Hogwarts

Capítulo 1

La magia de la verdad

En unos jardines extensísimos y cercanos a un gran lago, una chica de pelo castaño y ojos de mismo color leía un libro, apoyada en una roca cercana a la orilla; en lo alto de las montañas se podía apreciar un enorme castillo con muchísimos torreones. Parecía estar absorta en la lectura y que nada a su alrededor la perturbaría; pero de golpe y porrazo, alguien la golpeó en el hombro derecho, lo que la hizo soltar el libro y éste cayó al agua, empapándose.

-¡Maldita sea, Malfoy! ¡Que no es mío, es de la biblioteca!-exclamó la chica, recogiéndolo y realizando un hechizo para secarlo.

-Ya lo sé, por eso lo he hecho-afirmó un chico de pelo rubio muy claro, casi blanco y de mirada fría. Iba acompañado por dos chicos más.

-Eres un idiota, Malfoy-le espetó ella, varita en mano y recogiendo sus cosas para irse.

-De eso nada, Granger, tú no te vas… accio varita de la sangre sucia-murmuró el chico, sacando la suya.

Sin que le diera tiempo a nada, su varita se le escapó de las manos y Malfoy se apropió de ella; los dos chicos que le acompañaba se rieron como tontos, como si hubiera hecho algo gracioso.

-Me parece que ya no eres tan lista ¿verdad?

-¡No tiene ninguna gracia, devuélvemela!-musitó ella, acalorada y tratando de alcanzarla, pero Malfoy la ponía en alto y no la dejó alcanzarla.

-Eres patética y siempre lo serás, Granger ¿y Pipipote y Weasley? ¿Por qué no están aquí para ayudarte?

La chica no contestó y siguió intentando recuperar su varita, pero Malfoy la dio un empujón, cayéndose al agua y luego tiró la varita, la cual se quedó flotando a unos pocos metros de donde estaba.

-Piérdete, sangre sucia-le espetó Malfoy, antes de irse.

La pobre chica se quedó por un momento en el suelo, sin decir nada; pero en cuanto ellos desaparecieron, se permitió el lujo de soltar unas cuantas lágrimas. Reshiram lo vio tras aparecer en medio de una frondosa arboleda, desde donde lo pudo presenciar todo con claridad sin que le descubrieran. Le dio mucha pena y quiso ayudarla en su momento, pero no podía delatarse de esa forma; no sabía dónde estaba y, en cualquier caso, debía de ofrecer una imagen tranquilizadora y jovial que contrastara con su gran aspecto.

En cuanto se aseguró de que nadie miraba, asomó la cabeza y la llamó.

-Ey… oye ¿estás bien?

Ella se quedó algo extrañada por esa extraña voz, en cuanto alzó la vista y vio al dragón ahogó un gritito y se apartó, asustada.

-No, no, tranquila, soy un dragón pero no muerdo-dijo reshiram, con resuello.

La chica tardó en comprender las palabras, pero bastó una tranquila mirada por parte del dragón blanco para comprender que no era peligroso; se levantó del agua y se acercó a él.

-¿En serio eres un dragón?-inquirió ella, asombrada.

-Sí, o eso creo yo, últimamente no estoy del todo seguro…

La chica le miró divertida, algo chocada por su comentario.

-¿Y cómo es que sabes hablar?

-Bueno, en realidad no hablo, tan sólo me comunico contigo mediante telepatía.

-Oh… pero es extraño ¿cómo has llegado hasta aquí? O sea... en Hogwarts hay muros de protección mágicos-explicó la chica.

-Es una larga historia…

-Me gustan las historias… sobre todo cuando las cuenta un dragón blanco-apuntó ella.

Reshiram la miró, no muy seguro, pero su sonrisa le transmitió toda la seguridad posible; a grandes rasgos, le contó todo su periplo hasta ese justo momento. Una vez que estuvo enterada, la chica se quedó gratamente sorprendida y muy intrigada.

-Vaya, por cómo me lo has contado parece que fuiste transportado de un lugar a otro, pero… es extraño, ni siquiera sabía de la existencia de algo así.

-Pues ya ves… ah, no me he presentado, soy reshiram.

-Hermione Granger, encantada.

-Hermione Granger… y dime, Hermione, ¿cómo es que ese chico tan pedante te trata tan mal?-preguntó el dragón.

Ella se quedó algo cohibida por la pregunta, a lo que reshiram apuntó enseguida.

-Bueno, no tienes por qué contármelo…

-En realidad… me desprecia porque soy una nacida de muggles, gente no mágica; sangre sucia es el término que los de sangre pura, nacidos de magos, usan de forma despectiva para referirse a personas como yo-explicó aun así la chica, con todo detalle.

Reshiram se quedó bastante chocado por la explicación.

-Vaya, qué injusto suena eso…

-Sí, pero así son las cosas… los dos somos prefectos, pero aun así no me respeta, nunca lo ha hecho. Para él sólo existe su verdad y nada más-murmuró Hermione, apoyando la cabeza en una mano.

El dragón la miró por un momento, cabeceando; la verdad… esa verdad que él tanto defendía. Por un momento pensó en la posibilidad de que esa chica fuera una heroína; si así fuera, sería la primera heroína. Nada que una buena pregunta pudiese comprobar.

-¿Y cuál es tu verdad?

-¿Cómo?-inquirió ella, sin comprender.

-¿Cuál es tu verdad? ¿Cuál es la verdad?-repitió reshiram, cambiando un poco la pregunta.

-La verdad… la verdad es que en realidad no hay tanta diferencia, da igual si eres nacido de magos o muggles, el único problema es ese orgullo e hipocresía desmedida de los magos más conservadores. En realidad son todos una panda de ingratos, incapaces de comprender que la sociedad mágica cambia inexorablemente; ésa es la verdad-explicó ella, muy segura de si misma y con cierto tono serio y sereno.

El dragón sonrió levemente; estaba más que claro, sus palabras no daban lugar a la duda.

-La verdad está delante de nosotros-entonó reshiram.

-¿Cómo dices?-murmuró la chica, sin comprender nada de sus palabras.

En ese justo momento se oyeron varias campanadas, reshiram contó hasta ocho.

-Oh, vaya, son las ocho, la hora de cenar… tengo que irme-anunció ella.

-¿Crees que me podrías traer algo para comer? Me muero de hambre…

Y era cierto, no había comido nada desde el último día con Jack y las tripas le rugían.

-Ah, eh… lo intentaré ¿Qué comes?

-Lo que sea, tengo tanta hambre que me comería un pastizal.

Hermione soltó una risita divertida y se despidió de él, recogiendo sus cosas y recuperando su varita gracias a la ayuda del dragón, el cual la alcanzó usando psíquico. El camino hacia el Gran Comedor estaba desierto y en cuanto llegó la cena ya había empezado. Se sentó junto a dos chicos, uno pelirrojo y con pecas y otro de pelo moreno enmarañado, con gafas y una curiosa cicatriz en forma de rayo en su frente.

-¿Dónde estabas? Ya empezábamos a preocuparnos-dijo el chico moreno.

-Estaba… al lado del lago, leyendo-reveló ella, pobremente.

-¿Y el libro? Además ¿Qué haces empapada? ¿No te habrás caído?-inquirió el chico pelirrojo, divertido.

La chica se quedó ciertamente cohibida y sumamente cortada, pero contestó enseguida para no llamar la atención.

-No, nada de eso, es que me he pasado primero por la torre antes de venir, nada más.

El pelirrojo aceptó la explicación son pensarlo mucho más, pero el chico moreno no pareció satisfecho con la respuesta, mirándolo de reojo.

-Bueno… oye Hermione, no me ha dado tiempo a acabar con la redacción del encantamiento desvanescente ¿me dejas echar un vistazo a la tuya?-inquirió justo después el pelirrojo.

-Por última vez, Ron, no.

-Te dije que te diría que no…-murmuró el chico moreno.

-Eso, tú ayuda…-murmuró Ron, esperando más cooperación por su parte.

-Harry tiene razón, si algo es seguro… no lo hagas-replicó Hermione, sirviéndose puré de patatas junto a un pedazo de rosbif.

Ron se quedó algo decepcionado y se metió en la boca una mezcla de puré de patatas, salsa tártara y boletus con picantón; sus dos amigos le miraron por un momento, Harry alucinado y Hermione asqueada. Pero ella aprovechó ese momento de oro para hacer desaparecer todo lo comestible que más a mano tenía y, mediante un encantamiento compresor, lo guardó todo en una pequeña bolsita que llevaba en su cuello.

Tras la cena se dirigieron todos a sus cuartos, la sala común estuvo llena hasta las once y media, hora en la que habitualmente sólo se encontraban allí Ron, Harry y ella; la chica tejía unos gorros de lana con magia, mientras que los chicos completaban, o lo intentaban, varias redacciones y trabajos varios.

-Esto no acaba nunca… y aún me queda redactar el vulcanismo de Ío, maldita sea…-musitó Ron, maldiciendo al satélite de Júpiter.

-No sabía que no te gustara Astronomía…-murmuró Hermione.

-Está bien, pero es un poco coñazo… ah, estoy harto, me voy a la cama-anunció, cerrando el libro.

-¡Pero Ron, se entrega pasado mañana!

Aun así, el chico hizo un gesto con el brazo para despedirse y desapareció escaleras arriba.

-Idiota… no sé para qué le digo nada…-murmuró ella, molesta.

Pero la situación era perfecta para pedirle un favor a Harry.

-Harry…

-¿Sí?-inquirió él, girándose.

-¿Me prestas tu capa de invisibilidad?-pidió ella.

-Si es para recuperar algo que te hayas dejado vale, pero te acompaño-añadió el chico.

En parte no se sorprendió nada que la hubiera pillado, sí se hubiera asombrado si hubiera sido Ron el que hubiera dicho eso, pero no Harry; aunque por otro lado prefería ir sola a donde dejó a reshiram.

-Bueno, no tienes por qué moverte, termina eso tranquilo, sólo es ir y volver-dijo ella.

-Quita, quita, ¿y si te pilla Filch o te huele la señora Norris? Además, con el mapa del merodeador podremos elegir la ruta más apropiada, ahora vuelvo.

Poco después vino con todo y ella no pudo persuadirle más; aunque eso sí, se iba a llevar una grata sorpresa. Gracias al mapa pudieron esquivar varias guardias de prefectos, lo que le pareció algo incongruente a la chica, puesto que ella también lo era, aunque esa noche libraba; una vez fuera, aprovecharon las sombras que daba el castillo y finalmente llegaron al sitio, Hermione agarró con fuerza la bolsita en su cuello y lo llamó.

-¿Reshiram?

-¿Quién? ¿Qué pasa, Hermione?-inquirió Harry, extrañado.

-Aquí-dijo el dragón, asomando la cabeza justo al lado de Harry, el cual al verlo pegó un bote tremendo y mascullando de seguido.

-¡Un dragón!

-Oh ¿en serio?-inquirió el aludido, divertido.

Harry dibujó una mueca de sorpresa y se le quedó mirando, como si no estuviera del todo seguro de lo que veía.

-¿Traes algo?-inquirió reshiram.

-Sí, toma-dijo ella, sacando toda la comida que pudo coger del bolsito.

El dragón atacó y los dos chicos le observaron comer, Hermione con una media sonrisa en su rostro y Harry aún asombrado.

-Vaya, qué apetito…

Reshiram no dijo nada y Harry se puso al lado de la chica.

-Hermione… ¿Qué haces con un dragón?

-No es peligroso, si a eso te refieres… me contó su historia y me ha dado pena, está lejos de su hogar y lo quiero ayudar-explicó ella.

-¿Ayudar? Si fuera cualquier otra cosa vale, pero… ¿un dragón?-inquirió él, aún alucinado.

-¿Y qué? Además, no es un dragón cualquiera… se le ve especial.

-Ya, pero el problema es, Hermione, que un dragón no está en la lista de las mascotas que se pueden tener aquí. Además, ¿de dónde lo has sacado?

-No lo he sacado, apareció de repente-reveló ella.

-Ah, qué bien, misterio y enigmas, me encanta-murmuró él, con sarcasmo.

-Harry ¿quieres calmarte?-pidió ella.

-¿Calmarme? ¿Cómo quieres que me calme? Además ¿cómo pretendes que nadie lo vea y te pille también? En serio Hermione, tienes que deshacerte de él.

-¡No, no puedo hacer eso!-exclamó ella.

-Bueno, tranquilidad, puedo irme de aquí si eso es lo que queréis-murmuró reshiram, que ya había terminado de comer y volvía del lago tras beber agua.

-¡No, para nada reshiram, en serio!-exclamó ella.

-¡Si te pillan puede que seas severamente amonestada, o puede que incluso algo peor! ¡Y mira ahora, con Umbridge de por medio, como se entere que hay un dragón aquí vete a saber lo que puede hacer!-exclamó Harry, tratando de convencerla, pero ella no parecía dispuesta a ceder.

-Mira, no te niego que todo esto tiene sus riesgos, pero no pienso dejar tirado a reshiram.

-¿Por qué te empecinas tanto? Es un dragón, Hermione, seguro que sabe cuidarse él solito-murmuró el chico, convencido.

La chica miró al aludido, no muy segura; estaba de acuerdo con el último comentario de Harry, pero aun así sentía que reshiram iba a ser importante por alguna extraña razón. Que cambiaría sustancialmente el desarrollo de los acontecimientos.

-Además, ya son las doce, así que volvamos ya a la sala común-apremió él.

Ella se despidió del dragón, aunque le prometió que volvería los días siguientes con comida y para hacerle un poco de compañía.

Durante los días siguientes Hermione se escabullía en cuanto podía e iba a ver a reshiram. Ningún profesor, ni siquiera Umbridge, sabía nada de lo que ocurría y todo el mundo ignoraba que había un dragón blanco viviendo en los jardines de Hogwarts; o al menos eso parecía. Una mañana, mientras Hermione estaba en clase de Runas Antiguas, una alumna de segundo, toda acalorada y jadeante, entró de golpe en el aula y la profesora Babbling inquirió.

-¿Sí, señorita?

-Me manda el director… quiere ver a Hermione Granger…

La aludida se quedó algo extrañada y sus escasos compañeros la miraron extrañados.

-Vaya, señorita Granger, ya le guardaré la próxima tarea-indicó Babbling.

Ella asintió y fue sin más demora hacia el despacho del director, en el séptimo piso; la gárgola que guardaba la entrada esperaba expectante a que alguien pronunciara la debida contraseña, Hermione no dudó ni un segundo.

-Refrescos ácidos.

La gárgola se hizo a un lado y las escaleras subieron hasta llegar a la puerta de madera; tocó la puerta antes de entrar y una voz profunda indicó.

-Pase.

La chica abrió la puerta y vio al director tras su mesa, observando a un fénix de colores muy brillantes.

-Buenos días, profesor.

-Buenos días, señorita Granger… tome asiento-indicó un hombre mayor, de blanca barba y mirada serena y tranquila.

El profesor Dumbledore podía presumir de ser el director de uno de los colegios más prestigiosos de toda Europa y, por ende, de todo el mundo; y no sólo eso, sino de ser un jefe de magos del Wizengamot y jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos. Además, era muy inteligente y un poderoso mago, para rematar.

-¿Me llamaba por algo, profesor?-inquirió Hermione.

-Sí, bueno, quería saber que tal llevas el curso ¿te aclimatas bien al ritmo de las clases? Quedan varios meses para los TIMO pero estoy seguro de que ya notas la diferencia-murmuró Dumbledore.

-Pues sí, se nota que el nivel va subiendo escalonadamente y tenemos más deberes que nunca, pero lo llevo bien y para mí es como un reto.

-Esa es la actitud… aunque he de decir que no me sorprende en absoluto, no me esperaba menos de una de las mejores alumnas de Hogwarts-dijo él, con una sonrisa.

La chica se la devolvió, halagada y algo colorada; Dumbledore se levantó de su silla y se acercó a su fénix, Fawkes.

-Fascinantes criaturas los fénix ¿verdad?-inquirió, acariciándolo.

Hermione asintió, de acuerdo con él.

-Casi tanto como los dragones ¿no cree?

Hermione contuvo una mueca de sorpresa, pero lo vio claro.

-Lo sabe.

El director la miró por un momento y alzó las cejas, como si esperara la respuesta de una pregunta obvia que ni había formulado; al menos no directamente.

-No tiene por qué mentirme, señorita Granger… supongo que sabrá que el silencio también tiene su propio significado-la recordó el profesor.

Finalmente se dio por vencida y le explicó todo lo que pasó ese día, la situación de reshiram y su meta de ayudarle a volver a su hogar.

-Vaya, así que un dragón que habla telepáticamente, que ha viajado hasta aquí por algún método extraño y que sólo quiere volver a su hogar… qué interesante, me gustaría hablar con él-murmuró el profesor.

Hermione no puso inconveniente y los dos bajaron hasta el lugar donde reshiram aguardaba escondido; se quedó bastante sorprendido por el porte del profesor Dumbledore pero no le infundió miedo ni nada parecido. Tras escuchar él mismo su historia con sus propias palabras, él también quiso ayudarlo, aunque ni él ni Hermione sabían cómo actuar.

-¿Qué puede ser esa luz que nombra, profesor?-inquirió ella.

-Pues si quiere que le sea sincero, señorita Granger, no tengo ni la más remota idea-anunció Dumbledore.

Tanto reshiram como Hermione se quedaron con cara incrédula, sobre todo ella, que le tenía por un gran y muy conocedor mago.

-Pero tranquilos, investigaré al respecto y averiguaré como llevarte de vuelta a tu hogar, reshiram-añadió después el profesor.

-Muchas gracias.

-Mientras tanto, puedes quedarte aquí… y se me está ocurriendo una cosa para integrarte en la vida del colegio.

A Hermione no dijo nada y la tuvo en ascuas hasta la hora de la cena; en cuanto todos los alumnos terminaron de cenar y los postres desaparecieron de las mesas, el director se levantó un momento de su silla y pidió un poco de atención, lo que obtuvo en menos de dos segundos.

-Alumnos, antes de que os vayáis a vuestras salas comunes os pido un minuto; he estado pensando detenidamente en cierto asunto que me tenía un tanto inquieto. Y es que me he dado cuenta de que el colegio como institución no tiene mascota; todas las casas, sin embargo, sí que tienen. Gryffindor tiene a su león, Hufflepuff tiene a su tejón, Rawenclaw tiene a su águila y Slytherin a su serpiente; sin embargo, no tenemos una mascota que represente al colegio como unidad. Por esa razón, he decidido que voy a instaurar una para el colegio, y por ello ¿qué mejor forma que seguir al pie de la letra nuestro lema? Alumnos, os presento a reshiram, el dragón blanco.

Y tras esas palabras, hizo una seña hacia el techo; por un momento no ocurrió nada, pero en cuestión de segundos se oyó un rugido algo agudo que retumbó por toda la estancia. Todos miraron hacia arriba y del cielo que decoraba el techo del comedor, apareció una figura alta y grande, con melena y una cola en forma de antorcha; reshiram atravesó el techo como si fuera el cielo real y en cuanto se acercó lo suficiente, las velas mágicas se apartaron para dejarle pasar. Se posó en el hueco que había entre el estrado donde estaban las mesas de los profesores y el resto de las mesas de las casas; justo después miró a todos los alumnos con mirada curiosa, los cuales le miraban alucinados.

-¡Un dragón!-exclamaron todos a la vez.

-Así es, un dragón, y de una especie de la que yo nunca había oído hablar, además. ¿Qué os parece?-preguntó Dumbledore, muy contento.

Muchos demostraron su sorpresa en murmullos de ovación que a Dumbledore le gustaron; pero no a todos les gustó la sorpresa, Umbridge miraba al dragón blanco con una mirada recelosa y llena de rabia.

Por su parte reshiram se quedó ahí hasta que finalmente todos los alumnos se retiraron y él también; ahora que su presencia no era ningún secreto, no había ningún problema para seguir permaneciendo en los terrenos del colegio, al menos de momento. Después de todo ahora había encontrado una nueva heroína. Y no pensaba alejarse de ella ni por nada del mundo.


¡Y nuevo crossover de las locas aventuras de reshiram! XD ¿demasiado raro? que le voy a hacer, soy una mente inquieta después de todo, me gusta experimentar, y ya sabéis, todo esto es culpa de ese estúpido e inspirador Volgrand, sobre todo en cuanto a temática de este nuevo crossover se refiere, echad un vistazo a su reinterpretación del séptimo libro, no os va a dejar indiferente.

En cuanto a este nuevo crossover seguiré el esquema del de West Elizabeth desde el quinto año hasta el final de la saga, por lo que debido a esto será mucho más largo, pero lo haré de forma dinámica y más rápida, después de todo tampoco quiero repetir todos y cada uno de los momentos de los libros (que habrán algunos, eso desde luego, sobre todo en momentos clave). La historia de Harry Potter se desarrollará de forma paralela, sin cambiar nada fundamental, pero con el añadido que es reshiram de por medio, cambiando algun que otro detalle menor, pero nada que sea vital para el desarrollo de la trama del joven mago. El pokémon legendario tan solo será un complemento, y la excusa para desarrollar un poco más los personajes aunque desde el punto de vista de esa verdad que reshiram tanto pregona.

Los tres primeros capítulos ya están escritos, pero esta vez separaré un poco más las publicaciones para no saturar tanto las cabezas de información, tranquilos que pienso en vosotros XD y eso es todo de momento, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!