N/A Aquí está el nuevo fic.Vamos a ver qué tal se me da. No tengo planeado todavía ni los capítulos, ni nada por el estilo, pero se verá sobre la marcha, y según os guste. Supongo que el segundo capítulo estará para unos diez días, más o menos. En cuanto lo tenga más o menos, pongo la fecha en el profile, así que atentos. ¡Disfrutad de la historia, y dejad reviews, que el contador está a cero aún! Gracias a todos. (Posiblemente el título esté sensible a cambios, porque no sé si me convence)
¿Tú y yo?¡Qué va!
By Nyssel.
Capítulo uno: Introducción.
-Siento que no tenga el final que imaginaste.
-¿Es así de simple, verdad? Adiós, hasta pronto, me alegro de que te hayas cruzado en mi camino. Gracias, Potter, por regalarme besos que ya no saben a nada, y por tus ásperas caricias, que ahora sé, que no fueron reales. Bien, pues adiós.
Lily Evans, prefecta del colegio, estaba a punto de echarse a llorar. Era oficial, desde hacía algunos días, que las cosas entre ambos no iban bien entre ellos. Las víboras empezaban a agitar sus cascabeles, enredándose entre ellas para atraer la atención del amado Gryffindor, tan perfecto, y tan… perdedor. O era así como se sentía él, y no sabía por qué. Se suponía que ambos sabían el proceso estándar: James Potter se tira una semana como mucho, intentando ligarse a una tía. Cuando lo consigue, en un mes, máximo dos, la relación se apaga. Ya habían pasado dos meses, y la gente empezaba a rumorear y a cotillear por ahí que Potter había sentado la cabeza por Lily Evans.
Cuando quiso decir algo más, se dio cuenta de que ya su ahora ex-novia no estaba. Estaba solo en mitad de la nieve. Empezó a caminar, a duras penas, intentando pensar cómo seguiría un día así de nublado. Era febrero, y pudo recordar las palabras pronunciadas en un lugar no muy lejano de donde estaba. La razón por la que Lily le rechazó la primera vez, cuando la apuntó en la lista de "víctimas emocionales", como le gustaba nombrar Sirius a las pobres chicas.
"-Te conozco y sé cómo piensas. No tengo intención de ser un nombre tachado más, en una lista repleta de chicas de Hogwarts. ¿Tú y yo?¡Qué va!"
Se iba a tirar de los pelos para sacarse esos pensamientos de su cabeza, pero los gritos de un Remus alterado, le atravesó los oídos. Al chico del cabello ceniciento se le escapaba el alma por la boca, y no podía retener el cansancio que llevaba acumulando desde hace días.
-¿Qué pasa, Remus?
-¡Quedan diez minutos para el partido de quidditch, y tú aún no estás preparado!¡Deberías de estar dándole la murga a tus jugadores, capitán!
Para echar charlas, estaba ahora James. Vale, es verdad que siempre se le quedaba un hueco en el estómago cuando cortaba con las chicas, pero ahora se sentía raro. ¿Vacío?¿Era hambre?¿Nervios por el partido?¿El chocolate que se había tragado antes de romper con Lily? No lo sabía exactamente, pero tenía que quitárselo ya.
-¡Vamos, Remus!¡Te echo una carrera hasta los vestuarios!
Empezando a correr a través de la nieve, llegó exhausto a los vestuarios, en donde todos sus jugadores estaban ya listos, y esperándole para darle la bronca del siglo. No era un partido más, tenían que ganar a Ravenclaw para sobrepasar a Slytherin en puntos. Increíblemente, era Slytherin quien tenía todas las de ganar la copa, al menos hasta ese momento.
Ya en el aire, todo el mundo estaba tenso, y nervioso. Hasta el comentarista, Thomas Jordan, tenía atragantado el partido. James solo pudo notar dos cosas sobre su escoba: uno, que el frío le estaba helando los pulmones. Dos, que Lily no estaba en su asiento habitual animándolo, como la más Gryffindor de todos. Se entristeció, aunque tuvo que negarlo ante su mejor amigo, que le estaba pegando unos cuantos gritos, para que estuviese alerta. James entonces, comenzó a enfadarse, y ni siquiera supo con quién. Le gritaba a Sirius algo de una bludger, a lo que este le respondía que tuviese él cuidado, porque Amy Lorridge parecía haber visto la snitch.
Y no es que todo pasara a cámara lenta como en las películas, James solo pudo preocuparse, cuando una bludger le rozaba la cabeza de rebote… ¿De rebote? Sí, porque fue Sirius quien recibió el tremendo golpe en la cabeza.
Fue entonces cuando la cabeza del buscador empezó a ir más deprisa, repitiéndose a sí mismo que debía coger cuanto antes la snitch para que se ocuparan de Sirius.
Lily Evans corría por los pasillos, sin preocuparse por ver dónde se metía. Las lágrimas de sus ojos le impedían ocuparse de nada más, por lo que pasó lo inevitable: chocarse con alguien. Eso, con la mala suerte que tienen los Gryffindors en estas situaciones, hizo que con quien se chocara fuera la otra persona a quien no quería ver aparte de James: Severus Snape, el Slytherin por excelencia.
-Evans,¿qué…?¿Lily?
Pero como suele pasar cuando una persona está débil emocionalmente, la aludida Lily solo hizo lo esperado: echarse en brazos de su ex-mejor amigo para que sus lágrimas salieran libremente.
Intuyendo lo ocurrido, Severus hizo lo que el instinto le decía: "abrázala, tonto". Pero tanto lloro, tanta lágrima, no podía ser buena. Débil, no notó cuando unos críos de primero jugaban a lanzarse chispas, y ella fue el blanco de un hechizo mal hecho. Eso hizo a Lily caer en una bruma oscura, o lo que es lo mismo, se desmayó en brazos del Slytherin.
Al despertar, ya estaba en la enfermería, bajo la mirada de Madame Pompfrey y Severus.
-Gracias, Sna… Severus.
El chico iba a contestar, pero un griterío alcanzó sus oídos. Miró por la ventana, y vio los típicos alardes de victoria de los Gryffindors, y el comienzo de un himno alabando las proezas del buscador, cantado por casi todas las féminas de la casa de los leones.
-Tu novio acaba de coger la snitch.
-No es mi novio. Tenías razón. Es un imbécil sin corazón, y con el alma llena de moho. Lo siento, Sev.
-Lily, yo solo miraba por tu bien.
-Lo sé. Gracias. No teníamos que habernos enfadado por una tontería así.
-Bueno, en cuanto te hayas comido tu chocolate,¿damos un paseo? Es viernes, podemos hacer lo que queramos.
-Tengo que terminar el trabajo de Pociones para Slughorn.
-Lily,¡es Slughorn! Aunque seas Gryffindor, lo tienes en la palma de la mano.
-Gracias, por la parte que me toca –respondió sarcásticamente, con un insólito buen humor.
-Me voy, yo también tengo que terminar el trabajo de pociones. ¿Nos vemos mañana?
Y guiñándole un ojo, salió de la enfermería. Ella suspiró, y se quedó en silencio pensando en nada y en todo en concreto. ¿Por qué leches la vida es tan difícil?
Lily seguía sentada al borde de la cama, con la mirada fija en ningún lugar en concreto, y con el chocolate en la mano. Pensaba en James, en lo tonta que había sido, en lo idiota que se sentía. Iba a seguir insultándose a sí misma durante un largo rato, pero la razón de sus insultos entró por la puerta, con cara preocupada. Ella vio a Sirius sangrando, miró a James, a Remus, y rápidamente se tumbó en la cama, para mirar a otro lado. Eso sí, tenía los oídos puestos a todo lo que decían.
-Contusión grave… estado frágil… puede estar pronto en coma…
Todo el mundo estaba silencioso, echándose la culpa, o no. Mientras tanto, James se acercó a la cama de Lily.
-Esto... ¿Lily?
Ella no respondió. Fingió dormir, y del aburrimiento, eso es lo que hizo, se quedó completamente dormida, ignorando los suaves llamados de James.
Cuando hubo despertado, en la enfermería solo quedaba Remus, pendiente del estado de Sirius. Ella se acercó, tímidamente, y le preguntó qué tal estaba, y si había alguna novedad.
-Sí, está fuera de peligro, el golpe es grave, y le puede haber afectado, pero eso no lo sabremos hasta que no abra los ojos.
-Si quieres, descansa, yo puedo vigilarlo.
-No creo que deba, James, Peter y yo nos estamos turnando. Dentro de una hora creo que empieza el turno de James.
-Está bien.
-Aunque… necesito algo de comer. ¿Puedes vigilarle un rato? Solo voy a coger algo en las cocinas, y vuelvo corriendo. Como mucho diez minutos, lo prometo.
-Sí, anda tranquilo, Rem.
-Gracias. Por cierto,¿a ti qué te ha pasado?
-Hechizo de primero en mal estado.
-¿Te placaron en plan rinoceronte o qué? Porque para que estés tú en la enfermería…
-Podría decirse que sí, me dejaron K.O.
-¿No deberías haber estado en el partido?
-No creo que me hiciera algún bien. ¿No te ibas a comer algo?
Entendiendo la indirecta, Remus asintió, y se fue a por algo de comer. Le daba pena lo ocurrido, y aunque el hombre lobo sentía una admiración enorme por la integridad de la pelirroja, no sabía si animarla, o no. Al ir a las cocinas, se encontró con James, que frunció el ceño al encontrarle ahí y no cuidando a Sirius.
-Se ha quedado Lily vigilándole. Tengo que comer algo.
-Te acompaño a las cocinas. ¿Sabes qué le ha pasado a ella?
-Uno de los de primero estaban jugando en los pasillos y se desmayó de pleno, o algo así.
-¿Estaba sola?
-No lo sé. Supongo, todo el mundo estaba en el estadio de quidditch,¿no?¿Por qué no vas tú y le preguntas?
-No puedo. He roto con ella.
-Ah, claro, y eso es motivo para no preocuparte por tu compañera destinada.
-¡No es el amor de mi vida!
-Bien, lo que tú digas.
Obviamente, el licántropo seguía opinando en su fuero interno, que James y Lily, de alguna manera estaban enlazados con el universo. O puede que fuese una paranoia, por el exceso de tanto estudio y tanta broma. Era lo malo de creerse el horóscopo y eso de las estrellas… la astrología…
En la enfermería, Sirius abría los ojos.
-¿Sirius?
Se incorporó en la cama, con la cabeza dolorida.
-¿Perdón?¿Evans?¿Cuándo has crecido tanto?
-¿Qué es lo que te pasa, Sirius? No creo que haya crecido desde que me viste esta mañana.
-Pero… parece que tuvieses dieciocho años.
-Casi los tengo, como tú.
-¿Qué? Pero si hoy hemos venido en el tren de Hogwarts. ¿Me he perdido la selección?¿En qué casa estoy?
La pelirroja estaba anonadada. El Sirius que estaba ante ella, no parecía el mismo de siempre. Sí, era igual de infantil, su aspecto el mismo, pero… ¿Era posible que no recordara los últimos seis años? En ese momento entró la enfermera, que fue informada inmediatamente, por lo que realizó varias revisiones a la cabeza de su paciente.
-Bueno… parece que las heridas se estén curando. La pérdida de memoria es normal, pero no parece suponer ningún peligro. Puede que poco a poco la vaya recuperando. Debe quedarse en cama unos cuantos días, y después podrá seguir como siempre. Usted, señorita Evans, está bien en su totalidad, pero es mejor que pase la noche aquí, por si acaso. ¿Le dispenso de alguna clase?
-No, gracias. Es viernes, Poppy. Ya no hay más clases.
Los dos se quedaron solos cuando la enfermera se fue. Lily no sabía cómo actuar, qué decir, sin molestar a ese nuevo Sirius. Tan… moldeable e influenciable… tentador,¿verdad? Él parecía estar debatiéndose para decidir qué preguntar primero.
-¿Entonces?¿En qué casa he quedado?
-Gryffindor.
-Mierda, creo que mi madre me va a matar. ¿Soy buen estudiante al menos?
-Inexplicablemente, sí.
-¿Juego en el equipo?
-De golpeador.
-¿Tengo novia?
-Cada semana una distinta.
-¿Por qué?
-Porque te gusta variar, dices.
-¿Te gusto?
-No te pases, Sirius. Eres mi amigo, también inexplicablemente.
-¿Me conoces bien?
-Demasiado, diría yo.
-¿En qué casa estás tú?¿No ibas a estar en Slytherin con... Snivellus?
-Quedé en Gryffindor.
-¿Y sigues siendo amiga de ese tipo?
-Sí, a veces.
-¿Tienes novio?
-¿No estábamos hablando de ti?
Él sonrió.
-Quiero saber también de mi mejor amiga.
-¿Mejor amiga?
-¿Acaso no lo eres?
-No sabría decirte.
-¿Quién es, entonces, mi mejor amigo?
-James Potter.
-¿El Gryffindor valentón del tren? –rió.
-El mismo.
Se quedaron de nuevo en silencio.
-¿Quién fue la primera chica con la que me acosté?
-Ni idea, te has acostado con demasiadas chicas de Hogwarts. Pregúntale a Remus, que seguro que lo sabe mejor que yo.
-¿Quién es Remus?
-Tu otro mejor amigo.
-¿Tengo dos?
-Tres, con Peter.
-¿Y cuatro contigo?
-No, yo no soy una merodeadora.
-¿Merodeadora?
-Es así como os hacéis llamar vosotros cuatro.
-Es un grupo de ajedrez¿o algo así? Porque a mí se me daba bien, creo. No sabía que el tal James jugara al ajedrez, no tenía pinta...
-Bueno, no de ajedrez, pero sí un grupo de… algo.
No hubo tiempo para más preguntas, enseguida entraron James y Remus, y le apabullaron con las típicas preguntas de "¿cómo estás?"
-Padfoot,¡hermano!¿qué tal te encuentras?
-¿Padfoot? Bien, creo¿James?
-¿Puedes levantarte ya?¡He encontrado un libro estupendo de hechizos, y quiero probarlos con Snivellus!
En ese momento, Lily interrumpió.
-No creo que debas hacerlo, Potter.
Él rió, ante la insolencia de su pelirroja. "Mierda", no… ya no era SU pelirroja.
-¿Por qué?¿Sigues queriendo a ese mortífago? Ya no estamos juntos, así que no me puedes impedir hacer bromas sobre quien a mí me dé la gana, Evans.
-No es un mortífago, y es mi amigo. Así que, déjalo en paz.
-¡Sí lo es, te llamó sangre sucia!
-¡No fue él! Después me defendió ante Slytherin
-Yo también lo hubiera hecho, a mi manera
-¡Ese es el problema, no me gusta tu manera de solucionar las cosas!
-Bueno, eres afortunada,¡ya no tienes que soportar mis maneras!
-Cierto, pero no te da derecho a meterte en la vida de los demás.
-¿Y qué si me meto? Aunque no sea un mortífago, seguro que piensa serlo... y solo por pensar, debe pagar. ¿A qué sí, Padfoot?¿Vamos a gastarle mañana la broma al imbécil ese?
Sirius se quedó sin saber qué decir. La escena que había transcurrido ante sus ojos, no daba muy buena imagen de James, a pesar de que la pelirroja había dicho que era su mejor amigo. Pero… ¿por qué tenía su mejor amigo ideas fijas sobre hechizar al Slytherin?
-Creo… que deberías hacer caso a Lily.
-Vale, pues mañana…¿perdón?¿qué has dicho?
-Que deberías hacer caso a Lily. Él no te ha hecho nada y es su amigo,¿no?
James se quedó pasmado. Nunca su mejor amigo había tenido opinión diferente a él.
-¿Qué te pasa, Padfoot?
-Ha perdido la memoria. Lo último que recuerda es del día que íbamos por primera vez en el expreso de Hogwarts.
