Tenía que ser mi papá… (Gokú y Vegeta)

Este pretendido minific (XD… yo y mis intentos de minifics) es un homenaje a los padres que aun tiene un niño por dentro. Basado en una imagen divertidísima que encontré en la red, y la cual les presentó como avatar. Disfrútenlo, sin olvidar que todos los personajes, características y derechos de autor son propiedad de Akira Toriyama y socios, los cuales utilizó con la única finalidad de divertir a los lectores.

En Capsule estaban de fiesta. Y como no, si el pequeño heredero de todo el consorcio, Trunks, había llegado a la edad de nueve años, por lo que toda la familia Briefs se dispuso a echar la casa por la ventana… faltaba más.

Lo único que a Vegeta, el padre del niño, le disgustaba en sobremanera, era el tener que compartir su espacio, su tiempo y, por encima de todo, su comida, con la gran manada de gorrones… o amigos como les llamaba Bulma, la dueña del emporio y su querida mujer. En fin, aunque él no quisiera nada de eso ella le imponía su voluntad de alguna u otra manera, ya sea por las buenas o por las malas, y mejor no discutir en estos momentos más de lo necesario. Así que a esperar la llegada de los insectos rastreros para poder comer como manda el tal Kami, o Dendé para los conocidos.

No tardaron mucho en presentarse a la hora acordada, llevándole al del cumpleaños los obsequios que consideraron serían del agrado del infante… el chicuelo era bastante exigente en ciertas cosas, acostumbrado como estaba a hacer y deshacer a su antojo por ser hijo único en esos días. Trunks se comportó lo suficientemente modosito para recibir sus regalos y las felicitaciones de los invitados al convivio: Yamcha y Puar, Oolong, Kame Sen'nin, Pikoro con Dendé y Mr. Popo, Krilin con su familia, algunos de sus compañeritos del colegio; más, en cuanto los Son llegaron acompañados de Videl, se destrampó, tomando presurosamente la mano del más pequeño de ellos y llevándolo con él al fondo de su gran residencia.

¡Venga, Goten, te voy a mostrar lo que mi mamá y mi abuelo hicieron especialmente para mí! — gritó emocionado —. ¡Vamos, amigos — y también se dirigió a sus camaradas —, esto tienen que verlo!

Todos los parvulitos le siguieron haciendo mucho escándalo, consiguiendo que Vegeta, apartado como siempre de los demás, soltara un bufido de fastidio… le era suficiente aguantar a su hijo cuando se encontraba de humor para tolerar sus arranques infantiles.

Esos niños… — dijo Bulma muy sonriente al verlos irse —. ¡Trunks, no vayan a ensuciar o a romper algo! — le recalcó a viva voz, esperando que de verdad la hubiera escuchado. Después se dirigió amablemente a sus amistades, en tanto un gran servicio robotizado transportaba los manjares que degustarían —. Adelante amigos, pasemos a comer que se enfría.

Así que todos los adultos se dispusieron a saborear los suculentos platos que siempre acostumbran a preparar en Capsule. Inclusive la pequeña Marron, la hija de Krilin y 18, tuvo que quedarse con los mayores, pues los chavalitos no se dignaron en invitarla a jugar ellos. Vegeta, Gokú y Gohan, como buenos Saiyajins, se terminaron un poco más de la mitad de las viandas, aunque el "anfitrión" no accedió a compartir en la mesa con sus invitados. La sobremesa les llevó una media hora más, porque Milk se dedicó a dar detalles sobe la tan ansiada boda de su primogénito, consiguiendo que éste se sonrojara en extremo y se atragantara con el último bocado que se llevó a la boca, por lo que su novia tuvo que golpearle fuertemente en la espalda con cariño en tanto sus mejillas se tiñeron de también de rubor.

Al fijarse en su reloj, Bulma consideró que ya era la hora apropiada para que los niños comieran, por lo que le pidió a su papá, de la manera más atenta, que fuera por ellos. El gentil hombre accedió a la petición y se dirigió al cuarto de juegos, llevando de la mano con él a la pequeña Marron, pues había estado platicando con la rubiecita de una forma muy amable.

Trunks, pequeño, tu mamá les llama para que ya vayan a comer — le dijo el anciano doctor empleando un tono considerado y suave para llamar la atención de su nietecito, tratando de hacerse oír por sobre el barullo que armaban los otros niños —, y no sería prudente hacerla esperar demasiado. Vamos chicos, hay hamburguesas, hot dogs y pizzas para todos — se dirigió a los otros chiquillos, sonriéndoles grandemente.

¡Doctor Briefs, es usted genial! — uno de los peques le habló en éxtasis, mirándolo con ojos de asombro —. ¿Puede hacerme un videojuego como el de Trunks?

¡Yo también quiero uno! — dijeron otros cinco al unísono.

Claro que sí, muchachitos. Habrá para todos en cuanto desarrollemos la versión comercial — afirmó el señor genio sin borrar la sonrisa —. Pero ahora acompáñenme porque las hamburguesas se enfrían.

Así que toda la chiquillada salió armando griterío, seguidos por el amigable científico. Todos, menos el niño del cumpleaños y su mejor amigo, los cuales se encontraban "ocupados" en una fantástica "pelea" virtual.

¡A ver que te parece esto, debilucho! — Trunks levantó la voz como si estuviera a punto de lanzar una ráfaga de Ki, y en su infantil expresión se dibujó una sonrisa ladina muy al estilo de su progenitor —. ¡Vas a probar mi poderoso "Garlic Ho"!

¿A sí? — Goten tampoco se quedó calladito. Su cara reflejaba la seriedad de concentrarse en un ataque —. ¡"Kame… Hame… Haaa"! — gritó también… pero fue un movimiento tardío.

En la pantalla de la consola de videojuegos, la más moderna y de última generación desarrollada en Capsule, las dos energías chocaron, más el joven delfín* de la compañía sabía emplear a fondo las habilidades casi ocultas de sus peleadores, por lo que incrementó la potencia al máximo en el momento preciso… ganando el round.

¡Te lo dije, Goten! — se carcajeó complacido en tanto el chiquillo de alborotada cabellera negra parpadeaba de incredulidad… ¿por qué había perdido? —. ¡Nadie puede vencer al Príncipe de los Saiyajins!

¡Eso no es justo, Trunks! — se quejó el pequeño Son —. ¡Tú juegas con ellos todos los días! — le reclamó con mala cara.

En eso te equivocas, Goten — le respondió el de cabellera lavanda sin disimular la sonrisa —. Este videojuego me lo hizo mi mamá para mi cumpleaños… al igual que la Cámara de Realidad Virtual — puntualizó un tanto altanero —, así que apenas lo estoy estrenando.

Marron también se había quedado en el salón de juegos, discretamente apartada en un rincón, pues ya había comido y se sentía satisfecha. De alguna manera algo rara esos dos niños Saiyajins le caían de variedad y le agradaban, aunque a veces se portaban pesados con ella. Se mantuvo alejada lo suficiente para no perder detalle del juego, ni de la discusión posterior.

Y en el jardín de Capsule los otros chiquillos ya disfrutaban las diferentes delicias que les habían preparado, platicando entre sí; era una suerte para ellos que el festejado y su mejor amigo no se hubieran presentado todavía, porque si no acabarían con todo en un santiamén. Bulma "inspeccionó" el área, buscando a su hijo con la vista.

Papá, ¿dónde está Trunks? — le preguntó al autor de sus días con algo de preocupación… su niño no acostumbraba saltarse una comida, menos si la comida era en su honor.

Vaya, juraría que había venido junto a sus compañeritos — observó el buen hombre al percatarse también de que su nietecito no estaba con los demás.

Goten tampoco está — intervino Milk en la charla, queriendo localizar asimismo a su menor hijo con la mirada.

No tienen que preocuparse tanto, mamá, de seguro aun siguen jugando — observó Gohan en tono tranquilo, palmeándole un hombro a su progenitora para hacerla sentir bien. Se acercó a ella al notar que buscaba a su hermano.

Marron ha de estar con ellos — dijo 18 acercándose de igual manera, dándose cuenta de que su pequeña no había regresado con el doctor.

Y ya casi es hora de partir el pastel — agregó la anfitriona soltando un leve suspiro. No había más por hacer, así que se dirigió un tanto apurada donde su marido se ocultaba… tras un árbol para no ser molestado —. Vegeta — le habló dulcemente en voz baja para no incomodarlo demasiado —, ¿podrías hacerme el favor de traer a Trunks de la sala de juegos? Tenemos que cantarle "Feliz cumpleaños" antes de partir el pastel — especificó calmadamente, cruzando disimuladamente los dedos de su mano derecha atrás de su espalda para pedir que su consorte no se pusiera a despotricar como era su costumbre.

¡Mph!, ¿y por qué mierda no vas tú por él, Bulma? — fue la grosera contestación en tono de irritación. Ya la permanencia de todos los invitados lo traían hasta la… —. No soy yo quien necesita su presencia — agregó de mal talante mirándola con fastidio.

"¡Pero qué rencoroso eres!" pensó la científica fulminándolo con la mirada antes de decir algo más… tenía que ser el aguafiestas de su marido, molesto aun por el pleitecito que habían protagonizado esa mañana. Por eso a veces le daban ganas de mandarlo muy lejos, por ser tan antisocial; pero aun así lo amaba demasiado, había aprendido a tolerarlo con todo y ese carácter… y ya sabía lo que debía hacer para convencerlo.

Bien… entonces tendrás que tolerar más el bullicio de los otros niños mientras voy por Trunks, pues todos desean ya su pastel y requieren atención — el tono de su voz se hizo más serio y monótono —. Sabes que no va a ser nada fácil para mí el convencerlo de dejar de hacer lo que esté haciendo en estos momentos… a veces se comporta tan berrinchudo como tú — le recalcó y se dio la media vuelta con toda la parsimonia del mundo, dispuesta a alejarse, pero sin dudar cual sería la nueva actitud de su esposo.

"¿Soportar más alaridos de los escuincles?" Ese fue el pensamiento que cruzó rápidamente por el cerebro del Saiyajin. Su esposa estaba loca si creía que haría eso. Era preferible ir ahora por su hijo y darle una buena reprimenda después por meterlo en ese predicamento.

¡Está bien, maldita sea, iré por el mocoso del demonio! — dijo en voz alta y se dirigió como de rayo hacia el interior de su hogar, pasando entre las mesas sin mirar a nadie.

Los niños lo quedaron viendo un tanto asombrados y asustados… muy pocos conocían al papá de su compañero Trunks. Lo único que sabían es que era un hombre bastante fuerte y de muy pocas pulgas.

Bueno niños — Bulma regresó donde los chiquillos, sonriendo otra vez —, ya pronto partiremos el pastel, así que no se desesperen y afinen la garganta porque quiero que todos le canten muy fuerte a Trunks. ¿De acuerdo? — finalizó emocionada.

¿A dónde va Vegeta con tanta prisa? — por su parte Gokú, quien se encontraba conviviendo y compartiendo con sus amigos, también se fijó como el Príncipe se dirigía todo encabritado a su casa.

Me parece que va a traer a Trunks para que podamos comer pastel — dijo Gohan con una sonrisa, aproximándose a ellos y abrazando a Videl por los hombros.

¡Y tú deberías ir también por Goten! — Milk le levantó un poco la voz al llegar nuevamente a su lado —. ¡Ya es muy tarde y tiene que comer!

Si, Milk… no te enojes — Gokú pegó un brinco de susto y se dispuso a obedecer a su mujercita, esfumándose por medio de la teletransportación para alcanzar a su "paisano".

Todos los que se encontraban ahí se abstuvieron de opinar algo en voz alta. 18 se acercó y de la misma forma se dirigió a su esposo.

Krilin, es mejor que vayas por Marron — le dijo muy seria antes de acomodarse en su asiento —. No quiero que nuestra hija este presente cuando ese par se pelee… una escena violenta le puede hacer daño a su inocencia — especificó cruzándose de brazos.

Eee… sí, claro, 18, lo que digas… — el peloncito le tomó la palabra, aunque antes de irse se quejó un poco —. Si me lo hubieras dicho antes me hubiera ido con Gokú… — murmuró e inmediatamente apuró el paso ante la dura y gélida mirada que le dirigió su mujer.

Yamcha, hiciste muy bien en no casarte con Bulma — Oolong le susurró al beisbolista por lo bajo —, o te trataría peor que 18 a Krilin.

Me parece que tienes razón — le respondió el aludido de la misma manera, y luego echó un vistazo disimulado hacia el hijo mayor de Gokú —. ¿No crees que nuestro deber como buenos amigos de Gohan sea evitarle esa pena? — preguntó en tono más bajito.

Si lo hacemos ahora Milk nos mata — opinó el cerdito mientras miraban como la señora de Son platicaba alegremente con su futura nuera y con 18… al fin damas.

Así que Gokú se apersonó donde Vegeta antes de que éste llegara al cuarto de juegos.

¡Hola, Vegeta! — le dijo para saludarlo otra vez, empleando un tono amable y apenado.

Kakarotto… ¿qué mierda haces aquí? — le espetó el aludido bastante enfurecido. Ya lo había aguantado lo suficiente desde que llegó a la mugre fiesta.

Es que Milk me mandó por Goten — explicó el de peinado punk en tono de disculpa —. Como tampoco ha comido…

Pues entonces hazte a un lado y sígueme — le dijo el de erizada cabellera en voz sobradamente alta, empujándole un poco para apartarlo de su camino —. Ese méndigo chamaco… — masculló entre dientes, pues a lo lejos detectó el Ki jubiloso de su descendiente.

OK., yo te sigo — respondió su interlocutor con su típico gesto de amabilidad, porque también sintió el Ki de su propio hijo.

Caminaron unos cien metros más y entraron en el preciso momento en que sus retoños estaban enfrascados en una "camorra" más agresiva.

¡Toma esto, y esto, y esto! — gritaba Goten, agitándose frenéticamente con el control remoto en sus manos… casi se eleva del suelo —. ¡No podrás escapar de mis ataques!

¡Mira nada más como tiemblo! — Trunks reía muy divertido, sin esforzarse demasiado —. ¿Eso es todo lo que tienes?

¡Trunks! — la potente exclamación de Vegeta les hizo perder la concentración a ambos… hasta se les erizó el cabello del susto.

La pequeña Marron decidió que era el momento exacto para huir de ahí, al ver al señor Vegeta como energúmeno, y muy discretamente se retiro de la habitación, despidiéndose del señor Gokú agitando la mano. El simpático Saiyajin adulto le correspondió el gesto, dedicándole una sonrisa amable.

Pa… papá — el pequeño Saiyajin de cabellera lavanda tartamudeó un poco al volver la vista… el gesto de su padre no auguraba nada bueno.

¡¿Se puede saber qué demonios estás haciendo? — le cuestionó cruzándose de brazos, mirándolo muy serio.

Este… enseñándole a Goten a jugar el videojuego que me regaló mamá — respondió el chiquillo empleando un tono de niño bueno, indefenso y bien portado, mostrándole también el empaque del disco —. Es un prototipo que desarrolló basado en el Budokai Tenkaichi… — agregó más emocionado en cuanto su progenitor le arrebató la caja —… y sales tú, el señor Gokú, el señor Pikoro, Gohan, Krilin, Yamcha, Ten Shin Han, Freeza, Cell… ¿no te parece genial? — especificó con éxtasis.

Oye, pequeño Trunks, eso se ve fantástico — opinó Gokú contemplando la portada del juego por encima del hombro del Príncipe —. ¿Y qué tal te fue, Goten? — le preguntó a su hijo con curiosidad.

Pues… — el aludido agachó la cabeza —… ya perdí cinco veces. Trunks es muy bueno en los videojuegos.

Ya veo… — dijo el padre comprendiendo la pena de su retoño.

Vegeta disimuló una sonrisita de satisfacción… claro, su hijo es el heredero del gran imperio Saiyajin, era obvio que fuera bueno en todo. Sin embargo, al volver a hablar lo hizo con parquedad, como si ese pasatiempo no representara nada importante.

Trunks, la molona y fastidiosa de tu madre te espera para comer… y partir esa masa dulce llamada pastel — recalcó un tanto asqueado —. Así que te me largas en este mismo instante para allá… no quiero oírla berrear otra vez como en la mañana — le dijo con firmeza, en un tono que no admitiría protesta.

Bueno, papá, si lo dices de esa forma… — al jovencito se le escapó un suspiro de resignación y alivio a la vez… por lo menos su padre no lo mataría hoy. Dejó caer el control remoto y se dirigió a su amigo —. Vamos, Goten, otro día te enseño los demás trucos.

¿Y qué hay de comer, Trunks? — dijo el niño de alborotada cabellera, siguiéndolo hasta la salida de la habitación —. ¿Es cierto que hicieron cientos de hamburguesas?

Y muchísimos hot dogs, y miles de pizzas… — agregó el aludido volviendo a sonreír ante el júbilo de su camarada —… con las mejores combinaciones de ingredientes que te puedas imaginar… — y terminaron de abandonar el lugar —… como hawaiana, mexicana, de peperoni, de carnes frías…

Sus voces se perdieron conforme se alejaban.

Bueno, Vegeta… ¿nos vamos? — preguntó Gokú con un poco de duda, pues el Príncipe se había quedado un tanto estático admirando bien la imagen en el frente del videojuego desarrollado por Bulma.

¿Qué tan difícil podría ser jugarlo?... Una maquiavélica idea cruzó por su mente retorcida, haciéndolo sonreír como maniaco. Si su hijo lograba hacerlo, él también lo conseguiría.

Dime una cosa, Kakarotto — y se dirigió al tercera clase empleando un tono que pretendía ser bondadoso —, ¿te gustaría probar tus habilidades con esta cosa?

Pues… no lo sé… — el aludido se rascó un poco la nuca, mostrando interés —… parece divertido y se ve tan real…

Entonces creo que podemos intentarlo — agregó Vegeta con mucha suavidad para ser él, disimulando la sonrisa una vez más y tomando el control que había estado usando su hijo, dejando la caja del videojuego "cuidadosamente" a un lado.

Vegeta… ¿tú crees que esté bien hacerlo? — cuestionó Gokú con algo de vacilación, abriendo más los ojos.

Vamos, vamos, Kakarotto, no me digas que un juego de niños te asusta — observó el Príncipe un tanto irónico y burlón —. Eres un SS… esto no debe representar un problema para ti — puntualizó ya en tono de mando y le dio el respectivo controlador que Goten manejó.

Mmm… es que… se ve algo complicado — opinó el de alborotada cabellera revisando el aparatito detenidamente —. Y yo nunca he comprendido muy bien la tecnología — y se excusó encogiéndose de hombros.

Tú sólo hazlo como yo — especificó el de erizada cabellera y reinició el ordenador.

Caramba, Vegeta, puedo darme cuenta de que Bulma ya te ha orientado en muchas cosas — dijo Gokú con admiración, acomodándose en su silla.

¡Bah!, esto no es nada del otro mundo para mí, Kakarotto — resopló el aludido en forma socarrona, sentándose también en el banquillo —. La tecnología que usábamos en Vegetasei era con sumo más avanzada y práctica… pero bueno, ahora vivo aquí — añadió en un tono un tanto rendido para inmediatamente concentrar la vista en la pantalla y seguir así las instrucciones del juego, agregando más serio y parco —. Mantén la bocota cerrada y pon atención, debes leer las instrucciones en el monitor para que sepas que hacer — recuperando también el fruncido ceño habitual.

A ver… — el tercera clase trató de descifrar lo que había aparecido en la terminal —… el botón derecho sirve para… saltar… el izquierdo para… agacharse… no, no… con el derecho marchas… con el izquierdo regresas… — lo cual no le resultaba nada fácil por no haber tenido una instrucción adecuada cuando fue niño —. Caray, no entiendo todas las letras — se quejó en voz alta, empleando un tono de desesperación.

Con el derecho avanzas, con el izquierdo retrocedes, la flecha que marca hacia arriba te sirve para saltar… — dijo el Príncipe con fastidio, lanzándole una mirada asesina por esa muestra de incultura —… ¿qué acaso no fuiste a lo que llaman escuela, pedazo de ignorante?

Pues… no… — respondió el de alborotada cabellera con vergüenza, carcajeándose un poco —. Mi abuelito no pudo mandarme.

Vegeta no consiguió evitar poner los ojos en blanco por una fracción de segundo… eso era el colmo de la mala suerte.

Pero es bueno ver que Bulma te ha instruido correctamente en el uso de nuestro idioma, ¿verdad? — más Gokú no se abstuvo de guardarse una opinión sincera, tornando a sonreír.

Deja de decir estupideces que ni al caso, Kakarotto, y vamos a empezar ya con el torneo — fue la respuesta indignada… nunca le admitiría a nadie que su compañera le había enseñado más cosas de lo que podría suponerse a simple vista.

Así que, en menos de un minuto, ambos Saiyajins se encontraban disputando el primer round de un combate.

Nota de la autora: Tenía planeado un solo capítulo pero a veces me es imposible (casi siempre… XD), así que no se pierdan la continuación de esto.

P.D. * Delfín es un título nobiliario, así se les dice a los herederos al trono. Nota cultural, gracias.