Capítulo I: Amanece un Nuevo Día

Mi historia empieza en una fría noche de invierno. Recuerdo tener seis años, cuándo mi padre, cuyo rostro no recuerdo, pereció misteriosamente de un ataque al corazón. La noticia le llegó a mi madre pocos días después, cuándo la citaron para identificar el cadáver en la cárcel. Así es, mi padre fue un criminal de poca monta, dedicó su vida a estafas menores, delitos con el propósito de cambiar el sistema, con resultados evidentemente patéticos. Mi madre nunca me lo ocultó, aunque la tristeza en sus ojos reflejaba la fragilidad en su solitaria alma. Se lo agradezco profundamente; puedo estar orgulloso de que mi padre nunca le quitó la vida a alguien, a diferencia de mí, el fue un buen hombre.

Esa noche, pude abrazar por última vez el cuerpo inerte de mi madre, que yacía rígido en la bañera, con las paredes teñidas por el carmesí velo de la muerte. Poco después de los mencionados sucesos, recibí una extraña llamada; me hablaba un hombre mayor, de no más de cincuenta y pocos años, en una lengua extranjera codificara. No entendía nada de lo que me decía, y la llamada parecía que no iba a terminar nunca. ¿Era una grabación? Sí, debía ser eso, el mensaje se repetía incesablemente. A mis seis años de edad, comprendí que en el mensaje aparecían distintos puntos que me indujeron a pensar que esa llamada no era más que un mensaje en clave. Pocas horas después logré descifrarlo, y hallé un número de teléfono con una sub máscara que parecía ser un nombre de contacto... «W»... «A»... «T»... ¿Watari?

Después de llamar, alguien, en nombre del tal Watari, me recogió sin tan siquiera haberle dado mi dirección, y me llevó a una inmensa mansión.

«Bienvenido a la Wammy House, joven. Éste será tu nuevo hogar.»

Nunca olvidaré esa voz tan agradable, llena de amor y dulzura.

Allí tuve el placer de conocer a gente afín a mí, y de establecer amistad con un recién llegado de mi misma edad. Su nombre era Near. El mismísimo L. Lawliet le bautizó como tal; en ese instante pensé «yo también debo tener un nuevo nombre. A partir de ahora... seré Maki.»

Aún así, muy pronto comprendí que no podía ni compararme con Near, él era mejor en todos los sentidos. Durante ese intervalo de tiempo descubrí que mi padre fue asesinado por Kira. Él había acabo con mi felicidad. Me sentía solo, triste, sin nadie ni nada que me uniese al mundo.

Siete años después...

Near, soy Maki. Te he localizado gracias a las pistas que Mello dejó tras de si. Seré breve, se que la llamada no puede durar más de sesenta segundos sin ser localizada. Quiero ayudarte a atrapar a Kira.

—Actualmente yo soy el único capaz de cambiar el mundo.

—L dijo que nadie puede cambiar el mundo él sólo.

—L está muerto. La venganza no te conducirá hacia la victoria, sino a la muerte.

—Me da igual, Near. Atraparé a Kira antes que tú. Pensaba que al menos tú podrías entenderme.

—Maki, sabes que morirás.

«Tienes razón Near, se que voy a morir.»

Poco tiempo después, Kira descubrió mi nombre real, y acabó conmigo junto a los demás miembros del SPK. Near introdujo mis datos a modo de invitarme al cuartel general, y fue justamente eso lo que me condenó.

«¿Dónde estoy? ¿Es esto...el infierno?»

Me encontraba solo en una habitación, con una bola negra justo en medio. Al poco tiempo, más gente fue apareciendo a la habitación, teletransportados como por arte de magia. Reconocía los rostros de alguno de ellos... ¡eran criminales, asesinados por Kira!

De repente, una canción amaneció de la bola negra, justa antes de abrirse.

Atarashii asa ga kita

kibou no asa ga

yorokobi ni mune wo hiroge

aosora aoge

Rajio no koe ni

sugoyaka na mune wo

kono kaoru kaze ni kirakeyo

sore: ichi, ni , san!

Vuestras vidas han terminado. Como pasareis el resto de vuestras nuevas vidas depende totalmente de mí. Al menos esa es la teoría.

Apareció en pantalla de la bola negra la imagen de un rostro deformado por ordenador, totalmente oscuro, y la siguiente información:

Debéis ir y cazar a este hijo de puta:

Nombre: Kira

Le gusta: Él

No le gusta: Todo lo demás

Frase favorita: Yo soy el Dios del Nuevo Mundo

Ahora ir cabrones.

En la habitación y contándome a mí, habían una treintena de personas, todos nosotros desconcertados por la situación en que nos encontrábamos. Uno a uno empezamos a desaparecer, y en un último acto antes de ser trasladado al centro de Akihabara, logré alcanzar el maletín que tenía mi nombre. Allí había un extraño traje oscuro y armas realmente extrañas.

¿Qué estaba pasando? Todos recordábamos haber muerto a manos de Kira, y ahora teníamos que vivir esa locura. Las armas realmente funcionaban, y el traje otorgaba habilidades extraordinarias; además, nadie nos podía ver. ¿Significaba entonces qué Kira estaba cerca? ¿Cómo le íbamos a encontrar?

Uno de los chicos descubrió un punto rojo en un peculiar radar hallado dentro de su maletín; debía de ser él. Enseguida todos se pusieron en marcha, rojos de furia por aquél que les había quitado la libertad...la vida.

De repente, otra persona fue transferida al centro de Akihabara; no llevaba traje, ni tan siquiera armas, tan sólo una camisa blanca y unos tejanos. Era él... ¡¡L!!

—¿Otra vez aquí? —dijo suspirando, con más ojeras que nunca.

—E, e...¡¡ELLE!! —el detective abrió los ojos como platos.

—Oh, ya veo, debes ser de la Wammy House. En fin, aquí estamos todos muertos, así que no creo que importe seguir escondiendo mi identidad.

—¿Sabes qué es todo esto? —no podía contener mi emoción.

—Sólo se que debemos matar alienígenas, y que cuándo acabamos con el jefe somos devueltos a la habitación; entonces somos libres hasta que nos vuelven a llamar para la siguiente misión. Yo mismo vi mi propio cadáver en estado de descomposición, sin duda estamos muertos. Creo que eso es todo lo que se. Oh, además hay alguien apodado Gantz... es él quien maneja todo esto.

—¿Gantz? ¡Todo esto es absurdo!

—Fuimos asesinados al ser escritos en una libreta, después de eso me creo cualquier cosa.

«Me costaba asimilar toda esa información de repente... ¿estaba soñando?»

—Además, Kira no tiene ni punto de comparación con Gantz. No, mejor dicho son muy parecidos. Ambos actúan por el bien del mundo de forma dictatorial, sin importar cuantas vidas sean sacrificadas así como los daños colaterales que causen sus actos. Ambos son monstruos.

—Pero L, ahora tenemos la oportunidad, ¡debemos actuar rápido y matar a Kira!

—No, eso no sería justo. Supongo que Gantz encuentra a Kira como una molestia, alguien que le intenta hacer sombra, pero no es así. Kira es un gran adversario, y tomar represalias contra él significaría no aceptar la derrota. Ahora nosotros pertenecemos a otro mundo, y es nuestro legado quién debe hacerle frente y acabar con la tiranía de Kira. Ahora mismo, nosotros... nos enfrentamos a un enemigo mucho mayor —el joven detective alzó la vista al cielo, observando el cielo como si supiera que, instantes después empezaría a llover.

Mi historia empieza en una fría noche de invierno. Recuerdo tener veinte años, cuándo morí a manos de alguien cuyo rostro desconozco.

Mi historia empieza en una hilarante carrera por la salvación de la humanidad, la supremacía de la raza humana, el orgullo y amor por aquellos que viven y murieron, todo andando entre el estrecho puente que separa los caminos de la realidad y la cordura, de lo real y lo imaginario, buscando el camino a la verdad y el que me conduce a encontrarme a mí mismo.

Próximo capítulo: Gantz VS Kira

Disclaimer: Death Note y Gantz son propiedad de sus respectivos autores, así cómo sus personajes, lugares y organizaciones citadas en éste fan fiction. Obra sin ánimo de lucro.