Introducción
Habían pasado algunos años desde el caso Kira. Por eso, volver a verla aquella tarde dejó a Ryuk a cuadros.
Ya había poseído a muchos humanos antes y había observado un patrón de muertes que se repetía. La ambición. Pero esa humana le traía de cabeza. Había logrado romperle todos los esquemas.
Era una estudiante de instituto. Ryuk dedujo que los estudiantes eran los humanos más entretenidos. Y no se equivocaba.
Con su ropa negra y su estilo roquero parecía la imagen humana del shinigami. Y se esforzaba en seguir así.
Ryuk se hubiera acabado aburriendo de ella, de sus series anime y de sus grupos de música. De no ser por lo que ocurrió aquella tarde.

Capítulo 1.

Andrea no solía recibir más visitas que su propia familia, y tampoco parecía estar nunca dispuesta a salir de casa. Ni siquiera para pasear al perro.
Por eso cuando, por primera vez pidió a Ryuk que guardara las formas con su invitada olió gato encerrado. Nunca le había pedido eso, porque nadie le podía ver.
Mientras tanto en la otra punta del pueblo la amiga de Andrea preparaba una bolsa para meter las cosas que iba a llevar. A su vez, parecía hablar con alguien. Pero estaba sola en su habitación, al menos a ojos humanos.
-Veamos… Bolso, llaves de casa, nintendo, cartuchos de videojuegos, pijama, Dvds, Mangas, Death Note… ¡ya está todo! Igual me he pasado un poco…
Se echó al hombro la mochila y salió corriendo de casa. Era una de las pocas veces en las que tenia verdadera ilusión por quedarse a dormir con una amiga, pero aquel no era el único motivo. Miro a la criatura que la seguía y un amago de sonrisa apareció en su rostro. Que malas eran. Esa sorpresa no se la iban a esperar…
Llamó al timbre de la casa, Andrea salió a la puerta y la hizo tocar un trocito del cuaderno. Carmen no fue tan cautelosa, sacó el cuaderno y se lo dejo tocar. Con tantas replicas por el mundo daba igual que algún transeúnte lo viera, nunca creería que fuera el autentico.
-Es un placer conocerte shinigami, vamos pasar no os quedéis en la puerta.
Entraron a su habitación, Ryuk estaba leyendo un número viejo de una revista de anime. Cuando alzó la vista su corazón dejó de latir por un instante. Delante suyo había un shinigami de aspecto esquelético, ojos amarillos y labios azules. Delante suyo estaba Rem.
Ambos se habían quedado petrificados de la impresión.
-Se puede saludar- Bromeó Andrea
La shinigami blanca logro gesticular un hola. Ryuk se levantó, le acercó y la abrazó. Tras unos momentos de indecisión, Rem le devolvió el abrazo.
La puerta se abrió y la madre de Andrea entró, se sorprendió al ver a las niñas sonrientes y emocionadas.
-Los rencuentros son muy bonitos-Explico Carmen.
-Venia a deciros que tu padre y yo nos vamos a dar un paseo Andrea. Si queréis merendar los bocadillos están encima de la mesa de la cocina.
Cerró la puerta y salió de la casa.
Las chicas volvieron a centrar su atención en los shinigamis, que estaban sentados uno al lado del otro con lágrimas en los ojos.
-Esta me la apunto- Dijo Ryuk.
Las niñas dejaron a los dos shinigamis en la habitación y fueron a buscar su merienda. Cuando abrieron la puerta de la cocina cometieron el error de dejarla abierta y el perrito escapó. Salieron corriendo detrás suyo.
-¿Dónde te has metido perro idiota?
Lo encontraron después de un rato debajo de un sillón, pero conseguir sacarlo de allí costó aún más que localizarlo. El perro mordía, arañaba, aullaba y se revolcaba por el suelo. Cualquier cosa por no tener que acercarse los shinigamis. Como podían no darse cuenta de que olían a muerte.
Cuando al fin consiguieron sacarlo de allí abajo tuvieron que atarle con la correa a la mesa de la cocina. El perro se quedó allí, sin moverse, mirándolas como si acabaran de firmar su sentencia.
Los bocadillos de chocolate y las coca colas estaban encima de la mesa. Cuando Carmen fue a cogerlas le preguntó a Andrea.
-No tendrás algo de café.
-Creo que la cafetera está en el segundo armario. Creía que no te gustaba el café.
-No me gusta… ¡Ah! ¡Manzanas!
Mientras tanto en la habitación…
-Esta me la apunto- Repitió Ryuk cuando la puerta se cerró.
-Increíble…-pudo decir Rem.
Los dos shinigamis se quedaron en silencio mirándose. Oyeron un ladrido y una maldición, Trotsky se había escapado de la cocina. Rem miró a su alrededor. La habitación no se parecía en nada a como era Andrea. Rebosaba de peluches y tenia una colcha de dibujos infantiles.
-No es como parece-dijo Ryuk adivinado sus pensamientos.
-Carmen tampoco lo es. Le han decorado la habitación su padres supongo.
Ryuk se acercó a ella. Apoyó su mano en el hombro de la shinigami y notó como esta se ponía tensa.
-Donde has estado todos estos años para que te dieran por muerta.
Rem se volvió a sentar, separándose de Ryuk y evitando responder a su pregunta. La puerta se abrió y Andrea apareció con algunas manzanas y su merienda. Le dio las manzanas a Ryuk y se sentó.
-¡LA MADRE QUE LE PARIÓ AL PERRO DE MIERDA!
Salieron corriendo hacia la cocina. Cuando llegaron vieron a Carmen con la camiseta empapada de café ardiendo intentando golpear a un perro que la mordía el dobladillo de los vaqueros.
-¡Aleja a tu estúpido perro de mi o te juro que me lo cargo!
Andrea cogió al perrito mientras que Carmen juraba en hebreo todo lo habido y por haber. Las manchas de café eran bastante difíciles de quitar. Los shinigamis quedaron impresionados por todos los tacos que podía conocer una niña de tercero de la ESO.
-Tranquila, has traído ropa de recambio- la recordó Andrea.
-¡Lo que tengo de recambio es un maldito vestido de color blanco!
-No sé que le ves de malo al blanco…-dijo molesta Rem.
Carmen cerró la puerta de la habitación de un portazo y comenzó a buscar en la mochila el vestido. Lo encontró y lo miró con el ceño fruncido. De dio la vuelta para asegurarse que a ningún shinigami se le había ocurrido entrar y se cambio de ropa.
Salió de la habitación refunfuñando. El vestido la llegaba un poco más arriba de las rodillas, le quedaba pegado al cuerpo. Andrea rio ante el aspecto de su amiga. Tenía la misma cara que ella cuando el perro la mordía, una mezcla entre enfado y frustración. Solo había una manera de mejorar su estado de humor.
-Venga, si cambias la cara veré contigo un episodio de Hoshi No Kirby.
Carmen la abrazo y comenzó a bailar el baile de Kirby. En ese momento sonó el timbre. Andrea abrió la puerta y vio extrañada a Alba ante ella. Era una chica de pelo negro y tenía unos ojos en los que apenas se distinguía la pupila.
-Chicas no os vais a creerlo que me ha pasado.- dijo ella- ¡Near ha entrado en contacto conmigo! Me ha pedido que reúna un equipo para investigar el caso Kira. ¡Ha vuelto!