Espero que esta historia sea de su agrado. Soy nueva en esto así que pido que me tengan un poco de paciencia. Sin más, empecemos.

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"Mi Camino Ninja"

Capítulo 1 : Kazahana Yukiko

–Yukiko-chan, por favor.

El corazón de la niña se aceleró mientras seguía las instrucciones de su nuevo sensei. Fijó su mirada a las tablas del suelo, tratando de ignorar la mirada de sus nuevos compañeros de la academia y dio unos pasos dentro del aula de clases.

Se situó junto a Iruka y trató de mantener la calma. Su cuerpo se tensó cuando sintió la mano del sensei en uno de sus hombros.

–Buenos días, hoy tenemos una nueva compañera de clases. – anunció.

–¡Kazahana Yukiko, wakattebayo! –gritó al presentarse.

Al darse cuenta de que había gritado, llevó una mano a sus labios y bajó la cabeza para evitar que vieran su inevitable sonrojo en las mejillas.

–Miren el color de su cabello – escuchó a alguien murmurar, seguido de una risas infantiles.

–Es rarísimo.

La pequeña niña acarició su cabello naranja mientras hacía un puchero.

–Se lo habrá teñido.

Los comentarios sobre el color de su cabello no cesaban, así que Iruka tuvo que intervenir.

–Basta de hacer alboroto, ella viene de la aldea de la nieve, es nueva aquí y quiero que la traten con respeto. – calló a los niños y luego miró a la niña de cabellos naranja. – ¿Algo que quieras decir? –preguntó con amabilidad.

–Yo… ¡Seré la mejor kunoichi de Konoha!

Lo gritó con decisión mientras miraba a todos sus compañeros, estos se encontraban muy sorprendidos.

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–Siguen, Uzumaki Naruto…– mencionó Iruka-sensei.

–¡Si!

Yukiko casi saltó al escuchar el grito del niño rubio que se encontraba a su lado. Ella parpadeó un poco confundida, ese niño. Lo había visto muchas veces, Yukiko tenía poco tiempo asistiendo en la academia y aún no tenía amigos. Muchos seguían molestándola por ser una extraña.

El niño rubio llamaba mucho su atención, no exactamente por su uso excesivo del color naranja. Más bien por ser demasiado confiado, quizá era el peor alumno de todos pero a pesar de eso, su confianza seguía ahí.

–Uchiha Sasuke, un paso adelante. – llamó Iruka-sensei.

Sabía quién era él, las niñas del salón siempre hablaban de él. Yukiko observó como los dos se ponían frente a frente, el niño Naruto gritó como no iba a perder frente a Sasuke. El Uchiha sólo lo miró.

Yukiko ladeó la cabeza, mirando a los dos niños. Eran completamente opuestos, uno tenía el cabello rubio y unos ojos azules brillantes, el otro tenía el cabello y los ojos negros. Uno gritaba y sonreía, el otro parecía tranquilo y casi intimidante.

Volteó al escuchar a Hinata, no pudo escuchar lo que decía por los fuertes gritos de las otras niñas.

–¡Sasuke-kun! – gritaron ruidosamente.

Escuchó a Iruka decir comiencen, Yukiko volteó y sus ojos azules se abrieron sorprendidos al ver al niño rubio en el suelo con el Uchiha encima y el puño a pocos centímetros de su cara.

Los dos niños empezaron a pelear y a jalarse de la camiseta, Iruka intervino en la pelea y Naruto salió corriendo, saltó la valla mientras sacaba la lengua.

Yukiko retrocedió, mientras las fans de Sasuke se acercaban al otro niño. Sus ojos azules se perdieron en Naruto, que seguía detrás de la valla solo,enojado y triste.

Uzumaki Naruto, pensó la niña de ojos azules.

Un poco temerosa, dio unos pasos hacia adelante y con un poco más de confianza, se acerco al rubio.

–Hola – saludó la niña.

Naruto la miró un poco sorprendido, Yukiko sonrió tímidamente y el rubio le devolvió una sonrisa.

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Yukiko se levantó muy temprano por la mañana para empezar la rutina de siempre desde que se había mudado a Konoha.

Desayunó y se arregló para ir a la academia. Se vistió con el vestido morado y amarillo que siempre le gustaba usar, unos shorts azules y las clásicas sandalias azules.

Se acercó al tocador y agarró un peine, mientras peinaba su largo cabello naranja que había crecido mucho los últimos años. Observó un retrato, era de las únicas fotos que tenía. En esa foto la acompañaba una jovencita de cabellos largos de color negro y ojos azules, que llevaba puesto un vestido azul y blanco.

–Miyuki-neechan– susurró Yukiko.

No recordaba a sus padres, tenía fotos de ellos pero aun así los recuerdos estaban demasiado lejanos. Su padre había muerto en una misión, luego su madre había fallecido por una enfermedad y así quedando sola con su hermana. Todo había sucedido cuando era pequeña, tenía más recuerdos con su hermana mayor que con sus propios padres, pero Miyuki desapareció en una misión. Decían que había muerto a manos de unos bandidos, pero Yukiko no lo sabía. Ella era pequeña y sólo le habían dicho que su hermana mayor ya no regresaría y cumpliendo los últimos deseos de su madre muerta, iría a su aldea natal.

La vida en Konoha no era nada fácil, ella seguía siendo una extraña. Viviendo sola, aún con la ayuda del líder, el Hokage.

Vivía sola, pero ya no estaba sola.

Yukiko sonrió y amarró su cabello largo en una coleta alta y salió de su pequeño departamento. Bajó las escaleras y fue rumbo a la academia. Mientras caminaba, escuchó unos gritos y un par de ninjas con chalecos correr detrás de una sombra naranja.

Se lo imaginó, pero siguió su camino y su mirada se fijó en la roca Hokage. Estos estaban pintados, los rostros de los mejores ninjas que había tenido la aldea estaban arruinados con pintura de colores y extraños dibujos.

–Naruto. – mencionó y soltó una risa.

Tenía que ser su amigo travieso.

Como Yukiko lo imaginó, al llegar a clases. Iruka regañó a un Naruto amarrado por cuerdas para que no se le ocurra escaparse. Al final, gracias a Naruto todos en clase tuvieron que repasar el jutsu de transformación.

–Oye, Naruto. – susurró Yukiko a su amigo rubio.

Este volteó a verla y sonrió.

–Yukiko-chan – la saludó de vuelta.

–Si vas hacer una travesura, la próxima me llamas para ayudarte. A ver si así no te atrapan otra vez, ttebayo – dijo riendo la de cabellos naranja.

–¡Seguro que sí, ttebayo!– aseguró con esa gran sonrisa que lo caracterizaba.

Ambos se rieron.

Desde ese día en que Yukiko se acercó a Naruto, ambos formaron una gran amistad. Logrando así que Yukiko tuviera mucha más confianza en su persona.

Ino y Shikamaru empezaron a quejarse del rubio, mientras Iruka llamaba al Uzumaki para que hiciera el jutsu. Naruto se transformó en una mujer logrando que Iruka volviera a enojarse con él. Mientras Yukiko se reía bajito y se sonrojaba por tal atrevimiento de su amigo. Pero bueno, ella ya estaba acostumbrada a esas cosas, Naruto era un atrevido por naturaleza.

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Hoy era el día del examen final, era el día en que se graduaban de la academia para así convertirse en ninjas.

–Cuando mencione su nombre, procederán al cuarto de examen. El examen final será sobre el jutsu de clonación. – comunicó Iruka-sensai.

La Kazahana se mantuvo tranquila, había practicado ese jutsu ayer y había podido hacer más de dos clones. Podía hacerlo, claro que sí.

–Pero…– miró a su lado donde un rubio se revolví sobre el pupitre.

A Naruto no se le da muy bien, de hecho es muy malo en eso.

–Vamos Naruto, tu puedes. – susurró a su amigo rubio.

–¡Claro que sí, ttebayo! – exclamó Naruto, llamando la atención de los demás.

Yukiko rió y asintió.

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Genin, por fin. Aún no es suficiente, es un pequeño paso hacia mi meta que es ser la mejor kunoichi de Konoha. Pero no me rendiré, no lo haré.

Pensaba la muchacha de cabellos naranja y ropa morada, mientras veía su banda ninja en su mano. Había pasado el examen final y se había graduado.

Ella observó a su alrededor, sus otros compañeros estaban a lado de sus padres. Padres orgullosos de sus hijos, y ella estaba sola sin nadie que estuviera orgullosa de su gran logro. Por fin era un ninja.

–Él es el muchacho, oí que fue el único que reprobó. – escuchó a alguien decir.

–Pues se lo merece.

–Imagínate lo que hubiera pasado si se convertía en ninja.

Esas mujeres veían hacia un árbol, Yukiko fijó su mirada con curiosidad y ahí vio a Naruto en el columpio bajo la sombra de un árbol. Ella se acercó un poco indecisa donde su amigo, podía ver la tristeza en sus ojos.

–Naruto…– llamó.

El rubio la miró y sonrió.

–Felicidades Yukiko-chan, te lo mereces. – dijo, mirando la banda ninja que estaba en la mano derecha de la chica.

¿Por qué me sonríe así?

Se preguntaba la muchacha.

– ¿Quieres ir a Ichiraku? – se le ocurrió preguntar a Yukiko.

–No, lo siento. Quiero estar solo, ¿me disculpas? – respondió desganado.

Yukiko podía entenderlo, en verdad el rubio estaba decepcionado. Sabía de las ganas que tenía su amigo de graduarse.

–Está bien, nos vemos. –se despidió y se alejó triste del rubio.

¿Qué puedo hacer para ayudar a Naruto?, se preguntaba la Kazahana.

Cuando volteó a ver a su amigo, no lo encontró. El columpio se movía pero la persona que estaba sentada ahí hace unos minutos, había desaparecido.

Con pena, Yukiko decidió seguir su camino. Ya podría ver a su amigo Uzumaki después cuando él ya no se sintiera triste por el examen fallado.

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Yukiko se encontraba descansando en su cama mientras seguía viendo su banda ninja.

–Un ninja. – se dijo.

Unos golpes a su ventana, la levantaron alarmada. Dejó a un lado la banda, se acercó y vio a Naruto al otro lado de la ventana. Yukiko abrió la ventana y el Uzumaki entró.

–¿Naruto?

–Necesito tu ayuda, Yukiko-chan. – dijo el Uzumaki.

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–¿Estás seguro de esto, Naruto? – preguntó la Kazahana mientras veía a Naruto mirar el gran pergamino.

–El primero es jutsu multiclones de sombra. ¡No otra vez! –dijo, ignorándola completamente.

Naruto la había convencido de ir por el pergamino. Yukiko quería que Naruto se graduara, pero en el fondo sentía que lo que estaban haciendo no era correcto. El pergamino no era de ellos.

–Naruto…

–¡Vamos,Yukiko-chan! ¡Practiquemos este jutsu! –insistió el hiperactivo rubio.

–Esta bien. – aceptó y se sentó a un lado del rubio para mirar el pergamino.

Estuvieron practicando antes de que Iruka-sensei llegara por ellos, trataron de escapar pero se trataba de un chunin que eran el doble o triple de rápido que ellos.

–Se acabó niños. –dijo Iruka de muy mal humor. – Sin duda, Naruto se ha vuelto mala influencia para ti Yukiko.

–Iruka-sensei, nosotros…– trataba de disculparse la chica.

–¡Escuche Iruka-sensei!, le mostrare este sorprendente jutsu y dejará que me gradúe. – interrumpió sus disculpas el rubio. –Así es como funciona, ¿no? Todo el que aprenda un jutsu del pergamino aprueba, ¿no?

–¿De dónde sacaron esa idea?

–Mizuki-sensei me dijo al respecto, ttebayo. Me dijo dónde encontrar el pergamino y este lugar. – explicó Naruto.

Iruka-sensei de un rápido movimiento empujó a sus dos alumnos y recibió el impacto de varios kunais.

–¡Iruka-sensei! – gritó Yukiko, asustada.

–Naruto, dame el pergamino.– gritó Mizuki desde la rama de un árbol.

–¿Qué? ¿Qué esta sucediendo? – preguntó Naruto, confundido.

–Naruto, no dejes que Mizuki tome el pergamino. – dijo Umino, mientras se quitaba los kunais que lo hirieron. – Ese pergamino contienen jutsus prohibidos que pueden poner en peligro la aldea, Mizuki te utilizó para que obtuvieras el pergamino para su propio poder.

–Naruto, Iruka solo no quiere que tengas el pergamino. – refutó Mizuki.

Los dos menores se sintieron confundidos.

–Deja de mentir,Mizuki. No dejes que te engañen, Naruto. – pidió Iruka-sensei.

Mizuki rió.

–No, te diré quién realmente miente.

–¡No! ¡Mizuki!

–Han estado engañándote toda tu vida. Desde el decreto hace doce años. – siguió hablando de cabellos blancos.

–¿Qué decreto? – preguntó el Uzumaki, confundido al igual que su compañera.

–Todos lo saben excepto tú, Iruka-sensei trata de ocultártelo incluso ahora y haría cualquier cosa para callarme la boca.

–¿Cuál es ese decreto? ¿Por qué saben todos al respecto? – preguntó Naruto.

–¡No se lo digas, Mizuki! ¡esta prohibido! – gritó Iruka-sensei.

–El decreto es que nadie debe decirte sobre el zorro de nueve colas que esta dentro de ti, el espíritu del zorro que mató a los padres de Iruka y destruyó nuestra aldea esta dentro de ti. ¡Tú eres el zorro de nueve colas!

–¡Detente! – gritó Iruka.

¿El zorro de nueve colas?... Naruto…

Pensaba Yukiko.

–¿No se te hace extraño que la gente de la aldea te trate como basura? ¿Cómo si te odiaran por estar vivo? – seguía Mizuki.

–Naruto…– dijo Yukiko, mientras veía el chakra azul rodeando el cuerpo de su amigo.

–¡Nunca serás aceptado! ¡Hasta tu amado sensei te odia! ¡Muere Naruto!

–¡Naruto! – gritó Yukiko asustada, mirando como Mizuki lanzaba el gran shuriken.

Sin saber que hacer, sin saber como reaccionar. Solo cubrió sus ojos, esperando lo peor. Yukiko quitó sus manos de la cara, y vio como Iruka-sensei había protegido con su cuerpo a Naruto.

–¿Por qué? – preguntó el Uzumaki.

–Porque somos iguales. – respondió.

¿Iguales?

Las miradas de odio, he visto como miran a Naruto. Como hablan a sus espaldas, una vez me sucedió a mi…Claro que sí. Un monstruo…

–¡Naruto! – gritó Iruka al ver como este huía.

Eso sacó a Yukiko de sus pensamientos y sin dudarlo, fue a seguir al rubio. Siguió a su amigo y ambos se escondieron tras unos arbustos.

–Por eso me miran con esos ojos de odio, porque soy una bestia…

–Naruto, tú no eres ninguna bestia. Tú eres…– la Kazahana se detuvo al escuchar gritos de Iruka-sensei. Le hizo una seña a Naruto para que se mantuvieran callados y poder permanecer ocultos.

–Naruto quiere el pergamino para su propio poder y su propia venganza, así son las bestias. Él vertirá su furia en el pergamino y destruirá todo.– decía Mizuki a un Iruka herido.

–Tienes razón. – dijo Iruka. – Así son las bestias, pero así no es Naruto. Naruto es único, trabaja duro y pone todo su corazón en las cosas. Comete errores y exaspera, pero su sufrimiento solo lo hace más fuerte. Él no se parece en nada al zorro de las nueves colas, él es Uzumaki Naruto de la Aldea escondida entre las hojas.

Yukiko apretó los puños, mientras veía a su amigo llorar por las palabras de Iruka-sensei. Ella agarró el pergamino y miró fijamente a los ojos de su amigo.

–Adelante, ttebayo. – murmuró.

Naruto la miró, sorprendido pero sonrió y soltó el pergamino.

–¡Estas acabado! – gritó Mizuki y trató de atacar a Iruka, pero un fuerte golpe de Naruto se lo impidió.

–Iruka-sensei, ¿se encuentra bien? – preguntó Yukiko, preocupada.

El sensei miró a su alumna, esta llevaba el pergamino colgado a su espalda. Iruka asintió y miró hacia Naruto que se enfrentaba a Mizuki.

–Si te atreves a ponerle una mano a mi sensei… ¡Te mato! –gritó el Uzumaki muy seguro de si mismo.

–Buenas palabras, yo podría vencerte de un solo golpe.

–Dame tu mejor golpe, tonto. Yo te lo devolveré multiplicado por mil. – dijo, haciendo una posición de mano.

–¡Quiero que lo intentes! ¡Muéstrame lo que puedes hacer zorro de nueve colas!

–¡Jutsu multiclones de sombra!-gritó el Uzumaki.

–¡Eso es Naruto! – celebró Yukiko al ver toda la cantidad de clones que había logrado el Uzumaki y empezaba a atacar a Mizuki que apenas podía defenderse de los golpes de esos clones de sombra.

Mizuki quedó inconsciente y muy golpeado después de ese ataque.

–Lo siento, creo que me dejé llevar. – se disculpó Naruto.

–No seas tonto, eso fue genial. – rió Yukiko. – ¿Deberíamos llevarlo al hospital, Iruka-sensei? – preguntó preocupada, mientras ayudaba a levantarlo.

–No te preocupes, Yukiko. Estoy bien. – dijo agradecido. –Naruto, ven.– llamó al hiperactivo.

Lo mandó a cerrar los ojos, se quitó la banda de la cabeza y se lo puso al rubio, bajo la atenta mirada emocionada de Yukiko.

–Ya puedes abrir los ojos.

El Uzumaki abrió los ojos, con un poco de dificultad por la luz del amanecer. Frente a él estaba Iruka-sensei y su amiga Yukiko, ambos sonreían.

–Felicidades, estas graduado y para celebrar te llevaré a comer ramen esta noche. – dijo Iruka.

–¿Puedo ir también? , ándale Iruka-sensei. Yo también quiero ramen. – interrumpió Yukiko.

–Claro que sí, podemos ir los tres a celebrar que se graduaron. – aceptó Umino.

–¡Si! ¿Oíste eso, Naruto? – preguntó la Kazaha y miró a su amigo. Dejó de sonreí al ver como Naruto hacia una mueca para aguantar las lágrimas.

–¡Iruka-sensei! – exclamó Naruto y se lanzó a los brazos de Iruka, haciendo que cayeran los dos.

–¡Eso dolió! – se quejó el sensei, pero soltó unas risas al contagiarse como Naruto y Yukiko reían.

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Miyuki-neecha, kaa-chan, tou-chan, tengo un amigo. Se llama Uzumaki Naruto, él es admirable. Tiene un gran carisma, puede parecer un poco cabeza hueca, pero a pesar de que no es muy bueno en muchas cosas… ¡Nunca se rinde!

Él me ayuda a tener más confianza en mí, él me ayuda a confiar en … mi camino ninja.