Hola Henry,
Antes que nada espero que puedas perdonarme por esto, no espero que lo entiendas pero quizás algún día llegues a comprender.
Por favor, no te culpes por esto, la única culpable soy yo. Si no hubiese sido por ti, yo habría hecho esto mucho antes. Tú intentaste darme todo el amor que podías y durante un tiempo quise creer que eso sería suficiente.
Nada es suficiente cuando has sentido como quema en tu corazón el amor verdadero. Eso nunca se supera.
Henry, tú eres mi hijo, te quise desde el momento en el que supe que crecías dentro de mi, a pesar de que te di en adopción jamás dejé de pensar en ti o dejé de quererte, y desde que te encontré hasta ahora me has hecho sentir la madre más orgullosa del mundo. Tienes 22 años y te has convertido en el futuro rey más noble y justo que nadie pudiese desear, has encontrado el amor verdadero y pronto formarás una familia. No hubiese podido desear nada mejor para ti.
Supongo que te preguntarás por qué ahora, por qué justo en este momento. Hoy hace diez años pequeño, hoy hace diez años que ella no está, diez años que se sacrificó para salvarnos a todos, diez años que vivo sin ella.
Debo confesarte que en el instante en el que sus ojos dejaron de ver y su corazón dejó de latir, quise seguirla en su camino hacia la muerte, pero yo le hice una promesa y debía cumplirla. Ella me hizo prometer que me quedaría a tu lado, me recordó que te debía esos diez que no había estado a tu lado, esos mismo años que ella había estado sola contigo. Y tenía razón, como siempre ella tenía razón.
Me obligó a quedarme y por ello le estaré eternamente agradecida. Gracias a ella te he visto crecer hasta convertirte en un hombre, he intentado ser la madre que te merecías pero sobretodo la madre que necesitabas y estuve ahí para calmarte en esas noches en las que despertabas muerto de miedo porque no podías recordar su cara, pero lo que no sabías es que eras tú el que calma el temor que sentía yo por no poder recordar como quemaban sus caricias en mi piel, como olía su perfume o la profundidad de su mirada.
Pero tú ya no me necesitas, o al menos no como antes. Es hora de marcharme.
Mi pequeño, no estés triste, si necesitas llorar llora, pero no estés triste. El llanto limpia la mente, el corazón y el alma. Pero si vas a llorar llora una vez y luego sonríe, sonríe porque ahora todo estará bien y mi alma habrá encontrado la paz junto a la suya, porque mi corazón ya no dolerá y yo habré volado junto a ella tras cumplir mi promesa.
Henry, yo sólo deseo dos cosas y está en tu mano cumplirlas. La primera es que puedas perdonarme por esto y la segunda, bueno, la segunda es especial. Grace vino a verme esta mañana, felicidades chico, vas a ser papá. Grace sabrá perdonarme por no guardar su secreto, iba a ser una sorpresa pero era necesario contarlo para desvelar mi segundo deseo.
Debes prometerme que si tienes una hija, que si es una chica, llevará su nombre. No se parecerá a ella, no tendrá sus ojos intensos ni su cabello de color chocolate, pero será una reina. No tendrá sus labios rojos ni su piel bronceada, pero será la más hermosa del reino.
Pero debes prometerme, aún más si eso es posible, que si la pequeña se parece a mi también llevará su nombre. Si acaso sus ojos son iguales a los míos, llevará su nombre. Si quizá es su cabello tan dorado como el mío, llevará su nombre. Y sobretodo, si cuando la mires me ves a mi, le darás su nombre, la llamarás Regina. Hazlo, y así nuestras almas descansarán tranquilas. Hazlo para que podemos reflejarnos en ella, en un solo ser, como siempre debió ser. Porque ella y yo siempre fuimos una sola cosa que nunca debió ser separada.
Es por eso que hago esto. La amo demasiado para poder seguir viviendo en un mundo en el que ella no existe.
Lo siento Henry.
Te quiero.
-Emma-
