Música inspiradora: Mix de música épica de los BSO de El Hobbit, Mad Max, Game of Thrones, Pompeii y Clash of Titans. Nada que vers.


(In)Fidelidad

Capítulo 1


La puerta se abrió tras la invitación a pasar de Iruka. Inojin apareció sin apuro ni ganas detrás y su semblante cambió de aburrido a sorprendido cuando vio al Séptimo sentado junto al maestro. Sin duda su ida a la oficina de Iruka había sido por algo muy malo si la primera autoridad de la aldea esperaba junto a él.

—Adelante, no te preocupes —replicó Iruka con una sonrisa conciliadora mientras señalaba la silla que estaba vacía frente al escritorio de la oficina principal de la Academia—. El Séptimo simplemente ha venido a visitarme.

—Puedo venir después —sugirió el pequeño rubio sin tomar asiento aún. Naruto se sonrió, divertido.

—No es necesario, Inojin, me iré yo si te acomoda —dijo Naruto pero antes de que se levantara para cumplir su propuesta, el pequeño rubio se negó y procedió a sentarse. El rubio mayor se rio sin poder contenerse—. No sé qué ha cambiado entre nosotros dos, Inojin, ¿recuerdas que has ido a mi casa desde hace años y que me llamabas tío?

—Eso era antes de que se hiciera el Séptimo, Séptimo —declaró el pequeño rubio con un poco de rubor en sus mejillas. Su palidez natural hacía que su sonrojo pareciera violento—. Maestro Iruka, si me ha llamado por decirle gorda a Chōchō, a ella no le molesta, en serio…

Ambos adultos se mostraron sorprendidos.

—No, Inojin, no es por eso…—contestó Iruka algo conmocionado—, pero no debes llamarla así nunca más, ¿oíste?

—Pero si es gorda.

Iruka se atragantó aclarándose la garganta.

—Hay personas que no les gusta que las llamen por sobrenombres.

Inojin terminó por asentir, agobiado por la presencia de ambos adultos.

—De todas formas, el maestro Aburame me ha comentado que has estado distraído durante las clases. ¿Hay algo que quieras decirme? —Iruka entrelazó los dedos sobre su regazo y Naruto se quedó quieto mirando la situación como si fuera invisible, analizándolos a los dos como si esperara respuestas no verbales. Iruka sabía más de lo que demostraba—. ¿No?

—No, todo está bien, maestro —replicó Inojin con una seriedad casi militar. Naruto frunció el entrecejo, un niño podía ser mucho más duro que una niña.

—Esto está bien, excelente —continuó Iruka—. ¿Cómo están tus padres? Hace tiempo que no los veo por acá, creo que tengo que citarlos para ponernos al día —sonrió.

—Están bien —contestó el pequeño rubio—, están trabajando como siempre.

—Me alegro mucho —dijo Iruka llevando la atención a su escritorio, adonde sacó una libreta de notas y comenzó a escribir con rapidez lo que iba escuchando—. Y tu madre, ¿sigue atendiendo la Florería como siempre? Como está comenzando el verano, me imagino que el negocio está más atareado que antes.

—Sí, aunque a veces tengo que quedarme y no me gusta —admitió el rubio Yamanaka con un semblante aburrido—. ¿No le dirá a mi madre que dije eso verdad?

Iruka dejó de escribir para reírse sinceramente.

—Nada de lo que digas aquí saldrá de esta habitación, ¿no es así, Séptimo?

—Ten mi palabra —se sumó Naruto con un asentimiento de la cabeza. Inojin se sintió en más confianza esta vez.

—Las veces que ayudas en la Florería, ¿estás solo o te ayuda tu padre?

Inojin se abstuvo de contestar inmediatamente y se dedicó a procesar una respuesta antes de hablarla, Iruka dejó de escribir en su libreta de notas para levantar la vista hacia el chiquillo.

—¿Inojin?

—Estas últimas semanas no.

—Ya veo —volvió a escribir Iruka—, ¿mucho trabajo?

—Supongo —replicó Inojin junto a un encogimiento de hombros—. Ayer no llegó a cenar, mi madre me dijo que no lo esperáramos —dijo—. Antes de salir esta mañana, lo vi durmiendo en su estudio. Supongo que se durmió mientras escribía un informe y no alcanzó a subir al cuarto. No quise despertarlo.

Ambos hombres se quedaron en silencio, sospechando algo que al niño le era indiferente.

—Y eso, Inojin, ¿te molesta?

—¿Qué cosa?

—Lo de tu padre, que esté con tanto trabajo, que no llegue a cenar…

El niño se lo pensó unos segundos.

—No realmente —dijo—, solamente es raro que no esté en casa. Y mamá está más enfadada de lo normal, ya saben, porque tiene que ocuparse de todo en la casa ahora después de llegar a trabajar.

—Tu madre habla algo al respecto, como de tu padre, por ejemplo.

—No, no lo menciona. Solo me dice lo cansada que está.

—Ya veo —dijo Iruka, cerrando la libreta al fin—. ¿Y eso te molesta? —Inojin negó con la cabeza, murmurando lo normal que le era todo eso—. Bien, eso sería todo, Inojin, puedes volver a tu clase.

—¿No estoy amonestado? —preguntó sorprendido el hijo de Sai, arrancándole una sonrisa al maestro.

—No, simplemente me gusta hablar con mis alumnos de vez en cuando.

—¿Y qué le digo a mi mamá si me pregunta por qué vine?

—No le digas que viniste. Esta reunión nunca pasó —respondió Iruka, guiñándole un ojo.

Inojin se despidió, recibió un apretón de manos del Séptimo y veinte minutos de clases perdidas. Los hombres, sin embargo, no compartían el humor inocente de Inojin. Reflexionaron en silencio y cuando Iruka se recostó sobre su asiento, Naruto suspiró.

—No vayamos a concluir nada apresurado, mi única preocupación es la baja académica que ha estado sufriendo Inojin durante este último periodo. Ya le había informado mi preocupación a Ino antes pero no veo una mejora.

—¿Sai asistió a la reunión cuando ella vino? —preguntó Naruto con una mano acariciando su mentón.

—No.

—Sinceramente no me imagino a Sai siendo infiel, Iruka… —dijo Naruto tras una pausa—, tampoco debería interesarme pero lamentablemente son mis amigos…

—No estamos acusando a nadie de infiel, ni debemos preocuparnos de los temas de pareja —dijo Iruka—, nuestra única preocupación debe ser el bienestar de Inojin.

—Estaré atento, Iruka.

—Gracias.


Sai abrió los ojos con temor, entendiendo que se había quedado dormido en el peor momento y en la peor posición. El Yamanaka se incorporó sobre el asiento sintiendo todos los músculos dormidos y una costra de tinta seca tironeándole la mejilla. Sai se pasó la mano y frotó con fuerza para quitarse todo el rastro negro mientras se desperezaba completamente. Buscó con la mirada un reloj y con una maldición mental, supo que tenía que irse de inmediato.

—«Ino e Inojin no tardaran en llegar a comer —se dijo para sus adentros cuando se desenredó el pelo entintado con los dedos y se levantó de su silla con un mareo—, debo irme antes de que llegue.»

Antes de dar un paso fuera de su estudio se devolvió para leer lo que había estado anotando antes de quedarse dormido, pero tal como había quedado su mejilla, oreja y pelo, el pedazo de papel en el que trabajaba estaba negro de tanta tinta que había absorbido. Sai apretó la mandíbula y comprobó que ni a contraluz podría leer lo que había escrito.

—«No me quedé dormido —se dijo cada vez más convencido—, no me quedé dormido sobre el escritorio…»

Sai se guardó el papel en un bolsillo mientras subía a zancadas el segundo piso, vio la cama hecha y el dormitorio matrimonial totalmente ordenado, como si Ino no hubiese dormido ahí, cosa que era mentira. Se arrojó a los cajones y sacó ropa suya al azar, guardándola desordenadamente en un bolso que encontró por ahí. Fue al baño y se vio la cara malamente limpia y procedió a hundir su cara completa bajo el chorro de agua fría. Se lavó lo mejor que pudo hasta que el agua saliera limpia.

Alguien entró a su habitación y Sai se mantuvo alerta. Era su hijo.

—Hola papá —le dijo con una sonrisa, acababa de llegar de la Academia. Luego le vio el bolso en una mano—. ¿Te irás?

Sai se vio tontamente la mano en busca del bolso acusador.

—Sí —le dijo instantáneamente—. Debo viajar —mintió sin mucha soltura, lo que hizo dudar aún más a Inojin.

—Oh, ¿te quedarás a almorzar? Mamá dijo que cocinará algo rico hoy… —Inojin no pudo continuar, Sai lo interrumpió.

—No lo creo. —La desilusión cruzó la cara de Inojin—. La próxima vez me quedaré, lo prometo.

El sonido de la puerta principal alertó a los dos, poniendo tenso a Sai quien se calzó el bolso en su espalda cuando su esposa se hizo escuchar en la planta baja.

¡Inojin! ¿Estás aquí? —gritó Ino con amor en la voz. Seguramente el almuerzo especial era para enmendar algo que Inojin no sabía todavía.

—Dile que me fui hace un rato, Inojin, se enfadará si me voy cuando acaba de llegar —le pidió Sai y su hijo le creyó, Ino se enfadaría seguramente. El padre le revolvió el cabello rubio a su hijo a modo de cariño y se fue por la ventana de habitación matrimonial.

¿Inojin?

—¡Sí, mamá! —respondió el niño mirando hacia afuera, por donde su padre se iba. ¿Por qué estaban actuando tan extraño los dos?


Sakura tocó la puerta de la oficina principal de la Torre y la voz de Naruto la incitó a pasar. Dentro estaba el Séptimo junto a su asistente Shizune y el consejero Shikamaru.

—Buen día a todos —saludó la médico.

—Buen día, Sakura, ¿cómo está la pequeña Sarada? —respondió Shizune con los eternos papeles en la mano.

—Afuera, iremos a comer después de que termine aquí —dijo sinceramente, después de todo, era hora del almuerzo. Shikamaru suspiró.

—Con su permiso, debo retirarme —se excusó Shikamaru—, si no llego a tiempo Temari se enfadará. Y Séptimo, también debería irse y no mandar a un clon en su lugar. Hay cosas que pueden esperar.

Nadie dijo nada, simplemente se limitaron a reírse por lo bajo. Esperaron a que Shikamaru terminara de cerrar la puerta tras de sí para intercambiar miradas inquisitivas. Había algo tenso en el ambiente.

—Shikamaru dice que no debería meterme —afirmó Naruto tras la pausa incómoda.

—Naruto…, ¿qué hiciste? —preguntó Sakura con un tono duro, era de las únicas que no cambiaban el trato hacia él desde que tenía el más alto cargo de la Aldea.

—Aún nada —aseguró el rubio hasta que la señorita Shizune carraspeó—, casi nada. —Shizune volvió a carraspear—. No es nada importante, lo aseguro.

Shizune dio un paso adelante y dejó sobre el escritorio lo que tenía en las manos. Eran varios papeles de misiones, sus detalles, fechas y remuneraciones, todas tomadas por Sai Yamanaka. Sakura levantó dos papeles al azar, uno en cada mano y los inspeccionó sin mucho detalle para que le dijeran algo importante.

—Es el registro de las misiones tomadas por Sai en el último tiempo —dijo Sakura y Shizune asintió.

—El Séptimo me pidió que le trajera todos los informes importantes para corroborar la información que dio Inojin Yamanaka —precisó la asistente con algo de reproche en la voz—, el Séptimo está esperando su aprobación para acceder a los informes de las misiones clasificadas de ANBU.

Sakura arrugó el entrecejo.

—¿Qué fue lo que dijo Inojin para que estuvieras interesado en esas misiones?

—Nada relevante —respondió Shizune, Naruto lo negó.

—Creo que está siendo infiel a Ino —dijo él con un susurro bastante bajo. Sakura abrió los ojos, incrédula—. ¡Es cierto! Si hubieras estado ahí… —Pero Sakura lo interrumpió antes de que siguiera.

—Si creyera que Sai pudiera serle infiel a Ino, cosa que dudo honestamente —aseguró Sakura dejando los informes de vuelta en el escritorio en el orden que Shizune los había dejado y la morena comenzó a ordenarlos para archivarlos nuevamente—. ¿Qué tiene que ver con estos informes? ¿Qué tiene que ver contigo como Hokage?

—Sai es mi amigo.

—Sai es amigo de Naruto, no del Séptimo.

—¿Estás diciéndome que no haga nada?

Sakura abrió la boca para decir algo pero la cerró en el instante. Se quedó en silencio y volvió a abrir la boca.

—No pero eso deberías hacer, no deberías entrometerte. Shikamaru tiene razón, no te metas en sus asuntos. Como dije, no creo que Sai esté siendo infiel, no va con su personalidad.

—¡Es cierto! —dijo Naruto, chasqueando los dedos y se volvió hacia su asistente—, señorita Shizune, quiero que me traigas el historial de misiones de Ino ahora mismo. Es ella la infiel, no él —declaró entonces el Séptimo y la asistente se encogió de hombros.

—¡Naruto! —le gritó Sakura para que se detuviera.

—Lo siento, Sakura, sé que Ino es tu mejor amiga pero seamos sinceros, podría ser infiel, ¿no?

—Aun no entiendo por qué es tan importante probar que uno es infiel, ¿qué fue lo que dijo Inojin que te alarmó tanto?

—Al parecer que Sai está con mucho trabajo y que el día de ayer no llegó a cenar —respondió Shizune y Naruto carraspeó.

—Shizune, si lo dices así haces que parezca exagerado —la recriminó pero ninguna dijo algo—. Iruka me ha dicho que Inojin está bajando su desempeño en la Academia y que puede tener relación con la ausencia de Sai. Ambos sabemos lo presente que está él en la vida de Ino e Inojin… —Ambas mujeres asintieron, dándole la razón en ese punto.

—Aún no escucho por qué es tan importante meternos en la supuesta infidelidad de uno de ellos —dijo Sakura al fin.

—Y yo aún no veo que los informes de las misiones de Ino estén viniendo a mi oficina —dijo Naruto, mirando a su asistente. Shizune suspiró y se dispuso a concretar su mandato hasta que Sakura interfirió.

—No, Shizune, no le hagas caso. —Luego se dirigió a Naruto—. Por favor, al menos no uses tu poder como Séptimo para meterte en este lío, que no sabemos si es que es de verdad un lío. Déjame hacer mis propias averiguaciones, hablaré con Ino e intentaré sacarle algo de información pero no prometo nada, Naruto. Pero si alguno de los dos está siendo infiel de verdad, no es nuestro problema, no debemos meternos.


Nota de la autorísima: ¡Hola otra vez! Este fic lo tenía pensado hace tiempo pero con un corte más angst, que no me sale muy bien, pero ahora pensándolo mejor estoy dándole un toque más humorístico, si es que es posible. Pienso que será una historia de tres capítulos para hacerlos sufrir un poco jaja ¿quién es infiel? ¿Sai o Ino? Por cierto, desbloquée un logro, siempre había querido escribir un fic que incluyera a los hijos jaja Espero que lo hayan disfrutado :) Ya estoy escribiendo lo que será el segundo capítulo, así que espero no demorarme tanto en actualizar como La detective del Amor.

Besos, RP.