HOOOOOLA *w*~
Llego con un fic que bueno no es precisamente la clase normal de los que se leen por estos lugares (?

Espero que les guste ^^

Disclaimer: ni Kuroko no Basuke ni sus personajes me pertenecen son obra de Tadatoshi Fujimaki-sensei. Esta historia y mis OC's sí.

Importante:

Creo que lo dejo claro en el fic, pero por las dudas voy a dejarlo bien explícito: esta historia se ubica temporalmente al año siguiente de la historia original. Los prodigios están en segundo, y todos los que estaban en tercero se han graduado.

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Akya definitivamente se sentía sola esa mañana mientras caminaba hacia su nueva preparatoria. Como alumna de primero, era normal que muchos chicos nuevos ingresaran a una determinada escuela, pero ella acostumbraba a estar con sus dos amigas y compañeras, la molesta e hiperactiva Lenna y la callada Naomi. Estaban juntas desde que tenía uso de memoria, pero ahora, a sus dieciséis años, las tres habían tomado distintos caminos. Ella se había mudado a Tokio. Vaya que era diferente a Nagano. En cierta manera, extrañaba su ciudad; pero sabía que tenía el doble de oportunidades en Tokio.

Ritsuki Akya resopló y juntó sus manos detrás de su cabeza, este iba a ser un día largo.

Ingresó al patio principal de Tōō Gakuen, su nueva escuela. Decir que estaba lleno de gente era poco. Akya llegó a preguntarse si llegaría a tiempo a su salón, pero dejó de importarle cuando, sin querer, leyó un cartel que rezaba "Equipo de baloncesto" mal sujetado y torcido delante de una precaria mesa en desnivel por el piso. Detrás había dos chicos con las camperas deportivas del conocido equipo. Uno de ellos era rubio, tenía la tez clara y cara de estar siempre molesto. O tal vez fuera la presencia del otro lo que lo molestaba, ya que lo miraba de reojo cada tanto. Akya reconoció al otro chico apenas lo vio: Aomine Daiki. El prodigio actual de Tōō, el anterior as de Teiko. Ojos y cabellos azules profundos, tez canela. Aomine estaba recostado hacia atrás en la silla, con sus manos en su nuca cumpliendo la función de almohada. El chico bostezó. Akya caminó los pasos que le faltaban para llegar a la mesa, y apoyó su mano en el respaldo de la silla que estaba enfrentada a los dos jugadores. Movió la silla hacia atrás y se tiró sobre esta.

-Quiero unirme al equipo- dijo sin preámbulos.

Con su actitud, consiguió solo un par de miradas de incredulidad; y que el prodigio le dijese que mejor fuese a anotarse al club de arte.

Akya reconoció al otro chico como Wakamatsu, el centro que ahora era el capitán del equipo. Ella sabía esto porque era un equipo que en verdad le gustaba y los seguía, aunque por televisión, en cada partido de cada campeonato hacía ya bastante tiempo. Hizo un ruido con la lengua, y justo cuando estaba a punto de contestarle a Aomine, Wakamatsu habló.

-Aomine, calla -luego, se giró hacia ella-. La verdad… es que no hay chicas en el equipo, pero estoy casi seguro de que no hay problema de que te inscribas… aunque debes contar con la posibilidad de que tal vez no puedas jugar en partidos oficiales…

-Solo quiero poder jugar, me da igual si es en partidos oficiales o no. Ya dije que quiero unirme. Esta escuela se la pasa reclutando buenos jugadores en varios ámbitos, ¿verdad? Bien, hay mucha gente buena por las canchas callejeras ahí afuera.

Ella miró un tanto desafiante a Aomine, el chico chistó con la lengua, a pesar de que mentalmente le dio la razón.

-¿Siquiera sabes jugar?-preguntó él, con una sonrisita autosuficiente en la cara que hizo que Akya tuviese ganas de que conociera su gancho derecho.

-Tal vez muchas veces mejor de lo que te puedas imaginar, prodigio -la misma sonrisa apareció en la cara de Akya, orgullosa de sí misma.

Wakamatsu decidió que aceptaba a cualquier chica que tratase así a Aomine, y extendió hacia Akya una mano con el formulario de inscripción que debía completar.

Ella tomó el papel y una bolígrafo de la mesa, escribió su nombre sin mucha caligrafía; con los kanjis de "manejo", "luna" y "otoño"; su escuela media como lugar de procedencia y luego le devolvió el papel al capitán del primer equipo, a pesar de que ella estaba bastante segura de que iba a ser su capitán.

Luego se levantó de la silla, y con mucha parsimonia caminó hacia el edificio.

Las clases ese día fueron particularmente aburridas, y en realidad se lo imaginaba de antemano. Todo el primer día trascurrió entre presentaciones y horarios; y horarios y presentaciones.

Akya decidió que tenía sueño. Estaba a punto de dormirse sobre su mesa al final de la clase, cuando la campana que indicaba el fin de la tortura sonó. La sonrisa que apareció en ese momento en su cara, denotaba la acumulación de energía que no había expresado en todo el día. De un solo movimiento, guardó todas sus cosas dentro del bolso, y se levantó de su asiento, para caminar no muy rápido hacia el gimnasio. Fue todo un viaje llegar al gimnasio en el que estaba el equipo de baloncesto; no había imaginado que Tōō tuviese tantos gimnasios utilizándose al mismo tiempo; y, para cuando llegó, ya todo el equipo estaba ahí. Puso cara de "Bueno, es una lástima… pero meh", esa que era bastante característica en ella.

-Llegas tarde.-Wakamatsu habló acercándose a la chica.

-Es una excusa espantosa, pero la verdad es que no encontraba el gimnasio -Akya contestó despreocupada, mientras escuchaba algunas risas por ahí atrás. Sintió como una vena palpitaba en la frente de Wakamatsu.

-Ya estamos empezando con las pruebas para los de primero, así que mejor cámbiate rápido. No hay nadie en el vestidor ahora, pero si permaneces en el equipo debemos hacer algo con respecto a ese tema.

Lo que decía tenía sentido. Debía ponerse ropa y calzado deportivo, no podía entrenar con el uniforme, que por cierto detestaba. ¿Cuál era el punto de llevar falda? No eran cómodas, y no pegaban para nada con su personalidad. Ella usaba siempre un short deportivo debajo del uniforme. El tema del vestidor no le preocupó por el momento, y se apresuró a cruzar el gimnasio en dirección a la puerta que le habían indicado.

De verdad no había nadie dentro, así que apoyó su bolso en un banco y procedió a quitarse la falda, las medias y los zapatos, para cambiarlos por sus Air Jordan clásicos. Luego se quitó la camisa espantosa –según ella- que llevaba como uniforme para reemplazarla con una musculosa negra, que usaba muchas veces que iba a la cancha.

Akya se acercó a un espejo para atarse el rojo y largo cabello en una cola de caballo. Antes de salir, se dedicó a sí misma una sonrisa de confianza mientras se miraba. Sus ojos estaban más celestes de lo normal. Entre todo, no demoró más de cinco minutos y aun así, cuando salió, ya todos los de primero estaban alineados en el ancho de la cancha. Eran nueve, contándose a ella misma, que se puso en el último lugar a la derecha.

-Bien, ahora estamos todos. Sé que se imaginan lo que es esto. Nuestra escuela tiene un equipo fuerte, así que para llegar a ser titulares deben esforzarse. No será fácil, pero eso no quiere decir que sea imposible. Los de segundo y tercer año vamos a probarlos, para clasificarlos en el primer equipo o en el segundo. Si quedan en el segundo, no significa nada, pueden lograr llegar al primero. Trabajamos en fortalecer individualmente a cada miembro. Si son lo suficientemente buenos como para llegar al primer equipo, los felicito, pero eso no se le concede a cualquiera.

A Akya toda esa charla le iba a dar un dolor de cabeza. Vio que no era la única.

-Para entrar en calor, los vamos a hacer sufrir un rato -Wakamatsu sonrió, algo sádico, aunque a ella no le preocupó del todo-. Vamos a emparejarlos con alguien de segundo o tercero, y jugarán uno a uno en cualquiera de los seis aros del gimnasio.

Al escuchar esto, la pelirroja sonrió. Wakamatsu comenzó a nombrar, emparejando al azar a algunos de los que estaban parados junto a ella en el centro, con los senpais que estaban frente a ellos. Ella fue la última a la que el capitán emparejó.

-Ritsuki Akya, con Sakurai Ryō.

Un titular. A pesar de su apariencia, Akya sabía que no se enfrentaba a algo fácil. Sakurai era un experto en los tiros desde afuera.

Wakamatsu no había nombrado a Aomine; aunque después de pensarlo por un momento, tenía sentido. Ambos estaban mirando a todas las parejas, mientras caminaban por la cancha. La chica caminó hacia su ahora oponente, presentándose.

-Soy Ritsuki Akya -dijo con voz firme. Aunque supuso que era bastante obvio.

Sakurai ya tenía una pelota en la mano, y estaba bajo un aro en el que no había nadie más. Si él comenzaba atacando, eso suponía una ventaja para ella, porque tiraría desde afuera. Pero el chico le pasó la pelota con un veloz pase de pecho que Akya recibió naturalmente.

-Lo siento… ¿puedes empezar atacando?

"¿Por qué diablos dice 'lo siento'?", pensó Akya, pero en realidad no le importó.

-Por supuesto.

Ella estaba parada dentro del área, pero con un titular en frente esa posición podía no ser la más favorable. Comenzó a driblear, pero en vez de avanzar, retrocedió ante la mirada expectante de Sakurai. Cuando estuvo a una distancia prudencial, algo así como dos o tres metros, sostuvo la pelota con su mano derecha sobre su cabeza.

-¿Qué...? ¿Tú vas a…?

Akya sonrió en el aire, luego de disparar la pelota hacia el aro, en el que entró limpiamente.

-¿Entonces te especializas en tirar desde afuera?- Su senpai estaba bastante sorprendido. Pero ahora le tocaba defender, y la defensa no era precisamente su fuerte. No era mala haciéndolo, pero ella acostumbraba a delegar esa parte a otra persona, que resultaba ser una molesta rubia; y que ahora no se hallaba presente.

-Podría decirse que sí -La chica se puso en posición defensiva cerca de la línea de tres, lugar en el que Sakurai estaba ubicado.

Sakurai dudó. Al parecer la chica conocía su manera de jugar… Él también podía tirar desde dentro, a pesar de que no era su fuerte.

La pelirroja no se esperaba que, en vez de tirar desde donde estaba, el chico comenzase a driblear hacia el área interior, entrando en bandeja mientras susurraba algo que ella no llegó a entender. Reaccionó lo más rápido que pudo, corriendo hacia él para intentar taparlo. Lo consiguió, pero fue por poco. Una decisión inteligente de parte de él, según ella.

Aomine, desde el otro lado de la cancha la observaba. Había bloqueado a Ryo, y encestado uno de tres. "Tal vez haya sido suerte", se dijo.

Wakamatsu se pasaba de pareja en pareja, incluso el calentamiento contaba. Clasificar a los de primero podía no ser su tarea favorita, pero tenía que hacerlo. "Maldito Imayoshi y el momento en el que me dejé nombrar Capitán. Encima el entrenador Harasawa, me hace hacer esto por mi cuenta…"

Los chicos no estaban tan mal… o… al menos podrían estar peor. La mayoría no tenía oportunidad contra los de segundo, y mucho menos con los de tercero. Eso era mayoritariamente la razón por la cual Aomine no estaba con ningún nuevo. No podía dejarlo hacer de las suyas. Iba a ser difícil volver a armar un equipo tan bueno como el que había el año anterior. "Aunque al final, dejarle todo a Aomine es nuestra última arma", se dijo. El único titular que jugaba ahora, Ryo, estaba con la chica. Se decidió a ir a observarlos cuando notó que Aomine parecía que llevaba haciéndolo durante un rato.

-Ya que no estás haciendo nada, al menos dime: ¿ves algo interesante? ¿Algo que valga el primer equipo?

-Solo la estoy viendo a ella. Se creía la gran cosa, y no es para tanto.

-Si tú dices eso, probablemente sea bastante buena. ¿Cómo van?

-3-0, acaban de empezar.

-Y Ryō ya hizo uno de tres…

Aomine lo miró y soltó una risa.

-¿De qué diablos te estás riendo? –Wakamatsu no entendía. Había dicho 3-0, era obvio que Sakurai había realizado uno de sus tiros.

-En realidad, fue ella quien hizo uno de tres. Bloqueó a Sakurai y ya va siendo su turno de atacar.

Los ojos del Capitán se abrieron de par en par. El siguiente movimiento era algo que definitivamente quería ver. La chica estaba fuera del área, pero su postura indicaba que esperaba el momento para entrar. Tenía a Sakurai en frente, presionándola, pero ella cambió la pelota a su mano derecha y con un giro, intentó pasar al chico por ese lado. Dio un paso antes de que él la alcanzara.

-¡Lo siento!

-¿Qué diablos es lo que tanto sientes? –casi gritó Akya. Algo molesta, se puso más seria. Con una finta hacia la derecha, se movió a la izquierda, cambiando la pelota de mano por entre las piernas. Avanzó dribleando, y con un salto bastante impresionante, la clavó en el aro.

Wakamatsu miró a Aomine.

-"No es para tanto" había dicho -Wakamatsu se rió de él mientras caminaba a ver a otra pareja. Aomine pensó que esa cabeza roja podía ser interesante.

Unos minutos más pasaron. A Akya le había resultado imposible detener dos tiros de tres de Sakurai; a pesar de que si podía tapar, o robarle la pelota antes de que encestara en los tiros de dos. Sin embargo, ella había hecho una bandeja y un tiro con gancho.

Wakamatsu volvió a reunirlos, diciendo que los había estado mirando, y que ahora quería hacerles un par de preguntas a cada uno.

-Bien, primero, los que jueguen regularmente o desde hace mucho tiempo den un paso adelante.

Akya supuso que era normal que alguien que no supiese jugar entrase al club para aprender, pero ocho de nueve dieron un paso adelante, incluida ella; naturalmente. Wakamatsu pareció bastante sorprendido del resultado de eso –sorprendido para bien, claro-.

-Momoi, nuestra mánager para quien no lo sepa, necesita saber unas cosas, así que empezando por aquí -Wakamatsu apuntó al chico que terminaba la fila a un lado de Akya -quiero que me digan en qué posición suelen jugar.

El chico contestó que en la 3, delantero lanzador (alero). Wakamatsu asintió y luego miró a Akya.

-¿Ritsuki?

-Normalmente juego en un equipo de tres, y soy 2 y 4, guardia lanzadora (escolta) y delantera (ala-pivot).

Varios chicos en la sala abrieron los ojos más de lo normal. Tanto Aomine como Wakamatsu asintieron. En los otros seis chicos, habían tres 1, bases (guardias); dos 5, centros (pivot) y otro 3.

-Ahora que dejamos esta cosa, vamos a jugar en serio. No vamos a hacer tonteras de senpais contra kouhais porque los destrozaríamos. Y en Tōō ganar lo es todo. Aomine y yo seremos capitanes de equipo, pero yo no jugaré para que sean cinco y cinco.

Akya se preguntó por qué ahora jugaría el prodigio, si se suponía que los mayores no estaban jugando para no aplastar a los de primero.

-No me metas en tus cosas raras -espetó el moreno-. Yo no soy ningún capitán.

-¿Quieres jugar o no?

Aomine bufó antes de contestar secamente un quedo "Bien".

-Entonces yo elijo primero –dijo Wakamatsu-. Ritsuki.

Aomine sonrió. Akya también.

El equipo de Wakamatsu incluía a dos de los bases, un alero y un centro, además de Akya. A Daiki en realidad no le importaba mucho su equipo, sólo quería jugar. En el equipo de Daiki estaba el chico que casi no jugaba, con un base, un alero y un centro además de él, que naturalmente era delantero.

Cuando se pusieron unas bandas para identificar los equipos, el Capitán del equipo titular dio comienzo al partido; y sí, Akya había saltado, aunque esperaba saltar contra Aomine, comprendió qué era lo que él pretendía. Ellos habían elegido al jugador más alto de su equipo sin contar al prodigio, pero le quedaba bajo al metro noventa de Akya, que al saltar, no tuvo mayores problemas para hacerse con la pelota y pasársela a uno de su equipo, que si mal no recordaba era un base.

Akya rápidamente se movió hacia el aro, corriendo sin la pelota, esperando un pase o algo; pero notó que estaban todos los jugadores marcados, incluyendo el base que poseía la pelota. Imaginaba que la había visto, y estaba abierta, y era un pase bastante fácil; entonces, ¿Por qué no lo hacía? En realidad, ella ya sabía el por qué. Porque era una chica. Porque todos pensaban que no estaba a su altura, por ser mujer. Ella sonrió con tristeza, y se dijo que les demostraría su valía.

Ella volvió sobre sus pasos, para ayudar a su compañero, pero en ese momento, un jugador adversario robó la pelota y ¡Oh, milagro! Fue a parar a las manos de Aomine. Akya apretó los dientes.

-¿Por qué diablos no me pasaste el balón cuando se podía?-dijo Akya frustrada al pasar por un lado del chico, aunque sin detenerse a mirarlo o esperar una respuesta. El chico bajó la cabeza, y aunque Akya no lo estaba escuchando, susurró "No puedes ser muy fiable a la hora de encestar…"

Aomine la miró, y ella ya lo observaba. La verdad era que quería detenerlo; y sabía que no iba a ser fácil.

A pesar de que ella estaba frente a Aomine, en posición de defensa; y tenía toda su atención en él, no pudo hacer nada para evitar que de un segundo a otro, el chico la hubiese pasado como si nada y ya estuviese anotando.

-Es rápido, joder –murmuró ella.

Wakamatsu desde afuera, observó junto al entrenador Harasawa, que acababa de llegar.

-¿Entonces se unió una chica? -preguntó él.

-Sí, y tiene potencial.

Ambos dejaron de hablar para observar lo que sucedía. Akya no iba a sacar, obviamente no; pero necesitaba conseguir la pelota; y si luego no se la pasaban era un problema. De todas formas, no fue ella ni el base de antes el que tomó la pelota bajo su aro. Unos pases y la pelota subía lentamente, ella ya se encontraba en la mitad ofensiva de la cancha, a unos dos o tres pasos de la línea de centro; y levantó sus brazos para pedir la pelota; que se agradeció de recibir. La verdad es que se la habían pasado porque era la única a la quien nadie estaba marcando. Akya revisó su panorama. Aomine estaba preparado para defender dentro del área, los otros jugadores intentaban desmarcarse para ayudarla, aunque sin mucho éxito.

"Que sea desde aquí, y que te entre por donde no te da el sol"-pensó ella.

Saltó, y aunque tardó unos segundos, ya había soltado la pelota para cuando Aomine se acordó que podía tirar desde tan lejos. La pelota no tenía ni cerca un arco tan grande como el de Midorima, pero aun así no podía detenerla desde su posición.

"Es un grano en el culo, joder". A pesar de pensar esto, a Aomine le gustó todo el tema. Si tenía a alguien así en el equipo, era natural que dejase de faltar a las prácticas; aparte de que ya había decidido que no lo haría.

Los chicos en la cancha estaban bastante impresionados. El entrenador también.

El chico del equipo de Aomine que se paró bajo el aro para sacar, todo lo que hizo fue darle la pelota al moreno.

-¿Ninguno de ustedes sabe jugar? Todo lo que hacen es darle la pelota a ese tipo, por favor –murmuró Akya junto a un chico del equipo del prodigio. No contestó.

Aomine volvía a estar en ataque. Ahora no era Akya la única que intentaba defender, el chico que antes no le había pasado la pelota intentaba robarle la pelota a Aomine; a pesar de no tener éxito. Aomine lo evitó con destreza, y Akya sabía que era imposible detenerlo ahora, pero no por ello dejó de saltar al mismo momento que el chico, él queriendo clavarla y ella queriendo arrebatársela. La fuerza, velocidad y altura del prodigio le ganaron por bastante.

"Bien, tal vez no pueda detenerlo, pero puedo devolvérselo" –se dijo a sí misma.

Se sintió bien cuando recibió un pase, y no veía a Aomine, así que entró a clavarla. No se esperaba que el prodigio apareciera de la nada intentando taparla. Aún no había soltado la pelota, así que no todo estaba dicho. Ya estaba cayendo y debía actuar rápido. Inclinándose a la derecha, lado opuesto al que estaba Aomine, cambió la pelota de mano e hizo un tiro de gancho desde ahí, mientras caía.

-Eso fue… ¿un tiro sin forma? –Wakamatsu estaba perplejo. Harasawa sonrió.

-Parece que tenemos buen material este año…

-Creí que Aomine era el único que podía…

-Bueno… veamos… seguramente juega desde muy pequeña… seguramente… hace streetball… Pretendo ver lo que todos los nuevos pueden hacer, y tengo que irme temprano, así que mejor sácalos de la cancha…

"Me gustaría preguntar por qué simplemente no lo hace él mismo"-Pensaba Wakamatsu mientras llamaba a ambos jugadores.
-¿Salir ahora? –Aomine estaba sorprendido-. ¿Te golpeaste la cabeza?

-EL QUE VA A TENER LA CABEZA GOLPEADA VAS A SER TÚ SI NO SALES AHORA MISMO –Wakamatsu ya no sabía cómo lidiar con el prodigio, le ponía los pelos de punta.

Akya se acercó al capitán y al entrenador, sin rechistar a pesar de que no quería dejar de jugar. Aomine salió después que ella.

-Bien, los demás sigan jugando.

Cuando los jugadores llegaron frente al entrenador, se detuvieron. Akya lo miraba, y Aomine, con las manos en la nuca observaba entretenido el techo.

-Deben estar preguntándose por qué los saqué… bien la verdad es que no necesito aclararlo…

Akya sonrió ante las palabras del entrenador.

-Ambos están bastante por arriba del nivel de estos chicos, y no quiero decir que ellos sean malos, ustedes son los anormales…

-No me compares con esta niña, yo ya le dije que no tenía oportunidad en este club –Aomine bufó.

-Pues entonces esta niña tal vez se meta al club de Kendo a buscar un Shinai para metérselo al prodigio por Dios sabrá dónde –Akya no iba a quedarse callada frente a algo como eso, no señor.

Wakamatsu intentó no reírse. Harasawa sonrió.

-Hasta tienen el mismo carácter insoportable -susurró Wakamatsu.
-No necesito decir más nada… el día de hoy son puras pruebas para los de primero, no puedo evaluarlos si ustedes están en el medio.

-Pero yo sí soy de primero –protestó Akya.

-No cuentan aquellos que ya entraron al primer equipo.

Akya sonrió. Aomine internamente también. Según él, la chica no era un mal partido.

-Todavía hay mucho tiempo, pero no quiero que sigan jugando… Vayan a correr cincuenta vueltas al gimnasio.

Akya no dijo más nada, y se dio la vuelta; caminando hacia la puerta.

Aomine chistó, y se dirigió hacia la puerta con paso cansado. No quería correr, quería jugar.

La pelirroja se puso a correr hacia la derecha, tratando de dejar la mente en blanco; concentrándose en su respiración. Cuando contó veinticinco vueltas, giró media vuelta para correr hacia el otro lado, encontrándose de frente con Aomine a los pocos pasos. El ni siquiera estaba trotando, pero Akya decidió que no era su problema y terminó de correr. Cuando volvía a entrar al gimnasio, Aomine se le acercó.

-¿Te quedaste tan cansado de esos cinco minutos contra mí que ni siquiera pudiste correr? –Akya lo molestaba; a pesar de que sabía que era imposible que eso sucediera. Admitía que él era mucho mejor que ella… por ahora. Alcanzarlo estaba entre sus planes.

-Ya te gustaría –El prodigio entró después que ella al gimnasio. El entrenador ya no estaba, y los de primero volvían a estar formados. Aomine supuso que estaba comunicando en que equipo había quedado cada uno.

Se llevó una sorpresa al notar que de los ocho que quedaban, dos más lograron entrar al primer equipo.

-Bien, eso es todo por hoy –dijo Wakamatsu-. Pero no crean que esto fue un entrenamiento. Pueden irse.

Todos se dirigieron a los vestidores. Aomine también. Cuando entró, notó un bolso en un banco. Nadie más lo había visto o bien, nadie le había prestado atención.

-Oigan… esto es de Ritsuki, ¿verdad? –preguntó.

Los demás lo miraron. El prodigio comenzó a escuchar murmullos.

"No deberíamos tocar eso"

"Ella las tiene grandes, ¿Cómo juega con eso?"

"¿De qué color será su ropa interior?"

Bien, habían despertado la curiosidad de Aomine; que ya tenía pensado averiguar su talla de antemano. No lo pensó dos veces, y caminó hacia el banco en el que estaba el bolso. Al parecer, los demás jugadores de primero y segundo no tardaron en entender lo que Aomine iba a hacer, dejando de lado lo que estaban haciendo y dirigiendo su mirada hacia el prodigio. Éste metió la mano en el bolso de la pelirroja, y buscó entre sus escasos cuadernos y el resto de su ropa el sostén. No tardó en encontrar la prenda de color negro, la que sacó del bolso despreocupadamente. Se volvieron a escuchar murmullos, pero mientras Aomine buscaba la etiqueta del sostén que revelase su talle, todos se callaron repentinamente. El moreno los miró de reojo, y no recordaba que todos fuesen tan pálidos.

-Ritsuki… -Murmuró uno de ellos, mirando hacia las duchas

Aomine miró en la misma dirección, y ahí se encontraba, efectivamente, una pelirroja envuelta en una toalla y despidiendo un aura negra. Sus ojos chispeaban mientras miraba al prodigio con su sostén en una mano. Antes de que pudiese reaccionar, Ritsuki se le había abalanzado y le había dado un puñetazo en la cara. El golpe hizo que diese un paso atrás, pero no había dejado de sostener la prenda de la pelirroja. Los de primero y segundo se quedaron mirando mientras ella le propinaba golpes e insultos, tampoco es que se atreviesen a detenerla. En ese momento entró Wakamatsu, atraído por los gritos de Akya. Se hubiese quedado entreteniéndose con la escena si no fuese porque Ritsuki estaba envuelta en una toalla, y porque Aomine tenía un sostén en la mano.

-¡AHOMINE! ¡¿QUÉ MIERDA CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!

Aomine miró a su capitán, y luego volvió a mirar a la chica, que sinceramente le preocupaba más.

-¡MALDITO IDIOTA! ¡¿QUIÉN CARAJOS TE CREES?! ¡DEVUELVE ESO! –Akya no estaba enojada, no. Estaba furiosa.

Aomine aprovechó la cercanía y la semidesnudez de la pelirroja para observarla. No precisamente sus pies, y tampoco su cabeza. La toalla que tenía apenas anudada sobre su busto amenazaba con caerse, y sus senos más-grandes-que-el-promedio no la ayudaban. El borde inferior de la toalla quedaba a unos quince centímetros por debajo de su cadera, mucho más corto que las faldas del uniforme; obviamente, dejando a la vista sus largas y bien formadas piernas a causa del deporte. Su cabello rojo estaba empapado y parecía más oscuro; Aomine notó que llegaba hasta su cintura.

Akya sintió la para nada educada mirada del moreno recorrerla, y eso sí que no iba a permitirlo. Ya, le había robado el sostén, y eso la enojaba; pero de eso a dejar que la mirase sin pudor alguno la irritaba a más no poder.

Su mano derecha se transformó en un puño que terminó golpeando a Aomine desde abajo en el diafragma, cosa que lo hizo soltar todo el aire. La pelirroja, no conforme con eso y sin pensar en las consecuencias que podían tener sus acciones, levantó su rodilla para pegarle en la entrepierna al chico mientras él estaba ocupado en recuperar el aliento.

-Vuelve a mirarme así y despídete de tus hijos biológicos –la chica luego miró al resto-. ¿Qué miran? Eso corre para ustedes también.

Todos de repente volvieron a lo que estaban haciendo antes, un poco estupefactos, un poco temblando de miedo. Akya miró al capitán del equipo en la puerta junto al resto de sus senpais de tercero. Había escuchado su voz gritando algo, pero no había asimilado a quién se lo decía o qué había dicho.

"Acabas de pegarle a Aomine. Aunque no vayas a ir diciéndolo por ahí, es tu superior… y no se supone que hagas algo como eso… Puedes que termines con una suspensión tu primer día…"

"¡TAMPOCO SE SUPONE QUE ÉL ANDE HUSMEANDO EN MIS COSAS, O MIRÁNDOME CON ESA CARA DE DEPRAVADO SEXUAL ESTOY-MUY-NECESITADO! Además… si termino suspendida el primer día, habré roto el récord de que me suspendan la primer semana."

La chica decidió que debía dejar de hablar con ella misma, e ir a vestirse. Después de ese episodio, había preferido vestirse en un cuartito que había en un costado. Cuando salió, ya lista; tomó las pocas cosas que le quedaban ahí y se encaminó a la salida. Si no la habían detenido, ella no iba a esperar que la detuvieran; sobre todo si era para regalarle algo como una suspensión.


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Maldito negro pervertido (? Esas cosas le pasan por ser un morenazo que está para chuparse los dedos (?

En el próximo verán otro pov~ ¿se imaginan de quien?

¡Y hasta aquí el capítulo uno! Subiré el siguiente próximamente. Espero que sea de su agrado c:

Reviews, críticas constructivas y tomatazos son aceptados; mientras sean con respeto.

Saludos y cuídense~

Rina