Voz de narrador: Un misterioso y estúpido problemas de pociones explota en cara y manos de nuestro héroe murciélago convirtiéndolo hasta el fin de los días en un despiadado chupa sangre del crimen, para descargar su ira y venganza de su mala y estúpida suerte. Hombre de la noche, vestido de más de gris que negro y su capa ondeante de los metros, SNAPEMAN, vendrá por ustedes.

Capítulo I.

SNAPEMAN y el Hombre Chocolate

Era de noche en Hogwarts y una sombra voladora nocturna y vigilante recorría los corredores en busca de niños malos famosos mete-problemas-apellidados-Potter que clandestinamente saldrían de sus camitas muy luego de la hora de queda, con el fin de ¿qué demonios? La verdad no ocupaba SNAPEMAN tener una buena razón por la cual sancionarlos, con la pura delicia de hacerlo era suficiente. Voló, voló y voló... digo, camino, camino, camino entre corredores y pasillos como una sombra sin despertar a sus pasos los cientos de cuadros parlanchines, subiendo escaleras movibles y terminando tras una larga ileras de pasillos y puertas de una muy conocida torre de leones, cuando en ese momento, escondido con rapidez de una viga salida y podrida del techo, escuchó como alguien salía por la puerta de la dama gordon.

— Hay... Harry... ya no aguanto más este... este...

— Tranquilo, Ron. Veremos qué tiene la señora Pomfrey para tu ya-sabes-qué.

— Me da vergüenza...

— Es sólo un dolor de...

— ¡No lo digas!

— Sí... bueh...

¡Ajá! In fraganti ¿qué demonios tramarán Potter y ese Weasel, roba la comida de todos para mañana o hacer una travesura y robar cosas de su preciadas gavetas con cosas.. otra vez?

— Ir a la enfermería parecerá más largo hoy que ningún otro día de mi vida...

¿Enfermería? Sí, claro ¡Por supuesto! A lo mejor ya lo descubrieron, a juzgar por los kilos de brillantina que no se pegaron con resistol a su máscara. No... no los dejaría escapar ¡Prepárense a que las manos de la justicia caiga sobre ustedes, bazofias! Y pensando eso, les cayó encima con viga y todo.

— ¡MI ESTÓMAGO! —chilló Weasley antes de desmayarse.

Para la mañana siguiente, TODO mundo vería a dos chicos amarrados a algo que sospechosamente sería cuerdas sospechosamente parecidas a los de los cuadros parlanchines, y que estos, aun dormidos, estaban desparramados por el piso sin sus agarraderas.

TULU-LULU-LULU-LÚ

A la hora del desayuno todos asistieron... bueno, menos Ron y Harry, que estaban en la enfermería por intoxicación temporal de brillantina y el profesor Snape, aunque este era más común que otra cosa. El director Dumbledore se levantó luego de pedir silencio absoluto en la sala, y levantándose como loo haría un león en su manada, dijo, en viva voz:

— Mis queridos estudiantes, siento decir que por causas del Ministerio de Magia, dejaré la escuela por unos días hasta el próximo lunes si Merlín quiere. Deseo avisarles de que no es nada del otro mundo, pero ahora es un caos y me han enviado muchas cartas donde ocupan mis consejos como presencia ¡Pero no se desanimen! —Slytherin había exclamado algo... pero no de tristeza—. La profesora McGonagall tomará mi lugar mientras tanto. Alguna pregunta, mejor ahora, porque terminando esta magnífica comida parto para allá.

Nadie se atrevió a levantar la mano... y ningún profesor. Así que siguieron como siempre.

— Es una pena que no haya comentado esto con Severus... mi querido Remus ¿me haría ese favor? —suplicó el director.

— ¿Que yo qué? —dijo este atónico.

— Que si le avisas a Severus lo que acabo de anunciar. No vino a desayunar y me voy apenas termine esto que parece... huevo o picadillo, quién sabe.

— Pues... —mirada de perro del director— ... está bien, señor... pero no ponga esa cara. En serio, no la ponga.

— Claro —y miró a Sirius, que peleaba por la última ala de pollo con Flitwich— más no le digas a él o armaran un disturbio.

— Uh-huh.

TULU-LULU-LULU-LÚ

A la primera oportunidad, como había prometido el licántropo, tocó con educación la puerta del famoso maestro de pociones, y viendo que nadie venía, siguió insistiendo. Allí se escuchó un ruido, sospechosamente a alguien que se le cae el mundo si es descubierto, y luego de un par de minutos, que bien podría hacer para alguien buscar algo o terminar de vestirse, alguien al otro lado entre abrió la puerta de mala gana.

— Lupin... ¿qué quieres?

— Hola, Severus —dijo este con una sonrisa—, bueno, vengo del parte del director y... Severus ¿por qué te pusiste lentes?

En efecto. Se había puesto lentes con medio fondo de botella, y era un milagro de que no se haya vuelto ciego a esas alturas.

— ¡Leer!

— Pero si tú nunca... olvídalo. Vengo de parte del director y...

— ¿Qué pasa¿Algún problema? —exclamó abriendo la puerta de en par en par.

— ¡Qué demonios! POR QUÉ FREGADO TIENES TRAJE DE REPORTERO!

— ¡Cállate, nadie debe de oír! —siseó.

— Jajajajajaja! Por Melín, nadie me va a creer! —dijo Remus en medio de una carcajada mientras intentaba correr a las escaleras y gritarlo a viva voz en todo en castillo, más SNAPEMAN disfrazado le tapó la boca y lo encerró en su despacho. Lupin siguió en ese ataque, pero no hay nada que una barra de chocolate no pueda calmar.

— ¡Ahora escúchame, Lupin! Nadie, nadie debe saber de que visto así.

— Pero... chomp... así ibas a ir a tu clase ¿verdad?

— Iba... pero no me queda el azul de este tono. Por eso me iba a cambiar con mi ropa normal pero es muy negro... me gustaría algo más gris... ¡no, negro está bien!

Lupin lo miró como si tuviera dos cabezas.

— ¿Sabes cómo estás hablando? A esos personajes de comics de Marvel que los chicos muggles coleccionan —entrecerró los ojos— ¿los estás leyendo, verdad?

— Crisis de identidad —dijo muy vago intentando no mirarlo, pero Remus lo miró como si fuera un extraterrestre o el mismo Voldemort que le invitaba a tomar té.

— ¡SEVERUS SNAPE CON CRISIS DE IDENTIDAD¡QUIÉN LO DIRÍA! — claro ¡YO! E intento un movimiento de fuga.

Pero Snape le cortó el pase.

— ¡No te vas de aquí!

— Oh, claro que sí.

— ¡No! Es importante, no puedes irte y tirarme todo el teatro a la basura.

¿Eso era súplica? Lupin le miró raro.

— ¿Qué tienes? —preguntó sincero, no creyendo que eso iba a ocurrir... o al menos no en esta vida.

— ¿Quieres cambiar el mundo¿sentir cómo alguien depende de ti¿estar acomplejado desde niño y ser un obsesivo de grande que te inspira hacer algo que en sus cinco sentidos nadie haría, al menos que esté desesperado y en medio estado de psicosis?

— Oo

— Hablo en serio.

— Ehm... sí... un poco...

— ¡Perfecto! Desde la madrugada pensé en tener algo así como un compañero que barriera y rejuntara mi brillantina.

— Severus... me estás asustando un poco... primero, no te callas, no eres un ogro hostil y me estás algo que en mi vida entiendo... ¿te quieres explicar?

— Ocupo un ayudante.

— ¿Y para qué? —se cruzó de hombros.

— Para combatir la injusticia.

— ... Está bien, es todo. Estás loco por tanto humo de poción que respiras.

Ya iba a empujarlo cuando mostró otra barra de chocolate cubierta de chispitas de chocolate blanco y nueces de chocolate.

— Escucha bien lo que te digo, y esta barra, como la dotación de un año que tengo guardado en algún lado será tuyo.

— ¡Lo que sea, acepto!

Wey! Es cortito y todo, pero pronto traeré la continuación n.n ojalá les haya gustado ¡y dejen reviews! Para saber si debo o no continuarle, pues me quede algo raro al terminarle. Es corto, lo sé, pero sería una introducción a este fic.