– ¿Vos qué crees? ¿Quién sería al uke y quién el seme? – preguntó Fubuki.

– No sé – dijo Tachimukai.

– Para mí, que Fudo es el activo – declaró Kazemaru.

– Igualmente, no creo que Kidou se dejase dominar por Fudo – dijo Sakuma.

– Oigan, cotorras, ¡a entrenar! Están peor que las viejas chusmas – les criticó Endo – les recuerdo que todavía no terminó el torneo FFI. No hay nada más peligroso que un grupo de ukes chusmas.

Esto era lo que pasaba en el campamento del Inazuma Japan, ya casi todos sabían que Fudo y Kidou estaban "saliendo" si se podía decir de una buena manera, aunque muchos creían que era solo una relación de sexo. Pero había algo que no sabía nadie ¿Quién era el pasivo? Nadie sabía, ya que ambos eran igualmente de orgullosos como para admitir ser el sometido. Aun así, ni Kidou ni Fudo decían nada, se hacían los desentendidos, los sordos. No iban a admitir que estaban saliendo. Igual, después de todo, Fudo era el seme y Kidou el uke. Fudo a veces molestaba a Kidou diciéndole que era el uke, cada vez que lo hacía, Kidou se enojaba y discutían. ¿Para qué quería Fudo discutir con la persona que más quería? Porque sabía que después de cada discusión, ellos hacían el amor. Era una manera de "poner el mar en calma". A Fudo le gustaba eso.

– Kidou, ¿sabés que todo el campamento se anda preguntando quién de nosotros dos es el uke? – le dijo Fudo a Kidou en las duchas.

– Si, Endo ya me lo comentó ¿Qué querés que haga? – dijo Kidou toscamente.

– Que les digas la verdad, que vos sos el uke – le dijo Fudo al oído.

– Lo voy a la semana que viene, si es que sigo siendo el uke… – dijo Kidou dándose media vuelta para irse.

– ¿Cómo si "sigo siendo el uke"? ¿Me estás diciendo que voy a ser yo el uke ahora? – lo paró Fudo.

– Hagamos un trato, si para el lunes que viene, yo sigo siendo el uke, lo digo frente a todos durante el desayuno. Pero si por alguna de esas casualidades, vos te convertís en el uke, el que lo va a tener que declarar vas a ser vos – le ofreció Kidou.

– Trato hecho – dijo confiado Fudo.

Lo normal, hubiera sido que Kidou fuese a besar a Fudo, ya que no había nadie en las duchas, pero el de rastas se fue sin ningún beso.

Durante la cena, Kidou se sentó al lado de Sakuma. Fudo se puso celoso de a mil.

A la noche, como todas las demás noches, Fudo quiso entrar a la habitación de Kidou mientras este dormía, pero no pudo: Kidou le había puesto el seguro. Fudo se enojó, él nunca hacia eso.

A la mañana siguiente, Kidou no fue a despertar a Fudo con un beso como lo hacia todas las mañanas; por consiguiente, Fudo se durmió, haciendo que el entrenador lo retase.

Nuevamente, durante el almuerzo, Kidou se volvió a sentar al lado de Sakuma. Fudo no podía creer lo que estaba haciendo Kidou.

Para resumirlo, durante toda la semana fue lo mismo, un Fudo que no podía entrar a la habitación de Kidou durante las noches y que llegaba tarde a los entrenamientos y un Kidou que se quedaba más tiempo con Sakuma que con su novio, para no decir que durante toda esa semana, ni siquiera se besaron ni nada. Ningún tipo de contacto. Fudo se estaba volviendo loco por no poder tener siquiera un beso o una caricia de su novio. Aunque el oji-verde se logró dar cuenta del plan del de googles: era más que seguro que estaba haciendo todo para más luego poder controlar a Fudo y ganar el trato.

[Narración de Fudo]

¿Qué diablos se supone que me estas haciendo Kidou? Me estás volviendo completamente loco. Ni un solo beso, ni mirada, ni una caricia. Encima, lo haces a propósito, andas cerca de Sakuma para ocasionarme más celos. Estás jugando con fuego, apenas te pueda poner una mano encima, ya vas a ver…

¡No se vale! Ya me estoy poniendo intranquilo. Te juro que un día más y entro en una crisis nerviosa, maldito jodido. Y yo que pensé que sería fácil ganarte el trato. Yo que vos, me alejaría de Sakuma, a ver si de un accidente, le bajo todo los dientes. Pero es estúpido lo que estoy pensando, si ni siquiera te puedo hablar. Maldito, me estás evitando a propósito. Ya te voy a agarrar… y cuando lo haga, no te vas a poder sentar durante un año.

Ay, Kidou ¿Quién me manda a hacer esos ridículos tratos con vos? A veces soy un idiota. Decime ¿Cómo rayos haces para no estar desesperado? No me hablas, no me miras, no me acaricias, ni hablemos de besos. Decime como haces por favor, porque me estoy volviendo loco por no poder tenerte. Me molesta sentir esto. Diablos, sos un idiota que me hace volver loco. Ah… creo que te extraño. Y yo que creía que nunca me iba a pasar esto. Te extraño y si te extraño es porque te amo… y como te amo, no puedo seguir más tiempo lejos de vos. ¡Quiero estar al lado tuyo! Diablos, por tu culpa, ya me puse sentimental. Ya me la vas a pagar Kidou Yutto…

[Narración normal]

Fudo se sentía maldito, si no tenía a Kidou rápido iba a entrar en una gran crisis y nadie quiere ver a Fudo con una crisis de nervios, o al menos eso creo. Se sentía ¿triste? No, por dios, que estupidez ¿Cómo se iba a sentir triste por qué Kidou no le daba ni la hora? Así no era el gran Fudo Akio, no se podía poner así por un tonto que le quería ganar un estúpido trato. ¿Kidou no lo quería? ¿Era verdad que su relación se trataba de solo sexo? ¿Es que Fudo era el único que de verdad estaba enamorado? ¿Kidou no amaba a Fudo? No, eso no podía ser cierto, Kidou millones de veces le había dicho que lo amaba ¿y si era mentira? Fudo se tiró en su cama a pensar seriamente en que era la relación con Kidou en verdad. El oji-verde no podía creer eso. Se sentía perdido. Él, que siempre se la había dado de rebelde y de duro, ahora se estaba sintiendo horrible por Kidou.

Kidou, por otra parte, sentía que mucho más no podría aguantar así, fingiendo que quería estar más tiempo con Sakuma que con su novio. Aunque le causaban gracia las actitudes de Fudo: se enojaba cada vez que lo veía al lado de Sakuma, se dormía antes de los, ya no sabía dónde meterse para aguantar las ganas de besarlo. Kidou lo hacía a propósito, quería que Fudo le rogase estar con él a cualquier precio. No es que Kidou fuese malo, pero le quería ganar a Fudo aunque sea solo una vez. Cuando el oji-rojo se propone algo, lo cumple, al menos la mayoría de las veces. Quería tener a merced suya a Fudo, quería que fuese suyo, sin ninguna objeción. Ya se había cansado de estar siempre abajo. Su orgullo se encontraba por el piso.