Eá! Aly vuelve :B mira que esto no se lo he dicho a nadie... queria que fuera una sorpresa :)
Este fic se me ocurrio ayer, de un sueño que tuve, espero que os guste, y por favor dejar un rew
Sawn pertenece a la WWE, bueno a Shawn mismo, todos los demas son MIOS XD
La historia no pretende crear ningun malestar. Solo se hace por puro frikismo
Ahora a leer!
Capítulo I: Girl in the storm.
-¡Tu harás lo que se te diga!- Dijo Peter cogiendo violentamente de la muñeca a Leah- Estás en mi casa y yo soy quien mando aquí.
-¡Tú no eres mi padre!- Dijo Leah soltándose de las manos de Peter violentamente.
-Puede que no sea tu padre biológico pero hay papeles que demuestran que eres Mía-Dijo recalcando la última palabra.
Leah le miro con odio.
-Me das asco-Dijo Leah mirando a los ojos a su padre adoptivo.
Peter levantó la mano bruscamente y arremetió contra leah violentamente.
Su labio comenzó a sangrar.
-Vete a la mierda-Chilló Leah-Eres un hijo de puta.
-Fuera de mi casa maldita zorra- Dijo Peter señalando la puerta con el dedo.- Desde que llegaste aquí no has hecho nada más que dar problemas, eres un estorbo para esta familia, vete.
Leah se levantó bruscamente, abrió la puerta y giró para mirar a Peter y Marie.
-Pudríos en el infierno-Dijo Leah escupiendo las palabras- No me veréis nunca mas aquí.
-Eres menor, la policía te traerá- Dijo Marie con rabia.
-Ya no, tengo 18 años, es mi cumpleaños.-Dijo saliendo a la calle dando un portazo.
Echó a andar rápido por aquella urbanización, hacía viento y mucho sol.
-Genial-Dijo Leah-Tormenta.
Leah entendía del tiempo, miró hacia el cielo y vio nubes casi negras aproximándose a toda velocidad.
El viento se hizo mas violento, las copas de los árboles se agitaban violentamente, las hojas mas débiles comenzaban a volar hacia la dirección que tomaba viento.
Leah tenía frío, era invierno, se cruzó de brazos intentando darse calor, ya no había sol.
Las primeras gotas comenzaron a caer, era inútil andar, se sentó en un bordillo contemplando la montaña que había en el horizonte, había subido muchas calles sin darse cuenta, ni siquiera sabía donde estaba, pero eso no era lo que le importaba ahora.
Se encogió de frío y abrazó sus piernas apoyando su barbilla entre ellas.
Sin querer comenzó a recordar.
Su vida había sido una mierda los últimos dos años, y no parecía que iba a mejorar nunca.
Su familia, si a eso se le podía llamar familia, habían sido duros, le habían tratado mal, despreciado, e incluso insultado algunas veces.
Su verdadera familia había muerto años atrás.
Su padre fue el primero, murió en un accidente de avión cuando iba a una conferencia, el era un gerente muy importante en su empresa, y siempre estaba de vuelo en vuelo, pero cuando eran vacaciones Leah y su padre siempre estaban juntos.
Su madre, Michelle no pudo soportar la pérdida de su marido y se suicidó con pastillas y una botella de alcohol.
Fue una época muy dura para Leah, todo le pasó demasiado rápido, al ser menor la llevaron a un centro de adopciones, ella nunca hablaba allí, no tenía amigos, ni a nadie a quien acudir.
Leah estaba sola en aquel condenado sitio, echaba de menos a sus padres, pero nunca lloraba, ella era una muchacha fuerte y luchadora que había tenido muy mala suerte.
A los pocos meses de estar allí la trasladaron con una familia nueva, los Van Allet.
Marie, era una mujer de pelo canoso, alta y extremadamente delgada.
Vivia por y para sus hijos, Brandon y Lana, dos niños extremadamente repelentes. Todo lo que ellos querían su madre se lo daba, fuera lo que fuese, mientras que ella tenía que vestir con ropa que recogían de la caridad.
Peter era el marido de Marie, era un hombre demasiado violento, también viajaba mucho, Leah siempre agradecía que no estuviera en casa, porque siempre que estaban ellos dos juntos acababa habiendo bronca.
Cuando se quiso dar cuenta estaba lloviendo muy fuerte, habían relámpagos sin cesar, y tenía frío, mucho frío.
Miró al agujero de su manga y comenzó a llorar.
Sus lágrimas se confundían con el agua que caía sin cesar, se tocó el labio tremendamente abultado, e hizo una mueca de dolor.
-Maldito cabrón-Murmuró.
Leah temblaba, tenía tantísimo frío, y ningún sitio al que ir.
Miró su reloj, se fijo bien, pues la esfera estaba rota, eran las 7 y estaba empezando a oscurecer.
Lloró con mas fuerza, apretando los dientes para evitar chillar, sentía como su corazón bombeaba fuerte, los ojos le ardían y las lágrimas quemaban al salir de sus ojos verdes.
Oyó unos pasos, pero ni siquiera alzó la cabeza de sus rodillas.
Los pasos se pararon justo al lado de ella. Ladeó la cabeza y vio unas botas, miró hacia arriba y se encontró a un hombre con un paraguas.
-¿Tienes problemas?-Dijo sentándose en el bordillo Junto a Leah.
-No-dijo leah mirando hacia la montaña.
-¿Por qué lloras entonces?- Aquel desconocido miro a Leah a los ojos.
-No estoy llorando- Murmuró Leah.
-No mientas, Los ojos son el espejo del alma, y sé que estás llorando.- Dijo sin dejar de mirarla.
-¿Y tus padres, has discutido en tu casa?- Dijo intentando hablar con ella.
-Están muertos, y no, no tengo casa- Leah lloró en silencio.
-¿No tienes a donde ir?- Dijo aquel hombre sorprendido.
-No, es una larga historia.-Dijo Leah tosiendo.
Un escalofrío le recorrió la columna recordando el frio y el hambre que tenía.
Sus dientes comenzaron a castañear.
-Dios, seguro que tienes frio, estás empapada, ven conmigo- Dijo Aquel hombre tendiéndole la mano.
-No quiero ser molestia- Dijo Leah sin cambiar de expresión.
-Vamos, yo también estoy solo aquí- Sonrió de medio lado.- Vamos.
Leah forzó una sonrisa y aceptó la mano. Se sentía como una vagabunda pidiendo carisma.
Dio unos pasos pero se tambaleó, aquel hombre la cogió antes de que se cayera al suelo.
-Gracias, no sé que me ha pasado, estoy bien- Mintió leah.
Le soltó sin decir nada.
-Es aquí-Dijo sacando las llaves de su bolsillo.
-¿Y dime c… como… te-Leah se desmayó cayendo en los brazos de aquel hombre.
-Shawn, me llamo Shawn- Dijo cogiendo a Leah en brazos y llevándola a su casa.
Continuará…
