Hola gente bonita, tenía que reescribir esto. El texto anterior era muy vulgar._.

Bueno, espero que les guste, he cambiado algunas cosillas para que quede mejor. Seguiré escribiendo y espero terminar pronto de reescribirlo.

Advertencia: En este capítulo ninguno, más adelante quizá.

Celos

Capitulo 1

-China…-Dijo un joven alto. –Se uno con Rusia, da.- Tenía al asiático atrapado contra la pared.

-Que…cosas dices, aru.-Dijo el chino nervioso, la mirada del ruso no era la misma, había algo diferente en ella. -¿Qué hay…de ella? –Dijo nervioso, esperando la respuesta del otro.

-¿Cuál ella? –Dijo molesto, observando con cierto odio al chino. –Ella no es importante –Besó al chino con rudeza.

-Rusia, está mal. Estás ebrio. –Dijo, preocupado aún más, sabía que el ruso le acosaba, rara vez, pero este no era su comportamiento normal.

-Ella no es nada. Da –sonrió, besando nuevamente al chino. Tomándole por el cabello y jalándolo hacia él. El chino colocó sus manos en el pecho del rubio, intentando quitárselo de encima.

La puerta se abrió, dejando ver la silueta de una morena.

-Rusia ¿Qué nece….? – Ella los vio, el ruso desnudando al chino, quien estaba atado de pies y manos, amordazado.

La chica dejó caer al suelo una cajita.

-Perdón por…molestar. –Se agachó y la recogió. Le dedicó una sonrisa fingida a la pareja y salió de la habitación.

-Mentiroso.-Susurró esta, corriendo lejos de aquel lugar. Arrancando el collar de su cuello, tirándolo lejos. Sin percatarse de las otras presencias que se dirigían a la habitación.

En la habitación el ruso sonreía ampliamente, su mirada tenia cierto dije de locura. Y el chino sollozó, había sido usado de la peor manera.

-¡Hermano! –Entro Corea, derribando la puerta, acompañado de sus hermanos. Rescatando a China, cubriéndole con unas mantas y rompiendo las pequeñas ataduras.

Todos gritaban groserías en sus respectivos idiomas. El ruso seguía parado ahí con esa enferma sonrisa de satisfacción.

-Rusia –Escuchó su nombre entre los gritos. El dueño de esa voz era China. - ¿Por qué? –Susurró molesto, acomodando sus largos cabellos negros y dando la vuelta, saliendo de allí.

El silencio cubrió la habitación. Dejando a un trastornado hombre en ella.

La furia se disipó de su rostro, respiró profundo y recapacitó.

Todo era culpa de la mexicana, ella inició todo.

Flashback

Rusia había ido a visitar a aquella mujer a su casa. Estaba seguro de lo que hablaría con ella. Habían pasado tantos años ya, casi siglo y medio.

Llegó al domicilio de esta, siendo bien recibido por los sirvientes.

-La señorita se encuentra ocupada, está en una reunión, si gusta esperar aquí. No tarda. –Decía una mujer de cabellos ceniza.

-Da, Rusia espera. –Salió al jardín. Todo era tranquilo, el cálido ambiente y el montón de flores a su alrededor. Caminó un poco, adentrándose a la pequeña jardinera con algunos enormes girasoles, y otros pequeños.

Pero una voz le sacó de su transe.

-¡Así es México! –Escuchó la voz de aquel hombre. El hombre que tanto odiaba.

-¡Ahora somos amigos! –

Buscó con la mirada el origen de esa molesta voz.

-Señor Alfred, fue un placer hacer negocios con usted,- Decía el jefe de México, dándoles la mano al americano y a su jefe.

La joven estaba callada, su rostro un tanto sonrojado y molesto.

Y el americano se acercó a ella. Le entregó un pequeño regalo, le dio un beso en la mejilla.

-Hasta luego, lady.- Tomó su delicada mano y la besó. La mexicana desvió la vista, esto era demasiado.

El ruso sintió algo quemar dentro de él. No sabía el por qué. Pero NADIE tocaba a su mexicana.

-Rusia – Dijo sonriente la chica, observando al joven sentado en la sala de espera, bebiendo un trago de tequila. –Me alegra verte Rusia. –Se acercó a él, depositando un dulce beso en su boca.

El ruso ni se movió, ni dijo palabra alguna.

-¿Te pasa algo?, ¿estás enfermo? –Colocó una mano en su frente. La joven de ojos jade le observaba preocupada. Te ves un poco pálido.

-Net, Rusia vino a invitar a México a su casa, da. –Dijo usando un tono un poco demente. La chica sonrió, nunca le daba importancia a ello.

-¡Claro que iré Rusia! –Dijo feliz, abrazándole con fuerza. –Me alegra que me visitaras. –Y volvió a besarlo. - ¿Es algo especial?... ¿Me pongo un vestido bonito?

End Flashback

El ruso se recostó en lo primero que vio, tomando una botella medio vacía, agitándola un poco.

-Kiara…-Susurró. – Kiara…Más vodka…- Recargó la cabeza contra la pared.

Una joven de cabellos castaños entró con una bandeja de plata y una botella con aquel líquido.

-Señor Rusia…¿Qué ha sucedido? –Observó lo que era el despacho de Iván. Papeles tirados por todos lados, el sillón en el que solía descansar estaba hecho un desastre, algunas botellas vacías. La ropa de Yao. Y ella lo entendió todo. Pero no dijo nada.

La mexicana caminó por el terreno de su casa, paseándose por los hermosos jardines de esta. Llegando la jardinera de los girasoles y sonrió con melancolía.

Quería entenderlo, pero no aceptar la realidad. O no entendía.

¿Por qué él jugaba así con ella? ¿Acaso era otro capricho del ruso para ser más grande?

Suspiró cansada, sentándose en el pasto y terminando acostada en el.

El cielo estaba rojizo, signo de la puesta de sol. Tomó su celular y marcó algunos números, se sentía con ganas de despejar su cabeza y que mejor que sus buenas y malas amistades para ello.

Se quedaron a ver en una pequeña mansión a las afueras de la ciudad, donde ella solía estar cuando no trabajaba.

Los arreglos ya estaban casi listos, sus contactos siempre arreglaban todo de último momento.

Los primeros en llegar fueron Gilbert ,Antonio , Ludwig, Feliciano y Lovino. Feliciano, tan cálido como siempre, fue el primero en saludarla. Al poco tiempo llegaron Francis, Arthur, Matt y Alfred.

-¡María! –Se le acercó Gilbert, dándole un fuerte abrazo . -¡Pero qué bien te ves mujer!

-Jeje, gracias Gilbo…Hola chicos, bienvenidos y buenas tardes-noches. –Saludó con una cálida sonrisa en el rostro. –Me alegra que pudieran venir y pues, espero se la pasen bien en esta pequeña fiesta, que en pocas palabras. –Estaba algo nerviosa. –Es por la nueva …-Tragó saliva. Y observó al norteamericano, que tenía una amplia sonrisa y estaba en su pose de Hero.

-¡Por que María y yo, el Hero, hemos mejorado nuestras relaciones.! –Gritó desde atrás este.

Algunos, quienes estaban hasta atrás se dirigieron miradas cómplices. Buscando entre ellos a cierto joven de ojos morados.

-Ludwig….-Susurró uno.

-Ya, ya me di cuenta. – Dijo este, con su rostro serio.

-¿Ve? –

-Este…sin más que decir….¡Que inicie la fiesta! –

Como salidos de la nada, más gente llegó, algunos países del sur, otros solo amigos.

Y siempre, a mexicana les recibía con cariño y cortesía. Olvidándose de lo sucedido un tiempo atrás.

Observaba desde el balcón interior de la casa el rumbo de la fiesta, como Gilbert competía con su hermano para beber .Y sonrió inocentemente. A lo lejos estaban Antonio y Lovino.

Pero una mano en su hombro le sacó de sus pensamientos, haciéndole girar para observar al dueño de esta.

-María…Could we talk?

-Sure…-sonrió de nuevo, dirigiéndose al jardín