ADVERTENCIA SPOILERSSSSSSSSSSSSSSSSSS HPHBP!

(parece que me volviera loca poniendo iniciales xD)

Mi primer fic! Anaïs entra saltando al cuarto… se tropieza con su perro y cae… ¿¿¿TT Why me? La vida es injusta! Tan feliz que estaba yo yendo a publicar mi primer ficcy con personajes inventado por mi y me caigo… (UU claaaaroooo piensa el público mientras ella sigue en el suelo llorando desconsolada)

Una pregunta al aire y a los administradores de estas cosas: si se llaman FAN FICTIONS no queda bastante claro que están escritos por FANs y no por el autor o autora(a la que a cada libro odio más, por cierto… nadie le ha dicho que mate a la chocha de una vez? Tiene que ser imposible!) y que no son auténticos, que son FICTION?

Dicho esto, Sirius, Albus y yo nos vamos a dar una vuelta y a comer caramelos de limón…

Pero antes de leer, un fragmento del primer libro que siempre quedará en mi memoria como una de las grandes verdades de Albus (cada uno que le ponga el segundo nombre que guste) Dumbledore:

""—¡Bienvenidos! —dijo—. ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llo­rones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!... ¡Muchas gracias!""

Severus… por favor…

by Severus's inocent

"Severus… por favor…"

"Avada Kedavra"

En una majestuosa mansión, en medio de ninguna parte, un hombre de pelo y ojos tan negros como su pasado pero de tez tan blanca como sus intenciones, se volvía a despertar sobresaltado.

Severus se miró al espejo, otra vez esa maldita pesadilla. Una pesadilla que muy a su pesar era totalmente real. Pasó una mano por su pelo para acomodarlo y contempló la lujosa estancia decorada al estilo Luis XIV pero, evidentemente, con un toque siniestro. Estaba dividida en dos áreas. La de descanso contaba con una lujosa cama adoselada acompañada por dos mesillas y una chimenea con dos sillones y mesa central. Al lado derecho de la cama una puerta daba al baño, y al lado izquierdo, la otra puerta daba al vestidor. La zona de trabajo era, evidentemente la más amplia. Era parecida a su laboratorio privado en Hogwarts. Tenía dos grandes mesas de madera con fuegos portátiles. Un escritorio repleto de pergaminos. Y todas las paredes a rebosar de armarios para los calderos e ingredientes y de estanterías para su numerosísima colección de libros.

Había recuperado toda la confianza de Lord, de hecho, ya le habría gustado a Lucius Malfoy tener la mitad de respeto que le tenía el Lord, y gracias a su propio hijo, había obtenido todo el respeto gracias a la indecisión de Draco. Sonrío cínicamente. Sí, tenía el respeto del Lord y la envidia de todos los mortífagos, pero a qué precio.

Había matado a Dumbledore, y desde entonces no conseguía conciliar el sueño. Si en circunstancias normales era un hombre de poco dormir, desde el terrible suceso en la torre, bajo la brillante marca de los mortífagos, era un muerto en vida. El cansancio empezaba a tornarse evidente en las ojeras acumuladas bajo sus párpados. Sus compañeros lo achacaban a la tremenda dedicación que mostraba a la hora de preparar pociones para el lado oscuro pero la realidad era bien distinta. La maldita conciencia tenía la culpa de todo.

Agotado, se sentó en su cama, una preciosa cama de matrimonio vestida con sedas negras. Negras, igual que su espíritu en esos momentos. Últimamente vivía entre pociones para dormir sin soñar, que le permitían al menos una o dos horas de descanso diarias, y su pensadero, que aliviaba momentáneamente su culpabilidad. En un gesto inconsciente bostezó y se froto los ojos. Craso error.

Cada vez que lo hacía, cada vez que cerraba los ojos volvía a ver ese maldito rayo verde saliendo de su propia varita y dirigiéndose despiadado hacía el pecho de Albus. Impactaba en el y lo lanzaba lentamente hacia atrás a la vez que le arrancaba la vida al amable anciano.

La conciencia le pesaba. Su propia vida, en contra de la ya inexistente del anciano, le pesaba demasiado como para ser soportable; pero el Lord Oscuro no se enteraría. No. Demasiado bueno era él, Severus Snape, en oclumancia como para que ese sangre-sucia de su "maestro" pudiera leer en su mente algo de cierto sin que él lo permitiera.

Si al unirse a las filas mortífagas ya era bueno en el arte de la oclumancia, no era nada comparado con el poder que desarrolló para no delatar su tapadera como espía de la Orden tras enterarse que Lily Potter (hizo una muesca de asco al pensar en el apellido de casada de Evans), la única persona ajena a su circulo social que se molestó a entablar una relación, casi de amistad, con él, había muerto por su culpa. Era gracioso, en su vida habían habido cuatro personas a las que apreciara, y una de ellas era la sangre-sucia más bonita e inteligente que hubiera visto nunca.

Su mente se calló unos segundos repasando sus palabras… Sacudió su cabeza para alejar cualquier extraño pensamiento no bienvenido y notó una molestia en el dorso de la muñeca derecha. Levantó su manga y vio la marca que lo había unido a las otras tres personas. La marca del juramento irrompible yacía tatuada en su piel. Un hermoso dragón dorado de ojos azules. La prueba de su aprecio a su compañera Narcisa (la única Slytherin con la que alguna vez haya hablado de algo no referido al Amo) y a su gran ahijado Draco, culpable de los chantajes de tan malvado brujo. La prueba de su reciente asesinato.

Ciertamente quería demasiado a Cissy y a Draco como para oponerse a realizar "el juramento". Y, puestos a reconocer, quería tanto a Dumbledore que no pudo oponerse a jurar que si llegaba el momento, y para proteger su tapadera de espía (que en esos momentos era lo más valioso que tenía la Orden y el mundo mágico, junto con la vida de Potter), haría cualquier cosa que su maestro le ordenara como prueba de lealtad.

Cualquiera. Incluso matarle a él, Albus Dumbledore, director del colegio Hogwarts de magia y hechicería y uno de los mejores magos de todos los tiempos. Pero, ¿se sabía de alguien que hubiera contradicho a ese viejo loco con éxito? ¿Acaso alguien había logrado salir del despacho del Director sin uno de esos estúpidos (y aunque incluso bajo un cruciactus lo negaría, deliciosos) caramelos de limón? Lo dudaba seriamente. Una amarga sonrisa asomó en su rostro al recuerdo de muchos momentos que podrían ser calificados como agradables.

Lo había matado, él.

El que se jurara a si mismo no volver a cometer un crimen desde que la joven Lily Evans muriera (aún se culpaba de haber pasado aquella información a Voldemort). Juramento por el que gracias a su especial habilidad en el arte de elaborar pociones se había convertido en el único mortífago fuera de Azkaban que no había matado a nadie (al menos de forma directa, porque muchas de sus pociones eran extremadamente dañinas) desde el regreso del Dark Lord.

No podía más. Apoyó los codos sobre las piernas y hundió su cabeza entre las manos en un vano intento de esconderse, de desaparecer del mundo. Seguramente la angustia por todos los males cometidos le invadiría y lo llevaría a cometer algún estúpido error que sería la causa de su estúpida muerte… ¡¡Y todo por hacer caso al estúpido del Dumbledore!

La rabia y la impotencia se apoderaron de él de tal manera que incrementaron su poder mágico hasta tal punto que la magia le controlaba, y no él a ella. Se dejó llevar por sus sentimientos, por sus impulsos y el resultado fue catastrófico. Su gran cama adoselada ahora ardía. Todos los libros y calderos estaban en el suelo. Los botes de ingredientes secos (gracias a Merlín) eran ahora un montón incierto de cristalitos y diversas formas: raíces de mandrágora, polvos de asfódelo, piedras de bezoar, uñas de dragón, pelos de unicornio…

Poco a poco intentó tranquilizarse y cuando logró que sus nervios volvieran a un estado "normal", con unos cuantos hechizos arregló el desastre. Pero seguía sin poder evitar que algo le rasgara por dentro. Cuando estaba frente a otros se ponía su máscara, no la de mortífago, si no que se escondía tras lo que todos creían que era él, el insensible, cínico y amargado maestro en pociones. Era una máscara tan perfecta que incluso a veces él mismo se la creía y sus actos no le dolían tanto. Pero ahora, en semi penumbra, en la soledad de sus aposentos, no tenía a nadie ante quien fingir y saboreaba el dolor en todo su esplendor.

Lo había matado a él.

Había matado a su mentor. A quien le ayudó durante sus duros días de escuela. A quien secundó su inocencia durante los juicios de mortífagos del Wizengamot. A quien le mostró el lado bueno de las cosas, el buen camino.

A él, que le enseñó a reconocer que él también poseía sentimientos. A él, a Albus Dumbledore, que, mucho tiempo atrás le dijo más seguro de si mismo que nunca antes lo había visto que algún día no muy lejano, él también podría amar. Una sonrisa satírica, una sonrisa marca Snape, se formó en sus labios ante la obvia insensatez de los pensamientos del anciano. ¿Amar, él? ((n/a si esq… este Dumbi… solo a él se le ocurre… a él y a las miles de shippers de ff. Net xD))

Ni Brígida la crédula, famosa por vivir actuando como un gato debido a que de niña le dijeron que tenía ojos de felino, se lo habría tragado.

¿Severus Snape enamorado "algún día no muy lejano"? ¡Ja! Ese amante de los caramelos de limón deliraba. Si bien era cierto que conocía cosas que nadie sabía de él. Cosas de su pasado, ¡e incluso de su futuro!

Un día, al poco de ingresar en la Orden, en una charla en su despacho, el director de Hogwarts le había dicho, como quien habla del tiempo (y después de haberle ofrecido su famoso caramelito) que había una frase que solo escucharía tres veces en su vida. Una frase que cada vez que la escuchase le dejaría un profunda marca en al corazón. En ese momento pensó que Dumbledore deliraba pero al detenerse a valorar la "estupidez" que acababa de oír se dio cuenta que no era tal. Y ahora podía corroborarlo.

"Severus… por favor…" Esa era la maldita frase. Y bien cierto que le había marcado.

La primera persona a la que escuchó pronunciar esa palabra fue a su madre, en su lecho de muerte. Al contrario de lo usual, la cara de Severus no estaba íntegra, mostraba emociones. Rabia al recordar que su madre estuvo así por culpa de una sesión de cruciactus de más de una hora por parte de su padre. El abuelo de Snape la maltrató de tal manera cuando ella intentó negarse a la unión de su único nieto al lado oscuro ((n/a me ha quedado muy Star Wars pero con Hayden por ahí, quien no se pasa al Lado Oscuro de la Fuerza? ¬)), poco le importaba que no fuera puro, su Lord necesitaba gente. Esa fue una de las razones de su unión a los mortífagos. Venganza hacia todo ese mundo, pero poco a poco se fue corrompiendo. Cuando Severus escuchó esa frase en boca de su madre enseguida supo a que se refería ella.

Sacó su varita y alivió el sufrimiento de Eileen Prince. Lo había hecho, había matado, a su madre. Su primer homicidio. El segundo no se hizo mucho de rogar. Su abuelo, mortífago de primera fila murió asesinado tras una larga y dolorosa tortura en manos de su único nieto.

La segunda vez que escuchó esa frase no lo podía creer. No lo quería creer. En frente suyo, Dumbledore le rogaba, pero no por piedad como todos suponían, si no que rogaba para que le quitase la vida salvando la suya y la de Draco.

Con esa muerte recupero toda la confianza del Dark Lord y de sus seguidores, pero también unió el destino del joven Malfoy a las filas del bando perdedor, o al menos eso esperaba. Haría cuanto estuviese a su alcance (y fuera de él también) para que el joven Potter lograra vencer a su "queridísimo amo".

Pero algo más entraba en sus preocupaciones. Sólo había escuchado la frase dos veces. Temía por la tercera y lo que ella pudiera conllevar. ¿Quién sería el siguiente en pronunciarla? ¿Quién seguía el siguiente a quién debería matar? ¿Draco? ¿Cissy?

Un escalofrío recorrió su columna y por una milésima su mente se hundió en un mar castaño. Más antes de que pudiera asimilarlo siquiera el recuerdo de una frase dicha por el viejo "abejorro" ((n/a Albus Dumbledore significa abejorro blanco o algo así… J.K. si debería de andar en un sitio de estos con señores vestidos de blanco y no yo… pq? TT)) vino a él. "Recuerda Severus, no todos los "por favor" son trágicos."

Ha gustado?

Ha disgustado?

He tenido muchos fallos?

Ganará el Valencia la liga?(a este paso no creo TT)

Me vais a dejar Reviews? Aunque parezca la tontería es una de las cosas que más ilusión me hacía escribir… "mad about meeeee… .U"