N/A: Mi primer fic en colaboración y, fue con dos buenas chicas y grandes escritoras del fandom, con Poeta muerto y BlueSkyMoon *3*
Nobume es hombre en este fic, y se llama Nobuo.
Espero lo disfruten, lo hicimos con musho amorsh, y tuvimos complicaciones durante el trayecto, nuestro corazón dudaba, pero al final tuvimos un buen resultado.
ENTRE EL NEGRO Y EL BLANCO, MEJOR GRIS
Capitulo I
La puerta se deslizó abriéndole paso a aquella chica de blanca piel y brillantes ojos azules. Entre sus manos sostenía un paraguas mientras su vista se centraba en el cielo azul, símbolo de un agradable día de primavera.
— ¡Gin iré a dar una vuelta!-. Gritó la china.
Parecía que anunciaba su salida en lugar de pedir permiso. El mencionado solo giro su cabeza intercambiando miradas por un leve segundo con la chica. Después de esto ella sonrió abriendo su paraguas y tomando su camino a ningún lugar en especial
Caminaba tranquila, pensando en lo que maravilloso que estaba el día y las infinitas posibilidades que este le daba, y una de esas era ver a Nobuo, o simplemente "Nobu", como solía decirle con cariño a su inseparable amigo de cabellos oscuros amante de las donas.
De repente en su campo de visión logro ver los cabellos azulados de su amigo. Así que redirigió su paso para ir camino a donde estaba el. Le contaría muchas cosas como siempre, y reirían como tanto les gustaba hacer mientras comían sukonbu y donas. Y así sus pensamientos la guiaban alegremente, con su paso rebombante y su sonrisa deslumbrante, pero cierto sádico la golpeó con el hombro, causando un enojo en esa pelirroja.
— ¿Por qué tienes la cara de tonta más de lo usual? — Preguntó ese sádico observándola de pies a cabeza
Esto hizo que Kagura se enojara, pero procuraría no armar un alboroto porque quería juntarse con su querido amigo que tenía tiempo que no lo veía y tenía muchas cosas que contarle.
— Estúpido sádico nada más no te doy unos buenos golpes porque voy de prisa —hablo Kagura, esto dejo algo desconcertado a Sougo ya que su eterna rival nunca le había negado una pelea.
Kagura se alejó del sádico para encontrarse a su amigo donde lo vio pero cuando llegó ya no estaba; y tampoco se había dado cuenta que alguien la seguía
— ¿Dónde estará? —. Murmuró para sí misma
No se iba a mentir, sintió como la melancolía se apoderaba de sus pensamientos y de su corazón. Ella en realidad tenía muchas ganas de ver a su amigo, se quedó un buen rato parada, sin pensar en nada.
Eso hasta que sintió una presencia detrás pisándole los talones.
Esa presencia, no le era tan difícil reconocerla, incluso la reconocería a kilómetros de distancia.
Dio la vuelta buscando encarar a esa persona, a ese ser que era conocido como su rival.
— ¡Sal de ahí perro! —. Gritó Kagura furiosa
—No creo que sea un perro—. Respondieron. No era su rival
Se giró rápidamente y pudo verlo, a ese chico alto de cabellos azulados parado detrás de ella.
— ¡Nobu! —. Grito ella llena de alegría
Se lanzó contra él y lo abrazo mientras aquel chico le daba vueltas en el aire. Sougo en ese momento no procesaba muy bien la idea de sus dos enemigos juntos. "Esos dos conspiran contra mi" pensó instintivamente. Creía con firmeza en eso, o eso quería.
Aquellos dos se retiraron mientras conversaban de cualquier tema al azar, y aquel subcomandante se tomaba una que otra confianza con Kagura, como acariciarle el cabello cuando lo creía necesario. Ese chico portaba un aura de misterio, y la misma vez, una de seguridad que molestaba a Sougo.
Ambos no tenían planeado nada, así que la improvisación los guiaría a donde fuera, pero por supuesto, esa dona que compartían en la mitad era una clara señal de que coincidirían respecto a donde irían.
El hecho de que Kagura compartiera comida era algo de asombrarse, si algo sabia Sougo era que aquel monstro devorador de sukonbu nunca podría compartir, pero sus ojos no lo engañaban estaba viendo un milagro.
El bicho de la curiosidad carcomía a Sougo, así que siguió con su espionaje.
Entonces la feliz "pareja" seguía su camino y entraron a un restaurante, algo elegante. Por lo que Sougo sabia acababan de capturar un pez gordo de los rebeldes, y eso significaría una buena compensación a los altos mandos del Mimawarigumi, por lo que el vicecomandante contaba por el momento con una buena cantidad de efectivo, algo que ni él se podía imaginar. Y solo así se atrevería a invitar a una chica que tiene estomago de barril sin fondo.
¿Que era ese extraño sentimiento que se albergaba de forma creciente en su cabeza?
El solo mirar la sonrisa de ella con sus mofletes levemente sonrosados, de cómo el Vice Comandante posaba levemente su mano sobre el hombro de ella y de cómo esa bestia china no hacía algo al respecto.
¡Por dios!, si él se atrevía a mirarla a los ojos era motivo suficiente para escucharla maldecirlo.
"Arruínales el momento, eso es algo bueno contra tus dos enemigos" se decía a si mismo observando en la distancia como la feliz pareja se acomodaba en una de las mesas exteriores del restaurante. El Vice-Comandante del Mimawarigumi le abría el paso a la chica, esta sonrió y el revolvió el cabello con suavidad, como si intentara no romperla.
Por su parte, Okita Sougo sostenía una piedra entre sus manos. Su cabeza daba órdenes inconscientes y de un segundo a otro, aquel objeto que sostenía era lanzado por los cielos en dirección a la chica.
Hasta que una espada bloqueo el trayecto.
La seriedad de unos rojizos ojos observaba el punto donde él estaba, la espada entre sus manos le daba más amenaza a su mirada un tanto molesta. Ese chico lo descubrió rápidamente.
Y esos ojos carmesí observaron a los otros con esa advertencia marcada en ellos. Eso molestaba a ese sádico de sobremanera, no, rayos como le hacía hervir la sangre que ese "Idiota adicto a las donas" lo intentara amenazar. Así que no quiso dudar más e intentó desenvainar su espada, hasta que cierta chica lo detuvo por detrás, evitando que continuara.
—No vayas a hacer un estúpido alboroto sádico idiota —. Le dijo observándolo una mirada acosadora — ¿Y qué rayos haces siguiéndome? ¿Acaso seguiste los pasos del Gorila y ahora has decidido acosar a una linda chica?
Esas palabras, que fueron dichas de forma tan casual, rompieron el ambiente tan tenso que se había formado. Y la mirada de esa mujercita, y su figura con los brazos a la cintura, fue algo que hizo una pequeña risita por parte de Nobu. Kagura lo vio y una sonrisa cálida le iluminó el rostro, porque, era algo lindo de observar como el rostro de ese chico tan serio se transformaba en uno de felicidad.
- ¿Vas a dejar de pensar en usar esa katana o es necesario que te golpee?- Dijo ella dirigiendo aquellos grandes ojos a Sougo
Y sin más, guardó la katana de nuevo en su vaina, y sin decir una palabra comenzó a retirarse, pero una voz le susurró en tono de protección absoluta:
— Si intentas de nuevo hacerle daño, no cuentes que saldrás ileso Capitán Okita
— Tsk. Como si fuera a hacerle caso a un idiota como tú—. Mascullo redirigiendo una mirada que decía que en cualquier momento iría por él, a ese chico de cabellos azules—. Y no me vuelvas a dar órdenes
Sougo emprendió su camino, a continuar su patrullaje.
La pareja continuó su tiempo juntos en ese elegante restaurant. Eligieron la mesa afuera porque el día estaba hermoso, cielo despejado y un clima agradable.
Mientras el chico solo pedía donas, toda clase de ellas que pudiera haber en ese lugar. Kagura arrasó con todo el menú. Eso hacía que en su alrededor se acumularan platos. La gente dentro y fuera del restaurante los miraban con asombró.
Cuando llegó la hora de la verdad, la cuenta, Kagura ya iba a empezar a contar sus míseras monedas, pero Nobuo saco todo el dinero que había que pagar.
—No te preocupes Kagura, hoy eres mi invitada —dijo Nobuo, esto hizo que los ojitos de ella brillaran.
— ¡Eres genial Nobu!—. Gritó Kagura levantándose de su lugar para llegar a él
Con una alegre sonrisa rodeo al chico con sus brazos dándole un fuerte abrazo a la vez que recargaba su cabeza en el hombro de él.
Nobuo se quedó inmóvil, no sabía que pensar sobre la acción de ella. Mucho menos cuando sentía como la sangre subía a sus mejillas sonrosándolas con suavidad. La cercanía de ella, su aroma, no quería que desapareciera
No quería arruinar el momento, estaba feliz siendo "consentido de esa manera", no sabía el por qué, pero ese acercamiento le causaba una sensación difícil de explicar, por razones que sólo se podía guardar así mismo, y que para su desgracia, no se dejaban descubrir. Entonces intentó rodearla con brazos, los sentía temblar a cada milímetro que estos avanzaban hacia ella, pero de pronto un hombre que conocía desde pequeño le tocó el hombro.
—Nobuo no has contestado mis mensajes. Ahora veo por qué— Lo inspeccionaba con la mirada, una acosadora que buscaba carcomer su alma a cada instante
No contestó verbalmente, sin embargo, lo hizo con esos ojos carmesí que osaban impertinentemente correr a su superior, que a su manera entendió la indirecta.
— Oh entiendo Nobu—. Lo soltó. — Al parecer quieres que esta chica sea la dona de tus mañanas
Kagura miró a ambos confundida, y mágicamente el café voló hacia ese hombre de mirada altanera. Y su uniforme blanco se tiñó de ese desagradable color, algo inaceptable para alguien de elite.
—Lo siento Nobuo, parece que tienes trabajo —dijo Kagura, soltando al chico. — Que te parece si seguimos otro día. Éxito en trabajo y con cuidado, gracias por la comida. —Se despidió y salió de ahí con su parasol en mano, una sonrisa y una señal de despedida con su otra mano.
