Capítulo 1.

Alemania.

(En algún punto de la Autobahn, cerca de Múnich)

Un automóvil Peugeot RCZ deportivo en color azul marino recorría a toda velocidad el asfalto de la autopista; dentro de éste, viajaba una pareja de jóvenes quienes discutían fervientemente. Al volante del vehiculo iba una hermosa y exuberante chica de cabellos rubios muy claros y de ojos ligeramente rasgados y en color avellana.

- ¡En verdad que no puedo creerlo!.- Gritaba en ese momento la chica al mismo tiempo en que golpeaba con su mano el volante-. ¿Cómo es posible que me trates así? Me avergüenzas en frente de todos los medios y después actúas como si nada hubiera pasado.

- No sé de qué hablas.- le respondió su interlocutor, un joven rubio de ojos azules que iba en el lugar del copiloto y quien claramente se encontraba ya muy fastidiado de los reclamos de la chica.- cuantas veces te lo tendré que decir, yo no hice nada.

- ¡Te vi!.- gritó ella desesperada.- No lo niegues, estabas con esa mujerzuela, todos te vieron y se reían de mí en mi cara.- le dijo la joven, mirándolo directamente a los ojos claramente enfurecida.

- ¡Hey! Mira por donde conduces.- le dijo él como respuesta, señalándole el camino e ignorando las acusaciones de la rubia.

- No cambies el tema.- le respondió la chica ignorándolo a su vez y sin quitarle la mirada de encima-. Entiende ¡Tú eres MÍO! Yo soy tu novia y no voy a permitir que venga otra a meterse de resbalosa entre nosotros.

La chica se encontraba ya fuera de sí, gritaba como loca y lo único que hacía era reclamarle cosas sin sentido, claramente se encontraba cegada por los celos.

- ¡Hey! ¡Tranquila, ya basta!.- le dijo él, ya realmente molesto.- Ella era solo una reportera, quería una entrevista y simplemente se la concedí.

- ¡Sí, cómo no! Ja-ja-ja.- rio irónica-. ¿Crees que me voy a creer eso? ¿Qué te voy a creer tus cuentos?… Siempre es lo mismo contigo, eres igual a todos, un mentiroso de primera.

- ¡Oye! Ya cálmate…

- Ya me cansé de que todas ésas resbalosas se te anden acercando siempre pretextando algo, según tu son reporteras, o quieren tu autógrafo, una foto o alguna otras de las tantas tontas excusas que se te han ocurrido… Pero tú y yo bien que lo sabemos, todas esas moscas muertas lo único que quieren es revolcarse contigo, quieren acostarse con el gran señor y eso a ti te gusta, te encanta que anden de resbalosas tras de ti y te anden rogando, pero eso no lo permitiré, ni tu ni ellas se burlarán de mí.

- ¡En verdad que estás loca!.- Le respondió el joven con el ceño fruncido-. Siempre es lo mismo contigo, no entiendo por qué siempre terminas actuando así, no puedes seguir de este modo, tus tontos celos no te llevarán a nada.

Él se encontraban claramente fastidiado y cansado de esta situación; eran novios desde hacía varios meses, al principio a él le había atraído la belleza de ella pero con el tiempo se fue dando cuenta de que era una persona emocionalmente muy inestable, era muy posesiva y celosa y en este momento se encontraba ya harto de que siempre le reclamara por cosas sin sentido, ella era como una dinamita que con cualquier cosa por minima que fuera explotaba, era demasiado inestable y bipolar.

- ¿Por qué? ¡Dime! ¿Por qué siempre te fijas en las demás teniéndome a mí a tu lado? ¿Qué tienen ellas que no tenga yo?.- le comenzó a decir de pronto la chica después de un momento de silencio, ahora ella había pasado a una etapa depresiva y lloraba sin sentido, con las manos aferradas al volante y la mirada perdida hacia el frente.

- ¿Qué?.- el joven estaba realmente sorprendido de la actitud de la chica.

- ¿Por qué, Karl?.- prosiguió ella sin escucharlo.- Por qué si yo te amo, ¿por qué me tratas así?

- Hedy….- comenzó a decir el rubio, pero se interrumpio sin saber bien que decir, él comenzaba a pensar que en verdad ella necesitaba ayuda profesional.

- Yo te amo.- continuó la joven sin prestar atención a lo que él dijera o no-. En verdad quiero que estemos juntos y seamos felices por siempre.

Como él realmente ya no sabía que decir o hacer para que la chica se calmara, decidió que lo mejor sería guardar silencio y dejar que ella se desahogara y así con un poco de suerte se tranquilizaría.

- ¿Por qué no me dices nada?.- ella de pronto giró su cabeza para verlo a la cara nuevamente y encararlo-. ¿Es acaso qué tú ya no me quieres?¿Porque no respondes?

- ¿Hedy, por qué no paras el auto y hablamos tranquilamente?

- ¡No!.- la joven golpeó el volante de nuevo con furia.- Ya es demasiado tarde para hablar.- otra vez su actitud cambió, esta vez sus ojos mostraban ira.

- Creo que vas demasiado rápido, para por favor.- a Karl le comenzaba a asustar la actitud de ella y la forma tan errática en que iba manejando.

- ¡No!.- respondió Hedy y al contrario accelero un poco más.

- ¡Detén el auto!.- exigió el chico.- ¿Qué es lo que estas pensando hacer?

- Sólo hay una manera en la que los dos estemos juntos para siempre.- algo en la forma en que Hedy dijo estas palabras hizo que Karl sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo.

- ¡Hedy! ¡Disminuye la velocidad! Por favor, vas demasiado rápido.- le volvió a rogar el rubio.

El auto iba alcanzando ya casi los 150 Km/hr, a los lados de la autopista sólo se vislumbraban pronunciadas pendientes y al fondo de ellas se alcanzaba a ver un río que cruzaba en medio del bosque; no lejos de donde circulaban se encontraba un puente en la autopista que cruzaba el río en su parte más ancha.

- ¡Basta de juegos!.- Le volvió a pedir él por enésima ocasión-. ¡Para el auto ya!

- ¿Qué? ¿Tienes miedo?.- sonrió burlona-. ¿El gran Káiser de Alemania le tiene miedo a la velocidad?.- agregó esto en un tono sarcástico y aumentó aún más la velocidad.

- Deja de jugar, ¿quieres vengarte de mí? Ok, pero ésta no es la manera de hacerlo.- ahora sí, Karl se sentía aterrado, sabía que Hedy podría hacer una locura en cualquier momento.

- No quiero vengarme.- le dijo dulcemente al girarse para mirarlo amorosamente a los ojos-. Sólo quiero que estemos juntos por siempre.- continuó diciendo sin apartar la vista de él y sin fijarse hacia donde iba.

El auto estaba llegando al puente y se encontraba a media carretera pisando parte del lado opuesto de la misma; en sentido contrario a ellos se acercaba un tráiler, ella no se percató de su presencia hasta que éste hizo sonar el claxón, cuando ya estaba a punto de embestirlos.

- ¡Cuidado!.- gritó Karl al ver el inmenso camión venir sobre ellos.

Schneider jaló del volante para evitar que el tráiler los aplastara, pero eso ocasionó que ella perdiera el control del auto y se saliera de la carretera. El auto salió volando justo antes de iniciar el puente, cayó sobre una de las colinas, dio varias vueltas sobre sí mismo y termino estrellándose en un árbol junto al río. Estaba completamente destrozado.

Karl abrió los ojos momentos después del golpe, estaba un tanto confundido, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que se habían salido de la carretera, si había estado inconsciente por largo rato o sino había perdido la conciencia, aunque algo en su interior le decía que si debió haberse desmayado, recargó su cabeza sobre el respaldo de su asiento y se llevó la mano a la misma; todo estaba muy borroso y no podía ver bien qué pasaba o si había algo a su alrededor, al retirar su mano de la cabeza, pudo sentir que algo calido recorría sus dedos y bajaba por su palma por lo que supuso al instante que se trataba de sangre y dio por hecho de que estaba herido, además le dolía todo el cuerpo. En ese momento recordó a su acompañante y extendió su brazo hacia el lugar del conductor para buscarla y ver cómo se encontraba; sin embargo, no la sintió y al girarse para mirar hacia el asiento de junto, ella no se hallaba allí, después vio como el parabrisas frente al asiento del conductor se encontraba completamente destrozado y comprendió lo que había sucedido, la chica debía haber salido disparada por la fuerza del impacto, y fue cuando recordó que al subirse al vehiculo la joven no se había puesto el cinturón de seguridad, por lo que al mirar hacia fuera la encontró, ahí estaba, tirada a unos cuantos metros del auto a orillas del río.

- ¡Hedy!.- intentó gritar pero a duras penas pudo susurrar su nombre, le dolía hasta respirar.

Como pudo, Karl se quitó el cinturón de seguridad, y con mucha dificultad trató de salir del auto para llegar al lugar donde Hedy se encontraba y así poder conocer sobre su estado de salud; pero cuando por fin pudo salir, sólo se pudo mantener de pie unos segundos antes de caer de rodillas al suelo pues tenía una pierna rota y le fallaban las fuerzas para levantarse, aun así seguía intentando llegar a su acompañante aunque tuviera que arrastrarse para conseguirlo. En ese momento, algunas personas de las que habían sido testigos del accidente, se acercaron desde la carretera, para ver cómo se encontraban los pasajeros del auto y de ser posible prestar el auxilio necesario a las víctimas; uno se dirigió corriendo hacia la chica para ver su estado y el otro fue a ayudarlo a él.

- Tranquilo hijo, ya vienen los paramédicos, es mejor que no te muevas.- le dijo un hombre mayor a Karl al momento en que lo recostaba sobre el suelo.

El joven alemán se aferró al brazo del señor y le susurró al oído con un hilo de voz.

- Hedy… Necesito saber cómo esta ella.

El señor miró a su acompañante, quien se encontraba con la chica; éste le hizo una señal negativa con la cabeza, pero para cuando volvió a ver al chico este ya se encontraba inconsciente.

Notas:

Karl Heinz Schneider es un personaje de Captain Tsubasa pertenece a su creador Yoichi Takahashi.

Hedy Lims es un personaje creado por Elieth Schneider.