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¿Qué hacia aquí?, ni el mismo lo sabia, simplemente lo habían convencido de acompañarlos a hacer un pequeño viaje a esta extraña isla. No podía negar que lo estaba disfrutando mucho, era muy exótica.

Mac no podía dormir, se levantó y salió a caminar, notó unas pisadas. -¿hay alguien hay?- preguntó a la nada, al parecer, hizo caso omiso y siguió caminando, pero con lo que no contaba era con tropezar y recibir un golpe en la cabeza.

Minutos después empezó a reaccionar, al abrir los ojos chocaron sus miradas, zafiro con esmeralda, eran unos ojos demasiado hipnóticos, ella le sonrió al verlo despertar, Mac no podía hablar pues se había quedado mudo con tanta belleza, esos rizos salvajes que adornaban su rostro, -¿qué pasó?- preguntó desconcertado.

-Tropezaste-, le dijo aquella melodiosa voz; ella se apartó y lo ayudó a levantar, Mac la observó detenidamente, vaya que era hermosa, estaba con algo parecido a un vestido, sus despampanantes piernas al aire libre, nunca había visto tanta belleza junta en una mujer y el sólo verla sonreír le robaba el aliento y le hacia preguntarse quien era esta misteriosa dama, ella solo se limitaba a sonreír y eso solo lo cautivó aun más, -dime, ¿qué haces aquí?-, ella lo miro inocente.

-vivo aquí- lo soltó con la mayor naturalidad.

-¿aquí en el medio de la nada?- la hermosa mujer asintió.

-¿no tienes frío?- Mac no entendiá porque se preocupaba tanto, pero era simplemente inevitable no hacerlo.

Mac quito su abrigó y lo colocó a su alrededor, ella lo encontraba muy agradable, solo verlo ha los ojos la hacia perderse, él le dedico una sonrisa y ella instantáneamente sonrió, -¿tienes hambre?- ella asintió un poco tímida.

Esta mujer le parecía de lo mas de extraña pero a la vez muy fascinante, ella se dedicaba a seguirlo, -¿quieres darte un baño?- Stella se lo quedo mirando.

-no es que crea que huelas mal, solo que...- sabia que la estaba metiendo hasta el fondo y decidió que era mejor callar; verlo así nervioso le hacia sonreir, aunque Mac se sentía avergonzado todo eso se disipó al verla, no podía entender que hacia esta mujer aquí en el medio de tanto peligro. Él no podía soportar la idea de que alguien fuera capa de hacerle algún daño y no entendía el por qué, pero era así y no podía negarlo, -¿te pasa algo?- ella le preguntó al verlo distraído, -no pasa nada tranquila- dijo para darle mas tranquilidad la cual se vio reflejada en sus ojos.

-¿Por qué haces esto?- lo miró con duda, el profesor le había dicho que se cuidara, pero este hombre le traía tranquilidad, -simplemente pensé que tenias hambre y querías darte un pequeño baño- fue su única respuesta, ella asintio y al llegar fuera de la cabaña se detuvo, -¿que pasa?-

-no creo que les guste que yo esté aquí- Mac la miro extrañado, -¿a quiénes?-

-A los dueños- Mac solo le sonrió, -tranquila, estás conmigo, ¿de acuerdo?-

-si- al entrar notó lo acogedor que era todo, -esto es muy bonito- empezó a recorrer la pequeña cabaña, Mac la veía completamente maravillado, parecía una niña pequeña en un parque de diversiones, todo en ella era sorprendente para él. Mac salió a buscar algo para que ella pudiera comer.

Stella no se cansaba de mirar, todo era muy bonito y organizado, pocas veces había tenido la oportunidad de conocer un lugar así, fue directo al baño, después de todo amaba el agua, se quito sus pocas prendas de vestir, le gustaba la sensación del agua recorriendo su piel oliva...

Mac entró de nuevo en la pequeña habitación, notó que aquella mujer no estaba a la vista, -¡¿donde estas?!- pero no hubo una respuesta inmediata, la empezó a buscar, pero unos momentos después la vio salir del baño con una sola toalla a su alrededor, a él se le colocó el rostro de mil colores, se dio la vuelta, -lo siento- le dijo avergonzado.

-Si quieres puedo darte algo para vestirte- él no sabia a que atenerse pero esas palabras simplemente se escaparon de su boca y no pudo hacer nada para detenelas, el hecho de que no dijera nada fue una buena señal, Mac fue a buscar algo en su equipaje, ella no entendía que hacia hasta que le ofreció una camiseta de las mas largas que tenía, ella la recibió y él volvió a voltear para permitirle cambiarse, -ya puedes voltear-

Mac sonrió a penas la vio, se veía adorable; -siento si te molesto- no entendía porqué aquel hombre se había comportado tan bien con ella si apenas y la conocía. La primera vez que lo vio se había fijado en sus ojos, pero viéndolo bien no tenia las de perder, era un hombre alto, de muy buena forma y sobretodo atractivo, él notó la manera en la que ella se lo quedo mirando, lo hizo sentir completamente desnudo.

-¿quieres comer?- no entendía porqué tanto nervio con aquella misteriosa mujer, y si le gustaba, no eso era completamente imposible si apenas y la conocía, aunque no podía negar que era hermosa, ¿qué hombre en sus cinco sentidos no se sentiría atraído por ella? Tendría que estar ciego porque mas que una mujer parecía una diosa.

-claro- él la guió hasta el pequeño comedor, a Stella el solo hecho de escucharlo mencionar la comida le daba hambre, no había probado nada desde hace horas y fue algo que Mac notó: él mismo se asesoró de que fuera algo rico, natural y que no fuera tan pesado por lo tarde que era.

Mac miraba la forma en la que comía y le decía mucho, a pesar de todo sabia comer muy bien, entonces lo que no entendía era que hacia esa mujer en esa isla sola y vestida de la forma en la que la encontró. Unos momentos después ya había terminado y estaba satisfecha, agarro el plato y lo llevó directo al lavabo y se disponía a lavarlos pero Mac la detuvo. -no es necesario- ella se lo quedo mirando, -no es problema- dijo retomando su iniciativa.

Stella terminó y se sentó en el sofá donde estaba Mac, -¿puedo preguntarte algo?-

-claro que si- dijo totalmente convencido.

-¿por qué haces todo esto?- Stella lo miro directamente a los ojos.

-Es solo que te he visto tan indefensa y bueno...- Mac no término cuando sintió los labios de aquella mujer sobre los suyos moviéndose un poco inexpertos, se separó y la miró, notó que estaba sonrojada y le parecía lo mas hermoso que había visto, ella tapó sus ojos, Mac se acercó y la abrazó; -tranquila- ella no se separó de sus fuertes brazos.

Minutos después Mac escuchó unos suaves ronquidos y su respiración que le hacia cosquillas en el cuello, ¿y ahora?

Como pudo la tomó en sus brazos al estilo nupcial muy cuidadoso de no ver esas piernas que le robaban el aire, la depositó suavemente en su cama y la cubrió con las mantas blancas, no le quedo mas remedio que dormir en el sofá.

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Stella se despertó con los rayos del sol en su cara, no reconocía donde estaba, pero sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar la puerta, se levantó y miró que aquel hombre había dormido en el sofá, no quiso espantar su sueño y se dispuso a abrir, -Mac pensé que...- no terminó la frase cuando se encontró con una mujer con nada mas que una camiseta de Mac en frente de ella, -él está...- no alcanzó a terminar la frase cuándo él ya estaba detrás de ella, eso hizo que Peyton se pusiera roja de la vergüenza y la cólera, -Siento molestarlos- no necesito más nada sino que se fue, Stella sabia que esa mujer gustaba de este hombre pero no sabia si él también.

Ella se dio la vuelta y lo miró a los ojos; -siento haberte causado tantos problemas, no era mi intención...- pero al parecer no era el momento para que cesaran las visitas inesperadas y llegó Flack, -¿Mac?- mencionó en un tono burlón y después se quedó observando a la belleza que tenia tenia en frente; Mac lo notó, lo despidió casi botándolo y cerro la puerta, no le gustó la manera como la estaba mirando, no podía ser, el no podía estar comportándose de esta manera con una mujer que apenas y conocía pero que deseaba conocer mucho mas.