Dragon Ball Z y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.

Aclaración: "This" = Flashback

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Una bella joven conducía por las calles de la ciudad. Su cabello largo, lacio y negro, se encontraba recogido en una cola de caballo. Sus ojos azul oscuro, se miraban vacios e inexpresivos, demostrando todo el sufrimiento y la tristeza que la joven ha sufrido por años. Sus rasgos finos y cuerpo delgado, pero tonificado, gracias a sus innumerables horas de entrenamiento, no eran desapercibidos por los individuos del sexo opuesto, pero poco le importaba a la chica; ya los hombres habían hecho suficiente en su vida. El nombre de la jovencita: Videl.

Con apenas 22 años, era una de las detectives más importantes de la ciudad, trabajando de lunes a viernes hasta altas horas de la noche. A muchos no les gustaría ese estilo de vida, pero para ella, su trabajo era su escape. Buscaba cualquier excusa que alejara de su mente todos esos sentimientos negativos que albergaban su corazón y su mente por 5 largos años; hace 5 años, el amor de su vida, la traicionó…hace 5 nefastos años…perdió a su pequeño ángel.

Detuvo su auto en el estacionamiento de una cafetería. Las memorias volvían con fuerza y estaban abrumándola. No podía ir a trabajar así; no podría concentrarse. Respiró profundamente, tratando de tranquilizarse. Miró el local y pensó que no sería mala idea desayunar algo; aun era temprano para llegar a la oficina. Salió de su auto y se adentró a la cafetería. Pidió un desayuno continental con un café y lo degustó monótonamente.

Mientras bebía su café, sus memorias volvían a ella. Las mañanas eran las peores porque se daba cuenta de que comenzaba otro día más de penumbras, de recuerdos…como ha sido en estos últimos años.

Se encontraba sacando algunos libros de su casillero para su siguiente clase: literatura.

¡Videl! ─ escuchó como la llamaban. Giró y vio como se acercaba Iresa tomada de la mano de…Gohan.

Hola Iresa…Gohan ─ no podía evitar sentirse dolida. Hace unos meses, Iresa y Gohan habían comenzado a salir. Videl de verdad llegó a pensar que luego de todas esas horas de entrenamiento y todo lo que habían pasado juntos, podría surgir un sentimiento más fuerte que la amistad, pero, al parecer, se equivocó. Ahora, estaba de novio con Iresa, y eso, le dolía sobremanera.

Hola, Videl ─ respondió tímidamente Gohan.

Videl, hoy haré una fiesta en mi casa; será alocada, divertida y te quiero ver allá ─ Videl suspiró. No quería ir.

Iresa… ¿es necesario? ─ La rubia se cruzó de brazos.

Sí, vamos Videl, será divertido─ la chica miró al joven parado detrás de su mejor amiga. La estaba mirando algo… ¿triste?

Está bien…ahí estaré.

Nunca pensó que esa noche, su vida cambiaría completamente. Miró su reloj; ya era hora de ir al trabajo. Se levantó de la mesa, pagó su desayuno y salió del local. Cuando se subió a su auto, su billetera se deslizó de su bolsillo sin ella notarlo. Una pequeña niña que se encontraba en el lugar vio cuando la billetera caía. La pequeña de pelo negro largo y lacio, recogidos en dos coletas bajas, tenía unos profundos ojos negros como la noche y unos rasgos finos, llenos de inocencia. Vestía un gorro y sus ropas, un simple pantalón y una camisa blanca que le llegaba a las rodillas, estaban sucios y algo desgarrados. Trató de llamar la atención de la joven, pero ya era tarde; ya se había marchado. La niña de tan solo 4 años, suspiró desganada. Tomó la billetera y vio que contenía mucho dinero. Vivir en las calles no era fácil y ese dinero podría ayudarla a ella y sus amigos a conseguir algo de comida, pero…no estaba bien. Eso sería robar, ¿verdad? La niña buscó alguna identificación que le ayudara a encontrar a la señorita y luego de revisar la billetera, la encontró. No sabía leer, pero reconocía el logo de la policía de ciudad Satan. Al parecer, la señorita se encontraba ahí.

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─ Buenos días, señorita Videl ─ la joven solo levantó la mano como respuesta. No era extraño para ellos la actitud fría de la muchacha, por lo que nunca, trataban de presionarla para que mostrara más de sí. Mientras no interfiriera con su trabajo, todo estaba bien. La chica llegó a su oficina y comenzó a recordar nuevamente.

Hace unas dos horas que había llegado a la fiesta y ya se sentía abrumada; definitivamente, no era una chica fiestera,se quería ir.

Iresa… nos vemos después ─ la rubia la miró decepcionada.

Pero Videl, esto recién comienza.

Ya estoy cansada; no harás que cambie de idea ─ la muchacha solo la miro resignada.

Está bien. ¡Gohan! ─ gritó sobre la estridente música. En cuestión de segundos, ya él estaba a su lado ─ Acompaña a Videl hasta su casa ─ Todas las alarmas sonaron en la cabeza de la joven justiciera.

No es necesario, yo…─Iresa la interrumpió.

Sin peros; si no vas con Gohan, te quedas en la fiesta hasta el final ─ Videl no tuvo más opción.

¿Quieres ir en auto o prefieres volar? ─ le preguntó Gohan cuando estuvieron fuera de la fiesta.

Volar ─ respondió simplemente. Era mas rápido que conducir y en verdad, quería estar el menor tiempo posible con el mayor de los Son. El viaje fue rápido, para el alivio de la chica. Descendieron en el balcón de su habitación. ─ Gracias por traerme, ya te puedes marchar ─ Cuando giró para entrar a su habitación, sintió como él la tomaba del brazo. La chica se sorprendió.

Videl, ¿Qué te pasa conmigo? Has estado…distante ─ la chica no dijo nada. Se soltó de su agarre e intentó nuevamente ingresar a su habitación en vano.

¡Gohan, suéltame! ─ dijo ella cuando él volvió a sujetarla de su brazo. El chico la miraba entre dolido y enojado. ¿En serio? ¿El se sentía dolido? ¡Eso era todo, ya había perdido la paciencia! ─ ¡Te evito porque eres un estúpido, Son Gohan, que se deja llevar por las apariencias!¡La elegiste a ella y no a mí! ¡Yo que viví tantas aventuras contigo! Conozco a tu familia, he estado en tus últimas batallas… ¡sé todo sobre ti! Y aun así, la elegiste a ella ─ terminó de gritar.

Lagrimas descendían por sus mejillas. Gohan se quedó estático por unos instantes, sorprendidos por las palabras de la chica. Videl se sentía humillada y vulnerable. ¿Por qué se lo había dicho? ¿Para que se burlara de ella? Sin previo aviso, sintió como Gohan tomaba sus cintura y cuando levantó la mirada para ver que estaba haciendo, fue recibida por unos cálidos labios que se presionaron contra los suyos. Los ojos de Videl se abrieron en pura sorpresa. Gohan…la besaba. Su conciencia le decía que estaba mal. Él tenia novia, su mejor amiga; no podía hacerle eso, pero al mismo tiempo, si estaba mal… ¿Por qué se sentía tan bien? Cuando sintió las manos de Gohan recorrer su cuerpo, la chica dejó de pensar. Sintió como el semi-sayajin la elevaba y la depositaba en su cama. Todo se le hizo confuso: los besos, las caricias y las palabras tiernas no se hicieron esperar, culminando en la sensacion más maravillosa que Videl había sentido en su vida; esa noche, se convirtió en mujer.

Cuando despertó a la mañana siguiente, Gohan ya no estaba, pero había una nota en el lado donde estuvo durmiendo, donde le decía que no se arrepentía de lo que había pasado y también, que la amaba. Videl se sintió desfallecer. ¿Podría ser cierto? Al parecer…no, pues al pasar las semanas, él nunca se mostró diferente con ella. Un mes después de su encuentro, Videl descubrió que…a sus 17 años…esperaba un bebe del novio de su mejor amiga. Estaba aterrada. ¿Cómo se suponía que haría con un bebé a esta edad? ¿Cómo se lo diría a Gohan? ¿Cómo se lo diría a su papá?

Caminó por los pasillos de la escuela, buscando a Gohan y cuando lo encontró, se acercó a él.

Gohan… yo debo decirte algo─ Gohan la miró apenada. Videl respiró hondo y cuando se lo iba a decir, fue interrumpida.

¡Amiga! ¿Ya te enteraste? ─preguntó emocionada la rubia, colgándose del brazo del chico.

¿De qué? ─ preguntó no muy interesada; ella tenía cosas más importantes en que pensar.

Gohan y yo… ¡estamos comprometidos! ─ el color del rostro de la joven justiciera se desvaneció. Miró a Gohan pidiéndole una explicación. El chico solo la miró y le murmuró un "lo siento". No lo podía creer. Realmente…él solo jugó con ella. Sentía sus ojos arder ─ Videl, ¿estás bien? ─ la chica asintió rápidamente con la cabeza.

Sí…felicidades; espero que sean muy felices juntos…Me tengo que ir ─ salió apresuradamente del lugar. Escuchó como Iresa la llamaba, pero no se detuvo…no quería detenerse.

Llegó a su hogar y lloró como nuca lo había hecho. ¿Por qué había sido tan estúpida? ¡No debió confiar en el! Ya no había vuelta atrás, debía enfrentar el hecho de que pronto seria una madre soltera. Esa misma noche, se lo contó a su padre. El hombre ardió en furia. La imagen del gran campeón del mundo no podía verse afectada por esto, por lo que, le exigió que abortara. Ella entre sollozos se negó y le dijo que nunca cometería algo así. El hombre, resignado, tuvo que aceptar su decisión con la condición de que se iría lejos por un tiempo, lejos de la prensa y lejos del desprestigio que conllevaría a la familia. Y así pasó, Videl desapareció por un año.

¿Quién diría que esos nueve meses serían los más hermosos de su vida? Esa bebé, su niña, sería su más grande alegría, pero eso nunca pasó. Tomó una hoja de papel donde inconscientemente había escrito el nombre que había planeado darle a su hija y la estrujo lentamente; ¿Por qué seguía haciéndolo? ¿Por qué no lo superaba?

Ya casi todo acaba, señorita Videl…ya casi nace ─ estaba agotada. Luego de nueve maravillosos meses, había llegado el momento: su hija iba a nacer. Después de haber soportado diferentes situaciones, entre las cuales se destacaban los intentos de su padre para persuadirla y que diera en adopción a su bebé, ya todo llegaba a su fin.

Su padre había contratado un equipo médico para que estuvieran en la casa 24/7, monitoreando su estado y para que Videl no tuviera que aparecerse en público con esa inmensa panza. Todas las personas que la habían visto en esos 9 meses, estaban amenazados por Hercule, ya que, si comentaban algo sobre el embarazo de su hija, les haría la vida imposible y nadie quería tener al Campeón del Mundo como enemigo.

Un llanto retumbó en toda la habitación. Lagrimas de felicidad brotaron de sus ojos. Su pequeña había llegado al mundo. De repente, sintió el cansancio envolverla y sin quererlo, se quedó dormida.

Despertó una hora después desorientada. ¿Qué había pasado? De rápidamente, todo lo acontecido volvió a su mente y se sentó exaltada en la cama. Miró a su papá, sentado al lado suyo con una expresión que la asustaba.

¿Papá? ¿Dónde está mi hija? ─ Hercule la miró tristemente.

Lo siento, pequeña ─ oficialmente se estaba asustando.

¿Lo sientes? ¿Por qué? ¡¿Dónde está mi bebé?!

La bebé... murió…lo siento tanto ─ sintió como una sensación fría recorría todo su cuerpo.

Papá…estas broma son de mal gusto, ¿Dónde está ella? ─ el hombre mayor miró a su hija con pena y ella por fin, lo entendióNo… ¡No! ─ gritó ─ yo la escuché llorar… ¡ella está viva!

La bebé sufrió una complicacion y los médicos no pudieron salvarla…ya no está entre nosotros, Videl ─ la chica gritó desgarradoramente. ¡No podía ser cierto! Su padre la sostuvo en brazos y comenzó a acunarla, tratando de tranquilizarla, pero era en vano; una parte de ella murió con su bebé.

Desde ese día, se había cerrado al mundo; ya no le importaba ser parte de él. Aún tenía pesadillas de vez en cuando y noches en vela pensando en lo que pudo haber sido.

Miró el reloj que reposaba en su escritorio; otra vez se había perdido en sus recuerdos. Se recriminó mentalmente; tenía trabajo que hacer. Tomó uno de las tantas carpetas que tenía en su escritorio y comenzó a hojearlo. Pasó el resto de la mañana en esa actividad. A las 1 de la tarde, decidió que era hora de almorzar, así que, organizó los papeles y los puso como los había encontrado. Cuando estaba a punto de salir, alguien la llamó.

─Señorita Videl…aquí hay una niña que quiere verla ─ extrañada, salió de su oficina para ver quien la buscaba.

Al salir vio a una pequeña niña sentada en uno de los banquillos. La pequeña balanceaba sus pies en el aire, ya que estos no llegaban a tocar el suelo. Se veía desprolija; sus ropas estaban sucias, en algunas partes rasgadas. Su rostro infantil tenia rastros de tierra y su cabello estaba despeinado.

─ Hola ─ la niña dio un respingo─ Soy Videl, ¿tú eres la que me busca? ─ trató de sonar lo más dulce posible; estaba hablando con una niña después de todo. La niña la miró por unos momentos; ella era la chica de la fotografía en la billetera.

─ Sí…esto es tuyo ─ dijo la infante, mientras estiraba la billetera hacia ella. Videl la miró sorprendida. Palpó sus bolsillos y comprobó que faltaba su billetera. Extrañada miró a la niña. ¿Dónde la había conseguido? ─ La dejó caer cuando entraba a su auto después de salir de la cafetería esta mañana ─ ¿En la cafetería? Ese lugar estaba bastante lejos de su oficina y por la pinta que tenía la niña, no podría tener mucho dinero ─ Todas sus cosas están ahí…solo tomé unas monedas para pagar el autobús…prometo que algún día se lo pagaré ─ Videl sonrió. Cualquiera en el lugar de esa niña hubiera tomado el dinero, se notaba que era pobre y ese dinero la hubiera ayudado mucho, pero no, esa pequeña prefirió tomarse la molestia de tomar un autobús, cruzar media ciudad para devolverla su cartera y ahora pensaba que estaba en deuda con ella. La detective se arrodilló frente a la pequeña y la miró tiernamente.

─ ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes? ─ preguntó.

─ Mi nombre es Pan y tengo 4 años ─ Videl contuvo el aliento. Ese era el nombre y la edad que tendría su hija en la actualidad ─ ¿Por qué se puso triste? ─ Videl negó con la cabeza.

─ No es nada…Bien, Pan, dime, ¿Dónde están tus padres? ─ el semblante de la niña entristeció.

─ Yo no tengo padres; soy huérfana. Solía vivir en un orfanato, pero me escapé…era un lugar horrible ─ Videl la miró preocupada.

─ Y… ¿Dónde vives?

─ En una casucha con otros niños; no todos los días se come, pero nos damos apoyo mutuo, aunque no soy cercana a ninguno de ellos ─ Videl la miró conmovida. Una niña de 4 años no debería pasar por lo que esa niña había pasado ─ Bueno, ya me tengo que ir, fue un placer, señorita Videl ─ dijo la pequeña sonriente, dando la vuelta para marcharse. Algo dentro de Videl se despertó; no podía dejar ir a esa niña.

─ Espera…pequeña Pan ─ la niña giró ─ ¿Ya has comido? ─ la niña negó con la cabeza ─ Yo iba saliendo a almorzar; te invito a comer ─ el semblante de la niña se iluminó.

─ ¿Lo dice en serio? ─ Videl asintió ─ ¡Muchas gracias! ─ la niña se abalanzó sobre ella y la abrazó. La detective sintió una extraña sensación recorrerle el cuerpo ante ese abrazo; de alguna manera lo sintió muy…natural.

Cuando la niña se separó del abrazo, tomó la mano de la joven y salieron las dos a almorzar, sin saber la realidad entre ellas dos.


Hola! Tenía esta idea desde hace mucho en la cabeza y decidí que era momento de sacarla. Espero que les interese esta historia y ya saben, dejen sus reviews contando que les ha parecido. Sin más que decir,

Bye!