Estornudó otra vez, milagrosamente ninguno se rió.
-Remus me lo dio. Creo que es algo muggle. Es muy útil no tener que ir por ahí con pluma y tintero. Una vez se me derramó la tinta en el bolsillo y mi madre me hizo lavar el pantalón a mano…
-Ah sí –intervino Sirius – ¿fue la vez que acabaste con el jabón hasta en la boca?
-Sí, y con espuma en los calzoncillos, no me preguntes como llegó allí.
-Hasta la espuma se enamoró de ti…
-Si es que estoy hecho un seductor…
-Sí, seduces muy bien a McGonagall –los interrumpió Lily, harta de su conversación de besugos (nunca mejor dicho). Podría haber aprovechado para huir de allí, pero había visto a la profesora de transformaciones, Minerva McGonagall, que venía hacia ellos, y quería estar presente para el futuro castigo de los chicos. Porque sabía que en algún lío se habían metido. Seguramente le habían puesto lengua bífida a todos los Slytherin, o algo similar.
Pero se equivocaba.
Bueno, en una parte. La profesora si venía con un castigo bajo el brazo, pero era sólo para Sirius, que había sido descubierto el día anterior con una chica de Ravenclaw en un aula en desuso, por lo visto.
-No soy el tipo de McGonagall –dijo James, riendo cuando su amigo se fue casi a rastras por la profesora. Más tarde ya iría con la capa invisible a hacerle una visita, para que no se aburriera. De todas formas, contaban con los espejos de doble cara que le había regalado su padre hacía dos años.
-¿Eres el tipo de alguien?
Lily se mordió el labio, consciente de la pregunta tonta. Se volvió el brazo.
-De la mitad femenina de Hogwarts –se envalentonó el muchacho –Incluidas slytherin.
-¿Y Black se quedó sin ninguna?
James se encogió de hombros y se revolvió el pelo negro como la noche.
-No me importa compartir.
James era guapo, para que mentir. Tenía los ojos color avellana que parecían brillar con luz propia (que atravesaba el cristal de las gafas que siempre llevaba), la tez morena y el cuerpo, aunque delgado, bien formado. Siempre había sido bajito, pero hacía poco había pegado tal estirón que a Lily le parecía que la miraba desde muy arriba.
-¿En serio? –se rascó de nuevo- ¡Oh, qué amable de tu parte!
-Gracias.
-Era… ¡achús!... sarcasmo.
-No importa, Evans, si yo sé que en el fondo lo piensas.
-¡Eres… eres…!
Un egocéntrico, un imbécil, un chulito, un Casanova, un estúpido, un irresponsable, un maleducado… eran tantos que Lily no sabía cual decir primero.
James se le adelantó.
-¿Genial? ¿Fantástico? ¿La mejor persona del planeta? ¿El hombre de tus sueños? ¿El padre de tus hijos y el amor de tu vida?
Lily se puso de pie (claro, como no iba a mirarla desde muy arriba si ella seguía sentada) y agarrando impulso, echó la mano hacia atrás, cerró el puño y poco le faltó para romperle la nariz cuando el puñetazo echó a James al suelo. En verdad apenas le hizo daño, a él, porque ella tendría que pasar luego por enfermería para que le echaran una pomada.
Ignorando el dolor, y los picores y la falta de respiración (necesitaba de nuevo el jarabe de Pomfrey), se agachó hasta quedar frente a frente con él.
Le miró a los ojos.
-Ahora si eres el hombre de mis sueños, Potter –le sonrió –Aquí en el suelo, derrotado, y con cara de idiota perdido.
Le lanzó un beso al aire con la mano.
-Nos vemos.
Se incorporó, se sacudió los pliegues de la falda, recogió su libro y se fue rumbo al castillo dejándolo sentado con los ojos como platos.
Por supuesto, Potter no se hubiera imaginado que ella se atrevería a golpearle, quizá una bofetada se lo esperaba, pero un puñetazo nunca, aunque ella se lo había advertido. Evans era una chica rara.
Pero James no se había equivocado, pensó mientras la observaba subir los escalones hasta el vestíbulo, contorneando las caderas y el pelo rojo flotando como una nube. Era una chica para él. No solo porque sus ojos verdes le encantaban y sus labios lo traían de cabeza (¡Merlín, le había tirado un beso!), sino que ese carácter imprevisible, en un segundo lo estaba golpeando y al siguiente coqueteaba, lo divertía y le hacía querer saber con qué iba a salir a la próxima.
Era la chica.
Porque, además, aunque James sabía que ella le atribuyera los picores a la alergia, el caso es que estaba seguro de que no había parado de rascarse porque estaba nerviosa. Porque él la ponía nerviosa.
Y si era sincero, a él le pasaba lo mismo con ella.
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Bueno, ¿que os pareció? Tardé nada en hacerlo, pero me ha gustado bastante como ha quedado. Este capi es el primero, James y Lily están que se dan de tortas, pero ya veremos como cambiará eso en las demás estaciones del año.
Ya saben, espero que si estan animados me dejen un review ya sea para decir ¡anda y borra esta tontería! Verano vendrá prontito. Si soy buena puede que sea este finde semana, pero no me siento muy buena ultimamente,jeje. Lo digo porque el nuevo capi de "Detrás de los libros..." lleva un poco de retraso, pero pronto saldrá si tienen paciencia.
Besos, nos leemos. Mimig2
