Camino por la sala de urgencias. Es mi primera vez en este lugar. Cuddy me llamó hace unos días y sólo me ha motivado poder ver su culo a diario. Una enfermera me muestra una camilla, me ha discriminado por mi pierna, me cae bien. Sigo caminando a pesar de sus palabras, aún no comprende que mi cara no es de un paciente. Al fondo de la sala veo a Wilson, está contento de verme aquí; looser.
Me lleva hasta la oficina de Cuddy. Wow. Muebles caros y relucientes, propio de una casa de prostitución. Le hago saber a Lisa mi comentario, pero lo obvia. Me cuenta el plan que ha trazado para mí. Un propio departamento de diagnóstico médico. Me gustaría algo más, pero me conformo. Me guía hasta mi nueva oficina, me acabo de enamorar de esa pizarrita. ¿Alguna vez he mencionado que las amo? No se la prestaré a nadie.
Lisa me deja solo para ordenar papeles. Está soñando si cree que haré cualquier papeleo, así que me siento a esperar el caso que prometió. Mi bastón queda en el lugar correcto y gracias al Vicodin, no me duele la pierna al colocarla sobre el escritorio. El asiento es cómodo. Me duermo.
Cuddy me pega con mi propio bastón. Finge enojarse, es ilegal hacerlo realmente durante tu primer día de trabajo. Intentaré no cagarla con este trabajo, pero en el fondo siento que igual lo haré. Me entrega una carpeta.
Varón. 16 años. Lleva dos días en coma. Fue encontrado en el baño de su colegio sangrando por todos sus orificios. Toxicología no ha arrojado resultados, su sangre está limpia. El TAC no ha revelado anomalía en su cerebro. Me parece interesante.
Hay otro caso en carpeta. Es de un hombre con cáncer terminal. ¿Qué hace esto aquí? No puedo diagnosticar nada, él va a morir. Hay una carta de su esposa. "Por favor, cúrelo" Es una doctora también. Cuddy entra mientras observo esa pequeña carta. Lisa me lo quita y se queja de la mujer. Su esposo está perdido. Tengo que resolver el caso del niño lo antes posible y para ello tengo que visitar al paciente. Tratar pacientes es el inconveniente de esta profesión ¡Qué asqueroso!
Entro con su historial médico en la mano, el único indicio de que soy médico. La madre me mira con cara de terror. Me acerco al niño e ignoro todo lo que ella hable. Cuando ya me cansa, llamo a una enfermera para que la saque. Se niega, le digo que debo revisar los testículos del joven y se larga. Me agrada trabajar con personas que no puedan hablar. Respira bien, igual su pulso. Una mujer entra mientras le escucho los pulmones. Dice ser Alison Cameron y necesita que salve a su marido. Es la misma mujer de la carta. Me doy cuenta que es una fanática, hago lo que sé hacer: ignorar. Cuando se me acerca, opto por hacer algún chiste obsceno o irónico. No resulta, sigue aquí cuando recibe un llamado que la hace llorar. Su marido ya ha muerto. Cae en mis brazos, no puedo evitar sostenerla. Pasan quince segundos muy desagradables y una enfermera llega a abrazarla. Me voy con el niño en la camilla hasta la sala de monitoreo, quiero ver su actividad cerebral; reconocer algún sueño.
Me demoro mucho tiempo en conectarlo y luego en ir a la pequeña sala para observar los computadores. No puedo estar aquí toda la noche, necesito que gente trabaje para mí. Llego donde Lisa y se lo exijo. Comenzaré revisando curriculum cuanto antes. Se ha hecho tarde y mi primera jornada de trabajo ha terminado. Voy a la cafetería donde me reúno con Wilson. Dejo que pague mi comida, y nos sentamos a comer. Me cuenta que desde que Cuddy puso el aviso de que necesitaba gente bajo mi mando, hace dos horas, médicos de todas partes han corrido para mandar sus curriculum. Le creo, mi reputación es favorable. No así mi carácter.
Regreso a mi departamento en un par de horas. Reviso a los postulantes, y selecciono a tres. Un negro con historial policial, que definitivamente me puede ser útil. Un australiano mimado, creo que su padre le envía aquí. Y una muchacha llamada Amber, sus papeles no tienen fotografía. Salgo de la sala para llevarle la elección a Cuddy pero antes paso por la sala de monitoreo. Ha habido una pequeña actividad cerebral, el niño está soñando.
Apenas salgo de la habitación me cruzo con la doctora fanática. Va vestida de negro, cosa que resalta la hermosura de su rostro, pero que lamentablemente le cubre los senos. En este momento arrugo la hoja de la tal Amber, e incluyo un nuevo nombre a mi lista. Cameron, quiero hablar con Usted.
Llego a la oficina de Lisa y le comunico mi decisión. Le cuento que la fanática acepto la oferta enseguida, ahora sin marido necesita un mejor sustento. Cuddy me pregunta si tengo listo el caso, estos doctores no llegaran hasta la próxima semana, tiempo en el cual debo tener resuelto el estado del joven. Hablaré con la madre.
No sirve, decido irrumpir en su casa sin permiso para intentar encontrar drogas o algo. La prueba de toxicología no detecta ciertos medicamentos que pueden ser considerados propios del cuerpo. No hay nadie en casa. Como toda familia americana, hay una llave bajo el tapete. ¡Qué idiotas! Ingreso sin peligro hasta la habitación del niño a quien decido llamar 16 por su edad. Encuentro algunas revistas pornográficas, una botella de alcohol vacía, pero todo a simple vista. ¿Acaso la madre no entra a esta habitación? Por si acaso, guardo la revista en una bolsa, no necesariamente por razones médicas. Encuentro una pequeña caja al fondo del armario, está cerrada con llave. Recuerdo haber visto un colgante en el escritorio de 16 en el hospital. Vuelvo con la caja y efectivamente ese collar se convierte en la llave de esto. Papeles quemados, escritos, algunos discos con fotos y un frasco vacío. Es un relajante muscular, tal vez hubo aquí unas 60 pastillas. Descarto un intento de suicidio, porque cayó en la escuela. Tal vez su sistema colapsó luego de tanta droga. Necesito una biopsia de su hígado. ¡Cuánto antes!
Cuddy no entiende, es necesario para saber si es demasiado tarde. Tal vez necesite un trasplante. Me deja entrar en su hígado y obtener una muestra, la examino pero no encuentro restos de ningún medicamento. Decido ir a hablar en su escuela.
La profesora está muy caliente. Bajo otras circunstancias la invitaría a salir, pero al darme cuenta que no aporta mucho a mi investigación, saco un par de dólares del bolsillo y se los enseño. Me echa del lugar alegando no ser puta. ¿Cómo iba yo a saberlo? Afuera del hospital encuentro a un niño que llora. Dice ser amigo de 16. Es mi culpa, afirma.
Vuelvo al hospital más que rápido. El problema está en su páncreas. Debemos trasplantárselo enseguida. Cuddy lo corre en la lista de espera, no tardará mucho.
Llego al quirófano, la madre me pregunta por qué debemos hacer esto. Olvido que debe firmar para poder hacer la operación. Desgraciadamente tendré que explicarle. El niño llevaba un par de meses consumiendo unas pastillas, según lo que pude observar tendría una depresión severa que lo obligaba a auto medicarse para poder estar bien. El medicamento saturó el límite de una sustancia, que aunque se la nombre no la entenderá, eso hace que los jugos gástricos de su estómago hayan mutado secretando la sustancia inicial del relajante muscular, pero en una versión más fuerte. Eso mantiene al niño en un estado de coma. ¿Qué tiene que ver el niño que llora afuera con esto?, me pregunta. Debo responderle, él le pegó de tal modo que alteró el funcionamiento del páncreas y lo que enviara al estómago. Hijo de puta, grita la señora.
Me quedo solo mirando la operación por una ventana. Se recuperará, salgo cuando están a punto de terminar el trasplante y veo a la mujer retando al niño que nunca antes había visto. Por un segundo me da cargo de conciencia, pero en el fondo sé que esto quería ver. Las madres necesitan culpar a alguien que no sea su hijo. Si yo le decía que el niño se había auto medicado, entonces me culparía a mí. Pero si traía al niño, entonces ya habría un culpable. Me cruzo con Cuddy, me dice que los doctores ya están esperándome.
Vuelvo a mi oficina. Un hombre con overol escribe afuera Dr. House M.D. Los tres están sentados, tal como me lo esperaba. Esto será entretenido, una vez tuve tres hámsteres con los cuales experimentaba, seres humanos es algo mucho mejor.
Soy House, soy cojo, a trabajar.
